Wikileaks descubre que Yoani Sánchez es una blogger trucha y rentada

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Kaos en la red

Leemos : Wikileaks desnuda a la “disidencia” y muestra los primeros hilos de OTPOR en Cuba

La vieja disidencia ya no le sirve a Estados Unidos. Hombres y mujeres con más de 50 años, algunos en los 60, otros un poco más longevos, no alcanzan el impacto necesario para movilizar a las masas en Cuba, sobre todo a las nuevas generaciones, las que no asimilan los mensajes que ellos envían.

Es así como los servicios de inteligencia norteamericanos giran su interés hacia supuestos jóvenes desilusionados, artistas plásticos, músicos (del hiphop y el rock) y blogueros como Yoani Sánchezque, trabajando de forma cohesionada, pudieran crear acciones de mayor impacto dentro de la Isla.

Yendo a las filtraciones de Wikileaks leemos y traducimos:

Individuos jóvenes, incluidos bloggers, músicos , actores y artistas plásticos no pertenecen a organizaciones identificables, por lo tanto son mucho mejores en su discurso “rebelde” y se erigen con una mayor preferencia popular. Pese a esto, estos individuos todavía están fuertemente controlados por el gobierno cubano, etiquetados como “disidentes”, y no aspiras a ningún tipo de liderazgo. La fama internacional ganada por unos pocos, tal como la blogger Yoanny Sanchez, incentiva los celos entre las organizaciones disidentes tradicionales les impiden impiden trabajar con las incipientes redes que las jóvenes generaciones comienzan a formar.

Yoani Sánchez denuncia un "secuestro siciliano" de la policía para impedirle participar en una manifestación crítica

Bari2k no advierte de esta otra movida rarita de los Anonymous

Esto nos recuerda a la estrategia Otpor. Recordemos este viejo video que publicáramos en nuestro desenmascaramiento: La estrategia Otpor en Elisa Carrió


Soldati

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Lo que pasa es que uno también es un ser humano [...] con tres o cuatro palabras explicamos todo: un crimen, una violación o un suicidio. Vea, queremos que nos dejen tranquilos. ¡Pobre de usted si me trae un problema que no pueda resolverse en términos sencillos: dinero, odio, miedo! Yo no puedo tolerar, por ejemplo, que usted me salga matando a alguien sin un motivo razonable y concreto.[1]

Parlamento del comisario Laurenzi  en Simbiosis

El comandante macrista
Parque Indoamericano: ¿Quién tiró? y la teoría del loco suelto
Qué hay detrás de los terrenos de Soldati

[1] WALSH, Rodolfo. “Simbiosis”. In: Cuentos para tahúres y otros relatos policiales. 3ª. Edición. Buenos Aires: de la Flor, 1999, p. 103.

Programar o ser programado

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¿Se acuerdan de este video del blogger Douglas Rushkoff, que traducíamos acá?

Ahora sacó un nuevo libro Programar o ser programado (video subtitulado en castellano)

Hosting para Wikileaks

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Si sos poseedor de un servidor unix con capacidad ociosa para ceder a wikileaks algo de esos recursos , vos podés ayudar a  que sea imposible remover completamente wikileaks de internet!

El link acá Mass-mirroing

Walsh, el criptógrafo

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Los tiempos de oscurantismo de este blog me llevaron hasta  Silvia Beatriz Adoue, a quién conocimos por esta otra obra: “CIEN AÑOS DE SOLEDAD” Y LA MASACRE DE ARACATACA que realizara colectivamente. En esta oportunidad nos ocuparemos de su tesis doctoral: RODOLFO WALSH, O CRIPTÓGRAFO. Relações entre escrita e ação política na obra de Rodolfo Walsh. originalmente en portugués que Reflexiones Siesteras tradujo movido por el interés que pueda despertar en sus lectores.

Dada la longitud del trabajo, presentaremos la misma en entregas separadas por capítulos en tiempo a determinar.  Esta semana en la barra derecha aparecerá el link al pdf  de la tesis completa para los que no quieran esperar. Sepan disculpar el amateurismo.

Foto

INTRODUCCIÓN

No es un arma guardada que

rememora los disparos, sino un hacer

violento, en los cuales la escritura agrede la

molicie y espanta los oropeles.

Daniel Camels.

Argentino de familia irlandesa, nacido en 1927, educado en la fe católica, escritor de relatos policiales, periodista primero, militante después, Rodolfo Jorge Walsh se aproxima a la realidad con la mirada indagadora del detective y del exegeta. Para él, los hechos esconden e insinúan, dan pistas. Hay una verdad ocultada por el relato hegemónico y que es preciso que salga a la luz. La principal tarea de Walsh será revelarla. A los procedimientos ideológicos que construyen el relato hegemónico, el militante/escritor opondrá una serie de procedimientos literarios que constituyen las herramientas de su oficio de “criptógrafo” e inauguran un registro estético, una poética. Estudiar esas herramientas, balizar ese registro, reconocer esa poética son los objetivos de este trabajo.

§§§§§

El día 10 de junio de 1956, en Buenos Aires, una mujer viaja en la butaca del fondo de un colectivo. El conductor tiene la radio prendida. El locutor del informativo anuncia que el levantamiento cívico-militar que pretendía restaurar el gobierno peronista derrocado por un golpe militar el año anterior, había sido debelado, y muchos de sus cuadros, detenidos o fusilados. La mujer también está absorbida por el golpe. Tiene, en un de los cuartos de la pensión donde vive, un mimeógrafo casero. Los días anteriores reprodujo algunos panfletos y los distribuyó a sus compañeros por medio de un hombre del que no sabe nada, pero que la ama. Se desmaya. Los otros pasajeros ayudan a reanimarla, solidarios: no es la única que lamenta el fracaso de la acción y todos temen por las represalias del gobierno a los peronistas, o a los pobres, lo que en aquellas circunstancias viene a ser la misma cosa. Por las dudas, la mujer consulta un médico. Él le anuncia: está embarazada. En febrero de 1957, nacerá su hija y la mujer abandonará la militancia.

§§§§§

La noche anterior, en La Plata, un partidario de la Revolución Libertadora -nombre que se daba a sí mismo el gobierno de facto- estaba jugando ajedrez en un bar cuando oyó unos tiros. La noticia de un golpe lo llevó para su barrio, en medio del enfrentamiento entre militares leales y sublevados. Los sublevados le permitieron llegar a su casa. El portal de la misma fue utilizado por los leales para defender posiciones. Con la luz desconectada, a través de la persiana, oyó las últimas palabras susurradas por un soldadito agonizante: “¡No me dejen solo, hijos de puta!”. El hablar lo incomoda, le duele, hay algo que falló. El soldadito estaba allí cumpliendo el servicio militar obligatorio, no se identificaba con los leales; tampoco era un sublevado.

