Un problema complejo visto desde Rosario

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Hoy el post lo hace Sindioses

Supermercadista tratando de defender su local
ante la ausencia total de la policía

“En Barrio Moderno directamente la gente paró la cosa. Los vecinos mayores defendieron ellos mismos un súper chiquito, cuando los pibes se habían empezado a juntar enfrente. Fueron, los hablaron, y todo quedó en nada. Y no fue el único lugar donde pasó eso”,

“Mirá, es muy simple: la Policía es socia de los narcos y los chinos no ponen plata, no les pueden sacar un peso… pensá lo que quieras” Vecino al diario El Ciudadano y la Región.

“Policias en moto le pedian números de teléfonos a los pibes
para dar aviso donde ir a saquear"
Vecina en Radio.

 

Ya retornó la calma, lo que no calmó es el odio social. Y el odio social no es solo característica de un sector de una clase media acomodada, sino también de grupos marginales que piensan que el que labura es un idiota.
En Rosario las mismas banditas que los mismos vecinos del barrio repudian fueron las que acudieron a saquear.
No hay plan social o asignación que puedan parar bandas armadas al amparo de la policía.
Las bandas están muy acostumbradas al dinero fácil, a hacerse de lo ajeno. Son los que desean "pertenecer" ¿y como lo hacen? Robándole la motito, la bici o la garrafa, al albañil del barrio y moviendo droga.
Para ellos todo el que labura o estudia es un imbécil. Pibes Chorros colonizados con las mismas aspiraciones de un menemismo cultural de las Nike de 800 pesos y la original del Club compradas en el shopping –ahí no tienen problema de dejar el dinero-
Pibes que piensan que el chino que está a la vuelta, y que cobra más barato que el Carrefour o el Coto, son giles, porque hacen poca guita y laburan todo el día. y que para colmo usan pilchas baratas compradas en el mismo barrio.
Siempre se movieron de manera autonómica. La novedad es que se juntaron. Saber quien los juntó es la única novedad de un problema viejo. El gobierno municipal y provincial tiene en su poder números de automóviles de alta gama que se movieron haciendo la inteligencia para el saqueo de los supermercados chinos.
En esos barrios si a los 167 detenidos le dan 10 o 12 años de cana muchos vecinos del mismo barrio saldrán a festejar porque se sentirán aliviados.
No hubo saqueos a la mañana, los lúmpenes políticos como Eduardo Delmonte de la Corriente Clasista y Combativa a esa hora duermen, tampoco hubo familias en los saqueos.
El odio social de otra parte de la ciudad se acrecienta, e incorpora a todos sin miramientos, al chorro saqueador y al vecino que la yuga con el carrito. Y eso es muy peligroso para una sociedad democrática.
No tengo la solución, no la se. Lo que se, es que las cadenas de solidaridad que se estaban armando con los inundados están totalmente quebradas, gracias a los saqueadores, y quizás esto con las pérdidas que sufrieron laburantes sea el elemento más trágico de estos sucesos.
Por si hace falta aclarar: Nadie niega los grandes bolsones de pobreza que hay en el país.

¿Qué es (y qué no es) el procomún? los fantasmas de lo comunitario

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Leemos este post de Juan Freyre

Estambul

El procomún es lo que sucede habitualmente en nuestras vidas, la forma por defecto de organización de las relaciones sociales. Es, por tanto, lo que acontece cuando un grupo de personas deben convivir sin que intervenga un agente externo que regule sus vidas. ¿Qué ocurre en esa situación? las personas negocian unas reglas, en su mayoría implícitas, que les permiten respetarse, convivir, en ocasiones colaborar, y tomar decisiones cuando se necesita una acción colectiva. Cuando ese grupo de personas son incapaces, o no tienen interés, en alcanzar ese tipo de solución a la convivencia surge el conflicto, que tiene dos posibles consecuencias. Una es la dominación de unos por los otros. La otra es la segregación, si es posible, y la creación de nuevos grupos a partir del original.

Pero a partir de este escenario que podríamos considerar como inicial, sobre las comunidades acabaron por erigirse dos nuevas fuerzas que restringían el poder de los mecanismos comunitarios. El estado vino a regular de forma diferente la convivencia haciendo aparentemente innecesaria la participación activa de las personas gobernadas en su propio gobierno. La propiedad privada permitió crear mercados donde los propietarios podían crear contextos basados en sus propias reglas de juego. Por último, una persona podría no aceptar ninguna de estas formas de convivencia, y por tanto de restricción, y pretender, e incluso lograr (posiblemente de forma temporal), vivir al margen de la comunidad, del estado o del mercado.

¿Cómo visualizar el procomún hoy en día? no hace falta irse a comunidades de pescadores en el Indopacífico (o en Galicia) ni introducirse en las comunidades de hackers o de desarrolladores de software libre. Solo se necesita un simple experimento mental. Observemos las situaciones en que dos o más personas tienen necesidad de convivir. Eliminemos de esas situaciones aquellas en que las reglas de convivencia vienen principalmente dictadas por un agente externo. Cuando circulamos por una carretera las reglas esenciales, que no únicas, son las que regulan el tráfico y en las que no hemos participado directamente. Cuando entramos en un comercio las reglas principales las ha diseñado el propietario. En esos y algunos otros casos lo comunitario no juega un papel decisivo. Y aunque es cierto que una parte de esas situaciones son las que hoy en día gobiernan en gran medida a la sociedad, en la mayor parte de contextos prevalece lo comunitario. En nuestro espacio doméstico; dentro del ámbito familiar; con las personas a las que nos unen afectos; dentro de muchas empresas (en que la convivencia se rige más por los acuerdos tácitos del grupo que por las directrices del propietario o el gestor); cuando participamos en un movimiento social; cuando nos integramos en una tribu a la que mueve la pasión por la música, la ropa o la astronomía … Pensemos en cada uno de esos casos porque razones nos comportamos y relacionamos como lo hacemos y descubriremos que es como consecuencia de una negociación difusa y continua entre todas las partes implicadas sin necesidad de que nadie imponga desde el exterior normas.

Por eso es tan fácil y difícil a la vez identificar el procomún. Casi siempre es invisible, pero no porque se trate de ocultar sino porque se construye de forma orgánica por nuestra propia naturaleza social. Y solo empezamos a ser conscientes de su existencia cuando observamos sus fantasmas, lo que queda tras su desaparición. Pero existen unos nuevos fantasmas del procomún, no los que quedan tras su desaparición sino los que emergen cuando lo comunitario se utiliza como una nueva etiqueta (a pesar de ser algo tan viejo) para renombrar conceptos en crisis. Existen al menos cuatro fantasmas populares hoy en día que entran en contradicción con la esencia de lo comunitario.

La comunidad no es un espacio de libertad. Es un espacio de restricciones intensas decididas por sus propios miembros para poder lograr sus objetivos (la simple convivencia en muchos casos, explotar un bosque o producir una enciclopedia en otros). El procomún libera a sus participantes, de forma limitada, del estado y del mercado para colocarlos ante otras formas de control. No es sorprendente que hoy en día una parte de los integrantes de comunidades que tradicionalmente se han autogobernado quieran abandonarlas. Por ejemplo, en el caso de comunidades rurales que autogestionan sus propios recursos naturales, muchos jóvenes desean vivir fuera de un contexto cerrado que controla socialmente buena parte de sus vidas y prefieren que su actividad económica (y que hasta hace poco era además una forma de vida) se gobierne por las reglas del mercado. Prefieren lo que entienden como libertad a la seguridad.

Del mismo modo, el procomún no tiene en si mismo ideología política, al menos si lo intentamos clasificar en el eje tradicional de derecha-izquierda. En este eje solo se discute si el individuo debe ser controlado por el estado o el mercado. El procomún establece otro eje en que entra en discusión la predominancia de lo individual respecto a lo colectivo (que no público). Por tanto son posibles grupos con una gobernanza procomunal conservadores o progresistas, y quizás sean más frecuentes los casos de experiencias nacidas dentro de colectivos con una ideología claramente conservadora.

Las personas conviven y colaboran por supervivencia, para mejorar su bienestar o por el simple placer de poder compartir y sentirse acompañadas. Y por tanto, la mayor parte de organizaciones comunitarias tienen un claro objetivo económico, y sus reglas están destinadas a organizar su producción y relación con los mercados. Estos a veces se convierten en un aliado en su lucha con el estado que casi siempre pretende restringir la autonomía y capacidad de auto-gobierno de la comunidad y esta podría ser una razón para la predominancia de modelos comunitarios conservadores.

Y por último, y como consecuencia de lo anterior, no existe un procomún puroseparado de forma aséptica del estado o del mercado. Pero además casi nunca las personas que se organizan en la comunidad tienen el deseo, aunque sea inalcanzable, de lograr ese estado de autonomía absoluta. El procomún es sucio, híbrido. Las organizaciones humanas se gobiernan por la combinación de las reglas externas (del estado y del mercado) y las que se auto-imponen. Las proporciones son variables y eso hace que a veces simplifiquemos la realidad hablando de "lo público", "el mercado" o "lo comunitario". Pero en realidad son aún más relevantes las nuevas condiciones que genera la interacción de las tres fuerzas que la importancia relativa de cada una en el gobierno. Y este es un factor de inestabilidad continua y por tanto una posibilidad de innovación y de cambio. Lo comunitario no necesita ser mayoritario en nuestra sociedad para cambiarla, basta con que se relacione de forma inteligente con el estado y el mercado para cambiarlos, o más precisamente para cambiar las reglas de juego que afectan a la vida de las personas y que son la consecuencia de la interacción.

Este texto no tiene ninguna intención académica ni pretende definir una genealogía. Es una reflexión personal que nace del debate de la reunión del Laboratorio del Procomún de Medialab Prado el pasado 12 Diciembre. Probablemente esta sea una visión un tanto herética de un concepto que está generando tanta atención hoy en día. He pasado mucho tiempo trabajando con comunidades de pescadores tratando de ayudarles a autogestionar sus recursos, así como tratando de crear organizaciones (empresas o grupos de investigación) en que lo comunitario (aunque nunca lo llamásemos así) sea la base de la gobernanza. Posiblemente esta experiencia personal haya forzado una visión distorsionada, quizás un poco fantasmal, de lo que el procomún significa.

La foto fue tomada en Estambul en una zona próxima al Grand Bazaar y refleja de algún modo la vitalidad del procomún híbrido. Cuando te alejas de la zona comercial dirigida a turistas en el Grand Bazaar, poco a poco vamos entrando en calles llenas de comercios y personas locales. Un espacio público vital y dinámico donde conviven las fuerzas de la comunidad, el estado y el mercado.

