Hacia un nuevo relato

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Leemos a Juan Urrutia Elejalde

El signo de interregoción quiere expresar una duda. Este signo es lo que mejor indica mi escepticismo ante la falta de una heurística adecuada a los tiempos que corren y que amenazan con no permitir una vuelta atrás y mi asombro ante la falta de sentido. No es la primera vez que en esta serie sobre la falta de relato expreso mi inseguridad, pero llegados a este capítulo L, ésta se hace acuciante pues quizá la idea de relato esté ya obsoleta y sea irrecuperable en un mundo en el que no hay o no vemos, más que performances. De repente y sin motivo aparente, no estoy seguro de nada, pero especialmente no sé si la heurística necesaria para caminar tristemente por esta vida gris corresponde a la idea de relato. Es posible que lasrules of thumb que nos permiten sobrevivir sean más bien como ritos de entusiasmo colectivo sin ninguna estructura narrativa. Pero también es posible que el relato sea hasta contraproducente como filtro para entender lo que pasa.

¿Y si no estuviera pasando nada? ¿ Y si todo fueran imaginaciones, sombras? ¿Podría ocurrir que los movimientos diarios de unos u otros, trabajadores o parados, inquilinos solventes o deshauciados, políticos en el poder o en la oposición, no indicaran la dirección de la próxima movida ni ofrecieran pista alguna sobre esa dirección, sino que solo fueran unas movidas en sí mismas que agotan su virtualidad y pregnancia en ellas mismas? Imaginemos que solo hay una combinación errática de flash mobs y preguntémonos qué pensar o cómo hacerlo y si el relato es una respuesta adecuada.

Es dificil de imaginar a nadie fuera de esa movida sin sentido aparente, pero si alguien realmente estuviera fuera de la marea tendría ciertamente una oportunidad de ganancia difícil de dejar pasar. Una ganacia difícil de imaginar ahora pero que, desde el mundo de hoy, imaginamos consistiría en algún tipo de arbitraje entre diferentes expresiones de una fraternidad danzante. Pero, sigamos elucubrando, es también posible que a nadie le compense aprovecharse de estas posibilidades de arbitraje si, tratando de aprovecharse de ellas, se alejara del coro sin sentido más allá de su propio sonar, se sintiera desplazado, dejado atrás de esa ola gigante sobre la que uno solo quiere surfear sin ninguna intención ulterior.

Si, contrariamente a lo que en el viejo relato era indubitable, nadie quisiera otra cosa que surfear no hay nuevo relato posible ni heurística necesaria para orientarse en un mundo incierto pues no cabe la incertidumbre cuando uno está en en lo más alto de la ola y no se vislumbra la playa. La necesidad de la narrativa como la única posible justificación de esta tarea de constructor de relato, sería que ya sea por razón de fuerzas externas o ya sea por el debilitamiento interno de la propia ola, un sufero detrás de otro se fueran quedando «fuera de onda».

Efectivamente, si ese fuera el caso se podría argüir que la onda sería cada vez menos apetecible y, en un momento dado, su masa sería lo suficientemente poco densa como para que resurgiera la subjetividad hasta ese momento desdibujada en el carnaval de surferos disfrutadores de la libertad del viento en la cara. Aparecería entonces un ex-surfero rapsoda, una figura esta del rapsoda ya desaperecida de la imaginación comunal. Pero ¿qué cantaría entonces este rapsoda? O bien cantaría la alegría del viento en la cara reiniciando así un relato sobre la falta de sentido pero relato al fin, o bien entonaría una rapsodia monótona sobre la manera de apañarse para no dejarse descolgar de la siguiente ola perfecta: otro relato.

El relato puede ser por lo tanto de tipo Nietzchiano, un canto de afirmación de una vida sin exterioridad posible, o de tipo redentorista que siempre apela a algo fuera de lo conocido para construir un mundo menos doloroso. ¿Debo pues concluir que el relato es parte esencial de la realidad y que construirlo no es estúpido? De momento sí, pero no estoy seguro de haberme convencido del todo.

