Redes clientelares. I Una perspectiva teórica desde el Análisis de Redes Sociales

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Leemos a Aguirre, Julio L. (Abril 2012) 

"Entiendo por red clientelar a un conjunto de actores vinculados a través de una relación clientelar que conforman una estructura de relaciones que los dota de posiciones y roles funcionalmente diferenciables -patrones, mediadores y clientes- y configura pautas de interacción que condicionan sus acciones y preferencias dentro de ella.
Analíticamente, en el modelo teórico propuesto se define a las redes clientelares como redes unimodales uniplex (Aguirre, 2011: 14-15) donde se vinculan un conjunto finito de actores sociales (diferenciados en sus posiciones y roles, pero no en su naturaleza) a partir de un único tipo de relación, la clientelar16. Estructuralmente, el modelo define a las redes clientelares como redes libres de escala (op. Cit. Pp. 50) caracterizada por la presencia de un conjunto de nodos que concentran una gran cantidad de relaciones (los mediadores), un nodo central que coordina los vínculos entre distintos subgrupos (el patrón) y un gran número de nodos con muy pocas relaciones (los clientes). 
En nuestro modelo teórico, la red clientelar se constituye como una red libre de escala en torno al patrón como facilitador de las recursos que son distribuidos entre los clientes (C) a través de los mediadores. Esta red típico ideal de la estructura relacional del clientelismo muestra un alto grado de concentración de relaciones en los mediadores que operan como hubs18 pero dependen del patrón para integrarse entre sí en una red mayor; el patrón opera estructuralmente como un puente local.
Como se ha dicho muchas veces en este blog este tipo de red es una red altamente jerarquizada
Las redes clientelares, del tipo que analizo en este trabajo, emergen en contextos caracterizados por altos niveles de vulnerabilidad social y desarticulación de las redes tradicionales de apoyo, para vincular, de forma precaria y bajo condición de lealtad, a sus “clientes” con distintos canales de acceso a bienes y servicios básicos. La vulnerabilidad social es la característica distintiva de los clientes, y se vincula tanto al lugar ocupado por éstos en la división social del trabajo como con los mecanismos de seguridad social y las relaciones de socialización. Al analizar a los clientes de la red, importan tanto sus características individuales, vinculadas a la inserción en el mercado laboral y la recepción de asistencia por parte del Estado, como las relaciones sociales que configuran su red de apoyo, o sea, las personas a las que recurren ante algún problema.
Los mediadores, normalmente, tienen la misma pertenencia de clase social que sus clientes, pero se diferencian de ellos porque poseen un mayor capital social acumulado (Auyero, 2001: 105). Los mediadores se encuentran arraigados en las mismas redes sociales cotidianas que los clientes, pero poseen vínculos directos con políticos y funcionarios del Estado (mayormente a nivel municipal). Normalmente se encuentran empleados en el Estado, en áreas bajo el control del patrón, esto les facilita su tarea de intermediarios, les confiere una fuente de ingresos (que normalmente los posiciona socioeconómicamente mejor que a los clientes) y, a la vez, condiciona su existencia material a los favores del patrón; en este sentido, es un cliente más. Los patrones son líderes políticos con acceso a recursos públicos de uso discrecional. Suelen estar bien posicionados dentro de las estructuras partidarias y su éxito político se vincula con el tamaño y eficiencia de su red clientelar. De esto último, se desprende que gran parte de su poder político es de base territorial, por ello las figuras más prominentes dentro de los patrones de las redes clientelares suelen ocupar cargos fuertemente arraigados al territorio (como los intendentes). Mientras más alejados están del territorio, más compleja se vuelve su red clientelar, incorporando niveles nuevos de mediadores y gestores. La literatura los describe como líderes carismáticos, conocedores de los estilos de vida y principales problemas del
territorio, y regulares visitadores de sus zonas de influencia.
Génesis de la red: autosimilitud y cierre tríadico 
Según Auyero (2001), la relación clientelar emerge producto de tres procesos que se conjugan en un espacio particular: 1) La configuración de una nueva marginalidad marcada por un contexto de desempleo estructural y nuevas necesidades básicas, donde la vida en la villa pasa de ser una etapa transitoria, en un proceso de eventual ascenso social, a ser una situación permanente. 2) La desarticulación de las distintas organizaciones de vecinos (como los clubes, las asociaciones de ayuda mutua, las uniones vecinales o las asociaciones de vecinos), cuyo auge se da durante las décadas de los años 60 y 70, y el comienzo de su decadencia está marcado por la represión y control de toda forma de organización política durante la última dictadura militar, que dinamizaban las redes sociales cotidianas (de amistad y familia) y operaban como redes de contención de las necesidades básicas. 3) La construcción de una nueva red de solución de problemas basada en la relación clientelar. Las redes sociales de apoyo vaciadas de recursos, son dinamizadas mediante recursos que ingresan a través de los planes sociales, cobrando mayor relevancia las figuras del mediador y el referente como canales de acceso a esos recursos garantizados políticamente por el patrón.

Arraigo
A pesar de que el modelo reticular del clientelismo trabaja como una red uniplex modo 1, dónde solo estudiamos un tipo de relación entre los actores (la relación clientelar), es importante considerar que las redes clientelares están insertas en contextos sociales y sus actores son atravesados por múltiples relaciones cotidianas, fuertes o débiles, que los vinculan a otras personas; el arraigo35 de la relación clientelar entre mediador y cliente es muy alto debido a que ambos comparten muchos vecinos en su red social personal.

El hecho de que mediadores y clientes tengan contactos en común entre sus redes sociales próximas, robustece y complejiza la relación clientelar, solapándole otro tipo de relaciones como la vecindad, la amistad e, incluso, las relaciones familiares. Esto explica la insistencia de los estudios etnográficos sobre el clientelismo en que el lazo que une a los actores en una red clientelar, muchas veces, supera ampliamente el intercambio material. Si a esto sumamos que la relación clientelar está atravesada por la reproducción de un discurso militante que busca mistificar la figura del patrón y/o el movimiento o partido, podemos dar cuenta del complejo sistema de incentivos que opera sobre los actores de este tipo de redes clientelares. Que mediadores (o referentes) y clientes estén arraigados dentro de una misma red social, implica que las consecuencias por no cumplimiento con lo pactado superan aquellas aparentes en el “contrato clientelar”, aumentando considerablemente el “castigo social” por incumplimiento.


El gráfico  muestra cómo el arraigo del mediador en las redes sociales cotidianas de los clientes religa y fortalece los vínculos entre ambos a partir de lazos fuertes que conforman clústeres fácilmente identificables y funcionalmente relevantes para entender el funcionamiento de la red en su conjunto.
Junto con los lazos fuertes que conforman clústeres dentro de la red, existen lazos débiles entre los actores de clústeres distintos que los vinculan permitiendo integrar a estos grupos en redes mayores.
El próximo post comento

Preparando el 7 para afrontar el 8

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Por qué los medios de comunicación necesitan abrir sus despensas


