Las colectividades (o aquellos que las dirigen), como los individuos que se incorporan a ellas, tienen necesidad simultáneamente de pensar la identidad y la relación y, para hacerlo, de simbolizar los constituyentes de la identidad compartida (por el conjunto de un grupo), de la identidad particular (de tal grupo o de tal individuo con respecto a los otros) y de la identidad singular (del individuo o del grupo de individuos en tanto no son semejantes a ningún otro).
Los “no lugares” espacios de anonimato
una antropología de la sobremodernidad
Marc Augé
En De Revolutiónibus Orbium Argentum decíamos:
“Los diversos sistemas sociales tienen características particulares, tienen su identidad social que los distingue: una comunidad religiosa no es lo mismo que un club social. Cada sistema social tiene conductas que sus miembros deberán seguir para conservar la organización social.”
“Tal como la concibe (hablando de Maturana sobre los sistemas sociales), esta estructura es una red fraternal donde todos sus integrantes contribuyen a mantener la organización y la adaptación a los cambios que sus miembros operan, a los cambios que toda la red en conjunto opera, o a los cambios que el medio opera sobre la red. La red es conservadora por definición más allá que esté en un permanente intercambio con el medio y que sus miembros puedan vincularse o separarse de ella a voluntad o por la naturaleza del vínculo.”
Acá mencionábamos que hay una relación directa entre vínculo e identidad social. En la medida que se crean vínculos sociales se establecen identidades a las que podemos adherir o no. En el caso contrario, si nos queremos despegar, la identidad social se desdibuja hasta perderse cuando el sistema social se desintegra.
Estas identidades colectivas y complejas se han ido tejiendo a lo largo de la historia por hombres y mujeres, hermanos y hermanas, padres y madres, hijos e hijas, etc, etc, etc. No me animo a decir a lo largo de la historia de la humanidad ya que la historia de nuestra humanidad esta jalonada por las guerras, en un sistema agonal de competencia en donde "el otro" se desdibuja como "otro yo", mi hermanos, para pasar a ser el "enemigo", el sometedor, el tirano, el déspota, el esclavo. Todas categorías "humanas" que han sometido a las categorías antes mencionadas.
Y si históricamente esas categorías se reunían en torno a un fuego, a un lugar, a una presa común, "lo común" o lo procomún ha estado siempre ligado muy estrechamente a los social, en una especie de economía embebida y natural, en una ecología absoluta. En términos de redes, en esta primera instancia, no existía centralización, los actores eran pares, se reconocían y se respetaban como hermanos.
Por algún motivo, entre los que se señala a la escasez de recursos, como sostienen muchos autores entre ellos Humberto Maturana, esa comunidad homogénea se convirtió en heterogénea, se centralizó y rivalizó por posiciones y pertenencias que naturalmente habían sido de libre disponibilidad. De aquella economía de la abundancia embebida en la naturaleza, se produce un tránsito a una economía de la escasez.
En ese proceso los espacios y los bienes comunes fueron reglamentados, jerarquizados, restringidos y por sobre todo apropiados. La propiedad común, los procomunes, fueron a partir de entonces objeto de disputas y rivalidad. Es en ese momento que se constituye el sistema de poder que nos rige hasta hoy.
La recuperación de esos procomunes requiere de una secuencia que podría sintetizarse de la siguiente manera:
-Evaluación del procomún; su estado actual, su uso, su disponibilidad y condiciones en las que se encuentra.
-Toma de posesión del procomún; recuperación del procomún de manos de los apropiadores.
-Organización del procomún, una vez resignificado el espacio se debe hacer disponible a todos sus usufructuarios; para hacer sostenible su uso la comunidad usufructuaria deberá organizarse para no depredarlo.
-En el proceso de organización, si se cumplen algunas reglas sobre todo de representatividad, la comunidad deberá someterse a un proceso de coordinación, que en su máximo desarrollo desencadenará la conversación.
-El nuevo uso conducirá a nuevos problemas, uno de los cuales será la latente posibilidad de nuevas restricciones y nuevas apropiaciones.
-Para este entonces, salvadas las posibles dificultades, habremos de haber constituido nuevas identidades colectivas que nos facilitarán el uso de esos procomunes.
-Las identidades individuales podrán entrar en relación con esos procomunes y al estar representados la totalidad de la comunidad en relación con el procomún, ese diálogo no será más solitario ni en aislamiento, será comunitario.
-Finalmente, recorrido todo este trayecto, todos podrán tener acceso al mas preciado de los bienes comunes, todos podrán tener derecho a una "identidad".
No creo que sea lo que quería decir, pero es un comienzo. Los comienzos son siempre difíciles, los melones se acomodan en el camino, tal vez el próximo post sobre Topía salga mejor. Uds. deberán ayudar a que así sea.
Autor de la foto
1 nos acompañaron:
Charlie todo muy lindo. Pero una es la teoria y otra la practica, Que opinas de papa Binner
http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2008/12/18/noticia_0076.html
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