Algún desequilibrio se produce en el ajedrecista, único testigo, involuntario, de la muerte del soldado. Poco tiempo después, estará investigando los fusilamientos de aquella misma noche. Se hará militante peronista, llamará el golpe que derrocó a Perón Revolución Fusiladora, nombre con que recordará a aquel periodo post-peronista. Dedicará el resto de su vida a desvelar una verdad vislumbrada en la oscuridad, junto a la ventana de su casa. Veinte años después, perderá a su hija primogénita en un enfrentamiento con los mismos militares que antes habían derrocado a Perón. Él mismo, emboscado, responderá al fuego del enemigo con un arma de pequeño calibre, será malherido y harán desaparecer su cuerpo junto con sus escritos inéditos.

Nacida en febrero de 1957, oí durante toda la infancia, la narrativa popular de aquellos acontecimientos de junio de 56. La narrativa incluía el relato del ocultamiento de los hechos y su revelación por parte del ajedrecista, ya transformado en periodista militante. Viniendo del campo contrario, se hizo compañero de aquellos que resistían al gobierno iniciado en 1955, venciendo con su palabra, primero el silencio y después la versión oficial.

La narrativa popular es también la narrativa de esa lucha para imponerse en cuanto a narrativa. Es, desde su origen, un “contra-relato”. Una narrativa “forzada”. La identificación de las armas de esa lucha, sus recursos, me ocupa por razones que están en el cruzamiento de lo personal con lo colectivo, pero que, en todo caso, me llevan a tomar partido.

Este trabajo es resultado del estudio de la obra y de la biografía de Rodolfo Walsh en la busqueda de las líneas de tensión que definen su poética. Para eso, hice una aproximación a la temáticas recurrentes, como líneas de continuidad, pero que sufren, a lo largo de la obra, permanentes metamorfosis, como las imágenes de un caleidoscopio; hice también un reconocimiento de las formas de representación, en cuanto a la apropiación de géneros discursivos y voces sociales que Walsh utiliza en sus escritos, y estudié la circulación de los procedimientos que van de la acción política y del texto de publicista a la ficción y viceversa, pasando a veces por el oficio “simple” de traductor.

Hay temáticas, géneros y voces que recorren la actividad literaria, la periodística y la militante del autor. Los objetivos de este trabajo son los de encontrar recorridos que vinculen las tres series, una vez que la poética de Walsh está inscrita en esa red.

Algunos temas son revisitados por el autor a lo largo de su obra, algunos son símbolos, metáforas, otros son asuntos más generales permanentemente metaforizados: el “soldadito”, los oficios, la violencia institucional, el cadáver.

Esos temas son introducidos como señales que irrumpen en sus lecturas, en sus traducciones y en su historia personal. Son para Walsh señales de una escritura cifrada a decriptar. Esa mirada del autor sobre lo real y sobre sus lecturas tal vez pueda ser atribuida a rasgos heredados de su formación católica, llamados a la conciencia repentinamente, convocados por eventos vividos como excepcionales. En su biografía, muchas veces comparada a la trayectoria del profeta Daniel, nombre con que firmó muchos de sus escritos y que atribuyó al protagonista de muchas de sus ficciones, no faltaron los pasajes bíblicos, como la columna de fuego que reitera su presencia después de la muerte de su hija primogénita.

Los acontecimientos actúan sobre Walsh como revelaciones que se propagan asumiendo significados mucho más amplios. Esa relación del autor con los hechos es fácilmente detectada en el momento en que Jorge Masetti le entrega Walsh un telex recibido de casualidad, debido a un problema mecánico, en la agencia de noticias Prensa Latina. El escritor estaba en Cuba, trabajando en un proyecto periodístico que ayudó a construir. El telex es un mensaje cifrado de la CIA[1] que indica el día y lugar de desembarque de la invasión de la Bahia de los Cochinos, en 1961, bajo el comando norteamericano.

Walsh consigue interpretarlo con la ayuda de un libro sobre escritura cifrada, comprado en una librería de usados. Con esa experiencia, descubre su condición de criptógrafo, aún sin poseer conocimiento previo o talento especial para la profesión. Lo curioso es que, al descifrar el mensaje, percibe que, conociendo o no el oficio, no hará otra cosa en toda su vida[2].

Esos temas recurrentes se inscriben en su literatura como señales a ser interpretados en el transcurrir de la obra por parte del autor y sus lectores. El autor los recoge justamente por considerarlos núcleos de transparencia emergiendo en medio de la opacidad de lo real, capaces de condensar verdades de profundidad. No son para el autor construcciones de su propia creación. Walsh los presenta como impuestos a él de manera implacable para que el autor y su lector les adivinen el sentido.

El descifrado de enigmas se constituye también, en si mismo, en un de los temas de su obra: en la literatura policial, en su obra investigativa, en su actividad de inteligencia en la organización en que milita. Esto sucede porque la literatura, para Walsh, es también un lugar de reflexión individual y colectiva.

En su texto autobiográfico, Walsh confiesa: “La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota de Rilke. Si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir”[3]. Pero fue ese mismo motivo que llevó al autor a retomar la escritura y no abandonarla más. Escribir se hizo para él un imperativo.

Walsh había comenzado -y que luego abandonó- un curso de Letras. Se lanzó, sin embargo, a la escritura en el periodismo y en la industria cultural, que eran su medio de vida. Su oficio de traductor lo puso en contacto con “la mejor literatura policial”. Pero su relación con el género no era ingenua.

La obra investigativa del autor, de alguna manera, es tributaria del género periodístico y también de la narrativa policial, de una narrativa policial en que el periodista es, por su parte, detective/narrador y que incluye las voces de testigos, víctimas y sospechosos. Pero, por el hecho que los crímenes investigados sean crímenes de Estado, encontramos también, en esas obras de Walsh, elementos de las narrativas de espionaje.

Muchas de las características de su escritura militante circulan en la producción de carácter periodístico y literario del autor. Tanto es así que es muy difícil clasificar algunas de sus obras, como es el caso de las llamadas “cartas personales“.

El estudio de la producción de Walsh en este trabajo está organizado en cuatro capítulos.

En el primer capítulo, se describen los cambios en la primera parte de la obra ficcional de Walsh, que comienza con literatura policial de enigma, pasa por el hard-boiled para después abandonar el género policial. En medio de ese proceso, encontramos las “intromisiones” de la literatura de espionaje, la testimonial, la investigación periodística y la reflexión existencial que lleva el autor hacia la acción y la literatura militante.