Dialéctica del desaparecido - Anamnesis 3

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Siguiendo con José Ángel Bergua

Para Ibáñez (1985a: 14), la anamnesis («desligar lo que está ligado por represión, liberar las posibilidades de funcionamiento reprimidas por la memoria, transformar la memoria en conciencia»), es la operación fundamental de cualquier ciencia, pero especialmente de las sociales, en relación con un inconsciente biográfico, en las psicologías y con un inconsciente histórico, en las sociologías. Por su parte, Martín Santos (1988: 221) ha propuesto el término más amplio de anagnórisis para indicar los momentos en que el poder, más allá de legitimaciones, revela su verdadero carácter. Ibáñez y Martín Santos no están hablando de las ciencias en términos de control social de lo instituyente, sino de su liberación. Están haciendo, por lo tanto, un uso crítico de la ciencia social, en concreto de la sociología. Sin embargo, el saber científico, como ya hemos apuntado, se debe a lo instituido. ¿Por qué entonces lo instituido reclama la presencia de lo instituyente provocando anamnesis? Pues porque lo instituido necesita de lo instituyente, y la sociología es un instrumento que satisface esa necesidad. Lo hace tanto con las teorías (que interpretan la información) como con las técnicas de investigación (que producen dicha información). Ambos momentos no son independientes. Se reúnen en la producción de conocimiento científico. Sin embargo, pueden ser tratados por separado.

Citábamos a Sayes  acá:

“yo aparecí hace 11 años”
“cuando aparecí ya tenia tres hijos”
“uno cree que tiene dos familias”
“yo era mi propio enemigo”

Es así que Alicia (el nombre que se le asignó a Victoria) vivió con un nombre que no nombraba a la persona designada. Un nombre que no nombraba. Victoria dice que aprendió a reconocerse a media que le explicaba a su hijo mayor su historia. Mientras explicaba de “de memoria” (Victoria conoció su identidad, pero recuperó su propia identidad años después. Conocer es reconocer, que es reconocerse). En distintas entrevistas Victoria explica la experiencia de su reconocimiento como “aparecida”.

El procedimiento:

El proceso de autoconciencia, de reconocimiento se puede dividir en tres partes inmediatamente a la recuperación de su Nombre:
    a. En un primer momento hay conocimiento de un nombre: Alicia, pero hay un otro en Alicia, Victoria. Alicia es Victoria. Victoria es ella misma, como Alicia.
     b. Alicia recupera a Victoria. A recuperar Alicia a Victoria, Alicia se reconoce como Victoria.
     c. Alicia ya no es Alicia sino Victoria. Y Victoria como Victoria libera a Alicia. Alicia es otra.

Cabe la discusión si el proceso vivido por Victoria Montenegro consiste en un proceso individual o es un proceso típico de anamnesis producido por la sociedad argentina a partir de la lucha de los organizaciones de derechos humanos y sociales especialmente Abuelas de Plaza de Mayo.

Salta a la vista que Alicia nunca podría haber descubierto por un proceso psicoanalítico a Victoria. Si bien Alicia recupera a Victoria por algún mecanismo psicológico individual, es a partir de la circulación del trabajo de Madres y Abuelas desde donde se promueve y se facilita que se produzca esa recuperación. Entonces si bien es Alicia la que finalmente se pone en movimiento es a partir de la movilización instituyente que provocan esas organizaciones cuando lo instituyente desestabiliza el Nombre Alicia (como tantos otros nombres que nombran a otros) instituido por sus  captores y aceptado como “natural”, por ella y por todos los que la rodeábamos.

Lo interesante es que sin una anamnesis global tutelada (en este caso por Abuelas), tal vez Alicia nunca hubiese encontrado y recuperado a Victoria. Se hace imprescindible estudiar en profundidad la eficacia de este procedimiento al que se ha dado en llamar: practicar el “ejercicio de la memoria”.

Tengo la seria impresión de que a partir del ejercicio de intentar la recuperación de la memoria amputada por la dictadura, la Argentina está en camino practicar la anamnesis en otros campos de la histografía social del país, por ejemplo lo que pasó con los ferrocarriles, con la flota fluvial-marítima, con la deuda externa, todas estas anamnesis ligadas muy fuertemente a la política y la economía, lo que le concedería a nuestro país una ventaja comparativa respecto de otros como los europeos que tomo lo instituido como “lo natural” y les es muy difícil cuestionárselo.

Cabria profundizar la ligazón que existe entre el impedimento de revisar socialmente ese pasado reciente y el contexto político y capitalista en el que esos acontecimientos se inscriben.

Continuará

Dialéctica del desaparecido- Anamniesis 2

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Cierta sociología francesa ha utilizado el par de conceptos «instituyente» e «instituido» para comprender lo social[…] Así, por ejemplo, Maffesoli (1992: 87) dice que la única ley irrefutable de la vida social es la del «va y viene» continuo e incesante que se establece entre lo instituyente, «fuerza siempre renovada del estar juntos», y lo instituido, forma de sociabilidad fijada y codificada institucionalmente. Aunque habitualmente parece que lo social se resume perfectamente en la institución, cualquiera que ésta sea, hay momentos en que lo social instituyente irrumpe y emprende su tarea sin mediación ninguna, son los momentos de revolución. Con este esfuerzo encargado a lo instituyente, lo social busca proporcionarse de nuevo una institución para existir en ella. Sin embargo, cuando esta institución queda planteada, lo social instituyente se aparta, toma distancia, se encuentra, otra vez, en otro lado (Lourau, 1988: 90).
Si enfatizáramos la mayor relevancia de lo instituido, lo instituyente aparecería como el ruido o el desorden que impide la realización del orden «natural » de la sociedad. Ahora bien, si cambiamos el punto de observación y enfocamos el fenómeno no desde una región privilegiada de lo social sino atendiendo a su totalidad, el ruido y el desorden aparecen como manifestaciones de un orden interno, una memoria colectiva que contrapesa la fuerza con la que lo instituido intenta absorber lo instituyente.
[…] Finalmente, para Maffesoli (1992: 157; 1982: 201; 1993b: 18), el «retorno de lo inhibido» permite la «anamnesis» del estar juntos, la sociabilidad más elemental de lo social. Como se aprecia, distintas pero convergentes evaluaciones acerca de un mismo fenómeno del que genéricamente podemos decir que, en un mismo movimiento, por un lado rompe la continuidad del orden valorativo o representativo de la sociedad y, por otro, permite asomar afectos y sociabilidades primarias se deduce que hay distintas clases de anamnesis psíquicas. 

En primer lugar, hay anamnesis locales tuteladas por el psicoanálisis, como sucede con la «asociación libre», esa técnica que busca afianzar la estabilidad anímica del individuo recuperando con la palabra lo reprimido que le hace sufrir para restablecer el dominio del yo (así como de la sociedad, que actúa como su principio de realidad) y volver a someter los impulsos inconscientes. En segundo lugar, hay anamnesis locales espontáneas, como las que tienen lugar en sueños, lapsus y síntomas, en las que lo inconsciente brota sin ayuda de ningún dispositivo. El yo experimentará esas afirmaciones de lo inconsciente en términos de angustia. En tercer lugar, hay anamnesis globales espontáneas, caso de los delirios y de las psicosis en general, en las que irrumpe un gran montante de impulsos inconscientes debido a que la estructura consciente    
está muy debilitada. En estos casos, como la conciencia es incapaz de hacer compatible tales impulsos con el principio de realidad proveniente de la sociedad, ésta encerrará a los sujetos. Lo que dejan claro estas actuaciones coercitivas es la imposibilidad de acuerdo entre el principio de placer y el de realidad y que se apuesta decididamente por la realidad instituida. No obstante, ha habido bastantes autores que han entendido estas patologías no como un problema del individuo sino de la sociedad, que no sabe acoger esos nuevos impulsos que trae consigo el sujeto. Y como han entendido que estos nuevos impulsos podrían regenerar una sociedad desequilibrada y enferma, han apostado por ellos. De ahí la necesidad de esa cuarta clase de retorno de lo reprimido, la anamnesis tutelada global, con la que se intentaría refundar lo social a partir de los impulsos inconscientes. Uno de los modos como se ha sugerido provocar anamnesis globales es el uso del esquizoanálisis (Deleuze y Guattari, 1985), que no se inspira en las estructutras yoicas derivadas del complejo de Edipo, sino en el mundo que trae consigo pero no puede terminar de realizar el esquizofrénico.

En el campo social esto implica que la logoterapia practicada con las técnicas de investigación clásicas (no sólo las cuantitativas sino las cualitativas principalmente, pues son éstas las que más se entretienen con la palabra) y la discusión política que impulsa nuestra democracia no son suficientes. Quizás la democracia y la investigación social sean, como el psicoanálisis en opinión de Reich, simplemente una resistencia. Una resistencia a lo instituyente.
Continuará
http://www.raco.cat/index.php/papers/article/viewFile/25765/25599
Img:

Retroficción, Urbanismo paranoico

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Hoy el post lo hace Juan Freyre

[Esta es la segunda de las historias cortas que utilizando fotografías y textos breves describe espacios urbanos. En este caso he usado el hashtag #ventorrillo. Al mismo tiempo Iago Glez realizó otras fotografías del mismo espacio que pueden verse aquí]

#ventorrillo

Esta es la historia de una catástrofe anunciada. La combinación de un urbanismo paranoico que genera miedo y obstáculos en lugar de favorecer los flujos y las relaciones, y de la ausencia, durante mas de 30 años, de una visión política que lídere un modelo de ciudad económicamente sostenible y socialmente activo y dinámico.

#ventorrillo

El barrio del Ventorrillo se sitúa en la periferia de Coruña. Fue el crecimiento natural del Agra del Orzan en los 80. Esta zona tenía una de las densidades mayores de Europa y era un absoluto desastre urbanístico. Paradójicamente esa era la principal razón de su vitalidad. El Ventorrillo por el contrario cuenta con aceras y calles anchas, árboles y zonas verdes. Un oasis en medio del caos.

#ventorrillo

#ventorrillo

En los bajos de una de las manzanas se hizo quizás el único experimento extraño, heredero de los barrios encerrados en si mismos y fortificados al exterior que años antes se consideraban el modelo a seguir en esta ciudad.
El centro comercial de El Ventorrilo ocupa un semisótano y dos plantas y cuenta con unos cien locales pequeños ademas de un gran espacio que hasta hace poco ocupaba un centro comercial.

