Los mercados financieros como procomunes

Le pedíamos opinión a Juan Urrutia Elejalde sobre este artículo Financial Markets As Commons

“Government and the nonprofit sector have an important role in ensuring that the financial markets are not turned into a speculative casino. Government oversight is how we protect this commons and it is obvious that the speculators won the upper hand for the last decades. We should reclaim our financial market commons.”

y este otro Los Bienes Públicos y el “segundo mejor”

“Por eso estos bienes son proporcionados por los estados (como supuestos representantes del interés general) o son prestados por empresas privadas bajo regulaciones públicas. Los sistemas financieros son implícitamente considerados como bienes públicos y están sujetos a reglas prudenciales y son acompañaados por sistemas de seguros públicos y privados. para cubrir eventuales costos de crisis.”

Juan nos contesta hoy con su post donde se pregunta: ¿Los mercados financieros como procomunes?

"Empezaré por la idea de considerar a un sistema finaciero como el que conocemos como un bien público. No lo es en sentido técnico porque hay rivalidad en su consumo y puede excluirse a cualquiera de su uso. Si yo obtengo un préstamo, otra persona tendrá más dificultades para que se lo concedan, como es el caso de cualquier bien privado, aunque tenga la msma solvencia que yo. Que se puede excluir de su disfrute a cualquiera es algo que estamos sufriendo hoy en todo el mundo.

Cosa distinta es que la regulación de esa industria financiera y la supervisión y vigilancia de las istituciones que la componen tenga un caracter de bien público. No hay posibilidad de exclusión y mi disfrute no impide el tuyo. Pero, cuidado porque esto no implica automáticamente que esos servicios de regulación y vigilancia (y mucho menos los seguros que se puedan contratar sobre contingencias financieras) tengan que llevarse a cabo por el Estado o por una agancia delegada de ese Estado aunque estemos acostumbrados a que ese sea el caso. Aquí podrí­a extenderme pero este post se convertiría en una especie de rutina de maestrillo que no solo me me aburre sobremanera sino que, además, resultarí­a ridícula. Baste con añadir algo sobre el óptimo subsidario o de segundo orden o el “segundo mejor”. Hay ua especie de teorema que nos dice que la desregulación puede no mejorara todos a no ser que sea completa y que , sin embargo, cuando estamos ya en un sietema regulado siempre podemos encontrar una reregulación que mejore a todos. Como el sistema financiero no es un casino sino que con él bien organzado podemos ganar todos, está regulado y siempre puede mejorarse esa regulación.

Vayamos pues con los procomunes, bienes comunales o commons. La cita parece indicar que la industria financiera podrí­a ser gobernada como un bien comunal, utilizable libremente por todos sin que se establezcan derechos de propiedad (privada) sobre dichos bienes. En general y antes de la revolución digital, se hablaba de la Tragedia de los Commons pues su consecuencia era la extición del bien. Es el caso de la pesca y concretamente de las ballenas que, al pescarse en aguas comunales, están en peligro de extinción por la inevitable sobre eplotación.

Sin embargo, desde que es posible reprodicir ciertos bienes a coste cero (o casi) nos topamos con lo que ha dado en llamarse provocativamene La Comedia de los Commons porque no solo no cabe la sobreexplotación ni hay peligro de extinción, sino que además la proliferación de esos procomunes, pensemos en el software, ayuda a que surja la creatividad y facilita la innovación, incrementando así­ la productividad muy especialmete en el mismí­simo campo del software de forma que, para ser gráficos, podrí­amos decir que es como si la pesca de la ballena aumentara la población de esa especie.

Toca pues preguntarnos si el sistema financiero tal como lo conocemos es una tragedia o una comedia en el sentido introducido en el párrafo anterior. A mi juicio no me cabe la menor duda que el experimento inédito de convertir el ahorro total en un bien comunal acabarí­a en tragedia y redundarí­a en la desaparición de cualquier clase de ahorro.

Claro que pequeñaas comunidades pueden decidir llevar a la práctica el dictum marxista de “de cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidaes”y que cabe imaginar que el mundo podría organizarse en una multitud ingente de pequeñaas comunidades de esa naturaleza.

Pensar en esa posibiidad es fascinante y pienso volver sobre ello; pero no es tarea fácil entender como posible un mundo comunal en el que rige el “valor de uso” y en el que no sabemos cómo ese valor de uso se transforma en poder de compra más allá de la muy ineficaz “cadena de favores”.

¡Ah! por cierto, no se me ocurre cómo una ONG podría administrar un sistema financiero comunal."

En este artículo de Elinor Ostrom sobre "El gobierno de los Bienes comunes" se dice los siguiente:

"el problema que enfrentan los apropiadores de los recursos de uso común es de organización: cómo cambiar la situación en la que los apropiadores actúan de manera independiente a otra en que adoptan estrategias coordinadas para obtener mejores beneficios comunes o para reducir sus daños. Ello no significa crear necesariamente una organización"

Creo que la clave del tamaño de esa organización lo aporta el amigo Fernando Vega Redondo quién habla de "volatilidad del entorno": en un entorno más volátil la comunidad tendrá menor tiempo de resolución del conflicto, dado que el entorno puede estar condicionando la resolución. El segundo aspecto a tener en cuenta es lo que Vega Redondo define como capacidad de coordinación entre pares. A menor capacidad de “coordinación” mayor será la dificultad para llegar a un entendimiento.
Esas dos variables me están determinando la capacidad de organización de una comunidad que por sí son muy variables y sujetas a factores externos, por eso el tamaño de la comunidad donde esta organización sea posible estará directamente influido por ellas.

Muchas gracias Juan y lo animamos a seguir desarrollando el tema

1 nos acompañaron:

walter besuzzo dijo...

escribì lo que me pidio un abrazo

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