El segundo capítulo está dedicado a la obra investigativa de Walsh y reconoce la continuidad temática y formal con relación al conjunto de la obra del autor. También es estudiada la relación entre el proceso de investigación y el de escritura, así como la asociación de estos con la acción política del autor. Para esto, no puedo dejar de considerar la circulación de las obras y la recepción que tuvieron y confrontarlas con las elecciones formales y la figuración de la lectura esperada por Walsh.

El tercer capítulo focaliza los cuentos del autor, que conforman la parte de su obra considerada estrictamente literaria y que configuran un espacio de experimentación y reflexión sobre las formas más adecuadas inclusive para el conjunto de sus textos. Pero estos cuentos también expresan ciertas líneas de tensión que van pautar la actividad militante de Walsh: la cuestión de la autoría, el lugar ocupado por el intelectual, la producción de narrativas que se opongan a las hegemónicas, las posibilidades de la literatura de representar la realidad histórica y su vigor para actuar sobre ella.

El cuarto y último capítulo trata de las llamadas “cartas personales” del escritor, producidas los últimos meses de su vida y que revelan, por las elecciones formales, soluciones que el autor encontró para algunas de las tensiones que pautarán el conjunto de su obra[4].

Para responder a las indagaciones propuestas, en el estudio del corpus dedica atención a algunos procedimientos de construcción de los textos que lo integran: descripción de la composición de las narrativas policieles, sus cambios y el abandono de esa forma asociado a la militancia de Walsh; análisis de uso de estrategias propias al canon testimonial y análisis de los modos de apropiación de la oralidad y de géneros discursivos.


[1] Central de Inteligencia de los Estados Unidos.

[2] Este episodio fue investigado en: ARROSAGARAY, Enrique. Rodolfo Walsh en Cuba. Agencia Prensa Latina, militancia, ron y criptografía. Buenos Aires: Catálogos, 2004.

[3] WALSH, Rodolfo. “El violento oficio de escritor”. In: BASCHETTI, Roberto. Rodolfo Walsh, vivo. Buenos Aires: de la Flor, 1994, p. 31.

[4] No voy focalizar en este trabajo las dos piezas teatrales, en las cuales Wlash intentó una aproximación al conjunto de la América Latina. En ellas, él escogió un registro lingüístico de “castellano neutro“, que no aparece en el resto de la obra. Las tramas, sin embargo, están construidos como parábolas que condensan la mayoría de los temas presentes en la producción del autor. Tampoco voy a analizar las materias periodísticas, aunque en ellas circulen procedimientos “engarzados” en los otros géneros frecuentados.

Nosotros y los otros

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Gerardo Fernández en un gran post denuncia algunos de los mecanismos puestos en juego para presentar nuestra realidad como algo dado, inmutable, cristalizado a la que es en vano esforzarse para cambiarla. Dice

Se instaló una forma de ver las cosas desde un lugar de forastero o de turista, una concepción según la cual "todo ya está así y no se lo puede trastocar", una postura que se emparenta con esa aversión a la discusión política porque "ni vos lo vas a convencer a él ni él te va convencer a vos", entonces cualquier intercambio de ideas se lo considera desde el vamos una pérdida de tiempo. "Ya está todo inventado, no hay nada que modificar salvo cuestiones menores". Esta idea se hizo carne y hay un par de generaciones que han crecido mamando de esa teta, muchachos para los que la discusión válida sólo pasa por si el fracaso del Bichi fue la línea de tres...

El o la comentarista Vita le marca el camino que desemboca en este post, dice:

Sí, en lo psicológico hacernos cargo a "nosotros" de lo que hicieron "ellos": esas preguntas retóricas estilo negro oro, susana y mirta ¿qué nos pasó a los argentinos? ¡cómo estamos los argentinos! Uno es responsable de lo que vota pero mucho nos han engañado y el operador de este engaño fue el periodista. Fue el pedagogo de esta historia mal contada adrede, para que ganen "ellos". Y "ellos" son el poder económico concentrado en pocas manos.

Una psicóloga que tuve me advertía sobre los peligros de este procedimiento. Hacernos cargo de lo que hicieron “los otros” en una situación recursiva y constrictora no soluciona nada (para nosotros), por el contrario nos lastima. Por eso advertía sobre la objetividad en la lectura de esa realidad. El problema es separar la paja del trigo, especialmente si la relación de la que se trate es con un hermano, familiar, un pariente, un amigo, un connacional, un prócer. Para involucrarse con lo que es responsabilidad de “el  otro” o de “los otros” debemos estar prevenidos que podemos salir lastimados, dado que no es nuestra la responsabilidad de lo que hace “el otro”, de allí nuestra imposibilidad de modificar la realidad.

Que nos tengamos que aguantar los retos y monólogos de nuestra vieja que visitamos poco, es un signo de cortesía y convivencia, pero que nos tengamos que bancar a Patricia Bullrich defendiendo el 82"% móvil para los jubilados, es un poco mucho. Una de las últimas rabietas que se agarró mi viejo antes de morir fue que esta señora junto con los otros corruptos del gobierno de De la Rua le rebajaran la jubilación.

La cohesión social en este caso obliga, en un mecanismo de la espiral del silencio, a la aceptación de lo que hace “el otro” como algo que es responsabilidad mía en pos de la convivencia, y esto muchas veces ocultando u oscureciendo de quién es la responsabilidad. Recibir una información fragmentada lleva a la historia única.

Nadie nos prohíbe hacernos cargo de lo de “los otros”, solo que tenemos que estar sabiendo, ser consientes, estar informados de que esta situación la generó “el otro” y que aceptarla como propia conlleva pagar los costos de una situación muchas veces no deseada.