#ventorrillo

#ventorrillo

Este centro comercial es un pequeño laberinto de escaleras y rampas.

#ventorrillo

A pesar de estar abierto a zonas verdes amplias, su interior, sin iluminación ni personas, es tenebroso.

#ventorrillo

#ventorrillo

En la actualidad solos unos pocos locales tienen actividad (parece que unos 30 aunque la impresión en una visita es que son muchos menos). El lugar esta desolado y vacío.

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#ventorrillo

Los carteles de alquiler y venta son el decorado mas común en las ventanas y rejas.

#ventorrillo

Muchos de estos rótulos han empezado a borrarse hace ya mucho tiempo, señal de lo imposible del empeño por deshacerse de esas propiedades ya inútiles.

#ventorrillo

Los anuncios que recuerdan que la propiedad privada y prohiben todo tipo de actividades resultan sarcásticos y posiblemente innecesarios e inútiles.

#ventorrillo

La vida comercial languidece tras años de excesos en que el sector financiero (y especialmente las cajas), políticos y ciertos hombres de negocio crearon una ficción comercial que solo buscaba explotar al máximo la burbuja inmobiliaria que ellos mismos provocaron. En el camino se olvidó cualquier posibilidad de modernización del tejido económico y se adormeció y domesticó la participación ciudadana.
¿Y ahora? Los vecinos, tras años de sufrir que el principal mercado local de drogas se situase cerca, tienen miedo a la ocupación de ese espacio abandonado. los dirigentes y líderes o no existen o no son capaces de pensar en modelos diferentes a los que han alentado por varias décadas.
El reto está en dotar a ese y otros espacios de nuevas lógicas económicas y sociales. Quizás la principal barrera sea la propia mentalidad de los que no son capaces de poner en marga esos proyectos pero si son capaces de impedir que se produzca la transformación

Dialéctica del desaparecido I -ANAMNESIS

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Una de las mentes mas novedosas, innovadores y abierta dentro de la Blogósfera argenta es la de Cristian Adalberto Sayes que ya hace un tiempo nos regalaba este impresionante post. Es imprescindible leerlo que aunque no llege a ser todo una teoría filosófica sí encierra el germen de esta “dialéctica” de lo más útil a la hora de pensar una Argentina moderna. En el post cita a Victoria Montenegro a quién considera un paradigma de esa dialéctica.
“yo aparecí hace 11 años”
“cuando aparecí ya tenia tres hijos”
“uno cree que tiene dos familias”
“yo era mi propio enemigo”
Luego dice esto que es la parte que hoy quiero tratar, el post es muy amplio está escribiéndose todavía:
5- De todos los casos, el caso de Victoria Montenegro sea, quizá, el más escalofriante de todos los casos de recuperación de la identidad. Es un caso único porque el apropiador es el mismo sujeto que asesinó a sus padres. Victoria tomó por años es historia como un relato heroico por parte del asesino de sus padres.
6- A los trece días de nacer Victoria fue secuestrada en el año 1976. En el operativo, sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro fueron “abatidos” por el grupo de tarea que estaba encabezado por el Coronel del Ejercito Argentino Hernán Antonio Tetzlaff. Este señor robó la vida de Victoria. Le robó su nombre, su familia, su historia. Desde los trece días hasta los 24 años, Victoria estuvo desaparecida. Desaparecida, es decir, robada, expropiada y falseada en su identidad.
Es así que Alicia (el nombre que se le asignó a Victoria) vivió con un nombre que no nombraba a la persona designada. Un nombre que no nombraba. Victoria dice que aprendió a reconocerse a media que le explicaba a su hijo mayor su historia. Mientras explicaba de “de memoria” (Victoria conoció su identidad, pero recuperó su propia identidad años después. Conocer es reconocer, que es reconocerse). En distintas entrevistas Victoria explica la experiencia de su reconocimiento como “aparecida”. 7- El proceso de autoconciencia, de reconocimiento se puede dividir en tres partes inmediatamente a la recuperación de su Nombre:
    a. En un primer momento hay conocimiento de un nombre: Alicia, pero hay un otro en Alicia, Victoria. Alicia es Victoria. Victoria es ella misma, como Alicia.
     b. Alicia recupera a Victoria. A recuperar Alicia a Victoria, Alicia se reconoce como Victoria.
     c. Alicia ya no es Alicia sino Victoria. Y Victoria como Victoria libera a Alicia. Alicia es otra.
Leemos en P12 a JORGE JINKIS
¿Qué es un desaparecido? Algo que concierne a la falta de identificación y que permitió el pase del adjetivo al nombre.
Es el momento en el que Jorge Rafael Videla, la más alta autoridad visible del régimen, de un modo público, frente a las cámaras, se ve llevado (¿obligado?) a decir la palabra: “... en tanto esté como tal, es una incógnita el desaparecido, si el hombre apareciera, bueno, tendrá un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento, tiene un tratamiento Z, pero mientras sea un desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido”. Este es el momento en que se produce el pasaje al enunciado. (Del adjetivo a al sujeto)
Pero Goliardo no se queda allí, él pretende sacar algún genérico argento de este proceso. ¿Y que pasaría si en vez de pensar sobre personas pensásemos en “la palabra”, en “pueblo”, “pobre” como diferentes formas de desaparición, en cuyo caso habría que aplicar la fórmula de Goliardo para producir su aparición. Todas estas palabras podrían tener una versión minúscula, pero también si practicamos la ANAMNESIS tal vez podamos volver a escribirlas con MAYÚSCULA.
El concepto de “desaparecido” descripto por Sayes lleva implícito la negación de la entidad del ser, al no tener entidad su existencia no se niega, pero tampoco se afirma; se pone en duda. Pero al ser: “haber sido desaparecido” también un verbo que señala la acción de hacer desaparecer a alguien o a algo (como en el caso de nuestras palabras), no lleva la inocencia implícita de la condición del adjetivo, que desaparecido así originariamente presumía algo que se perdió, algo que inexplicablemente no está aunque debería estar y que obviamente existía. Hacer Desaparecer, es un arte propio de los dioses y los ilusionistas, ningún ser humano normal podría hacer “desaparecer algo que existe”, dado que nada desaparece, en todo caso deja de ser, se transforma. Pero el caso nuestro es una desaparición forzada, violenta que se ejerce contra “lo desaparecido”.
No se puede desaparecer a medias: se aparece o se desaparece con la misma prepotencia del tercero excluso, no hay términos medios, los dos son totalidades. Por lo que hacer desaparecer es ejercer un acto político totalitalizador, impone una hegemonía.
Lo interesante de esta dialéctica es que, en el caso del lenguaje, hacer desaparecer palabras, contenidos, historias se constituye también en un acto de sustracción de entidad. Aunque nadie sea consciente de que haya sido hecho desaparecer, la recuperación es una acto de Anamnesis, una suerte de volverlo a la memoria, volverlo a hacer aparecer.
Alguno es ejemplo de desapariciones en el lenguaje
  • Lo que no está en la historia oficial: no existe.
  • Solo hay dos sexos hombre y mujer.
  • Los iletrados ( cualquiera sea su condición) también son desaparecidos.
  • Los que tengan voluntades separatistas o no se sintiesen identificados con las leyes de la nación, no son patriotas o nacionales y populares.
  • Vivir en los márgenes no es no tener dinero o trabajo. Es una desaparición ejercida sobre ciudadanos que no llegaron a ser actores políticos.
En todos estos casos hay una negación forzada del ser. En algún punto su entidad se pone en duda. A todos algo se les ha sustraído. Cuando este procedimiento está articulado por el lenguaje, el problema se hace mucho mas masivo que la represión ligada al hecho de violencia física que llevó a cabo la dictadura de Videla. La dialéctica es la misma, sus consecuencias obviamente no.
El caso es que la negación forzada de esa existencia provoca contradicciones que tarde o temprano salen a la luz, esto se llama diversidad. Hace veinte años nadie supondría que una pareja gay se podría casar, hoy esos derechos en función de la diversidad se hace efectivamente mucho mas universales.
En próximos posts iremos desarrollando el cómo esto afecta el funcionamiento de la república.

Aguante el republicanismo

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After Eight

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Fue una terea relativamente fácil para Julian Paul Assange hackear fuentes de información con data preciosa. Mucho mas difícil para él fue primero encontrar dónde almacenarla y luego encontrar un canal por donde difundirla.

Todo es cuestión de redes. La primer red de Julián se constituyó casi jugando, una más entre los hackers libres del mundo. un grupo de amigos sin mayor compromiso salvo el de tomar cierta posición sobre determinada data. Pero luego había que almacenarla. ya no servía esa primera red. Era demasiado vulnerable. si caía uno caían todos, era, en definitiva una red pequeña.

La nueva red ya constituía otro medio más anónimo. La información seguía en propiedad de la red original pero los repositorios podían ser cualquiera, incluso anónimos que se  decidiesen  en colaborar. (Lo que en la mazorca peronista se conoce como “guardar los fierros”). Entonces si bien no eran amigos en esta red el vínculo era la causa, la cadena equivalencial, el odio la bronca en contra:…

Lo verdaderamente  difícil vino después. Como dar a conocer la data para que sea creíble. ¿Qué nueva  red usar para que el destinatario- consumidor de esa data crea que los de esos cables era verídico ( no la veracidad del contenido sino de los cables en sí).

Ante esta alternativa Assange y su gente optaron por el canal tradicional de medios. Agencias de noticias y corpos de medios con significativa credibilidad y penetración dentro del país de que se trate. En nuestro territorio el elegido fue la tribuna de doctrina. ¿Fue acertada esta estrategia? ¿tenía alguna otra opción sin que la data se vuelva inútil por vieja?

Lo cierto que a partir de estos canales de difusión de la data JA tomo notoriedad, cayó en cana, se refugió en la embajada de Ecuador, etc, etc. Logró identidad. “La data era buena”

Hackear un gobierno como el de Cristina es relativamente fácil. Un grupo de amigos con las herramientas adecuadas pueden lograrlo. Ampliar esa red originaria a partir de hacer circular información sensible dentro de la red ampliada es relativamente sencillo. Lo difícil vuelve a ser hacerla creíble para el gran público y lograr masa crítica.

A diferencia de Assange, la opo es la Corpo, por lo que es una parte interesada, ergo no es creíble para el gran público. Los partidos políticos tampoco lo son dado que son funcionales al sistema de medios.  ¿Cómo podría la opo realmente existente lograr masa crítica a pesar de los medios actualmente jugando fuerte en la interna con el gobierno?

