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Hablemos de Hipertexto

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Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica, contemporánea y la tecnología”. Barcelona: Paidós, 1992.George P. Landow

En S/Z, Roland Barthes describe un ideal de textualidad que coincide exactamente con lo que se conoce como hipertexto electrónico, un texto compuesto de bloques de palabras (o de imágenes) electrónicamente unidos en múltiples trayectos, cadenas o recorridos en una textualidad abierta, eternamente inacabada y descrita con términos como nexo, nodo, red, trama y trayecto”.

Dice Barthes: “En este texto ideal, abundan las redes (réseaux) que actúan entre sí sin que ninguna pueda imponerse a las demás; este texto es una galaxia de significantes y no una estructura de significados; no tiene principio, pero sí diversas vías de acceso, sin que ninguna de ellas pueda calificarse de principal; los códigos que moviliza se extienden hasta donde alcance la vista; son indeterminables… los sistemas de significados pueden imponerse a este texto absolutamente plural, pero su número nunca está limitado, ya que está basado en la infinidad del lenguaje”.

Como Barthes, Michael Foucault concibe el texto en forma de redes y nexos. En Archeology of Knowledge, afirma que “las fronteras de un libro nunca estarán claramente definidas”, ya que se encuentra “atrapado en un sistema de referencias a otros libros, otros textos, otras frases: es un nodo dentro de una red… una red de referencias”. Como todos los estructuralistas y post estructuralistas, Barthes y Foucault describen el texto, el mundo de la literatura, y las relaciones de poder y categoría que implican, en términos que también pueden aplicarse al campo del hipertexto informático.

Hipertexto, expresión acuñada por Theodor H. Nelson en los años sesenta, se refiere a un tipo de texto electrónico, una tecnología informática radicalmente nueva y, al mismo tiempo, un modo de edición. Como él mismo lo explica: “Con ‘hipertexto’ me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que sea mejor en una pantalla interactiva. De acuerdo con la noción popular, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios para el usuario”.

El hipertexto, término que seguiremos utilizando a lo largo de esta obra, implica un texto compuesto de fragmentos de texto –lo que Barthes denomina lexias– y los nexos electrónicos que los conectan entre sí. La expresión hipermedia simplemente extiende la noción de texto hipertextual al incluir información visual, sonora, animación y otras formas de información. Puesto que el hipertexto, al poder conectar un pasaje de discurso verbal a imágenes, mapas, diagramas y sonido tan fácilmente como a otro fragmento verbal, expande la noción de texto más allá de lo meramente verbal, no haré la distinción entre hipertexto e hipermedia. Con hipertexto, pues, me referiré a un medio informático que relaciona información tanto verbal como no verbal. Los nexos electrónicos unen lexias tanto “externas” a una obra, por ejemplo un comentario de ésta por otro autor, o textos paralelos o comparativos, como internas y así crean un texto que el lector experimenta como no lineal o, mejor dicho, como multilineal o multisecuencial. Si bien los hábitos de lectura convencionales siguen válidos dentro de cada lexia, una vez que se dejan atrás los oscuros límites de cualquier unidad de texto, entran en vigor nuevas reglas y experiencias.”


Joaquín María Aguirre analiza la obra de Landow de esta manera:


“Si la tecnología determina las formas del pensamiento y su expresión, la llegada de una nueva tecnología dará lugar a nuevas formas culturales. El hipertexto, con sus redes de ‘nodos’ y ‘enlaces’ permite superar las jerarquías de lo impreso. Al no ser un sistema cerrado, permite desplazar la responsabilidad de la decisión al destinatario. El hipertexto es un sistema abierto que permite al receptor construir sus propios caminos de lectura
saltando de ‘lexia’ en ‘lexia’ conforme a sus intereses. El texto tiene un principio y un final; el hipertexto no está dado, sino que se crea en cada lectura conforme a los recorridos que establezca cada lector. El texto se ‘termina’; el hipertexto, en cambio, continúa creciendo gracias a la posibilidad de añadir nuevas lexias por parte de sus autores o, incluso, sus lectores”.


Una última consideración referente hipertexto es la introducida por Charles Ess y es el lugar que ocupa el crítico dentro de una estructura no lineal. En su análisis señala que si el crítico es el encargado de descifrar los significantes que el autor pone en su obra, al no haber autor, ya que el camino hipertextual construye su propio texto no existe un único significante sino tantos como recorridos puede recorrer el lector, por ende habrá tantas lecturas y sus consecuentes significados. De esto deducimos que la crítica se desdibuja en un esquema no lineal. No porque una lectura no-lineal sea más sencilla, menos profunda, ni menos categórica, sino porque no existe una relación biunívoca entre significante y significado, por el contrario, existen tantas como trayectos posibles haya dentro del texto.
Dibujo de acá

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