El país de no ficción

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Es difícil exagerar la importancia del movimiento liderado por Gino Germani (sociólogo, director de investigaciones, editor) en los años cuarenta, que se consolidó en la Universidad posterior a 1955. En el pasado, la literatura le proporcionaba su modelo al ensayo histórico o de interpretación social; en aquel primer posperonismo, las ciencias sociales (nuevas para la Argentina) suscribían el acta de una muerte que se creía no sólo inevitable sino auspiciosa. Al ensayo sólo se lo toleraría en el campo de la literatura, pero debía ser expulsado de las disciplinas que pensaban la sociedad y la historia.Se seguían escribiendo ensayos, pero sus autores venían de un pasado que no estaba iluminado por las luces de las ciencias sociales, o se obstinaban en seguir teorías que no ponían a la investigación empírica como piedra de toque.Incluso la tolerancia con el ensayo literario duró poco. En efecto, el estructuralismo francés, con sus tremendos artefactos semiológicos, observaba a la crítica literaria anterior con la misma insatisfacción que la sociología sentía frente al ensayo y la acusaba de lo mismo: era poco científica. Los 60 fueron la gran época metalúrgica de los modelos estructurales. Frente a ellos, grandes libros de crítica literaria como Muerte y transfiguración de Martín Fierro, de Ezequiel Martínez Estrada, eran sólo ensayos, culpables de una carga excesiva de subjetividad, algo que no estaba de moda en ese período regido por la oposición de sujeto y estructura, donde lo bueno caía siempre del lado de la estructura.Para seguir con el ejemplo de Martínez Estrada, el movimiento envolvente de Muerte y transfiguración..., sus volutas y repeticiones en escala ascendente, su barroquismo, lo colocaban del lado del ensayo, aunque el libro presentara una masa importante de datos y de análisis. Sebreli también era un ensayista, alguien que tenía solamente impresiones sobre cómo eran las cosas y no había hecho encuestas ni había pasado un tiempo suficiente en los archivos. Ensayo era, en los años sesenta, todo lo que no se atenía al régimen de las investigaciones sociológicas.El ensayismo era un discurso más subjetivo que objetivo; escrito con un fuerte tono personal; no necesariamente basado en investigación empírica. Lo curioso es que esos rasgos son efectivamente los que siempre caracterizaron al ensayo. Lo nuevo es que, en esos años sesenta, se los consideraba anticuados, superados por las ciencias de la sociedad y del lenguaje.Si se hace un rápido viaje en el tiempo hasta hoy, se comprueba que estas posiciones antiensayísticas han triunfado en lo que podemos llamar la prosa académica producida por investigadores universitarios. Esa prosa no puede conseguir miles de lectores como los que, después de haber criticado duramente a Martínez Estrada, tuvo Juan José Sebreli o tiene un historiador como Félix Luna, también mirado con desconfianza por los profesionales que murmuran una palabra: divulgadores.Los discursos de las ciencias sociales y la historia, que se modernizaron a partir de los sesenta, están altamente tecnificados. Esto quiere decir que las técnicas de investigación definen el carácter de la escritura. Y el aparato crítico (notas, citas, fuentes, documentos, bibliografías) decide el aspecto mismo de la página impresa.El discurso científico se distingue por una página impresa con letras de diferente cuerpo (para el texto y las notas) que remiten al pie de página, por la profusión de bastardillas y de comillas de las fuentes bibliográficas. La textura visual de este tipo de página es diferente de la página tipográficamente homogénea del ensayo.Aunque no esté escrito en primera persona, el ensayo la presupone. La prosa académica habla en modo impersonal. El ensayo es persuasivo y puede ser caprichoso, aforístico. La prosa académica es probatoria y argumentativa.Así las cosas, los miles de lectores, cuando existen, están en otra parte. Hasta hace veinte años, esos miles de lectores leían ensayos escritos desde lugares políticos bien definidos: anarquismo, marxismo, nacionalismo, populismo, antimperialismo. Sobre todo el revisionismo histórico, con su mezcla de rosismo, nacionalismo y antiliberalismo, construyó un edificio hospitalario, donde el sentido común encontraba versiones más fuertes que las escritas por los historiadores y sociólogos profesionales. Decenas de miles de ejemplares de Jauretche o de Hernández Arregui prueban esa popularidad.Hoy esos lectores (o, más bien, sus hijos) leen libros escritos dentro de un género, más que desde un lugar político-ideológico, aunque ese género no excluya las opciones ideológicas. El primer libro de fortuna en este género fue el que hasta hoy es su paradigma insuperable: Operación masacre de Rodolfo Walsh. Algunos años antes que Truman Capote escribiera A sangre fría, el relato de Walsh de los fusilamientos de junio de 1956 inaugura el non fiction, es decir la narración de hechos reales escrita con las técnicas literarias. El non fiction es la expansión de la crónica periodística por medios tradicionalmente literarios. Un género de mezcla.Hoy ese uso de tecnología literaria se ha difundido. No hay noticia, ni denuncia, ni opinión, sin relato. Esa mañana el mayor X no sabía que iba a encontrar a quienes, poco después, le revelarían.... etc. etc. Ese género periodístico, enormemente expansivo porque toma zonas que ocupó el ensayo, la historia, la reflexión cultural, la política, la biografía, tiene una capacidad para escuchar a los testigos de los hechos. El non fiction es un género de voces. En su inclinación judicial por el testimonio, lo escrito tiende una mano a la televisión, última aventura del non fiction transfigurado en reality-show. El ensayo, texto de una voz, es una lectura minoritaria frente a los libros sin muchas huellas subjetivas de autor, pero donde se escuchan (o se creen escuchar) muchas voces

Beatriz Sarlo. Ensayista.

Fuente:

http://edant.clarin.com/suplementos/zona/1999/09/26/i-00702e.htm

Solo queda kirchnerismo

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Durante los últimos ciento cincuenta años el poder en la Argentina ha hecho denodados esfuerzos para construir un relato oficial, una historia cotidiana de Nación que trate de establecer una identidad nacional a partir de un discurso dominante: nacionalista y masónico. Esta narración de nación, que ha tenido pretensiones universalistas, ha formulado caprichosamente que esa identidad colectiva debería converger a una sola, borrando así toda posibilidad de diversidad o matiz. Inaugurada en épocas Mitre, este relato se ha mantenido desde entonces y ha sido el que ha dominado la escena política.

El juego ha consistido en contrastar un discurso con una fuerte identidad con otro de signo contrario, y si esto no se lograba naturalmente, el discurso se ajustaba de forma tal que ante la tribuna, aparezca como un opuesto. Algo así como un River-Boca o la pelea de la Escudero con Graciela Alfano en lo de Tinelli.

Construir una identidad política significa construir un mapa político, una geografía con hitos, con accidentes reconocibles, para que quién la transite sepa por donde camina. Si el que establece los recorridos es el poder, conocer esos recorridos se traduce en seguridad.

Sin embargo a este proceso de articulación bipolar de la realidad, no hubiese sido posible sin un proceso paralelo de espiral del silencio, en donde apartarse del discurso oficial, hablar en disidencia, implicaría sanciones concretas. De allí que que es mas importante con quien estar o donde ubicarse que qué decir. Dice E Noelle Neumann

“Basándonos en el concepto de un proceso interactivo que genera una ‘espiral’ del silencio, definimos la opinión pública como aquella que puede ser expresada en público sin riesgo de sanciones, y en la cual puede fundarse la acción llevada adelante en público”.