La cuestión es poder lograr masa crítica a pesar del gobierno, y a pesar de la Corpo de medios. Esta red que se formó ayer, y que viene gestándose desde hace un tiempo está cautiva de  los canales de información tradicionales, sean oficiales o privados. Son cautivos de no poder haber logrado una interconexión que no traspase mas allá del amiguismo. por eso la bolsa de gatos, los manijazos y la apropiación que van a surgir a partir de ahora.

¿Y si eso no ocurre y ese tejido sigue creciendo y atando nudos aquí y allá? ¿ Y si esa red o multiplicidad de redes se  hace efectiva, por lo menos en lo micro, dentro de la zona de los vínculos fuertes ( conocidos) y luego empieza a interactuar grupo a grupo? ¿Sería esto un nuevo populismo de oposición? ¿Lograría institucionalizarse antes que el gobierno lo coopte?

Es demasiado pronto para arriesgar una opinión. Yo creo que es posible. Puede surgir el grupo Octubre, que logre una identidad y acumule, pueden bajarse reuniones a los territorios como fueron las asambleas barriales. Las llamadas “redes sociales” Facebook Tweter, son libertarias por excelencia, tenderán hacia el anarquismo, pero también existe la posibilidad de que puedan crear institucionalidad y eso nos vuelve a los hackers.

En la segunda mitad de los noventas muchos hackes- crackers quisieron desentenderse de las prácticas espurias de los segundos y elaboraron una Etica Hacker que los instituyó a su entorno. A partir de entonces los crackers se quedaron piratas, los hackers formaron colonias,  se institucionalizaron.

Veremos que pasa por acá.

Lo que mata no es la calor, es el Significante Flotante

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“Hasta ahora en todo lo que he descripto he supuesto que la frontera que separa al poder y a los de abajo y que es la base de la constitución de las equivalencias y de los significantes vacíos, es estable. Pero esto  es un supuesto claramente irrealista porque presupondría que los que están del lado del poder, son completamente estúpidos o sea que la frontera también puede desplazarse y eso obliga a modificar el esquema al que nos estamos refiriendo, por ejemplo puede haber del lado del poder el intento de crear cadenas equivalenciales distintas que absorban algunas de las demandas individuales que estaban originariamente en la cadena popular. Entonces este tipo de situación nos obliga a introducir en el análisis una segunda dimensión: ciertas demandas van a estar sometidas a la presión estructural de lógicas  articulatorias equivalenciales hegemónicas de tipos distintos, entonces ya tenemos que hablar no solo de significantes vacíos sino de significantes flotantes. Flotantes porque su significación es todo el tiempo el campo de una competencia, de todos modos en la práctica no es tan importante la distinción, pero en un análisis político es importante tener en cuenta estas dos dimensiones. Y el último punto al cual me quiero referir a que es lo que ocurre si ciertas demandas no pueden ser incorporadas a la cadena equivalencial no porque no estén en oposición  al mismo sistema del poder sino porque chocan con los intereses que ya son parte de la cadena, es decir que puede haber otro tipo de exclusión  por el cual la cadena equivalencial no logre consolidarse y deje un resabio…vean en la situación boliviana por ejemplo hoy, lo difícil que es a veces recomponer fuerzas de distinto tipo y este problema, que no es simplemente un problema de alianzas, sino que muchas veces hay sectores marginales que no tienen  objetivos perfectamente delimitados pero que pueden ser interpelados entonces por discursos completamente diferentes

Gracias a Rib por el Link

Pobreza y Soledad

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Escena de Pan y Chocolate dedicada a Manolo

¿Por qué cuando hablamos de pobreza, hablamos de inclusión social, marginalidad, indigencia pero no hablamos de soledad? ¿Acaso la soledad opera a posteriori de la inclusión….. o es un rasgo de clase?

Ya Denis Merklen nos describe lo que es vivir en los márgenes y da nota que la pobreza no es una cosa de guita o de falta de trabajo solamente,  que hay muchos más factores en el medio que imposibilitas que seamos Suiza o Suecia.

El otro día Toni Negri dio un reportaje a La Nación donde hablaba de soledad. Me gusta Negri, me gusta mucho.  Dice Negri:

La multitud proletaria es libre, pero al mismo tiempo se reúne porque la soledad es el verdadero problema. No es la pobreza el déficit del ser, el verdadero déficit es la soledad. Hay necesidad de superarlo, de recomponerlo. La pobreza tiene la enorme fuerza de ser trabajo vivo. Se trata de un ser-ahí vivo y efectivo que se presenta como índice de asociación, de cooperación, de construcción. De construcción de ser: porque el ser puede ser construido y no preexiste como fondo. El ser no está siempre detrás sino que en cada momento se encuentra "ahí", como existente en el momento oportuno en el que se rompe la repetición monótona del tiempo.

Entonces habría que pensar eso que hablábamos el otro día sobre el proceso de individuación desde la mirada de la soledad.  Nos dice mi amiga Silvia , que vive en Brasil al respecto :

 Los gobiernos del PT no han creado derechos colectivos. Se trata de programas o políticas dirigidas al individuo. Por eso (no conozco esa politóloga que aparece en tu blog, pero ella tiene razón) esa mujer que aparece en tu blog dice que el beneficiado por esas políticas no las ve como una conquista colectiva, resultado de una lucha o dirigida a su clase, sino como una cosa individual. En realidad, estas políticas son recomendaciones del BID y del Banco Mundial, de los años 90, que comenzaron a ser implementadas durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso y después continuaron y se expandieron con los gobiernos del PT.

Allí está la respuesta: aquello que Fleury contó cómo el PT está teniendo problemas con esas famosas “nuevas clases medias”.[…] Son más bien que gente que tiene un empleo que no tenía, que accede a un cierto nivel de consumo que no tenía, quizás accedió a una institución educativa a la que no accedía, mejora su dieta y algún consumo cultural. Compró una motito. Explicó esta politóloga que estas personas, en un contexto “individualista” consideran ahora que “llegaron” pura y exclusivamente por su “propio esfuerzo”. Que no son parte de ningún proceso colectivo, social, político. Que creen que todo esto ocurre tan sólo porque lo  ”merecían”. Que consideran que están mejor en virtud de su propio “emprendurismo” . Es Producto de una política dirigida y bien determinada. ¿Determinada a qué?

También es Silvia la que nos apunta este ensayo que publicábamos ayer de Francisco de Oliveira- sobre Hegemonía a la inversa. (hegemonia às avessas") Dice Chico de Oliveira especialmente como crítica al plan Bolsa Familia que vendría a ser una especie de AUH de acá:

…Llegando al poder, el PT y Lula crearon la Bolsa Familia, que es una especie de derrota del apartheid. Aun más: tras la elección de Lula, parecían haberse borrado para siempre los prejuicios de clase y destruido las barreras de la desigualdad. Al elevarse a la condición de condottiere y de mito, como las recientes elecciones parecen demostrar, Lula despolitiza la cuestión de la pobreza y de la desigualdad. Él las convierte en problemas de administración, derrota al supuesto representante de la de la burguesía –el PSDB, lo que es completamente falso– y funcionaliza la pobreza. Esta, por lo tanto, podría ser tratada en el capitalismo contemporáneo como una cuestión administrativa.

Ya en el primer mandato, Lula había secuestrado a los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil. El viejo argumento leninista-estalinista de que los sindicatos no tendrían función en un sistema controlado por la clase obrera, reapareció en Brasil de manera matizada. Lula nombró como ministros de Trabajo a ex sindicalistas influyentes en la Central Única de los Trabajadores (CUT). Otros dirigentes sindicales están a cargo de los poderosos fondos estatales de pensión. Los movimientos sociales prácticamente desaparecieron de la agenda. Incluso el MST se ve maniatado por la fuerte dependencia que tiene en relación al gobierno, que financia el asentamiento de las familias en el programa de reforma agraria.

[…]Nos enfrentamos a una nueva dominación: los dominados realizan la “revolución moral” –la derrota del apartheid en Sudáfrica; la elección de Lula y la Bolsa-Familia en Brasil– que se transforma y se deforma en capitulación ante la desenfrenada explotación. De acuerdo con Marx y Engels, de la ecuación “fuerza + consentimiento” que forma la hegemonía, desaparece el elemento “fuerza”. Y el consentimiento se convierte en su contrario: no son más los dominados quienes consienten su propia explotación. Son los dominantes –a saber, los capitalistas y el capital– quienes consienten en ser políticamente conducidos por los dominados, con la condición de que la “dirección moral” no cuestione la forma de explotación capitalista. Se trata de una revolución epistemológica para cuyo estudio todavía no tenemos la herramienta teórica adecuada. Nuestra herencia marxista-gramsciana puede ser el punto de partida, pero ya no es el punto de llegada.

Esto se entiende al fragor de la lucha agrogarca donde se decía que liberen las exportaciones del trigo que ellos garantizaban el abastecimiento del mercado interno a un precio subsidiado. Si pasamos las cuestiones sociales a problemas de la economía, los convertimos en administrativos, un XXX% del PBI. Cada uno va a reclamar a su ventanilla el cheque que le corresponda sin tener en cuenta lo que sucedió para que esto ocurra de esa manera. No fue su lucha, su conquista social, todo lo contrario, “nueva clase media”. Es la política del derrame consagrada por los derramados, esa es la hegemonía inversa. No hay transformación social, solo administración social hija del sistema clientelar.

Hegemonía al revés, o los muertos vivitos

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Ensayo:

Hegemonía a la inversa
Francisco de Oliveira- Brasil

El escepticismo es general respecto al segundo mandato. Nadie, ni en la derecha ni en la izquierda, espera grandes cambios en las políticas gubernamentales. Lula parece desorientado, pidiendo a gritos soluciones para, según él dice, “desbloquear” el desarrollo. Aparte de la continuidad de la Bolsa Familia, y el mantenimiento del conservadurismo en la política económica, el presidente parece haber perdido completamente el rumbo. Esta desorientación evidencia una de las consecuencias de su victoria, en las proporciones en las que ocurrió: Lula no tiene objetivos porque no tiene enemigos de categoría. Algunos pocos, que expresaron la esperanza de cambios en la política económica, fueron inmediatamente reprendidos por el presidente reelecto. Es el caso de Tarso Genro, Ministro de Relaciones Institucionales, considerado como el ideólogo del gobierno, y Dilma Roussef, la poderosa jefa de la Casa Civil, considerada el motor del Ejecutivo. Ellos estaban entre los que promovían cambios, y fueron callados de inmediato.