Los medios de comunicación necesitan desarrollar y abrir sus propias APIs, y no me refiero a un agente de la propiedad inmobiliaria para que les ayude a vender sus redacciones para liquidar quiebras. Una API es la llave que abre la puerta de la despensa. Es la alfombra roja que atrae el talento y posibilita generar valor para el producto, de afuera hacia adentro, sin tener que gastar recursos en crearlo directamente.
En plena crisis estructural, talento, valor y recursos no les sobran precisamente a los medios. Pretender atraerlos manteniéndose cerrados a cal y canto, sin abrirse a la colaboración con susstakeholders habituales (usuarios, lectores, anunciantes, proveedores...) es un imposible.
Un estudio de dos investigadores (Airtamurto y Lewis) de Standford y la Universidad de Minnesota ha concluido, tras basarse en las experiencias del New York Times, The Guardian, Usa Today yNPR (la radio pública de EE.UU.), que el uso de APIs abiertas es "un acelerador del I+D", crea una "avenida" para nuevas vías de comercialización y posibilita la aparición de nuevas redes de innovación. Una vez más, tres cosas de las que andan muy necesitados los medios españoles.
El guardián de la innovación
El citado The Guardian es uno de los alumnos más aventajados. No sé si tendrá algo que ver el que sea propiedad de una organización sin ánimo de lucro y que por lo tanto su objetivo no sea repartir supuestos beneficios a costa de todo (a veces también del periodismo), pero este medio británico siempre suele estar en primera línea en cuanto a innovación, transparencia y horizontalidad para con sus usuarios (ved en este vídeo a Alan Rusbridger, su editor, diciendo que "los periodistas no son los únicos expertos en el mundo").
En este caso, The Guardian fue el primero en tirar la piedra del Open Journalism. No escondió la mano, y ahí tenemos los frutos de esa iniciativa donde las APIs son el motor que las alimenta:
  • Content API: permite a cualquiera acceder al contenido de The Guardian para su reutilización. La “llave” puede ser gratis o de pago según lo que quieras hacer con su contenido.
  • Data store: Su lema lo dice todo: “los hechos son sagrados”. Data store actúa como un ‘market’ de datos que atesora el medio respecto cualquier tema que haya tratado antes o a cuyas fuentes haya accedido. Algo que también están haciendo otros medios en el mundo y que en España sería tremendamente útil que hicieran unos medios que pueden acceder con un poco más de facilidad que los ciudadanos a unos datos que tristemente siguen estando secuestrados por las administraciones públicas. No te pierdas el ‘ Data blog’ de Simon Rogers.
  • Politics API: Su primera API temática, permite a cualquiera acceder al basto conocimiento acumulado por el medio sobre la política en el Reino Unido. Políticos, partidos, resultados electorales y decenas de variables transversales.
  • Micro APPs: Permiten a cualquiera integrar su contenido, datos, herramientas y experiencias de usuario directamente en el ecosistema de The Guardian. Un ‘contexto’ de 36 millones de usuarios al mes.
Así funciona el Open Journalism en The Guardian:
Otro producto de The Guardian que está explotando su entorno vía API es N0tice, su sorprendente plataforma de periodismo ciudadano, una interesante mezcla de Craiglist y Twitter que pretende responder a la pregunta "¿Qué está sucediendo cerca de tí?". Como explican en el Nieman Journalism Lab, The Guardian pretende con esta API “invitar a empresas, periodistas y otros a encontrar nuevos usos a la información que los usuarios están creando, buscando y compartiendo cada día” en esta plataforma.
Básicamente: el medio tiene la idea, crea la plataforma, los usuarios la alimentan y los interesados en los usuarios (empresas, anunciantes, otros periodistas) inventan el modelo de negocio para el medio -casi sin darse cuenta- al buscar la mejor manera de aprovecharse de este invento.
Con este sistema, The Guardian se está asegurando:
Primero, que tiene un control sobre lo que se hace con sus contenidos. Es posible que muchos editores piensen que dejar la llave de la nevera al alcance de cualquiera es sinónimo de quedarse sin cena. Pues es al revés.
Segundo, que miles de programadores acudan a la llamada de la API en búsqueda de crear nuevas aplicaciones para web, móvil, tablet, etc. The Guardian se reparte los beneficios publicitarios con ellos por un producto que no les ha consumido ni un céntimo de sus recursos y se beneficia de un talento que sobrepasa por mucho el que cabría en su redacción.
Tercero, que se cree un entorno impresionante para que florezca la innovación. Recordemos: el periodismo sigue sin modelo de negocio claro. En espacios como Open Journalism, al dejar abierta la caja de todos los ingredientes, es mucho más fácil que alguien acabe dando con la receta. Los nuevos modelos de negocio del periodismo encuentran así su mejor primavera para florecer.
¿Os imagináis una API que nos permitiera un acceso fácil y limpio a la inmensa hemeroteca del ABC? Seguro que alguien crearía una aplicación que permitiera a cualquiera contextualizar históricamente su noticia o contenido con las noticias antiguas de este veterano medio. ABC.es aumentaría exponencialmente sus páginas vistas sin haber invertido un céntimo en desarrollo, difusión, etc.
Ese era solo un ejemplo patrio para aterrizar una idea que va más allá de eso: si hay salvación para los medios, desde luego está fuera de ellos. Ojalá abran sus puertas, o repartan llaves, o nos dejen escudriñar en sus despensas.
Si no, en unos años estaremos hablando de las APIs... de los periodistas.
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Vida extra por llegar al final del post: La economía colaborativa en el TEDx Madrid

Reflexiones extremas sobre el castigo

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 Se entiende como Terrorismo de Estado cuando un gobierno usa el aparato del Estado para reprimir a la oposición o a algún sector minoritario, por fuera de los canales de la ley.
Dice Wikipedia que se supone que está filtrada por varios actores interesados:
El terrorismo de Estado consiste en la utilización de métodos ilegítimos por parte de un gobierno orientados a inducir el miedo o terror en la población civil para alcanzar sus objetivos o fomentar comportamientos que no se producirían por sí mismos. Dichas actuaciones se justifican por razón de Estado.
Wikipedia habla de “población civil”, podríamos hablar simplemente de Pueblo llano, en el sentido de ese sector de la población que no tiene las posibilidades de defenderse o tampoco puede accionar sobre los organismos del estado para protegerse dado que es el mismo Estado el que se ha vuelto en su contra.
De todas maneras hay una parcialidad hegemónica que le infunde a  las “otras” alguna forma de terror, anulándolo como otro, o sea erigiéndose ella misma como totalidad. Que hace desaparecer la diferencia en base a la total exclusión o parálisis de la misma. Anula la persona, anula el sujeto y anula al hombre y la mujer  en sus formas corrientes en que las conocemos y como dice Onfray, son los cuerpos los que sobreviven, los individuos que perduran hasta que también la muerte los termina de anular. Dice
Las tres figuras de la sumisión funcionaron en la juridicidad, el humanismo y el personalismo.[…]

Lejos de la red, de la estructura, de las formas exteriores que dibujan los contornos provenientes de lo social, la figura del individuo remite a la indivisibilidad, a la irreductibilidad. Es lo que queda cuando se despoja al ser de todos sus oropeles sociales. Bajo las sucesivas capas que designan al sujeto, al hombre y a la persona, encontramos el núcleo duro, entero, la mónada cuya identidad nada, salvo la muerte -y quizá ni eso-, puede quebrar. Unidad distinta en una serie jerárquica formada por géneros y especies, elemento indivisible, cuerpo organizado que vive su propia existencia, y que no podría dividirse sin desaparecer, ser humano en cuanto identidad biológica, entidad diferente de todas las otras, si no unidad de la que se componen las sociedades: el individuo sigue siendo irreductiblemente la piedra angular con la que se organiza el mundo.

Reducido a la pura individualidad, a la protección de lo que en si constituye el sustrato de toda vida y de toda supervivencia, Robert Antelme saca a luz un principio denominado por él la vena del cuerpo, según el cual, ante el espectáculo del golpeado, del torturado, existe siempre, en el fondo de sí, allí donde se estancan y yacen las partes malditas, una satisfacción de un tipo particular, un modo extraño de gozar que supone el placer de no ser el hombre golpeado. No significa que se disfruta con el sufrimiento del otro, sino que es una forma de autoprotección, para evitar que aquel sufrimiento nos contamine, puesto que el hecho vale como placer de un dolor evitado, principio de un hedonismo negativo. Afectado por la compasión, fragilizado por la misericordia, toda individualidad sometida al ritmo y a las cadencias violentas de los campos de concentración habría estallado, lisa y llanamente. Vena del cuerpo, pues... […]