Esto implica un proceso jerárquico que influye en la opinión pública- opinión publicada que establece agenda. La agenda política del país. Para el poder es mucho más fácil tratar con este esquema en donde la negociación entre cúpulas es mucho menos compleja que una deliberación anárquica que podría terminar en contra a los interesas del stablishment. De allí que establecer agenda ha sido una de las herramientas mas importantes que ha ostentado para poder ejercer su poder.

Esta mañana me he tomado el trabajo de leer a Van der Kooy, el discurso de Carrió, pero sobre todo a Morales Solá, que con el rimbombante título “El imposible kirchnerismo sin Kirchner” analiza las posibilidades de un kirchnerismo sin Nestor. En Ramble se analiza cómo influye, para los políticos retóricos, el hecho de salir en los medios... Dice Artemio:

Recordemos que solo tres años atrás, Lilita Carrió resultaba la segunda minoría electoral con 4,5 millones de votos.

Así son los liderazgos sin partido, construidos por y en los medios, articulados no gremial ni territorialmente, sino con la "opinión pública", y así lo son, además, en un contexto donde todo fluye vertiginosamente.

Lo que pasa es que ni Morales Solá, ni Carrió, ni Van der Kooy están avisados del cambio de pantalla, o si lo saben se hacen olímpicamente los boludos tratando de aplicar la fórmula descripta mas arriba.

Veamos: los dos editorialistas se encargan de desmitificar, desprestigiar, a esta nueva fase del kirchnerismo sin Nestor, los dos hacen un raconto de lo acontecido en el debate parlamentario con la negociación de los votos y las fracturas producidas en los diferentes bloques, aplicando una especie de riverboquismo extemporáneo. Hablan de peronismo disidente, de radicalismo, y de tantas otras identidades perdidas (como la de Carrió), en los virajes del devenir político. Algo así como que si Julio Grondona , idos Boca y River a la “C”,tuviese que salir a la palestra a polemizar entre Villa Dálmine y Atlanta.

Si uno tuviese hacer una nube de tags con todas las palabras escritas hoy en los medios preponderantes, la que estaría para el Libro Guiness sería precisamente “KIRCHNERISMO”, el resto es cartón pintado y desteñido. En todos los casos el andamiaje del discurso se realiza en función del kirchnerismo, o a caso a quién le importa que Das Neves dijo tal cosa, o que el Lole se fue del Peronismo disidente o que el Ricardo Alfonsín se guarda en el radicalismo para ser candidato a presidente. Luego de titular su nota “El imposible kirchnerismo sin Kirchner” , Morales Solá concluye:

Reutemann, Solá y Das Neves son los dirigentes del peronismo disidente que ganaron claramente elecciones provinciales el año pasado. Uno se fue y los otros dos, Solá y Das Neves, están más cerca de la puerta que de la común mesa. La política argentina está, otra vez, girando en el vacío.

Que la política argentina esté otra vez gire en el vacío significa que ni MS ni VDK la pueden controlar.

Recuerdo un copete de la memorable Revista Humor que decía algo así: “Cuando Alsogaray se pone contento con la toma de alguna medida económica, el pueblo se debería poner triste”. Alsogaray se murió, pero usando una lógica inversa a la de Andrés Cascioli, podríamos decir:

“Cuando Morales Solá percibe que la política argentina está girando en el vacío, el pueble debería festejar”

La Fundación Ebert, el bueno de Hermes y la descentralización del estado santafesino

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Este blog desde siempre se ha militado la regionalización del estado santafesino. Creemos que desde aquellas únicas visitas anuales para los desfiles de los 17 de Agosto de los gobernadores de antaño, a la creación de una sede nodal en nuestra ciudad hay una gran distancia.

 Auspiciado por la Fundación Friederich Ebert,  a tres años de gestión del FPCS de Hermes Binner, este proceso de regionalización ya es una realidad. Su apoyo no solo se circunscribió al diseño sino que también aportó para la materialización de este proceso salga adelante.

Pese a que estamos de acuerdo con avanzar en este sentido, en oportunidad de una reunión con la vicegobernadora Griselda Tessio advertíamos sobre la posibilidad de que esta regionalización termine siendo una mera descentralización del gobierno central con sede en Santa Fe. Me explico mejor: se arguye la regionalización se hace para que “el gobierno esté mas cerca de la gente”, pero analizando la real estructura que desarrolla el socialismo santafesino a lo largo del territorio provincial, vemos que la única forma que tiene de ocupar ese territorio vacío de socialismo es estableciendo avanzadas del gobierno en las sedes regionales para puentear a los caudillos naturales del territorio, sin la regionalización, ésto le hubiese sido sencillamente imposible. Por suerte la vicegobernadora asintió sobre los peligros de esta segunda posibilidad, ahora, a la luz de las próximas elecciones es preciso volver a evaluar esta posibilidad.

Leemos al siempre interesante David de Ugarte en su último trabajo La clave es pública (UGARTE, David & FERNANDEZ, Natalia (2010)). En él explora las posibilidades de la transnacionalización de las empresas y la necesidad que tienen de contar con organismos de inteligencia propios, ya no nacionales, para diseñar las estrategias que le den la fortaleza  necesaria a su proceso de transnacionalización. Si las empresas habrían de ser  Trans – nacionales, los servicios de inteligencia nacionales que tradicionalmente las apoyaban en su expansión de empresas nacionales a su forma multi-nacional también deberían cambiar. En su hipótesis de transito hacia la trans- nacionalización de las empresas,  los autores señalan que los típicos servicios de inteligencia a la agente 007 han caído en desuso ya que ese agente no deberá servir más a una nación (territorio) sino a la empresa transnacionalizada que lo contrata.

El informe tiene algunas cosas interesantes mas allá de la criptografía típica de este tipo de trabajos. Desde El poder de las redes, De Ugarte viene insistiendo sobre la fortaleza de los procesos de distribución, mas allá de los de descentralización, cosa que siempre hemos apoyado. Partiendo de los diagramas de Paul Baran, se puede apreciar la diferencia entre centralidad, descentralización y distribución en los grafos de redes sociales. Detrás de cada uno de estos tipos de grafos se esconde una forma de poder, conocerla es poder operar sobre ella, de allí el interés por poseer una inteligencia propia. Lo contradictorio acá es que De Ugarte, un rabioso antinacionalista, propone un modelos donde La clave es pública y eso es una suerte de populismo.

Pero volvamos al bueno de Hermes y su “Regionalización de Santa Fe”, leemos a De Ugarte :

En conjunto lo que tenemos es que temas clave de futuro como el desarrollo social, la representación de los intereses comerciales o la seguridad en aguas internacionales, están recayendo de forma creciente en las grandes empresas transnacionales. Y éstas requieren de forma creciente un proyecto aglutinador, un porqué, una función social que se proyecte en identidad y discurso.
No olvidemos sin embargo que estamos viviendo el nacimiento de la diplomacia corporativa como fenómeno global y evidentemente tenemos todavía muchísimo que aprender de las grandes diplomacias estatales… para poder adaptarlas de la lógica descentralizada a la distribuida que corresponde a nuestros tiempos.