¿Cuál será el rostro del mandato que ahora comienza? Ciertamente,ha brá una nueva ampliación del programa Bolsa Familia, y es ahí donde reside el peligro. En otros sectores, los cambios serán superficiales.Tal vez se haga la transposición del río San Francisco a los estados más propensos a la sequía en el Nordeste, y algunas obras de infraestructura. De ahí no pasará.

La perspectiva para el futuro requiere una reflexión gramsciana. Tal vez estemos presenciando la construcción de una “hegemonía a la inversa” típica de la era de la globalización. Sudáfrica, probablemente, ha anunciado esa hegemonía a la inversa: conforme las clases dominadas toman la “dirección moral” de la sociedad, la dominación burguesa es más descarada. Las clases dominadas de Sudáfrica, que se confunden con la población negra, derrotaron al apartheid, uno de los regímenes más nefastos del siglo XX, incluso teniendo en cuenta que el siglo pasado conoció el nazifascismo y el Archipiélago Gulag. Y el gobierno de Sudáfrica, que procede de la caída del apartheid, se ha rendido sin embargo al neoliberalismo. Los barrios marginales de Johannesburgo no dejan lugar a dudas2. Por lo tanto, la liquidación del apartheid mantiene el mito de la capacidad popular para superar su temible adversario, al tiempo que legitima la explotación desenfrenada del capitalismo más despiadado.

Algo así puede estar sucediendo en Brasil. La larga “edad de la invención” (véanse mis artículos “La política en una era de incertidumbre” y “El Momento Lenin”) proporcionó la dirección moral de la sociedad brasileña durante la resistencia a la dictadura y elevó la cuestión de la pobreza y la desigualdad al primer plano de la política. Llegando al poder, el PT y Lula crearon la Bolsa Familia, que es una especie de derrota del apartheid. Aun más: tras la elección de Lula, parecían haberse borrado para siempre los prejuicios de clase y destruido las barreras de la desigualdad. Al elevarse a la condición de condottiere y de mito, como las recientes elecciones parecen demostrar, Lula despolitiza la cuestión de la pobreza y de la desigualdad. Él las convierte en problemas de administración, derrota al supuesto representante de la de la burguesía –el PSDB, lo que es completamente falso– y funcionaliza la pobreza. Esta, por lo tanto, podría ser tratada en el capitalismo contemporáneo como una cuestión administrativa.

Algo así puede estar sucediendo en Brasil. La larga “edad de la invención” (véanse mis artículos “La política en una era de incertidumbre” y “El Momento Lenin”) proporcionó la dirección moral de la sociedad  brasileña durante la resistencia a la dictadura y elevó la cuestión de la pobreza y la desigualdad al primer plano de la política. Llegando al poder, el PT y Lula crearon la Bolsa Familia, que es una especie de derrota del apartheid. Aun más: tras la elección de Lula, parecían haberse borrado para siempre los prejuicios de clase y destruido las barreras de la desigualdad. Al elevarse a la condición de condottiere y de mito, como las recientes elecciones parecen demostrar, Lula despolitiza la cuestión de la pobreza y de la desigualdad. Él las convierte en problemas de administración, derrota al supuesto representante de la de la burguesía –el PSDB, lo que es completamente falso– y funcionaliza la pobreza. Esta, por lo tanto, podría ser tratada en el capitalismo contemporáneo como una cuestión administrativa.

Ya en el primer mandato, Lula había secuestrado a los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil. El viejo argumento leninista-estalinista de que los sindicatos no tendrían función en un sistema controlado por la clase obrera, reapareció en Brasil de manera matizada. Lula nombró como ministros de Trabajo a ex sindicalistas influyentes en la Central Única de los Trabajadores (CUT). Otros dirigentes sindicales están a cargo de los poderosos fondos estatales de pensión. Los movimientos sociales prácticamente desaparecieron de la agenda. Incluso el MST se ve maniatado por la fuerte dependencia que tiene en relación al gobierno, que financia el asentamiento de las familias en el programa de reforma agraria.

En las condiciones en que se dio, la victoria electoral anuló a las izquierdas en Brasil. Cualquier crítica es inmediatamente identificada como de “derecha”, un término que no es apropiado para la defensa de un gobierno que tiene en la derecha pilares fundamentales, desde el pequeño PP a sectores del PMDB, como el de Jader Barbalho o José Sarney. Un sordo rencor dificulta las relaciones entre la izquierda independiente y el PT y, en particular, el gobierno de Lula. Por otra parte, los medios de comunicación, especialmente los principales periódicos, sigue atacando al gobierno con ferocidad, lo que contribuye a confundir la crítica de la izquierda con la crítica de la propia prensa. El principal partido de la oposición a Lula, el PSDB, se ve afectado y también confunde
toda crítica con sus posiciones.

Si el programa Bolsa Familia experimenta una gran expansión, lo que es posible simplemente con una reducción del 0,1% del superávit primario, las bases de la “hegemonía a la inversa” se consolidarán. Se trata de un nuevo fenómeno, que nos exigirá nuevas reflexiones. No se parece a ninguna de las prácticas de dominación ejercidas a lo largo de la existencia de Brasil. Supongo también que no se parece a lo que Occidente conoce como política y dominación. No es patrimonialismo, puesto que lo que los administradores de los fondos estatales de pensión del capital administran es capital-dinero. No es patriarcalismo brasilero al estilo de Casa Grande e Senzala de Gilberto Freyre, porque no hay patriarca que ejerza el mando, ni la economía es “doméstica” (en el sentido de la domus romana), aunque en la cultura brasileña, el dirigente político se puede confundir a veces con el “padre” –Getúlio Vargas fue llamado el padre de los pobres y Lula piensa tomar su lugar, aunque lo que él administra, con su clase, es capital–. No es populismo, como sugieren las críticas de derecha, e incluso algunos sectores de la izquierda, porque el populismo fue una forma autoritaria de dominación en la transición de la economía agraria a la urbano-industrial. Y el populismo fue –de manera autoritaria, remarco esto– la inclusión sui generis de la nueva clase obrera, desbalanceando la vieja estructura de poder en Brasil, desplazando fuertemente a los latifundistas de la base de dominación. Nada de esto está presente en la nueva dominación.

Muchos críticos y analistas creen que la Bolsa Familia es el principal programa de la inclusión de las clases dominadas en la política. Este es un grave error, especialmente para aquellos que cultivan la tradición marxista gramsciana. Entre ellos se encuentran Walquíria Domingues Leão Rêgo, el propio ministro Tarso Genro, y Jorge Luiz Werneck Vianna, siendo que este último considera a la Bolsa Familia, y al propio gobierno de Lula, como una continuación “de forma pasiva” de la larga y permanentemente inacabada Revolución Burguesa Brasilera. La nueva
dominación (y arriesgo la hipótesis de que ella sea propia y funcional al capitalismo mundializado) invierte los términos gramscianos. Veamos. Parece que los dominados dominan, ya que proporcionan la “dirección
moral” y están, incluso físicamente, al frente de organismos de Estado, directa o indirectamente, y de las grandes empresas estatales. Parece que ellos fueran los propios capitalistas, pues los grandes fondos estatales de pensión son el corazón del nuevo sistema financiero brasileño, y en gran medida financian la deuda pública interna. Parece que los dominados controlan la política, pues disponen de numerosas bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado. Parece que la economía finalmente se estabilizó, que existe una moneda fuerte, y que esta hazaña se debió a la política gubernamental, especialmente en el primer mandato de Lula.

El conjunto de apariencias oculta algo para lo que aún no tenemos nombre, ni tal vez concepto. Pero será, sin duda, en el legado de Antonio Gramsci, el “pequeño gran sardo”, donde podamos encontrar el camino para descifrarlo. El consentimiento ha sido siempre el producto de un conflicto de clases en que los dominantes, al elaborar su ideología, que se convierte en la ideología dominante, elaboran la construcción de las clases dominadas a su imagen y semejanza. Este es el núcleo del desarrollo de Marx y Engels en La ideología alemana, que el pequeño sardo desarrolló admirablemente. Nos enfrentamos a una nueva dominación: los dominados realizan la “revolución moral” –la derrota del apartheid en Sudáfrica; la elección de Lula y la Bolsa-Familia en Brasil– que se transforma y se deforma en capitulación ante la desenfrenada explotación. De acuerdo con Marx y Engels, de la ecuación “fuerza + consentimiento” que forma la hegemonía, desaparece el elemento “fuerza”. Y el consentimiento se convierte en su contrario: no son más los dominados quienes consienten su propia explotación. Son los dominantes –a saber, los capitalistas y el capital– quienes consienten en ser políticamente conducidos por los dominados, con la condición de que la “dirección moral” no cuestione la forma de explotación capitalista. Se trata de una revolución epistemológica para cuyo estudio todavía no tenemos la herramienta teórica adecuada. Nuestra herencia marxista-gramsciana puede ser el punto de partida, pero ya no es el punto de llegada.

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/grupos/arceo/arceo.basualdo.pdf

Eze Meler – Impecable

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En el post de ayer, la comentarista @vikys_ hizo una observación que me dejó pensando. Entre otras cosas, dijo:

“Tanto Macri, como Scioli y CFK son representantes de sí mismos, no representantes de un partido o movimiento. Son ellos y a partir de ellos se forma el moviemiento, más grande o más chico, de adeptos que se suman, propiciando así que vengan de distintos sectores y distintos pasados políticos, en muchos casos contradictorios.”

Intuitivamente, le respondí que tenía razón… en parte. Porque, al fin y al cabo, siempre estaba el PJ. Pero justamente, si algo no es el PJ, arguyó ella, es un partido modelo… Punto para los comentaristas del blog. Tiene razón: no lo es.

Aquí se condensa un tema de época, que oportunamente había analizado, con su maestría habitual, Juan Carlos Torre. Me refiero a la crisis del sistema de partidos que se adivinaba ya en 1999. Torre la caracterizaba de este modo no hace tanto:

“Al cabo de 20 años de existencia, la trayectoria de la democracia de partidos en Argentina ha culminado en dos fenómenos contrapuestos. Por un lado, generó una masa crítica de ciudadanos y de activismo cívico que mantiene una actitud alerta y exigente sobre la actuación de los hombres de partido. Por el otro, la dinámica política impulsada por estas mayores expectativas democráticas ha contribuido a una crisis de la representación partidaria. Estamos, así, ante una paradoja: aquello que la crisis tiene de positivo para la expansión de la calidad de la democracia de partidos es también la causa de un impacto institucional negativo. Para estimar la magnitud de este impacto hay que introducir un dato adicional en la caracterización de la coyuntura actual. A diferencia de Perú y Venezuela, en el país la crisis de la representación partidaria no se resolvió en el colapso del sistema de partidos en su conjunto (Malamud, 2002). Con vistas a las próximas elecciones del 2003 los sondeos previos indican que los varios candidatos del PJ en disputa por la presidencia reúnen el caudal histórico del electorado peronista. El desenlace de la crisis ha sido, pues, un sistema de partidos desequilibrado.”