Se trata de hacer algo del individuo descripto, mostrado y reducido de este modo, de esta figura causada por la indigencia y la deconstrucción máxima. Caído al grado cero de la unidad, frente a lo que permite construir o reconstruir, ahora se trata de ascender hacia una complejidad que determine y defina el pasaje de la metafísica a la política. Toda política, tradicionalmente, propone un arte para someter al individuo y hacer de él un sujeto por medio de las desventajas y ventajas que concede una persona. Se distingue como técnica de integración de la individualidad en una lógica holista en la que el átomo pierde su naturaleza, su fuerza y su potencia. Proclamadas todas las utopías, pero también los proyectos de sociedad que pretendieron reivindicar la ciencia, lo positivo y el utilitarismo más sobrio, plantearon este axioma: el individuo debe ser destruido, luego reciclado, integrado en una comunidad proveedora de sentido. Todas las teorías del contrato social se apoyan sobre esta lógica: fin del ser indivisible, abandono del cuerpo propio y advenimiento del cuerpo social, único habilitado, luego, para reivindicar la indivisibilidad y la unidad habitualmente asociadas al individuo.
 Entonces el Terrorismo de Estado que había partido de una parcialidad que trató de imponer una totalidad anulando las tres figuras de la sumisión social terminan generando un individuo que, o bien se deja reprogramar de cero y así le sirve socialmente a esa totalidad o muere porque no se deja reprogramarse . De esta  manera el terror termina haciéndolo actuar al individuo reducido a su cuerpo de una forma hedonista. No porque reciba placer al contrario esa opción hedonista la hace el individuo para no recibir más castigo o simplemente porque se resiste a morir.
Ideológicamente, al margen de la posición y del entorno que le toca vivir al torturado, es una posición liberal, centrada en el placer individual como describe Onfray, una posición absolutamente antisocial que remite al libertarianismo o al anarquismo. Opciones que se describen como de “ultraderecha”.
Muchos de estos procedimientos, producto esencialmente de conductas corporales, han sido virtualizados por la mente humana y son fáciles de reproducir en campos donde no existe la picana, ni se ha visto nunca pero que sin embargo los hedonismos  celebran de la misma manera el estar vivos, el poder respirar. El dicho “desde que me quemé con leche cada vez que veo una vaca lloro” hacer referencia a esa memoria virtual o corporal que nos hace actuar de determinada manera.
Onfray en su forma mas radicalizada parte de los campos de concentración donde es el Terrorismo de estado el que impone estos castigos corporales disciplinares, incluso sabiendo desde antemanos que el destino de esos cuerpos son el descarte, o sea que esos cuerpos no tienen redención o reprogramación. Su lugar llegada son los cuerpos que luchan hedonistamente por no morir, un comportamiento esencialmente individualista-egoista, con todas las consecuencias ideológicas que esto implica. Por lo que siguiendo este razonamiento el castigo y el disciplinamiento serían los responsables de producir conductas individualistas-egoistas sobre quién se los aplica, claro dicho esto en un plano dende no haga falta la picana.
El problema es cuando este procedimiento sale de los campos y se instala en las neurosis de los individuos de una forma no material sino psicológica. Un golpe, un submarino tienen consecuencias medibles sobre los cuerpos, de hecho siempre había médicos en los campos que medían estas variables físicas, límites hasta donde los cuerpos podían aguantar. En el plano psicológico la tortura no es mensurable y cualquier mediada estará cruzada absolutamente con un sinnúmeros de subjetividades que lo podrían condicionar, muy distinta a la medida física.
El dispositivo de vigilar y castigar fue inventado específicamente para acotar los movimientos de los individuos y someterlos a que acepten a la fuerza un cuerpo colectivo. Pero toda acción sobre el cuerpo físico como sobre la mente tiene una reacción en respuesta y esa respuesta es intrínseca al cuerpo (físico o mental) por eso cuando los aparatos represivos accionan  no saben las respuestas  efectivas que van a lograr de allí los entrenamientos, manuales y mediciones que se aplican en los campos. Conductismo puro.
El problema, creo yo, con una manera de pensamiento totalitario es esta última parte del párrafo anterior, que quién acciona disciplinarmente, no sabe la respuesta cierta que va a obtener de la otra parte. Tal vez este sea uno de sus puntos más débiles, no saber la reacción de los otros al querer imponer la totalidad.
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Una reflexión sobre “El Castigo”

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El aparato de medios del estado todos estos días ha estado titulando los zócalos de sus pantalla con textos que incluían la palabra “odio” para referirse a la protesta popular del jueves pasado. Al principio me llamó la atención: “La marcha del odio”, no me cerraba que esos medios interpretaran los acontecimientos desde su propio lugar. La marcha no odiaba, ese sentimiento tan difuso, sus receptores, sus escrachados se sentían odiados. era su propio sentimiento, luego de una vuelta de tuerca, entendí que se victimizaban.

Pero nunca en los casi cuarenta años de reivindicación de luchas por “la aparición con vida”, del “juicio y castigo a los culpables”, NUNCA vi la palabra ODIO dentro de esas consignas. Madres, abuela y amigos pedíamos “justicia” algo demasiado abstracto en este país, pero también pedíamos “CASTIGO A LOS CULPABLES”, en este país donde los mas chorros están todos libre, si hasta Videla había zafado gracias al indulto, por lo que pedir “castigo”, sería lo lógico.

Y era CASTIGO, lo que pedía la marcha del jueves, algunos podrían tener bronca, otros odio, pero no era ni la marcha de la bronca, ni la del odio, era la del Castigo: Castigo a Jaime, a Budu, a los que quieren tocar la constitución, a los que nos tienen cautivos de los pesos, (aquí el lector puede ejercitar su propio castigo al gobierno).

En los últimos posts me he referido a la película “El secreto de sus ojos” para asimilar protestadores y protestados en un mismo pie de igualdad. Eduardo Sacheri, el autor de la novela y del libro de la película, destaca que la narrativa de la novela no es policial, mucho menos un tratado sobre el odio

El escritor señala que “La pregunta de sus ojos” no es un policial. “Hay un crimen, una búsqueda, un hallazgo; pero escapa a los mecanismos esperables de un policial porque no hay una investigación eficiente y los personajes no son esos seres solitarios y sombríos de las novelas de detectives –explica Sacheri–. Esta novela es mucho más una reflexión sobre el castigo.”

En mi post mencionado más arriba, cito a mi amiga Silvia Adoue que reflexiona a partir de este disparador de la película-novela sobre la posibilidad del bien- mal, ley –delito y nos obliga a pensar cómo sería construir esas totalidades binarias en el  contexto de nuestro país:

La lectura de la novela, mucho más que el guión de cine, nos desafió a pensar a Chaparro (Darín) como la contra-cara de Morales (Rago). Ellos son parte de una totalidad, una totalidad escindida,  una totalidad que los junta y los separa.  Ambos visitan y revisitan la misma historia, sin embargo Chaparro es dialéctico, se mueve con la historia, y se mueve por la historia, tal vez bajo efectos de una ilusión que imagina al pasado como una isla en la que enterró un tesoro y quiera volver a rescatarlo. Tal vez contar la historia sea una forma de reencontrar el punto de desvío de otro camino que querría haber recorrido, o reencontrar un impulso vital, o recolocar una pregunta, o arriesgar por fin una respuesta. Al contrario Morales se estanca, permanece fijo en un momento de la historia.  El propio Chaparro  lo ve así y lo dice: es como si la muerte de la mujer lo hubiera dejado así, detenido para siempre, eterno. Como si diera un salto individual para afuera de la historia, y eso lo deshumaniza

Lo interesante de la historia es que

Morales entrega su vida a la causa de castigar al asesino, y lo consigue.  Pero el precio de cobrar la vida del asesino lo paga con su propia vida. Su humanidad se reduce a una mínima expresión, cercenando no sólo lo que él ya era sino también todo aquello en lo que podría convertirse. Reduce sus posibilidades de producir una actividad humana ampliada a la única tarea de punir al verdugo. Produciendo castigo, Morales se reproduce como un castigador, una forma de justicia que no lo engrandece, al contrario, lo degrada porque lo priva de lo mejor que tiene lo humano, de los sueños de futuro, de la risa, de la alegría, del amor.

Los castigadores del gobierno sufren de la misma enfermedad que Morales (Rago), al hacerlo no se liberan de Cretina, del Gobierno, de Moreno, no lejos de hacerlo se igualan a ellos. Dice Borges:

Lo más terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no pueden salir nunca. De éste o del otro lado de los barrotes siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por ser uno. Stevenson creía que la crueldad es el pecado capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con sus demonios, el mártir con el que ha encendido la pira. La cárcel es, de hecho, infinita.