Podríamos partir de tres fórmulas características: (veamos solo el modelo Alemán)

[…] Alemania: Coordinación sobre el terreno. Durante la revolución naranja en Ucrania los jueves tenían una marca especial en el calendario político. Ese día los directores de las tres grandes fundaciones políticas alemanas -la democratacristiana Adenauer, la socialdemócrata Ebert y la liberal Neumann- se reunían con el embajador alemán para coordinar acciones en lógica de política de estado. Con menos dramatismo esta es la base de la diplomacia pública alemana en todo el mundo: las redes generadas por la sociedad civil se coordinan desde la institucionalidad sobre el terreno, contando en el centro con una diplomacia que sabe focalizarse en la promoción de marca.

Su prolijidad, su discurso moderado pero firme, su contemporización sobre posturas antagónicas construyen alrededor de Hermes una marca, el bueno de Hermes, como alguna vez lo bautizó Lucas Carrasco, la marca que señala De Ugarte, una marca con pretensiones de expansión en las próximas elecciones. La regionalización se yergue entonces como una coordinación desde la institucionalidad, sobre el terreno.

Ante este diagnóstico, lo que nos queda a los santafesinos es reforzar el proceso de participación popular en respuesta a la regionalización, empowerment, mas democracia directa y eso por estas tierras se llama populismo no personalista, populismo institucionalizado.

Censados y remando

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Censadas las lágrimas por miles, por millones, solo queda el amor: el amor, después del amor. El otro amor, un nuevo amor que inaugura una nueva etapa, un nuevo ciclo, el del otro lado, en donde encontré el perfume que lleva al dolor. Pero ahora que busqué y ahora que encontré, este nuevo amor, aquel amor censado y constatado, tal vez…, se parezca a este rayo de sol.

El día le irá pudiendo poco a poco al frío creo que he visto una luz al otro lado del río.

Sobre todo creo que, no todo está perdido, tanta lágrima, tanta lágrima y yo, soy un vaso vacío

Oigo una voz que me llama casi un suspiro, son miles de voces, millones que dicen:

Rema, rema, rema-a Rema, rema, rema-a

Rema, rema, rema-a Rema, rema, rema-a

Actualizado:
José Soriano nos agrega esto de Cesar Vallejo

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
...Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

Nestor, el amor después del amor

1 nos acompañaron

 

El amor después del amor, tal vez,
se parezca a este rayo de sol
y ahora que busqué
y ahora que encontré
el perfume que lleva al dolor
en al esencia de las almas
dice toda religión
para mí que es el amor
después del amor.

 

El amor después del amor, tal vez,
se parezca a este rayo de sol
y ahora que busqué
y ahora que encontré
el perfume que lleva al dolor
en al esencia de las almas
en la ausencia del dolor
ahora sé que ya no
puedo vivir sin tu amor.
Mi hice fuerte ahí,
donde nunca ví.
Nadie puede decirme quién soy
yo lo sé muy bien, te aprendí a querer
el perfume que lleva al dolor
en la esencia de las almas
dice toda religión
para mí que es el amor
después del amor.
El amor después del amor, tal vez,
se parezca a este rayo de sol
y ahora que busqué
y ahora que encontré
el perfume que lleva al dolor
en al esencia de las almas
dice toda religión
para mí que es el amor
después del amor.
Nadie puede y nadie debe vivir sin amor
una llave por una llave
y esa llave es mi amor
una llave por otra llave
y esa llave es tu amor.

Gracias Nestor

-¡Cabrones! Les regalamos el minuto que falta

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Basado en el  ensayo “CIEN AÑOS DE SOLEDAD” Y LA MASACRE DE ARACATACA de

Karen García Delamuta, Priscila Engel e Silvia Beatriz Adoue
Centro Universitario Claretiano (Brasil)
sbadoue@hotmail.com

Hace unos días leíamos en lo de Lucas un post sobre “el kirchnerismo” que me dejó un déjà vu del relato de la masacre de Aracataca deslizado genialmente y contra natura por el gran Gabo en las páginas de “Cien años de soledad”

“José Arcadio Segundo estaba entre la muchedumbre que se concentró en la estación desde la mañana del viernes. Había participado en una reunión de los dirigentes sindicales y había sido comisionado junto con el coronel Gavilán para confundirse con la multitud y orientarla según las circunstancias. No se sentía bien, y amasaba una pasta salitrosa en el paladar, desde que advirtió que el ejército había emplazado nidos de ametralladoras alrededor de la plazoleta, y que la ciudad alambrada de la compañía bananera estaba protegida con piezas de artillería. Hacia las doce, esperando un tren que no llegaba, mas de tres mil personas, entre trabajadores, mujeres y niños, habían desbordado el espacio descubierto frente a la estación y se apretujaban en las calles adyacentes que el ejercito cerró con filas de ametralladoras. Aquello parecía entonces, mas que una recepción, una feria jubilosa. Habían trasladado los puestos de fritangas y las tiendas de bebidas de la Calle de los Turcos, y la gente soportaba con muy buen ánimo, el fastidio de la espera y el sol abrasante. Un poco antes de las tres corrió el rumor de que el tren oficial no llegaría hasta el día siguiente. La muchedumbre cansada exhaló un suspiro de desaliento. Un teniente del ejercito se subió entonces en el techo de la estación, donde había cuatro nidos de ametralladoras enfiladas hacia la multitud, y se dio un toque de silencio. Al lado de José Arcadio Segundo, estaba una mujer descalza, muy gorda, con dos niños de unos cuatro y siete años. Cargó al menor, y le pidió a José Arcadio Segundo, sin conocerlo, que levantara al otro para que oyera mejor lo que iban a decir. José Arcadio Segundo se acaballó al niño en la nuca. Muchos años después, ese niño había de seguir contando, sin que nadie se lo creyera, que había visto al teniente leyendo con una bocina de gramófono el Decreto Numero 4 del Jefe Civil y Militar de la provincia. Estaba firmado por el general Carlos Cortés Vargas, y por su secretario, el mayor Enrique García Isaza, y en tres artículos de ochenta palabras declaraba a los huelguistas cuadrilla de malhechores y facultaba al ejército para matarlos a bala.

Leído el decreto, en medio de una ensordecedora rechifla de protesta, un capitán sustituyó al teniente en el techo de la estación, y con la bocina de gramófono hizo señas de que quería hablar. La muchedumbre volvió a guardar silencio.