Como hace poco cité en el blog los corolarios que el autor extrae de esa noción (véase este link), me considero exento de señalar mi afinidad con el planteo. Pero cabe agregar un matiz: la tensión entre liderazgos y partidos. Si bien el liderazgo es esencial en la política -las ideas no caminan por la calle, poca gente las vota-, cuando los asociados de un proyecto político dependen demasiado de las figuras de referencia, las chances de institucionalizar un partido son bajas o nulas, e incluso pueden afectar el correcto desempeño electoral de la fórmula política elegida. Pienso tanto en Cristina, como en Macri o, ejemplo de ejemplos, en Carrió. El carisma personal sirve a los partidos tanto como los deteriora y, a mediano plazo, los arruina. Es en los tiempos grises de la derrota cuando se toma conciencia de este dato: los años ochenta en el peronismo, por ejemplo, fueron años de institucionalización. Algo que se revirtió apenas elegida la fórmula que competiría en las presidenciales de 1989.

El peronismo puede gobernar en soledad: lo ha demostrado bien. Pero, ciertamente, a todos nos conviene que exista, al menos, una organización partidaria alternativa que canalice adecuadamente demandas propias de aquellos que no votaron, no votan y, por qué no reconocerlo, no votarían al peronismo. Es una necesidad que hace a la calidad de la democracia. Con un polo orgánico a la par del peronismo, no tenés cacerolas. Claro, que eso pase no depende de nosotros: depende de la oposición.

Pero el desafío de lograr una institucionalidad también le cabe al peronismo, y en los años que vienen, más allá del color, será una de las tareas de sus dirigentes la de intentar superar, al menos, nuestra inorganicidad congénita. Es muy linda la retórica del Movimiento, pero cuando se trata de distribuir poder, evidentemente no sirve para nada. Necesitamos un partido organizado, estable, moderno y democrático.

EM

Los nuestros- Sobre el post de Artepolítica

4 nos acompañaron

Pero la segunda cosa que dijo fue lo que realmente nos llamó la atención.  Lo que hizo que nos miráramos con las cejas bien levantadas y tensas a unos 20 metros de distancia. Fleury contó cómo el PT está teniendo problemas con esas famosas “nuevas clases medias”. Que no es que pasaron de la favela a vivir en, ponele, Pueyrredón y Córdoba. No. Son más bien que gente que tiene un empleo que no tenía, que accede a un cierto nivel de consumo que no tenía, quizás accedió a una institución educativa a la que no accedía, mejora su dieta y algún consumo cultural. Compró una motito. Explicó esta politóloga que estas personas, en un contexto “individualista” consideran ahora que “llegaron” pura y exclusivamente por su “propio esfuerzo”. Que no son parte de ningún proceso colectivo, social, político. Que creen que todo esto ocurre tan sólo porque lo  ”merecían”. Que consideran que están mejor en virtud de su propio “emprendurismo” (?).

Analizar solo esta parte de este post de Artepolítica da como para toda una materia de alguna carrera de ciencias sociales. Desculemos el párrafo:

1- Son más bien gente que tiene un empleo que no tenía, que accede a un cierto nivel de consumo que no tenía, quizás accedió a una institución educativa a la que no accedía, mejora su dieta y algún consumo cultural. Compró una motito.

En un esquema populista hay muchos significantes ocultos a la hora de llenar el significante vacío. En criollo, cada uno pone de lado un montón de demandas personales o grupales porque la NECESIDADES superan en gran medida la posibilidad de alcanzarlas.  A priori el populismo es una vía rápida que satisface demandas pero sin que se las procese institucionalmente. La inclusión social a la que hace referencia Artepolítica es la satisfacción de demandas elementales y asociativas de ese populismo que las gestiona.

En ese punto pueden pasar dos cosas, que el populismo se haga clientelar, esto es que mantenga el statu quo que provocó la demanda insatisfecha, o que realmente provoque una promoción social en cuyo caso habrá de haber dotado del cambio de pantalla que su público iba a buscar en su primer momento. El primer caso no cabe analizarlo dado que es siempre meneado, el segundo vale la pena interpelarlo un poco más. Pero antes vayamos a la segunda sentencia.

2- Explicó esta politóloga que estas personas, en un contexto “individualista” consideran ahora que “llegaron” pura y exclusivamente por su “propio esfuerzo”.

Este proceso se llama individuación y es un proceso que funciona como explicábamos en “El siglo de la Fraternidad”.

“Este proceso consiste en que el agente individual, para la realización de sus actividades dirigidas a la consecución de sus objetivos, necesita cada vez menos el recurso de las instituciones. {…} "Esta individuación nos hace ver que vamos lentamente hacia un cierto cosmopolitismo en el que, en el proceso de decisión individual, las instituciones sociales jugarán un papel muy poco contundente y el individuo decidirá de acuerdo con las restricciones que él mismo se imponga. En este sentido podríamos hablar de la “indidualisierung” como institucionalización del individuo"

“Mientras las decisiones de una persona están dictadas, en su mayoría, por la identidad del grupo al que pertenece, menos auténtica es su individualidad. Para convertirse en un individuo genuino y autónomo, la persona debe despojarse de las señas del grupo al que pertenece (o al menos de algunas). Tiene que ir liberándose de aquellos rasgos que comparte con los demás miembros del grupo (y con quienes interactúa) y pasar a compartir rasgos culturales alternativos que identifican a los miembros de otros grupos. Pero para ello no tiene más remedio que traicionar”. Los paréntesis son nuestros

Decíamos:

Supongamos que a pertenece a una red social "A" que tiene una identidad de pertenencia a la red M pero que por algún motivo, a decide interaccionar con miembros de la red B con identidad N. Este cambio de forma de interacción puede ser total o parcial y en consecuencia tendrá costos en función de las diferencias que existan entre las identidades M y N. Cuanto más antagónicas sean, mayores será el costo de la doble pertenencia o del alejamiento, como contrapartida, cuanto más similitudes tengan, menores serán los castigos con que la sociedad amenazará a quién pretendan separarse. Si representamos esto desde la tradicional teoría de conjuntos veremos al agente individualizado como un habitante de la intersección de los dos diagramas de Venn que se intersecan justamente en él mismo (puede ser en él o en muchos más). Si llevamos este esquema al extremo, nos encontraremos un espacio multidimensional que conforma una nube de esferas públicas que tienen como intersección al propio agente en cuestión, lo que lo caracteriza como rasgo "individual", ya que sólo él mostrará esa conducta producto de la intersección, entre los otros que se consideran similares (pares). En el caso del ejemplo MNÑ.

Siguiendo a Urrutia Elejalde:

“en el límite de este proceso el agente individual más o menos “repe” (repetido) se ha convertido en un individuo genuino en el sentido de que ha conformado un vector de rasgos culturales que sólo a él lo identifican”. Y concluye que “se puede, por lo tanto, decir que el individuo se hace tal, a través de la pertenencia a diferentes grupos a los que traiciona secuencialmente”.

Advierte además que "

el proceso de individuación no tiene fin y, además, no creo que fuera bueno que lo tuviera, pues, además de perder oportunidades de acceder a la autenticidad perderíamos diversidad”. Podríamos agregar, libertad, matiz, creatividad.

La multipertenencia configura la individuación.

Urrutia Elejalde concluye que:

especulando un poco, podríamos decir que cuanto más fuerte son las identidades más costosa es la traición y tanto más creíble y profunda, a pesar de todo, se lleva a cabo”.

Hasta allí lo que decíamos en el libro. Ahora bien, qué consecuencia tiene políticas tiene este proceso. A priori las obvias que se sitúan en la cita de Artepolítica, el costo para el grupo etario al que pertenece el individualizado que a logrado Identidad, pero otras mas mediatas son las cuestiones ideológicas que esto implica. Todo proceso de individuación implica una afirmación de la identidad individual o grupal de la o las personas que recorran este proceso y esto es la base del liberalismo. Además si traicionar es fácil esto habla que la identidad populista de la que se trate (kirchnerismo, lulismo) es débil.

Bien, detengámonos un poquito en este punto y repasemos el último punto:

3- Que no son parte de ningún proceso colectivo, social, político. Que creen que todo esto ocurre tan sólo porque lo ”merecían”. Que consideran que están mejor en virtud de su propio “emprendurismo”

Este pensamiento es meramente neoliberal, lo que nos deja que si un proceso populista es exitoso y tiene como consecuencia la inclusión que permite el ascenso social: esto implica forzosamente una fuga hacia la individualidad que aterriza tarde o temprano en lo liberal. Pero no republicano, aclaro.

Finalmente podemos concluir con dos ideas fuertes:

  • Un populismo exitoso termina indefectiblemente es un proceso liberal (neoliberal)
  • Si traicionar no tiene un costo muy alto, esto es que es fácil de practicar (erogo no es un populismo clientelar), la identidad populista a la que se traiciona no es una identidad fuerte.

Desagravio a Itatí y a los correntinos caídos en Malvinas

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“Mi aprecio por la experiencia kirchnerista es puramente racional, basado en la apreciación que es la mejor opción que teníamos; no se me ocurriría llamarme un soldado cristinista, y no soy devoto de la Virgen de Itatí. Pero tengo que decir que estos gestos me gustan, che.” Dice Abel en este Post al que titula Gestos y devociones.

Nunca podría estar más en desacuerdo con este párrafo por varias razones:

  1. La cosmogonía política correntina se divide en dioses Celestes ( liberales) y Colorados ( Autonomistas) y aunque hoy  esas expresiones no tengan  referentes importantes, el pueblo sigue respondiendo a esa binaridad.
  2. El fenómeno religioso es algo fuera de serie por acá, ya sea en el terruño de Cruz Gil, Mercedes, o en La Itatí donde se juntan cientos de miles para sus celebraciones.
  3. A Corrientes la aventura de Malvinas le costó demasiada sangre. Acá en Mercedes solo hay cuarenta y dos monolitos en la plaza: 3 de cada dos mil habitantes.
  4. Dardo Cabo fue a Malvinas con pretensiones burguesas y tilingas, por lo que traer el cotillón peroncho a la Itatí  por un acto imberbe y estúpido no tiene entidad frente a la muerte de los 42 y de los otros muchos correntinos caídos.

