Decíamos acá que :
En el estado del arte actual de la política latinoamericana, ... , se le termina siendo funcional al capitalismo, a los sistemas y al imperialismo; en una especie de círculo vicioso en donde el separarse conduce al aislamiento [ y a la individuación], es preciso establecer medios para jugarle al sistema de tal manera que los resultados no estén previstos por el mismo. En otras palabras desde un no sistema.
Concluíamos el post hablando de Evo Morales y su concepción Aymara de ver la vida. Por eso vamos a retomar justamente de allí, de la lógica aymara o mas general desde la lógica de nuestros pueblos originarios.
Esta es una entrevista al escritor de Jefazo, Martín Sivak
Lucio V Mansilla en su "Una excursión a los indios ranqueles" (1870) que sería una especie de blog que publica a diario con la esperanza de que alguien algún día lo lea, relata un Parlamento Indígena de la siguiente manera:
"Hacía ya mucho tiempo que yo rumiaba el pensamiento de ir a Tierra Adentro.
El trato con los indios que iban y venían al Río Cuarto, con motivo de las negociaciones de paz entabladas, había despertado en mí una indecible curiosidad. [...]Tener que habérselas con una comisión de estos sujetos, para un jefe de frontera, presupone tener que perder todos los días unas cuatro horas en escucharles.
Yo, que por mi temperamento sanguíneo-bilioso no soy muy pacienzudo que digamos, he descubierto con este motivo que el deber puede modificar fundamentalmente la naturaleza humana.
En algunos parlamentos de los celebrados en el Río Cuarto, más de una vez derroté a mis interlocutores, cuyo exordio sacramental era: -Para tratar con los indios se necesita mucha paciencia, hermano.
No sé si tenéis idea de lo que es un parlamento en tierra de cristianos; y digo en tierra de cristianos, porque en tierra de indios, el ritual es diferente.
Un parlamento es una conferencia diplomática.
La comisión se manda anunciar anticipadamente con el lenguaraz. [ esto me recuerda a Eva Row, nuestra alma matter de las reuniones bloggeras, cuando dice, y no lo explica mucho a propósito, que para que una reunión "parlamentaria" no fracase se deben tener en cuenta los pequeños detalles, las cosas domésticas]. Si la componen veinte individuos, los veinte se presentan.
Comienzan por dar la mano por turno de jerarquía y en esa forma, se sientan, con bastante aplomo, en las sillas o sofás que se les ofrecen.
El lenguaraz, es decir, el intérprete secretario, ocupa la derecha del que hace cabeza.
Habla éste y el lenguaraz traduce, siendo de advertir que aunque el plenipotenciario entienda el castellano y lo hable con facilidad, no se altera la regla.
Mientras se parlamenta hay que obsequiar a la comisión con licores y cigarros.
Los indios no rehusan jamás beber, y cigarros, aunque no los fumen sobre tablas, reciben mientras les den. Pero no beben ni fuman cuando no tienen confianza plena en la buena fe del que les obsequia, hasta que éste no lo haya hecho primero.
Una vez que la confianza se ha establecido [reconocimiento y confianza las dos bases de la fraternidad] cesan las precauciones, y echan al estómago el vaso de licor que se les brinda, sin más preámbulos que el de sus preocupaciones.
[Describe ritos religiosos y sigue]
El parlamento se inicia con una serie inacabable de salutaciones y preguntas, como verbigracia: -¿Cómo está usted? ¿Cómo están sus jefes, oficiales y soldados? ¿Cómo le ha ido a usted desde la última vez que nos vimos? ¿No ha habido alguna novedad en la frontera? ¿No se le han perdido algunos caballos?
Después siguen los mensajes, como por ejemplo: -Mi hermano, o mi padre, o mi primo, me han encargado le diga a usted que se alegrará que esté usted bueno en compañía de todos sus jefes, oficiales y soldados; que desea mucho conocerle; que tiene muy buenas noticias de usted; que ha sabido que desea usted la paz y que eso prueba que cree en Dios y que tiene un excelente corazón.
A veces cada interlocutor tiene su lenguaraz, otras es común.
El trabajo del lenguaraz es ímprobo en el parlamento más insignificante. Necesita tener una gran memoria, una garganta de privilegio y muchísima calma y paciencia.
¡Pues es nada antes de llegar al grano tener que repetir diez o veinte veces lo mismo!
Después que pasan los saludos, cumplimientos y mensajes, se entra a ventilar los negocios de importancia, y una vez terminados éstos, entra el capítulo quejas y pedidos, que es el más fecundo.
Cualquier parlamento dura un par de horas, y suele suceder al rato de estar en él, que varios de los interlocutores están roncando. Como el único que tiene responsabilidad en lo que se ventila es el que hace cabeza, después que cada uno de los que le acompañan ha sacado su piltrafa, ya la cosa ni le interesa ni le importa y, no pudiendo retirarse, comienza a bostezar y acaba por dormirse, hasta que el plenipotenciario, apercibiéndose del ridículo, pide permiso para terminar y retirarse, prometiendo volver muy pronto, pues tiene muchas cosas más que decir aún. "
Lo que Mansilla relata es un Parlamento Indígena que discurre de una manera distinta a como estamos acostumbrados, no lo hace de una manera lineal, aunque tampoco es circular, se podría decir que el parlamento es en espiral, que empieza en un núcleo que se va abriendo hasta diluirse.
Pero comienza con el núcleo, que son los detalles que menciona Eva, que es el que en definitiva destraba el diálogo y permite que éste se abra y deje paso a los mensajes y a los negocios, para terminar con las "quejas y pedidos" según las palabras del propio Mansilla.
1ª Nucleo duro de saludos, regalos, presentaciones. Si este logra establecer un espacio fraternal de reconocimiento del otro y de confianza mutua. se pasa a la segunda etapa.
2ª Mensajes, aquí los interlocutores hablan en nombre de terceros, todavía no han dicho "nada importante".
3ª Negocios, en esta etapa el diálogo se torna fructífero, se vuelve contractual y racional. Lo que podríamos llamar el clímax de la reunión. También es el ápice de la tensión. Con esta etapa la reunión queda prácticamente concluía, cada uno puede ya retirarse con lo que vino a buscar.
4ª Quejas y pedidos, se podría decir que este es el colofón de la reunión parlamentaria, atados los contratos de la etapa anterior sobreviene una relajación de las tensiones que permite algo más, la parte "más fecunda" de la reunión según Mansilla. Esta distensión, que es consecuencia del alcohol pero también lo es del relax luego del estress característico, es la que permite el algo más, el off de record, el chisme, los reclamos, y es a su vez la que produce la desmovilización para que cada uno se vuelva a su casa con lo negociado en la etapa anterior, que es es en definitiva lo que importa.
No podemos saber si los Ranqueles son diferentes a los Aymaras, si el siglo que separan los relatos, el del video y el de Mansilla, hace alguna diferencia, creemos que no. Creemos que el Parlamento indígena ha permanecido por los quinientos años de la conquista casi indemne, desde Norteamérica hasta Sudamérica, y es el que pueda preparar, tal vez, a los pueblos americanos para una nueva concepción de vínculo, el Partalemto Indígena