-Señoras y señores-dijo el capitán con una voz baja, lenta, un poco cansada-, tienen cinco minutos para retirarse.
La rechifla y los gritos redoblados ahogaron el toque de clarín que anuncio el principio del plazo. Nadie se movió.
-Han pasado cinco minutos dijo- el capitán en el mismo tono-.Un minuto mas y se hará fuego.

José Arcadio Segundo, sudando hielo, se bajó al niño de los hombros y se lo entrego a la mujer. “Estos cabrones son capaces de disparar”, murmuró ella. José Arcadio Segundo no tuvo tiempo de hablar, porque al instante reconoció la voz ronca del coronel Gavilán haciéndoles eco con un grito a las palabras de la mujer. Embriagado por la tensión, por la maravillosa profundidad del silencio y, además, convencido de que nadie haría mover a aquella muchedumbre pasmada por la fascinación de la muerte, José Arcadio Segundo se empinó por encima de las cabezas que tenia en frente y por primera vez en su vida levantó la voz.

-¡Cabrones! –grito-. Les regalamos el minuto que falta. Al final de su grito ocurrió algo que no le produjo espanto, sino una especie de alucinación. El capitán dio la orden de fuego y catorce nidos de ametralladoras le respondieron en el acto. Pero todo parecía una farsa. Era como si las ametralladoras hubieran estado cargadas con engañifas de pirotecnia, porque se escuchaba su anhelante tableteo, y se veían sus escupitajos incandescentes, pero no se percibía la más leve reacción, ni una voz, ni siquiera un suspiro, entre la muchedumbre compacta que parecía petrificada por una invulnerabilidad instantánea. De pronto, a un lado de la estación, un grito de muerte desgarró el encantamiento: “AYYY MI MADRE.” Una fuerza sísmica, un aliento volcánico, un rugido de cataclismo, estallaron en el centro de la muchedumbre con una descomunal potencia expansiva. José Arcadio Segundo tuvo tiempo de levantar al niño, mientras la madre con el otro era absorbida por la muchedumbre centrifugada por el pánico.”

Una vez mas, como en los relatos  rescatados y recompuestos por Osvaldo Bayer en La patagonia rebelde, o como en la tragedia filmada por  el chileno Miguel Littín en las Actas de Marusia, la ficción y el realismo mágico se entrecruzan para contar algo oculto, siniestrado, abolido, cifrado y desterrado: la muerte.

Pero vayamos al ensayo que nos dispara hablar sobre esto. Dice Lucas: “El problema de darlo por inexistente, mascarada, fantochada, impostura es que no se puede dar por muerto lo que no existe. […] No muere sin reproducirse lo que no nace ni se desarrolla.”  No importa que él hable del kirchnerismo, lo interesante es su enfoque sobre el empleo de la palabra muerte. El mecanismo constrictor de la Espiral del silencio es centripetado a fuego de metralla como un sello latinoamericano que sigue vigente metamorfoseadose con otras formas de violencia.

Dicen las autoras sobre los hechos:

“En la trama de “Cien años de soledad”, García Márquez ficcionaliza en Macondo, ciudad donde se desenvuelve la novela, lo ocurrido el 6 de diciembre de 1928, haciendo una descripción detallada de la masacre, de la cual el personaje José Arcadio Segundo sería un sobreviviente.”

Los dirigentes sindicales, comunistas y anarcosindicalistas, convocaron a una huelga que duró 28 días y que trajo perjuicios a la empresa. El gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez declaró “estado de alteración del orden público” y “toque de queda” en la víspera de la masacre. Al mismo tiempo, armó una trampa a los trabajadores: se les dijo que el gobernador y el gerente de la United Fruit llegarían en tren para proponer un acuerdo. Al amanecer del día 6 de diciembre, los huelguistas se concentraron en la estación esperando a las autoridades. Pero fueron sorprendidos por la llegada del general Carlos Cortés Vargas, jefe civil y militar de la zona, acompañado por unos 300 soldados. El general leyó a la multitud cuatro decretos ordenando que se dispersase bajo amenaza de abrir fuego. Como la muchedumbre no se retiraba, Cortés Vargas dio un minuto más. Según la historiografía, una voz en el medio de la masa respondió: “Puede quedarse con el minuto que falta” (Roberto Herrera Soto y Renán Veja apud Saldívar, 1997: pág. 60). Los militares abrieron fuego. La masacre ocurrió entre la una y media y las dos de la madrugada. El cálculo de los cadáveres ocurrió sólo a las seis de la mañana. Se supone que entre las dos y las seis hubo procedimientos para hacer desaparecer la gran mayoría de los cuerpos, reduciendo el número oficial a 9, que coincidía con el número de reivindicaciones levantadas por el movimiento, y 3 heridos. Existen documentos gráficos de la fosa común en que fueron enterrados esos 9. El historiador Herrera Soto instala la controversia, sin embargo, diciendo, en su libro “La zona bananera del Magdalena”, que el cálculo completó el número de 13 muertos y 19 heridos. El diario “La prensa” de Barranquilla habló de 100 muertos. El general conservador Pompillio Gutiérrez, cinco meses después de la masacre, dio entrevista al diario “El Espectador” afirmando que tenía pruebas irrefutables de que los muertos eran más de 1000 y que el gobierno lo ocultaba. Carlos Arango, en su libro “Sobreviviente de las bananeras”, habla de centenas de muertos y cita testimonios como los de Carlos Leal y Víctor Gómez Bovea, chofer de uno de los vehículos que llevaron los cadáveres hasta las lanchas para echarlos al mar antes de las 6 de la mañana. El propio cónsul de Estados Unidos, en un informe ahora público, afirmó que los muertos pasaban de 1000 (Saldívar, 1997: pág. 57).

[…]José Arcadio Segundo camina más de tres horas bajo un aguacero torrencial y entonces vislumbra una casa en la cual es recibido por la propietaria que se asusta al verlo, pues él parece haber sido tocado “por la solemnidad de la muerte”. Él comenta a la mujer que deben haber sido tres mil muertos y la mujer niega diciendo que “Desde los tiempos de tu tío, el coronel, no ha pasado nada en Macondo” (pág. 368). Después él pasa por tres casas donde le dicen lo mismo: “No hubo muertos” (pág. 368).
José Arcadio Segundo se clausura en el silencio, retorna a su casa y se esconde en el cuarto de Melquíades. Pero una noche de febrero seis oficiales invaden la casa de Úrsula, revisan cuarto por cuarto. Los oficiales entran en el taller de orfebrería, donde José Arcadio Segundo está sentado y no lo ven, retomando el contexto de realismo maravilloso. “Eran más de tres mil –fue todo cuanto dijo José Arcadio Segundo-. Ahora estoy seguro que eran todos los que estaban en la estación” (pág. 374).