El coctel populista que nos propuso Cristina es más que Molotov, es una mezcla de codificación simbólica peronista con operación política que tiene como objeto poder asentar una pata en esta provincia radical y muy bien gobernada que le es refractaria. Que le haga impunemente este tipo de operaciones al manco me tiene sin cuidado porque allí hay peronismo existente, pero que use esa misma lógica acá, es una afrenta o al menos una falta grave de respeto.

CHAMAMECERO - Chamamé

Letra y Musica: Julian Zini (ex cura párroco de la ciudad de Mercedes)

Mírenlo, no importa el nombre;
puede ser Joaquín, Ernesto,
Tránsito, Isaco o cualquiera
de nuestros chamameceros…
Es el dueño de la fiesta,
su callado bastonero;
sin querer todos le entregan
las riendas del sentimiento.

Por eso la concurrencia
siente cosquillas adentro
y que le retoza el alma
ni bien abre el intrumento…
Parece un rito sagrado,
se inclina el chamamecero,
cierra los ojos y elige
un chamamé bien de adentro
que es una víbora hemosa
que parece estar en celo
porque se enrieda y se enrieda
hasta clavar su veneno
en los tobillos del damo…

Y ya desde ese momento
el correntino va herido…
No baila, reza, sus gestos
hablan por él…mientras tanto,
mientras se va retorciendo,
se desangra por la cancha
la herida de su silencio…

Lleva arrastrando los pies
en sinuoso viboreo;
amaga, gira, se hamaca,
se planta en el zapateo;
y como el pavo real
va erguido, pomposo y lento,
con el porte cortesano
de un antiguo caballero.

¿De qué remoto pasado,
de qué sepultado imperio,
de qué pueblos incendiados
le viene este sortilegio?
¿De dónde esa fuerza lenta
que se va agarrando al suelo?
¿De dónde esa gallardía
que tiene bailando el mencho?

Unos dicen que es herencia
y otros, cosa de amuleto:
la música… está en el alma
de los hijos de este suelo;
se le subió por la sangre
de los talones al pecho,
y le retoza en el alma
y le florece en los dedos…

Mírenlo… vale la pena
verlo, de pie en su silencio,
destrenzando melodías
y como arrugando el viento…
Las cosas que nos dirías
si hablaras chamamecero,
pero tu música dice
lo que esconde tu silencio.

Vos mismo dijiste un día
por boca de Don Ernesto…
“Tal vez…tal vez mi música diga
eso que decir no puedo…”
Tal vez por eso te usamos,
hermano chamamecero,
negándote ese lugar
que es tuyo y que te debemos.

Te aplauden y te ponderan,
pero ¿quién se tomó el tiempo
de llegarse hasta tu casa
a compartir tus desvelos…?
¿Qué sabemos de tu vida
y qué de tu pensamiento…?
¿Qué le contás a tu vino:
qué penas, qué amor, qué sueños…?

Padre de nuestra alegría,
Señor del baile ¡Maestro!
no se te paga con plata,
¡lo tuyo no tiene precio…!
Ojalá no mueras nunca
hemano chamamecero,
y haceme el favor, si un día
llego a morir, que no pienso,
tocame tu “Ajha potama”
o “la caú” y te prometo
que me voy a levantar
camino del cementerio,
para quedarme a tu lado
para ser tu guitarrero
y para cantar de oído
y a dúo como en mi pueblo,
el chamamé más sentido,
el chamamé que hace tiempo
te anda llorando en el alma
y es tu voz, ¡¡¡Chamamecero…!!!

Reflexiones sobre el castigo. - El club de los parricidas.

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Atentar contra la vida de los militares parecía una cosa natural para los Montoneros; después de todo se trataba de peronistas que se atrevían a matar a los amigos de Perón. Los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas vivieron con miedo el surgimiento de los guerrilleros en el espejo mágico de las generaciones. Reconocían en ellos las caras de sus hijos. El terror les confirmó que no eran los hijos deseados, eran hijos que querían matarlos y ocupar sus lugares. Fuimos aprendices de parricidas. Si admitimos eso quizás los militares se animen a admitir también su barbarie, atroz y demoníaca — no por haber sido hecha desde el Estado, sino porque les permitió satisfacer plenamente su deseo filicida.

A quien dude de la realidad de estas metáforas generacionales le sugiero pensar en Sergio Schoklender y Hebe de Bonafini. Ni Dostoiewski podría haber imaginado que el mayor parricida de la historia criminal argentina sería adoptado públicamente por la más notable madre de la historia política del país, la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, entidad icónica en la defensa de los derechos humanos en los años 70. Entre Sergio —que mató a sus padres en forma violenta, cumpliendo después una severa condena por su crimen— y Hebe —que perdió dos hijos en manos de los militares— existió un amor declarado de madre e hijo durante varios años, que acabó sorpresivamente en 2011 cuando el hijo adoptivo, acusado de enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, desvío de recursos públicos y asociación ilícita, apuntó a su madre adoptiva como responsable de todo.[…]

¿Pero que podría existir entre los argentinos que los aproximara a eso? Las ideologías políticas eran antagónicas y sus aristas totalitarias bien podrían explicar las atrocidades cometidas, pero existía un plus que aumentaba los resentimientos acumulados por las ideologías, la lucha de clases y el pasado violento del país. Eseplus pocas veces se presentó con la nitidez que tuvo en la Argentina de los 70, un país que no tenía los problemas raciales, étnicos o religiosos de la mayoría de los países de la región. Lo que arreció los conflictos fue la existencia de una tremenda lucha generacional con reverberaciones en el inconsciente de los individuos. Ese contexto hizo que la lucha armada transformase a los individuos en personajes de una tragedia.

Mi generación fue llevada a creer que los militares eran los padres de la Patria. Y lo eran de verdad: cuando festejé mi 40ª aniversario la Argentina había vivido durante 30 años bajo el mando de presidentes de extracción militar. La guerrilla desafió ese supuesto, en el cual los militares creían más que nadie. Cuando el terror los amenazó, la ceguera se transformó en resentimiento y delirio[...]

Parte en los años 60, pero sobre todo en los 70, los argentinos asistieron a la lucha sin tregua entre la vanguardia guerrillera de una generación más nueva y la retaguardia militar de otra generación anterior, con la edad de sus padres. Los jóvenes ansiaban el poder para realizar sus objetivos, con un espíritu tan intelectual y libertario como autoritario y narcisista, dispuestos a hacer lo que fuese necesario, incluso matar. Los viejos defendían el poder con un espíritu autoritario y ciego, sabían que no podían ser derrotados militarmente. En el límite, sus pulsiones inconscientes les daban una potestad ancestral e incondicionada sobre sus desafiantes. En los años 60 hubo generales que más que matar querían entender lo que ocurría, el límite no había sido alcanzado. Pero en los 70 la realidad fue otra, y también otros los generales.[…]

Si la violencia hubiera sido resultado de una patología, deberíamos concluir que fue bastante contagiosa, ya que afectó a buena parte de la población argentina, que apoyó selectivamente la insensatez que venía de uno y otro lado, para finalmente apoyar mancomunadamente y sin distinción de credo la no menos insensata Guerra de las Malvinas/Falklands. Si existe alguna patología, ella se encuentra en la particular combinación de imaginarios políticos fundamentalistas y resentimientos históricos de los actores que, en un momento particular de su dinámica, usaron ingenuamente el terror, desafiando no sólo a personas e instituciones sino a arquetipos del inconsciente colectivo. Ni las ideologías, ni las pasiones, explicarían por si mismas el grado de las atrocidades que sucedieron. A pesar del tradicional individualismo y narcisismo de los argentinos, las principales motivaciones de sus tragedias no son tanto de orden individual, como colectivo. Las responsabilidades por los acontecimientos también. Tanto en las fuerzas armadas como en las guerrillas hubo hombres buenos que dejaron de serlo en determinado momento. Y eso no puede ser explicado por patologías preexistentes[…]

No es común que las generaciones dejen un registro claro de su paso, para mal o para bien. La historia sigue simultáneamente líneas de continuidad y de ruptura; siempre que prevalece más el segundo aspecto hay por detrás una generación más claramente definida, en un sentido fuerte. Argentina tuvo varias generaciones reconocidas públicamente. Las más notables fueron las del siglo 19: la generación del 37, de Echeverría, Sarmiento y Alberdi; y la del 80, de Julio A. Roca. No entiendo las generaciones como cronologías regulares en un mundo continuo, sino como momentos de discontinuidad histórica en los cuales los individuos ganan una nueva identidad que les permite su protagonismo en la esfera pública. Valoro la importancia dada a este concepto por Ortega y Gasset, a pesar de no compartir su énfasis como eje interpretativo general de la historia.

Pienso que el concepto de generación se usa habitualmente sin observar que en el plano empírico puede tener un sentido fuerte o débil. En un sentido débil la generación recorta (con algún grado de arbitrariedad) al conjunto de personas que comenzaron a vivir su vida adulta en determinada década, por ejemplo, en los años 60 o 70. Pero en un sentido fuerte se debe reconocer que existió una generación en los años 60, pero no en los 70. La generación de los 60 representa una condensación de nuevos valores, paradigmas y subjetividades que tuvieron fuerte influencia en la vida política, social y cultural del país, de ahí para adelante. No existe una generación propiamente dicha si sus integrantes no dejan una marca original en la historia. Existe una generación cuando un grupo humano, de edad próxima ente sí, define un antes y un después de forma innegable. Por eso, en ese sentido fuerte, no existió generación de los 70, la de los 60 colonizó esa década, así como las siguientes, infelizmente. Esa colonización es la que abre las puertas para la posibilidad de transformar la tragedia en farsa. La pretensión de repetir la historia por parte de quienes asientan su experiencia sobre bases ajenas engendra frutos espurios, que comparados con los anteriores se transforman en farsa. Es el caso de los gobiernos Kirchneristas, que adoptaron valores y objetivos de la generación del 60 con escaso realismo y sin ninguna autenticidad (recordemos que Néstor Kirchner nació en 1950 y Cristina Kirchner en 1953, ambos pertenecen a la “generación” del 70, la mayoría de sus militantes son más jóvenes todavía.)