El fractus peronista

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Los dos últimos posts de Manolo remiten a  conceptos muy novedosos para el análisis de la cuestión social. Mas específicamente para analizar el campo popular peronista. Como síntesis podríamos decir que estos estudios se basan en la aplicación de la lógica clientelar explicada por Auyero, Aguirre y otros que abordan la relación intraperonismo como un sistema de redes clientelares.
Este concepto de las relaciones sociopolíticas entre el gobierno-estado y el pueblo aporta algunas cuestiones novedosas que vale la pena destacar. Especialmente mi interés es aportar con algunos conceptos comunes en la teoría de redes que podrían ayudar a la ciencia social a avanzar en este sentido.

Fractus

La pimer noción es la de Fractus, el fractus es el proceso recursivo que sufre un fractal, el mismo que lo genera. Si un Fractal, pongamos un árbol binario está constituido por un segmento que se quiebra (fracciona) por la mitad y se gira x grados , La próxima rama del árbol fractal se generará de idéntica manera. Así hasta el infinito tanto para arriba como para abajo, como un zoom que tiene la capacidad de aumentar la visón del fractal tanto como para disminuirla.
Este proceso repetitivo no necesariamente debe ser geométrico como el ejemplo presentado, cualquier proceso repetitivo, de los que en la naturaleza encontramos una infinidad, puede metaforizarse mediante un proceso fractal o fractalidad.
Génesis de la red: autosimilitud y cierre tríadico
Según Auyero (2001), la relación clientelar emerge producto de tres procesos que se conjugan en un espacio particular: 1) La configuración de una nueva marginalidad marcada por un contexto de desempleo estructural y nuevas necesidades básicas, donde la vida en la villa pasa de ser una etapa transitoria, en un proceso de eventual ascenso social, a ser una situación permanente. 2) La desarticulación de las distintas organizaciones de vecinos (como los clubes, las asociaciones de ayuda mutua, las uniones vecinales o las asociaciones de vecinos), cuyo auge se da durante las décadas de los años 60 y 70, y el comienzo de su decadencia está marcado por la represión y control de toda forma de organización política durante la última dictadura militar, que dinamizaban las redes sociales cotidianas (de amistad y familia) y operaban como redes de contención de las necesidades básicas. 3) La construcción de una nueva red de solución de problemas basada en la relación clientelar. Las redes sociales de apoyo vaciadas de recursos, son dinamizadas mediante recursos que ingresan a través de los planes sociales, cobrando mayor relevancia las figuras del mediador y el referente como canales de acceso a esos recursos garantizados políticamente por el patrón.
Tres son las figuras que se destacan en un proceso clientelar:
  1. El cliente, que es el destinatario final de toda política social.
  2. El patrón, que es a partir de quién se ponen en juego los recursos, que generalmente es el Estado corporizado en una persona (gobernante) en quién se ha delegado la administración de los recursos disponibles.
  3. El mediador, que es la figura necesaria que hace de enlace entre el patrón y el cliente. Es quién en definitiva adapta la lógica del clientelismo al territorio, a un territorio y destinatario particular.

Three tier logic

Cuando a principios de la era de la informática las computadoras tenían que resolver problemas de datos de una mera global, se pensó en extender la lógica de una computadora localizada en un determinado lugar para atender las necesidades de datos que los diferentes usuarios necesitaban. Así nacieron los Mainframes que eran computadoras gigantes que desde un punto atendían por ejemplo las reservas de vuelos de las compañías aéreas. Todo un gran sistema centralizado con una lógica Cliente –servidor. A esta lógica se la llamó two tier, que traducido al español podría decirse dos capas, una de almacén de datos (recursos) y otra de usuarios.
La computación distribuida y las nuevas redes que permitieron el desarrollo tanto de internet como de otras tantas se basó en otra lógica, la de multicapa, en particular la de tres capas es la que hasta ahora tiene mayor vigencia