Eso es en definitiva lo que diferencia el castigo del odio, el odio, algún día cesa, el castigo parecería que no, se detiene en el tiempo, ancla sus posibilidades de producir en una actividad humana ampliada a la única tarea de punir al verdugo. Por eso es importante insistir con esto, este flujo y reflujo de castigos nos atrapa a todos en un poli- ladron donde alternativamente unos van tomando el rol de policías o de ladrones en las distintas etapas de este macabro juego.

Puedo citar a la Naranja mecánica como otra reflexión sobre el castigo, también a Un burgués, pequeño, pequeño como citaba el otro día Manolo.

Yo no quiero estar ahí, córranme a mi de ese macabro juego, yo no juego. En todo caso pensemos otro. Yo prefiero vivir como Chaparro, demasiados años rondando los oscuros laberintos de Morales me llevan a ponerme en movimiento, tomar partido, comprometer en una edad de mi vida en que parecía que estaba todo dicho, “Yo en la patria de ellos , me cago”

Apuntes para la República unida de la Olla I

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Mi amiga Silvia Adoue nos hizo llegar esto que publicamos, nunca mas oportuno que en esta nueva etapa de este blog y justamente a partir del post de Manolo, verán que no podrán dejar de leer.

Título: La pregunta de sus ojos, secretos de uno, secretos de todos



Resumen: Los ojos son la ventana del alma. De otra manera: la mirada revela lo no dicho, la intimidad, lo reprimido. La película El secreto de sus ojos, del director argentino Juan José Campanella, con guión de Eduardo Sacheri, también autor de la novela La pregunta de sus ojos y del cuento El hombre, que inspiraron la película, nos coloca frente a esa cuestión. La memoria, individual y colectiva, se realiza a partir de la captura de pequeños indicios. Esta reflexión busca estudiar los procedimientos por los cuales esos indicios permiten tal reconstrucción en la trama y las alusiones a la historia del país que los realizadores proponen por caminos originales.

Introducción
            Es un presupuesto en esta  reflexión el razonamiento que sostiene que es en el proceso de producción y reproducción de nuestra vida que somos producidos y reproducidos como seres de la especie humana. Es en el proceso de producción y reproducción, que no son dos cosas diferentes sino una unidad, que producimos una actividad humana ampliada que consiste en transformar la naturaleza produciendo relaciones entre nosotros. El arte y la memoria son mediaciones, de las muchas que construimos, en esa actividad humana ampliada.
            W. Benjamin (2009) nos propone, y hoy parece fundamental aceptar la tarea, pensar la memoria  como la posibilidad de hilvanar las luchas de los vencidos de siempre. Para eso, advierte, no nos sirve desvelarnos intentando conocer cómo fue concretamente el pasado, sino recuperarlo como relámpago en medio de una noche cuya oscuridad se nos ha vuelto un peligro. Como flashes que iluminan los peligros del presente.
            Cuando en 2009 la novela La pregunta de sus ojos (2005), de Eduardo Sacheri,  se convirtió en la película El secreto de sus ojos -con guión del autor en colaboración con el director Juan José Campanella-, tuvo amplia repercusión, convirtiéndose rápidamente en una de las películas más vistas de la historia del cine nacional. Una buena película, actuaciones estelares, un director con trayectoria, el suspenso, el impulso mediático, sin dudas. Sin embargo, arriesgamos, hay elementos que cautivan a los habitantes de este tiempo histórico, porque nos ofrece caminos de acceso a   miradas sobre nosotros mismos, a las que, tal vez, nos resulte difícil acceder sin ayuda. Nos ofrece un camino cargado de recursos alegóricos, que nos habilitan el acceso a aquello que es difícil de confrontar.
            En una entrevista publicada en  Pagina 12[1]  en 2009, Sacheri sostenía que la novela no es un policial, sino una reflexión sobre el castigo. Lo aclara, suponemos, porque puede parecer un policial, de hecho tiene  elementos de la novela policial. Pero lejos de mostrarnos el crimen como extraño, de separar el bien del mal, de protegernos estableciendo una distancia tranquilizadora respecto de un  criminal, al que podamos entender como ajeno a la razón de nuestro orden social nos confronta con el hecho de que el orden social es ajeno a la razón que, proclama, lo constituye y lo sostiene.
            El relato,  contado en dos registros diferentes, una novela y una película, nos presenta una historia  que sucede en nuestro presente, es la historia de Chaparro[2], que a falta de una calificación mejor llamaremos historia uno. En este presente se activa una memoria que cuenta otra historia, la  de Morales, o historia dos; dos historias que aparecen como paralelas, pero que acaban por encontrarse necesariamente. El pasado reclama al presente como su ajuste, pero para el presente se vuelve muy incómodo merecer ese pasado. 
           
Cara 
            Ricardo Morales, que ya nos había sido presentado por el autor en el cuento El hombre[3], es, podríamos decir, el personaje principal de la historia dos.  Por lo tanto, a pesar de ser muy importante en la trama, llega a nosotros como un personaje secundario, sabemos de él lo que nos cuentan, lo que otro, Chaparro,  dice de él. La desgracia de Ricardo Morales nos llega procesada, mediatizada por la angustia que le genera al narrador.  
            Ricardo Morales es, podríamos decir, un “hombre normal”, perteneciente a aquel gran sector de la clase trabajadora que en esta experiencia nacional fue tornándose clase media, por tanto, clase media trabajadora. Un trabajo estable y un matrimonio, con Liliana, del que eventualmente saldría una familia. Una cotidiana y tranquila vida de barrio. Inesperadamente, su mujer es asesinada después de sufrir una violencia cruel.
            El resto de su vida lo dedica a buscar al asesino de su mujer y a castigarlo. Abandona su vida, deja su casa, el pequeño mundo que habitaba. Ricardo Morales no vuelve a enamorarse, no construye otro vínculo, no tiene hijos. De su vida anterior sólo conserva su trabajo, el resto de su  vida lo gasta en castigar al asesino. Hace una especie de “justicia privada”, un ajuste de cuentas “mano a mano”. 
            Morales entrega su vida a la causa de castigar al asesino, y lo consigue.  Pero el precio de cobrar la vida del asesino lo paga con su propia vida. Su humanidad se reduce a una mínima expresión, cercenando no sólo lo que él ya era sino también todo aquello en lo que podría convertirse. Reduce sus posibilidades de producir una actividad humana ampliada a la única tarea de punir al verdugo. Produciendo castigo, Morales se reproduce como un castigador, una forma de justicia que no lo engrandece, al contrario, lo degrada porque lo priva de lo mejor que tiene lo humano, de los sueños de futuro, de la risa, de la alegría, del amor.
            Dejando de lado la construcción de otros sentidos para su existencia, la existencia del prisionero comienza a ser el sentido de su  vida, el sentido de su construcción cotidiana. Como consecuencia de eso, Morales se torna dependiente del prisionero. Es preso del prisionero.
Cumplido el castigo, su vida está agotada.
            ¿Qué podría haber hecho Morales, como alternativa a  aquello que hizo? Morales denuncia en carne propia aquello que nos fuera advertido hace 160 años, Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado.(Marx, 2003,15)