En la guerra revolucionaria/contra–revolucionaria que comenzó en los años 60 y tuvo su apogeo en los 70 se enfrentaron dos generaciones, la del 40 y la del 60. La última era la que poseía un sentido más fuerte. En esa casi guerra civil las victorias y derrotas pasarían de mano varias veces. La generación más fuerte sería derrotada militarmente por la más débil, que en ese campo era la más fuerte, pero la historia derrotaría a ambas.

Habitualmente se reconoce como miembros de determinada generación a aquellos nacidos aproximadamente veinte años antes. La generación comienza entonces cuando los jóvenes están en condiciones de asumir sus obligaciones sociales, políticas, culturales y económicas, nutriéndose del ambiente en que actúan. Así, la generación del 60 nació aproximadamente de 1940 para adelante. Yo pertenezco a esa generación, nací en 1943. Es el caso también de los líderes guerrilleros, cuya media de nacimientos se sitúa en 1942.

Mi generación combatió a otra más vieja, nacida a partir de 1920 y madurada en los años 40. La generación de los 60 en Argentina fue construida por un espíritu del tiempo revolucionario, aventurero y vanguardista. La generación de los 40 se nutrió, en cambio, de las ideologías y lamentos de la Segunda Guerra Mundial, dividiendo sus simpatías entre el nazismo, el comunismo y el liberalismo. Por causa de esa heterogeneidad los nacidos alrededor de los años 20 no ganarían el derecho de ser reconocidos como parte de una generación en el sentido fuerte. Sin embargo, en los años 60 y 70, frente a la amenaza revolucionaria, las elites militares condensaron las diferencias de origen de su generación dentro de una visión burocrático-autoritaria cargada de elementos mítico-religiosos. La generación que no supo tener una identidad definida en los 40 alcanzó ese triste derecho apoyando a los militares en los 70. Aunque por otros caminos, la astucia de la razón preparó también un triste destino para la generación revolucionaria de los 60. Sin la más mínima autocrítica, varias décadas después de su catastrófica gesta, numerosos militantes encontraron la realización de sus anhelos en las políticas populistas de los gobiernos Kirchner – aprovechando, de paso, la oportunidad para ocupar cargos públicos.

Los nombres y años de nacimiento de los principales líderes guerrilleros, siguiendo un orden cronológico aproximada de su aparición en el escenario público: El Kadri (1941), Santucho (1936), Gorriarán Merlo (1941), Olmedo (1943), Quieto (1938), Abal Medina (1947), Firmenich (1948), Galimberti (1947). La muestra revela cohesión generacional, en la medida en que los extremos (1936–1948) se sitúan bastante próximos de la media (1942). Obsérvese que esto no fue necesariamente así en otros países de América Latina […]Volviendo a la Argentina, siguiendo también un orden cronológico, los lideres militares, políticos y sindicales más destacados que la guerrilla enfrentó fueron: Onganía (1914), Vandor (1923), Levingston (1920), Lorenzo Miguel (1927), Lanusse (1918), Lopez Rega (1916), Isabel Peron (1931), Videla (1925), Massera (1925). Esos líderes mostraban una relativa cohesión en torno de la media (1922), pero de cualquier forma representaban una generación débil, que ni se acercaba a la homogeneidad en torno de grandes valores y objetivos que tuvo la generación del 60. Esos líderes ocupaban un lugar que había sido disputado violentamente también en el interior de su generación – a título de ejemplo puede mencionarse que en las filas de la generación del 40 se inscriben también figuras como Eva Perón y el Che Guevara, nacidos en 1919 y 1928 respectivamente, ambos a escasa distancia de la media de los líderes antes citados

Héctor Leis- Testamento- http://bonk.com.ar/tp/feature/1922/testamento-2-generaciones

Redes clientelares. I Una perspectiva teórica desde el Análisis de Redes Sociales

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Leemos a Aguirre, Julio L. (Abril 2012) 

"Entiendo por red clientelar a un conjunto de actores vinculados a través de una relación clientelar que conforman una estructura de relaciones que los dota de posiciones y roles funcionalmente diferenciables -patrones, mediadores y clientes- y configura pautas de interacción que condicionan sus acciones y preferencias dentro de ella.
Analíticamente, en el modelo teórico propuesto se define a las redes clientelares como redes unimodales uniplex (Aguirre, 2011: 14-15) donde se vinculan un conjunto finito de actores sociales (diferenciados en sus posiciones y roles, pero no en su naturaleza) a partir de un único tipo de relación, la clientelar16. Estructuralmente, el modelo define a las redes clientelares como redes libres de escala (op. Cit. Pp. 50) caracterizada por la presencia de un conjunto de nodos que concentran una gran cantidad de relaciones (los mediadores), un nodo central que coordina los vínculos entre distintos subgrupos (el patrón) y un gran número de nodos con muy pocas relaciones (los clientes). 
En nuestro modelo teórico, la red clientelar se constituye como una red libre de escala en torno al patrón como facilitador de las recursos que son distribuidos entre los clientes (C) a través de los mediadores. Esta red típico ideal de la estructura relacional del clientelismo muestra un alto grado de concentración de relaciones en los mediadores que operan como hubs18 pero dependen del patrón para integrarse entre sí en una red mayor; el patrón opera estructuralmente como un puente local.
Como se ha dicho muchas veces en este blog este tipo de red es una red altamente jerarquizada
Las redes clientelares, del tipo que analizo en este trabajo, emergen en contextos caracterizados por altos niveles de vulnerabilidad social y desarticulación de las redes tradicionales de apoyo, para vincular, de forma precaria y bajo condición de lealtad, a sus “clientes” con distintos canales de acceso a bienes y servicios básicos. La vulnerabilidad social es la característica distintiva de los clientes, y se vincula tanto al lugar ocupado por éstos en la división social del trabajo como con los mecanismos de seguridad social y las relaciones de socialización. Al analizar a los clientes de la red, importan tanto sus características individuales, vinculadas a la inserción en el mercado laboral y la recepción de asistencia por parte del Estado, como las relaciones sociales que configuran su red de apoyo, o sea, las personas a las que recurren ante algún problema.
Los mediadores, normalmente, tienen la misma pertenencia de clase social que sus clientes, pero se diferencian de ellos porque poseen un mayor capital social acumulado (Auyero, 2001: 105). Los mediadores se encuentran arraigados en las mismas redes sociales cotidianas que los clientes, pero poseen vínculos directos con políticos y funcionarios del Estado (mayormente a nivel municipal). Normalmente se encuentran empleados en el Estado, en áreas bajo el control del patrón, esto les facilita su tarea de intermediarios, les confiere una fuente de ingresos (que normalmente los posiciona socioeconómicamente mejor que a los clientes) y, a la vez, condiciona su existencia material a los favores del patrón; en este sentido, es un cliente más. Los patrones son líderes políticos con acceso a recursos públicos de uso discrecional. Suelen estar bien posicionados dentro de las estructuras partidarias y su éxito político se vincula con el tamaño y eficiencia de su red clientelar. De esto último, se desprende que gran parte de su poder político es de base territorial, por ello las figuras más prominentes dentro de los patrones de las redes clientelares suelen ocupar cargos fuertemente arraigados al territorio (como los intendentes). Mientras más alejados están del territorio, más compleja se vuelve su red clientelar, incorporando niveles nuevos de mediadores y gestores. La literatura los describe como líderes carismáticos, conocedores de los estilos de vida y principales problemas del
territorio, y regulares visitadores de sus zonas de influencia.
Génesis de la red: autosimilitud y cierre tríadico 
Según Auyero (2001), la relación clientelar emerge producto de tres procesos que se conjugan en un espacio particular: 1) La configuración de una nueva marginalidad marcada por un contexto de desempleo estructural y nuevas necesidades básicas, donde la vida en la villa pasa de ser una etapa transitoria, en un proceso de eventual ascenso social, a ser una situación permanente. 2) La desarticulación de las distintas organizaciones de vecinos (como los clubes, las asociaciones de ayuda mutua, las uniones vecinales o las asociaciones de vecinos), cuyo auge se da durante las décadas de los años 60 y 70, y el comienzo de su decadencia está marcado por la represión y control de toda forma de organización política durante la última dictadura militar, que dinamizaban las redes sociales cotidianas (de amistad y familia) y operaban como redes de contención de las necesidades básicas. 3) La construcción de una nueva red de solución de problemas basada en la relación clientelar. Las redes sociales de apoyo vaciadas de recursos, son dinamizadas mediante recursos que ingresan a través de los planes sociales, cobrando mayor relevancia las figuras del mediador y el referente como canales de acceso a esos recursos garantizados políticamente por el patrón.

Arraigo
A pesar de que el modelo reticular del clientelismo trabaja como una red uniplex modo 1, dónde solo estudiamos un tipo de relación entre los actores (la relación clientelar), es importante considerar que las redes clientelares están insertas en contextos sociales y sus actores son atravesados por múltiples relaciones cotidianas, fuertes o débiles, que los vinculan a otras personas; el arraigo35 de la relación clientelar entre mediador y cliente es muy alto debido a que ambos comparten muchos vecinos en su red social personal.

El hecho de que mediadores y clientes tengan contactos en común entre sus redes sociales próximas, robustece y complejiza la relación clientelar, solapándole otro tipo de relaciones como la vecindad, la amistad e, incluso, las relaciones familiares. Esto explica la insistencia de los estudios etnográficos sobre el clientelismo en que el lazo que une a los actores en una red clientelar, muchas veces, supera ampliamente el intercambio material. Si a esto sumamos que la relación clientelar está atravesada por la reproducción de un discurso militante que busca mistificar la figura del patrón y/o el movimiento o partido, podemos dar cuenta del complejo sistema de incentivos que opera sobre los actores de este tipo de redes clientelares. Que mediadores (o referentes) y clientes estén arraigados dentro de una misma red social, implica que las consecuencias por no cumplimiento con lo pactado superan aquellas aparentes en el “contrato clientelar”, aumentando considerablemente el “castigo social” por incumplimiento.


El gráfico  muestra cómo el arraigo del mediador en las redes sociales cotidianas de los clientes religa y fortalece los vínculos entre ambos a partir de lazos fuertes que conforman clústeres fácilmente identificables y funcionalmente relevantes para entender el funcionamiento de la red en su conjunto.
Junto con los lazos fuertes que conforman clústeres dentro de la red, existen lazos débiles entre los actores de clústeres distintos que los vinculan permitiendo integrar a estos grupos en redes mayores.
El próximo post comento

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