La three tier logic consiste en una arquitectura en donde el cliente no accede directamente a los datos mediante un proceso directo sino que en el medio se instaló una capa nueva: la lógica del negocio.
Los datos (recursos) podían estar alojados en cualquier sitio, incluso desvinculados de su administración, el cliente también. Entonces cómo se encapsulaba su administración para preservar la empresa, el negocio, el sistema clientelar. Se concibió un encapsulamiento de managment, no no era otra cosa que la lógica del negocio independizada de los recurso y especializada en el cliente. Así por ejemplo la Redlink o Banelco, podía operar la banca electrónica o home banking sin depender de los bancos que se podían dedicar a su específico negocio que es el de captar y prestar dinero. Estas prestadoras desarrollaron sistemas capaces de garantizar que distintos bancos pudieran llegar electrónicamente a sus clientes sin desgastarse en desarrollar estos sistemas carísimos, preservando, eso sí la lógica de cómo hacer los negocios con su clientes.

Fractus Peronista

El peronismo ha desarrollado una lógica propia de hacer política, el formato de la red peronista es distribuido con múltiples vínculos entre sus distintos actores, como se ve en el gráfico de Aguirre, sin embargo, su lógica respeta un fractus determinado que se repite a todo nivel, se produce y se reproduce desde su génesis hasta su extinción. La lógica del three tier del Patrón-Mediador-Cliente, se autoreproduce y solo en su etapa final se hace visible para los trabajos de campo como los citados por Manolo.
Pero esta ley nos solo se cumple a este nivel (nivel hoja del árbol fractal). Toda estructura fractal en la naturaleza tiene un cierre, no es infinita como en la matemática, en el caso del árbol es la hoja, en el caso de las políticas sociales serían los lo que Denis Merklen define como Pobre ciudadano. Al tradicional “pobre” Merklen le adiciona la partícula ciudadano, casi una contradicción dentro de la tradición republicana liberal, en general el pueblo (los pobres) no eran ciudadanos, por eso el sociólogo rompe con esta lógica simple al unir estas dos palabras casi antagónicas, pero a su vez introduce una lógica, la del nómada, la del cazador.
Pero especulando un poco más, un cazador está obligado a moverse por una infinidad de factores, entre ellos la escases de recursos, si una nueva lógica se pudiera establecer entre el Cazador y los recursos de tal manera que esa lógica garantice una relación sustentable en el tiempo, por ende posibilitaría una localización del cliente en un determinado lugar, son los recursos y la logística entonces las que se deberán mover para garantizar su abastecimiento.

Arraigo

Entonces como consecuencia de esta arquitectura surge el arraigo, como algo inevitable y que a su vez permite la producción y la reproducción del fractus peronista. El arraigo permite la densificación de la red clientelar, haciéndose cada vez mas intervinculada y donde la figura del patrón no aparece, solo la de su mediador, el poseedor de la lógica del negocio, su mánager.
Todo fractal de la naturaleza tiene un elemento de cierre, como la hojita del árbol que se mencionó, y esto es así por una operación logística. En un esquema totalmente distribuido como en un fractal de estos,  siempre habrá un adentro y un afuera (por ejemplo del territorio, del sistema), por lo que el subsistema tenderá a cerrarse alrededor del mediador y toda la capacidad de gestión que este alcance. Sus posibilidad de de gestión con el otro nivel. Internamente habrá un sistema de distribución y dentro de los clientes (agentes) operarán, a su vez, cierres sociales sobre clanes, familias, barrios, edificios, clubes que constituirán nuevas Clases sociales ya no divididas como tradicionalmente la ciencia social las dividió, económicamente, sino por su capacidad de procesamiento de esos recursos. Una suerte de estética que permite una igualdad interna a la cales y el intercambio con otras clases similares del mismo sistema.
Figura. La jerarquía de tres niveles de la distribución de Pareto-Zipf-Mandelbrot PZM: unidades procesamiento locales (pequeños puntos), clases de unidades de procesamiento (círculos punteados) y sistema de interacción global (círculo grueso)

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