Ceca

            Benjamin Chaparro, indudablemente, personaje principal de la historia uno, nos es inmediato, accedemos a él.  Es melancólico, mira siempre para atrás, pero a diferencia de Morales se mueve, se mueve lentamente, pero se mueve.
            Chaparro se propone contar una historia, una historia de la que lo suponemos testigo, testigo próximo, o en todo caso testigo que participa por opción. Sin embargo, a medida que se reconstruye la trama, se revela para los lectores pero fundamentalmente para él mismo, como un protagonista, tal vez involuntario; pero él atraviesa la historia y la historia lo atraviesa a él. Se va tornando protagonista en la medida en que reflexionar sobre la parálisis, el estancamiento del personaje central de su obra, lo llevan a tomar iniciativas movilizadoras, para no sentir por sí mismo lo que siente por su personaje. 
           Reconstruir una “verdad” lo lleva a encontrarse con una serie de verdades.  Volver al pasado lo colocará frente a la situación de sumergirse en sus propios sentimientos y en sus propias decisiones. A encontrarse con el hombre que fue.  Abre una puerta hacia el pasado y eso modifica el futuro.
        Chaparro juega un poco al detective, sin serlo, no lo inspira tanto la “justicia” como la solidaridad que siente por el viudo. O lo que la experiencia del viudo lo habilita a hacer con su propia vida.  Entiende el amor de Morales por su mujer muerta como un amor puro, sin el desgaste de lo cotidiano, de lo obligatorio, y de alguna manera, ante sus dificultades para resolverlo de otra forma, construye el suyo propio por la jueza de esa manera, como un amor pura potencia, ideal, formado por ideas, platónico, que siempre se reserva la posibilidad de convertirse en  algo maravilloso, porque nunca se convierte en nada.
           Chaparro observa las fotos de la vida de Liliana y tiene la intuición de que en las fotos está el asesino, y lo descubre.  No es la intuición científica del detective de la novela policial. No desvela el misterio por decodificar mediante una técnica metódica los oscuros caminos de la mente del asesino. Chaparro reconoce al asesino porque se identifica con él,  porque reconoce en el asesino trazos que les son comunes. No lo reconoce por su brutalidad, por su perversión, sino por la forma  de mirar a la amada, lo descubre por lo que el asesino ama, no por lo que el asesino mata.
            Chaparro descubre el  misterio porque  tiene una claridad, casi inverosímil, acerca de quién es él, cuáles son sus determinaciones, y consigue no negar lo que lo hace sufrir, por eso es capaz de ser profundamente autocrítico. Esto lo habilita a descubrir las determinaciones del otro, a reconocer en el otro a sí mismo.  
           
Las dos caras de la moneda.
           
            La lectura de la novela, mucho más que el guión de cine, nos desafió a pensar a Chaparro como la contra-cara de Morales. Ellos son parte de una totalidad, una totalidad escindida,  una totalidad que los junta y los separa.  Ambos visitan y revisitan la misma historia, sin embargo Chaparro es dialéctico, se mueve con la historia, y se mueve por la historia, tal vez bajo efectos de una ilusión que imagina al pasado como una isla en la que enterró un tesoro y quiera volver a rescatarlo. Tal vez contar la historia sea una forma de reencontrar  el punto de desvío de otro camino que querría haber recorrido, o reencontrar un impulso vital, o recolocar una pregunta, o arriesgar por fin una respuesta. Al contrario Morales se estanca, permanece fijo en un momento de la historia.  El propio Chaparro  lo ve así y lo dice: es como si la muerte de la mujer lo hubiera dejado así, detenido para siempre, eterno. Como si diera un salto individual para afuera de la historia, y eso lo deshumaniza. 
            Morales nos resulta muy incómodo, inabordable, hay algo siniestro, algo que habita en el territorio de lo ominoso, pero sólo se nos revela en el final -de forma más cruda en la película que en la novela- cuando se nos hace explícito que Morales y Gómez son una totalidad estancada en el tiempo. Nos produce un miedo feroz, paralizante, no sabemos muy bien a qué. ¿Es un miedo primario? ¿Un miedo a que el tiempo no pase? ¿Miedo a que se nos desorganicen los criterios de bien y mal? ¿Miedo a la imagen de nosotros mismos que los otros nos devuelven?
            Para acceder a ellos necesitamos a Chaparro. Eisenstein sostiene que el gran talento del artista es conducir al público  hacia el pathos de la obra, hacia la pasión, el sufrimiento que ahí está en juego. Entrar en el pathos de la obra es perder el propio control, tornarse patético. Provocar la identificación del público con alguien que no está en el centro de la emoción es un camino. Es muy difícil identificarse directamente, sin mediaciones con el dolor de Morales, con el dolor sin fondo de Morales. No es sólo por lo que le pasó, sino por cómo él vive esa experiencia. Por eso, acercarse a Morales resulta posible por la mediación de un personaje observador, intermediario, que en este caso es Chaparro. Él nos lleva de la mano, es él quien genera la identificación,  en principio con Morales, y después con Morales y con Gómez, el asesino. Chaparro se identifica con los dos, los dos lo habitan, y como no lo niega, lo soporta y por eso nos ayuda a soportar, la ruptura del tranquilizador esquema binario del bien y el mal. Víctima y victimario, ora uno, ora otro, se imbrican en una totalidad trágica.
            Chaparro y Morales, decimos, son una totalidad que nos habita y habitamos. Que habitan las múltiples mediaciones que construimos para tornarnos humanos. Recorriendo los caminos de la memoria, y todo lo que construimos en torno a ella, Chaparro podría ser una buena compañía a la hora de pensar un proceso de autocrítica, que nos ayude a no negar las cosas que nos hacen sufrir.
            Nos podría ayudar a pensar(nos) y a entender(nos) a amplios sectores de las clases de esta formación nacional, que hoy son parte del consenso sobre la memoria de la dictadura y la defensa de los derechos humanos, que incluye a los “Juicios” y otras políticas de memoria.  Sectores que antes del golpe de 1976 querían recuperar un país que habrían conocido, y que durante la dictadura no sabían bien lo que pasaba, y que en un largo proceso que se profundizó a partir de mediados de la década de 1990 -cuando la crisis del capital que había iniciado veinte años antes comenzó a mostrarse con toda su crudeza-  empezaron a identificar a los militares como enemigos.  Pensar a los militares como el mal absoluto deja a todo otro en el lugar del bien.  Una comprensión simplificada que hoy resulta tranquilizadora.
¿Por qué la comprensión de un sector como enemigo, no habilita siquiera la caracterización de otros sectores? ¿Por qué la mirada retrospectiva se estanca y no puede capturar la dinámica de la historia en el tiempo pasado?
            Tal vez para poder ubicar, situar  y procesar internamente al asesino en la historia que contamos, sería importante, para todos, que aquellos que un día se identificaron con los militares, que hoy ven como enemigos, que creyeron reconocer algo en la mirada de esos militares que les era común, puedan establecer esa mediación entre el pasado y el presente. Y claro que aquello con lo que se identificaban no sería la crudeza de la represión, la tortura, el robo de bebés. Pero evidentemente se identificaban, tal vez ilusamente, con algo que ellos prometían, donde tenían lugar deseos que evidentemente quedaron sin cumplir.  Hoy la mirada de Videla es la mirada de Medusa, a quien ningún mortal puede mirar sin expirar inmediatamente (Vernant, 1988). Aterroriza a quien ve en ella reflejado su propio rostro asustador.  Tal vez aceptar las propias determinaciones, aceptando la dura tarea de la autocrítica sea un camino que hoy necesitemos recorrer para avanzar en la elaboración de la experiencia traumática.



[1]     Escribir es decir siempre algo que tenés atravesado. Pagina 12. Buenos Aires.  3 de Agosto de 2009.En: Cultura y espectáculos. Disponible en http://www.pagina12.om.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-14788-2009-08-03.html. Consultado en 25 de septiembre de 2011.
[2]     Benjamín Chaparro en la novela, en el guión se llama Benjamín Expósito. Para evitar confusiones necesitamos llamarlo de una sola manera, podríamos llamarlo Benjamín que es lo que ambos tienen en común.  Pero, por un lado  ya tenemos otro Benjamín en el texto, y entonces también podría prestarse a confusión, pero por otro lado llamarlo por su nombre sería como hablar de otro personaje.  Le llamaremos Chaparro,.
[3]     .SACHERI,  Eduardo. “El hombre”. En: Te conozco, Mendizábal. Y otros cuentos.  6ª. Ed. Buenos Aires, Galerna, 2007.

Un republicanismo es posible

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Blogger Florencio F. Boglione dijo... Sobre este post
Charlie: mas leo sobre los indignados y protestadores españoles mas diferencias encuentro con los protestadores argentos, los de la Madre Patria hacen política, se organizan, piden referendo para votar las políticas gubernamentales, quieren modificar la constitución del 78, son todos planteos de construcción política y quizás como ud. dice de "institucionalizacion" de otro "orden" pero otro. Acá los escucho, los leo y mire q me gusta escuchar y leer a mí y la verdad q no encuentro uno de los "protestadores" argentos q no salga de su individualismo, su ego, antipolitica a full, reinvindicacion de lo "espontaneo", que se vayan todos, excluir al otro, al q piensa diferente, no reconocer al otro, ni siquiera se escuchan lo q estan diciendo, una contradicción en si misma, no veo ahí ningún intento de construcción de nada que no sea , dejennos en paz y q podamos hacer lo q queramos, libertad libertad para volver a ser como eramos,libertad, libertad, libertad, ni siquiera la consigna de la revolución francesa, se olvidaron de la Igualdad y la Fraternidad,quieren "la libertad del zorro para comerse libremente las gallinas" ? se acuerda de esa frase? No le puedo seguir su defensa republicana de las instituciones que supimos tener, a mi criterio fueron y no volverán, la escuela, el jardin de infantes q nos formateo a nosotros hoy esta en crisis los jóvenes están en otra, al menos los indignados españoles estan buscando hacia delante mas democracia mas igualdad mas fraternidad, acá los indignados buscan ese futuro que fue hace 40 años, ese orden hipócrita de los argentinos somos derechos y humanos y lo q mas me preocupa es q los miles q se sienten victimas de este "régimen" realmente se lo creen y no creo q tengan vuelta atrás irán por mas y mejor "orden" haciéndoles de carne de cañon a los q tienen intereses de clase bien definidos y cocientes q son la élite. Sigo sin ver la alternativa superadora al populismo peronista, sigo viendo el Todo y la Nada, lamentablemente para todos nosotros... Ud. se imagina lo q harían los que empoderen nuestros protestadores? yo tengo un mal presentimiento...
Abrazo.
19/09/2012 09:50:00
 Suprimir

Estamos al horno los repúblicos. Si Florencio, que es un ex radical como yo, pero sobre todo uno de los mejores lectores que tiene esta blogósfera, dice: “No le puedo seguir su defensa republicana de las instituciones que supimos tener, a mi criterio fueron y no volverán, la escuela, el jardin de infantes q nos formateo a nosotros hoy esta en crisis los jóvenes están en otra, al menos los indignados españoles estan buscando hacia delante mas democracia mas igualdad mas fraternidad”. ¿Qué podemos pretender del gorilaje tradicional?
Ahora si esta discusión entre dos repúblicos lleva al escepticismo a uno de nosotros, cómo se podría discutir una superación al statu quo desde este lado del populismo urbi et orbi. Si fuéramos zurrrditos hablaríamos de utopías, si fuéramos liberales hablaríamos de libertades individuales, pero somos (al menos yo) republicanista de tradición española, la de los que vinieron escapados de allá y nos formaron acá en esos ideales. Allá como bien dice Flonecio el republicanismo sigue y una de sus últimas gestas fue la Renta Básica Universal que acá lo conocemos como AUH. Claro que  allá eso es una utopía. Hay un libro de Antoni Domènech que me voló la cabeza El eclipse de la fraternidad y que se constituyó en uno de los disparadores de los dos ensayos que he escrito, especialmente el que versa sobre fraternidad.
Sería necesario entonces volver a la polémica Laclau – Žižek para poder apreciar en la real realidad lo que pedimos y lo que en la real realidad podemos tener. Esto no es nuevo, ya Walsh se quejaba en sus días, resulta que si uno no tiene utopías revolucionarias cualquier intento de cambio sería un juego retrógrado a la derecha. Laclau se le planta a Zizek y muestra que en países como el nuestro, avanzar dentro de la propia estupidez (como decía Walsh) no es de cínicos, como pretende Zizek, sino el reino de lo posible en el subdesarrollo.
Por lo que replantearnos ideales institucionalista o republicanos, aggiornados a los tiempos modernos como los intentos de Domenech, Raventós, o el mismo Rubén Lo Vuolo, no solo pueden prohijar la AUH, que con defectos y todo son una implementación posible de dicha utopía europea, que lejos de cínica, está cambiando los índices de pobreza en nuestro país. Si eso no es revolucionario, que me expliquen.
Pero eso me lleva a lo otro que dice Florencio, por qué la Gorda Carrió, que inteligentemente vislumbró esta medida a principios de la década de los 2000 ahora regala esa bandera al kirchnerismo en una actitud infantil, sin seguir su evolución, sin criticar (para bien) su implementación, porque no lo hizo ella está mal. Estoy harto de esas vanidades pendejas. O se es de una izquierda utópica o no se puede ser de izquierda, no nos corran por ese lado por que al menos por acá nos rompemos el culo buscando una solución al asunto, y bien que nos rompimos el orto comiéndonos el garrón que el kirchnerismo nos llamara utópicos cuando militábamos la renta básica. ¿Acaso no hay neuronas de este lado, no es posible oponérsele al populismo con un republicanismo, o un institucionalismo incluyente? (especialmente ahora que las tencologías de la comunicación y de la información están a la alcance de la mano para facilitar la circulación de la palabra)
Pero no, como Carrió todo el mundo cierra su quintita, sea de izquierda o derecha, populista o repúblico, cada uno tiene su librito cerrado con la última palabra. Algo así pasaba con las discusiones de los sesentas – setentas. No sabemos leer la historia, aquí una izquierda iluminada de orientación marxista lenninista pretendió armar un foco revolucionario, obviando que existía un peronismo realmente existente y fracasó. En Uruguay la izquierda armada  era marxista de origen pero no lenninista, sino nacionalista, preocupada y junto al pueblo. según Blixen
En este aspecto Sendic también se apartaba del clásico esquema de la fórmula guerrillera. Así como no advertía una oposición frontal entre guerrilla rural y guerrilla urbana, y no concebía un antagonismo entre lucha armada y lucha de masas, tampoco adhería al principio totalizador del centralismo inherente a la jefatura guerrillera. […]
“Raúl solía buscar su propia red para dormir y 'recular'. El mantenía contactos con una serie de mujeres ancianas o de edad madura. Tenía una gran capacidad para reclutar gente mayor de los partidos tradicionales. Había un viejito que decía ser gente de Aparicio (Saravia) que vivía por Peñarol y para quien era un honor tener a Sendic en su casa”, cuenta Graciela Jorge. “Se movía por fuera. Lograba adhesiones incondicionales de gente que provenía de los partidos tradicionales, porque tenía una forma muy atractiva de plantear la idea de que él Sendic, no concebía separarse de un blanco o un colorado por cuestiones electorales”.(..)
En este párrafo del “Sendic” de Blixten queda claro cómo ese pensamiento de izquierda ostentado por los tupas fue deviniendo en el Frente Grande, luego en el triunfo de los socialistas (Tabaré) para luego depositar la presidencia en el Pepe Mujica. ¿Cinismo político? Me dirán que el Uruguay tal cosa, que la iternacional socialista, que Binner, etc. Pero ello pueden mostrar hoy lo que sembraron hace cuarenta años, a Firmenich lo putea hasta su vieja.
Lo  que quiero decir es que en este nuestro paisito estamos llenos de prejuicios y de modelos extranjeros que nos imposibilitan repasar nuestra propia historia y una parcialidad parecería pretende arrebatarle a la otra la totalidad de ella, en el medio quedamos los Parias como bien los llamó Lucas.
Avanzar dentro de la propia estupidez, sabiéndose estúpido pero a su vez percibiendo el lugar que ocupamos en este tablero, no es de cínicos, tampoco es utópico, es realismo. Eso no quiere decir que entreguemos las banderas del republicanismo, aquél que nos parió. Debemos defenderlas, combatir el populismo y avanzar hacia una distribución de la palabra que es lo que hoy nos hace falta, y si es necesario , aprender a hablar nuevamente en un idioma que todos entiendan. Dice el Subco Marcos
- Un proceso de diálogo y negociación no tiene éxito si las partes no renuncian a vencer. Si una de las partes utiliza el proceso de diálogo como un tour de France para ver quién derrota al contrario, el proceso de diálogo va a fracasar tarde o temprano. En ese caso, el terreno de la confrontación militar se está trasladando a la mesa. Para que el diálogo y la negociación tengan éxito necesitan partir los dos del precedente de que no pueden vencer al contrario.
- En los ejércitos de antes, el militar aprovechaba el tiempo para limpiar su arma y rehacerse de parque. En este caso, como nuestras armas son las palabras, tenemos que estar pendientes de nuestro arsenal a cada momento.
- No aprendimos a leer en la escuela sino leyendo los periódicos. Mi padre y mi madre nos metían rápidamente a leer libros que te permitían asomarte a otras cosas. De una u otra forma adquirimos la conciencia del lenguaje como una forma no de comunicarnos sino de construir algo.
- Es cuando llegamos a las comunidades indígenas, cuando el lenguaje llega como una catapulta. Te das cuenta de que te faltan palabras para expresar muchas cosas y eso obliga a un trabajo sobre el lenguaje. Volver una y otra vez sobre las palabras para armarlas y desarmarlas.

Para terminar, me gustaría que esto no se entienda como una mera defensa de la clase media, tampoco una exaltación de la ilustración. No. La historia nos dice que el peronismo puede venir de la derecha como de la izquierda, una parcialidad no le reconoce filiación a la otra salvo a la hora de contar los votos. No es pecado saber leer y escribir, tampoco usar la palabra para hacer circular la democracia. Estoy dispuesto como el Subco a trabajar sobre el lenguaje, armar y desarmar las palabras para que de una vez se entienda que una democracia directa es superior a una representativa y ni que hablar a una delegativa. Solo hay que poner los huevitos sobre la mesa y entender que el otro es tan argentino como yo y que tengo que convivir con el como sea.
Volviendo al Pepe leemos:
no es ninguna novedad que los argentinos son difíciles, pero son los vecinos que hay, que no se puede mover a Uruguay a otro continente, que hay que negociar, negociar y negociar y si no que alguien me mande la receta para hacer algo diferente.

El lugar de la emancipación: La polémica Laclau – Žižek

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"Lo que le preocupa a Žižek –y yo comparto esa preocupación- es que la proliferación de particularismos que no están vinculados por un discurso emancipatorio más global podrían conducir no sólo a preservar el statu quo sino también a un viraje más marcado hacia la derecha. Ésta es una preocupación legítima, pero la forma de responder a eso no es resucitar una entidad –la lucha de clases- que no tiene un significado preciso en el mundo contemporáneo”

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El 25S yo voy sin duda alguna

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El 25S, rodea el congreso

Cuando escribo estas líneas, 40 personas están reunidas en el Parque del Retiro, hablando de política. Se trata de una asamblea abierta en la que se analiza la convocatoria de movilización del próximo 25 de septiembre. En dicha movilización se pretende mostrar un rechazo global al régimen político emanado de la Constitución de 1978, y no es una simple protesta puntual ante una iniciativa concreta del gobierno. Es una muestra de rechazo general al régimen y a la Constitución. Quizás ésa sea una de las razones por las que ha suscitado tantas dudas, y por la que la gente esté demandando información. Una reunión de ciudadanas y ciudadanas hablando de política, un domingo por la mañana en un parque céntrico debería ser una imagen normal, además de una práctica que se debería poder llevar a cabo sin miedo a ser molestado por la Policía.
Sin embargo, cuando escribo estas líneas, estas 40 personas que están hablando de política, sin molestar a nadie, sin interrumpir el tráfico, porque están en un gran parque, están siendo identificadas por la Policía, por orden de Cristina Cifuentes, la Delegada del Gobierno en Madrid que ha advertido que tiene una lista de más de 1.000 personas sospechosas por sus inclinaciones políticas, y que muchas de ellas podrían ser detenidas de manera preventiva durante los próximos días para evitar que acudan a la manifestación del 25 de septiembre o que participen en su preparación. No es una amenaza carente de credibilidad: recordemos que en Barcelona ya se detuvo de manera preventiva durante un mes a varios estudiantes y sindicalistas para que no acudieran a la manifestación del Primero de Mayo. Tras identificar a los participantes en la asamblea, la policía les ha advertido de que si les ven en las movilizaciones del 25S, serán detenidos.
Ayer, 15 de septiembre de 2012, durante una manifestación masiva, en la que cientos de miles de personas exigimos -algunas desde lejos, porque la policía puso barreras para que no pudiéramos llegar al lugar en que se celebraba la protesta- un referéndum sobre las medidas con las que el gobierno pretende acabar con el estado del bienestar y los servicios a la ciudadanía, cuatro personas intentaron desplegar una pancarta en la que se apoyaba la convocatoria de la movilización en torno al Congreso de los Diputados prevista para el día 25. Era, tan sólo, una de las cientos de pancartas que se estaban desplegando a esa hora en el centro de Madrid, para acudir a la convocatoria de todas las organizacione sociales y sindicales en defensa de nuestro estado del bienestar. Sin embargo, la Policía evitó que se desplegara precisamente esa pancarta, y con acusaciones falsas de resistencia a la autoridad y negativa a identificarse, detuvo a las  cuatro personas -y maltrató físicamente a una de ellas a la vista de las cámaras- que llevaban la pancarta. Quizás me equivoque, pero creo que es la primera vez desde 1978 que la Policía se encarga de controlar el contenido concreto de las pancartas en una manifestación.
No vivimos en democracia. No tenemos un estado ni unas instituciones que garanticen nuestros derechos políticos, ni nuestros derechos sociales. Este hecho, fácilmente contrastable y cada vez menos disimulado por parte de las autoridades, es la principal toma de conciencia que debemos hacer a la hora de plantearnos si apoyar o no una convocatoria de movilización que plantea comenzar -o quizás continuar- la rebelión por la superación de la Constitución de 1978. Sobre la convocatoria del 25S se han dicho muchas tonterías: que es un golpe de estado, que se va a asaltar el Congreso por la violencia, que se va a impedir el trabajo parlamentario, que lo apoya la extrema derecha… Como confío en la inteligencia de mis lectoras y de mis lectores, sé a ciencia cierta que serán capaces de encontrar la respuesta a estas estupideces, que en su mayor parte no son otra cosa que contrainformación diseminada por las fuerzas conservadoras del régimen, el PSOE y el PP, principalmente.
Dos son los problemas principales que se plantean al 25S: uno, la tentación del régimen de intentar utilizarlo como pretexto para recrudecer la represión y tratar de criminalizar definitivamente el 15M y neutralizar al resto de la oposición democrática, y dos, el carácter que tiene ese “proceso constituyente” al que se nos convoca. Para resolver el primer problema, necesito hablar antes del segundo.
Mucha gente con la que he hablado se muestra preocupada por el carácter de ese proceso constituyente, y dice que los convocantes deberían haber propuesto un modelo de constitución, o al menos unas líneas concretas de por dónde va a ir dicha constitución; otros han manifestado su preocupación por la posibilidad de que se produzca un vacío de poder. Yo creo que estos temores pecan de un exceso de optimismo, ya que quien las plantea parece creer que el 25 de septiembre, una vez rodeado el congreso sin resistencia policial, éste se va a disolver y va a comenzar una nueva era democrática y nos vamos a ver obligados a elaborar la nueva constitución. No va a ser así. Pero sobre todo estos temores revelan que quien los manifiesta no comprende algo que a mí mismo me ha costado comprender: la convocatoria del 25S no nace de una organización política o social con una posición ideológica y política concreta, sino que se trata de una convocatoria muy amplia atravesada por gran cantidad de posturas ideológicas y políticas, aunque con unas líneas rojas claras, y a partir de un acuerdo de mínimos que es el que concreta en el Manifiesto de la Coordinadora 25S.
Es evidente que el 25S no se va a producir un vacío de poder, ni va a caer el gobierno, ni se va a disolver el Congreso de los Diputados; pero el 25S sí va a quedar claro que la contestación directa y global al régimen no es ni mucho menos minoritaria, aunque no tenga aún fuerza suficiente como para destruirlo. Este movimiento de contestación popular no es un partido político, ni quiere serlo, no es una organización con objetivos únicos, ni quiere serlo. El movimiento, el 15M, las asambleas, las mareas, las organizaciones políticas y sociales que poco a poco se van dando cuenta de que la existencia del régimen del 78 no es compatible con el mantenimiento del estado del bienestar, son un nuevo foro político, un embrión de nueva legitimidad de donde debe emanar una nueva institucionalidad que dé lugar a una democracia real que blinde constitucionalmente los derechos de la mayoría, como la Constitución del 78 blindó -con la última vuelta de tuerca dada por el PSOE y el PP el verano pasado- los de la minoría. Por eso, no se puede plantear que el proceso empiece con un documento más o menos elaborado en el que se definan las líneas de la nueva Constitución. Estamos llamados a un proceso constituyente que debe debatirlo todo desde cero, desde el procedimiento y el mecanismo electoral, hasta el texto de la propia Constitución. Estamos ante el principio de un gran debate, y no al final del mismo. Todo ello sin perjuicio de que se hayan marcado, claramente, unas líneas rojas: hay compañeros de viaje que no queremos, porque están en el lado del enemigo. Recomiendo, aunque se pueda hacer largo, leer las preguntas y respuestas de la web de la Coordinadora 25S, así como el debate que se ha suscitado en los comentarios. Es extremadamente interesante y muy clarificador.
Es evidente que todo esto ha puesto nervioso a alguien ahí arriba. De ahí que, en lugar de ignorar el movimiento, estén poniendo en marcha medidas represivas desconocidas en España desde 1978. La policía controlando los contenidos de las pancartas, o interrumpiendo asambleas pacíficas era algo que no veíamos hace tiempo. Ello nos indica que es muy posible que quieran ahogar el movimiento en represión y miedo. Por eso, creo que todas aquellas personas que simpaticen con los objetivos del movimiento, aunque tengan dudas -todos tenemos dudas y a todos nos da cierto vértigo algo que no podemos evitar ver en cierta forma como un salto al vacío- deben acudir a las movilizaciones del 25S, porque hay que responder con nuestra presencia a la voluntad de represión que ya ha manifestado el régimen. Y la mejor manera de evitar la represión es siendo tantos que la hagamos imposible. El 25S vamos a necesitar, más que nunca en los últimos meses, determinación, contundencia y serenidad de ánimo.
Pero no podemos dejar pasar esta oportunidad de alzar la voz para mejorar nuestras vidas, y para hacernos con aquello que es nuestro. Llevamos un año haciendo movilizaciones masivas, llevamos un año reuniendo asambleas de barrio que, cuando han actuado conjuntamente, han tenido más poder de convocatoria que los propios sindicatos de clase -recordemos el último primero de mayo, y comparémoslo con el 12M15M, que también intentó prohibir Cristina Cifuentes. Ahora, después de un año y unos meses, comprobamos que todo eso puede quedarse en un nuevo ritual de nuestra democracia falsa si no vamos un poco más allá: ya no basta con grandes manifestaciones, y luego irse a pasar la tarde a la Casa de Campo, no basta con huelgas generales que, al margen de la repercusión real que tengan, son siempre ganadas por el aparato propagandístico del gobierno, hay que ir un poco más alla: hay que escenificar con contundencia que no estamos luchando simplemente contra unos recortes, sino contra una constitución y contra unas instituciones falsamente democráticas que son incapaces de defender los intereses de la mayoría. El 25S no vamos a hacer caer al régimen, pero vamos a ser muchas personas, muchas más de las que se esperan, y vamos a iniciar un proceso que ya no va a tener vuelta atrás.
Por estos motivos, el 25 de septiembre voy a participar en el intento de rodear el Congreso de los Diputados y de iniciar un proceso de ruptura de las actuales instituciones y de constitución de unas nuevas.
Sin duda alguna.
Nota: la ilustración que hay sobre estas líneas está extraida dewww.colaboborara.org.

Venga... meta ruido por ahí

¿Por qué virgos?

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Tratando de explicar un poco este post voy a dividir la cosa en dos etapas, la primera, por qué digo que la de ayer es una movilización populista, luego que significa realmente eso.
Digo que es populismo explícito por que siguiendo a Ernesto Laclau en la construcción de una hegemonía populista hay diferentes etapas de ese proceso. La primera es cuando cada individuo o grupo de individuo deja de lado (parcialmente) su propia demanda, lo que le reclama al gobierno y lo cede en aras de algo que para él o ellos le signifique algo más valioso, por eso en la manifestación de ayer veíamos diferentes consignas, como “No a la re-re”, “Liberen al dolar”, "paz, libertad y democracia", “que no haya mas inseguridad”, etc. Entre estas demandas no hay conexión, cada grupo particular las considera importante pero no se ve a simple vista un hilo conductor común. Lo único común sería que hay una tensión una crisis, que se intuye es la causa de todas estas demandas, que podría llegar a ser común si alguien la plantea con claridad. Al momento esto no sucede.
Por eso lo común todas estas demandas inconexas tiene o puede llegar a tener un significante que provoque un único significado pero que al momento ese significante está vacío, no pasa de ser algo que nos parece que puede venir de tal o cual lado. Dice LAclau "Un significante vacío  es, en sentido estricto del término, un significante sin significado". Es algo todavía hipotético, algo potencial que todavía no es pero que puede llegar a serlo. Esto se logra si alguien logra encarnar el verbo que enuncie los significados que oculta ese significante vacío. Por ejemplo, las demanda por la anulación de las leyes de obediencia debida y de punto final las encarnó Nestor Kirchner el día que bajó el cuadro de Videla del Colegio Militar. Nestor se volvió creible, mas allá que no haya tenido historia de militancia dentro de los derechos humanos, simplemente la encarnó. Igual que lo que hicieron con el matrimonio igualitario o con la Asignación  Universal por hijo que eran banderas de otros sectores políticos. Lo importante es saber pararse y encarnar el discurso adecuado, luego vienen otros procesos. A esta manera de darle un significado a ese significante que acaba de ser llenado, enunciado por alguien Laclau lo señala como el principio de una hegemonía que no es otra cosa que pararse en frente a un adversario y plantearle el reclamo. La justicia, en el caso de Videla, la sociedad, en el caso de la igualdad en el matrimonio, etc.
En este caso es fácil, lo que tienen en común todos estas consignas es que son reclamaciones “al gobierno”, el antagonista de la hegemonía que se puede llegar a crear es el gobierno de Cristina Kirchner. Por lo que si bien cada una de estas con signas por sí sola no mueva el amperímetro, unidas a otras reclamaciones al gobierno se convierten en una bola de nieve que es muy difícil de parar.
Por qué entonces la Banalidad del mal de Hanna Arent  o la inocencia del mal de Borges que menciono. Porque en el primer caso Arent describe a Eichmann como a un ciudadano común, como todos los que marcharon ayer, o los que marcharon de la mano de Nestor en su momento, que en determinadas circunstancias se vuelve loquito y comete los crímenes ya conocidos. Pero Borges acá va más allá con esa inocencia del mal cuando asiste al juicio de las juntas militares en el año 84 creo. Lo dice así:
“He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio, había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas “sesiones” cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante nosotros, enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel. Lo más terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no pueden salir nunca. De éste o del otro lado de los barrotes siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por ser uno. Stevenson creía que la crueldad es el pecado capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con sus demonios, el mártir con el que ha encendido la pira. La cárcel es, de hecho, infinita.
Efectivamente los réprobos anoche se confundieron con sus demonios, pretendieron combatir un populismo marchito y ajado con otro todavía no enunciado, que como se probó mas arriba y de acuerdo con Laclau que de esto la sabe lunga, estaría en ciernes. Al populismo, señores, no se lo combate con más u otro populismo, se lo combate con institución, orden republicano como ha sido siempre en nuestro país. Lo que se le pone a la izquierda es la derecha, a la desorganización organizada populista (peronista) se le opone la organización social, esto es instituciones que establezcan previsibilidad, sensación de protección.

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