El genocidio y su ocultamiento son experiencias compartidas en nuestro continente. El ejercicio de la escritura y de la lectura puede ser un intento de elaborar colectivamente el luto por esa pérdida. Porque a la omnipresencia de la muerte, la realidad exasperada de la muerte, debe sumarse la censura de su relato, su negación.

Las autoras encuentran la fórmula que la clausura de la muerte en el silencio, en la espiral centrípeta de su negación que se opone a su realidad exasperada. La exasperación de la muerte parecería que aporta el realismo y la censura del relato, lo mágico, lo ficcional, de allí la síntesis que logran los autores de la generación del ‘60 sobre la identidad latinoamericana desde distintas posturas ideológicas aunque con la misma lectura.

“Pero, ¿por qué la ficción? ¿Es acaso porque sólo la ficción literaria puede, en la batalla de las narrativas, enfrentar a la ficción oficial?” Se preguntan las autoras.Recordemos que, para lo ocurrido en Aracataca, el Estado y la compañía también construyeron una ficción. Ese relato tiene, también él, una poética de muerte.” Recordemos que para el Videla "Los desaparecidos no están, no tienen entidad, no existen". Lo de Videla también forma parte del realismo mágico.

Tratando de desarticular este mecanismo, las autoras advierten sobre el hecho fáctico de “una mirada panorámica que no hubo”. ¿Puede ser que la individuación del relato desvirtúe la mirada panorámica al punto de perder la objetividad y que esto sea el causante de relato ficcionado y mágico? La respuesta parecería ser que es así, los hechos siempre son poco claros, las miradas son fragmentadas y están autoreferenciadas y los actores no tienen la capacidad de una visión global, y cuando digo los actores, como bien advierten las autoras, me refiero a todos los actores, tanto los masacrados como sus verdugos.

El dilema del prisionero nuevamente en juego, tal vez con estos ejemplos se vea por que dicho dilema usa la metáfora de los prisioneros. Decíamos que La posibilidad de que uno de los reos colabore con el otro está en directa relación con el nivel de información que manejan uno del otro. La espiral en consecuencia será mas constrictora cuanto más oscura y cerrada a la libre circulación de información sea. Intersecar, boicotear y dinamitar el libre flujo de información intra público (pueblo) es la manera mas simple y moderna de sometimiento, esto quiere decir de coerción de libertad.

Luego, mas tarde, a partir del ejercicio de la memoria es posible una reconstrucción de un relato no oficial, mas real o si se quiere mas panorámica que nos ayude a situarnos geográficamente pero será muy difícil reconstruir todo el conjunto. Describen este proceso de la siguiente manera:

La historiografía consiguió, por la colecta de testimonios de sobrevivientes, reconstruir muchos de los detalles del episodio, pero las informaciones fragmentadas no permitieron observar el conjunto. Por ese motivo, las víctimas sobrevivientes poco pudieron ayudar en la determinación del número de muertos. Esa es una información que sólo los que recogieron los cadáveres podrían dar y, aun ellos, sufrieron la amenaza de la represión ante la revelación de lo que habían visto. Según Lyotard, el encuentro con lo real, en el caso de los testigos de una catástrofe, es de antemano perdido, porque “no se da en el registro de una conciencia soberana”

“Esa memoria exasperada del detalle es resultado de una conciencia no soberana justamente porque el sujeto que pretende conocer es también objeto, víctima de la violencia. El sobreviviente precisa guardar todos los detalles para “tiempos mejores”, si los hubiere, para cuando esté en condiciones de pensar racionalmente sobre lo sucedido. […] Estar en el tiempo ‘post’catástrofe significa habitar estas catástrofes” (Seligmann-Silva, 2000: pág.103). En las catástrofes, los relojes paran. Más que recordado, el trauma es revivido”.

“[…] A partir de aquel momento, José Arcadio Segundo, se dedica a descifrar los pergaminos. Los pergaminos están escritos en sánscrito. Ellos contienen un mensaje “encriptado”. El trauma también queda “encapsulado” en la memoria, inscripto en ella como en una tumba donde permanece como “algo que conocemos, pero de lo cual nos ‘olvidamos’...” (SELIGMANN-SILVA, 2001: p. 112).”

Cien años de soledad es un libro circular en donde está encriptada la cifra latinoamericana, atrapada en la dualidad civilización-barbarie y se repite como sello identitario latinoamericano a lo largo de todo el continente. Pero a diferencia que en la novela policial inglesa, como recuerda David Viñas, en donde hay un único Sherlock Holmes que devela lo oculto debido a la ineptitud del estado; o de la novela negra donde el estado existe pero esta corrupto y solo puede ser salvado por un núcleo duro de policías honestos que habrán de reconstituir la institución Estado; en la novela latinoamericana el estado es el criminal. Esto quiere decir que aquella institución que había de protegernos y para lo cual fue pergeñada, se convierte en instrumento aniquilador.  Aquí las barreras del sujeto y del objeto están borradas de un plumazo. La institución que nos cobija, en su formato Patria, nos aniquila. Y el  filicidio no es un crimen más, el padre o la madre que mata a sus hijos esta interrumpiendo su descendencia, y de alguna forma se está aniquilando o clausurando a si mismo.

El mito de La llorona se basa en eso, La maldición de Malinche es el mito de la gesta de la identidad latinoamericana. Citábamos a Bonnie Holmes de la siguiente manera “Se trata de un ser [la Malinche] que se ha instalado en la memoria colectiva como un símbolo maldito y ambivalente: es el arquetipo de la traición a la patria y al mismo tiempo la madre simbólica de los mexicanos, el paradigma del mestizaje”. La ambivalencia de José Arcadio Segundo tratando descifrar lo que pasó, que pese a haber sido protagonista, no logra separarse del trauma para lograr una mirada objetiva sobre los hechos y sobre si mismo.

La de José Arcadio Segundo no es la búsqueda de Sherlock, tampoco la del inspector  Baretta, la de José Arcadio Segundo es la búsqueda de Icaro que vuela al sol para saber la verdad sabiendo que al llegar a él, sus alas se derretirán, o las de Rodolfo Walsh cuando escribe su Carta abierta a la Junta Militar como último acto en la búsqueda de su verdad . El derrotero de José Arcadio Segundo, a posteriori del trauma, es la búsqueda de la explicación de lo que ya se sabe, esto quiere decir explicarse a si mismo de que uno ha sido objeto de una vejación, que sabe que ha ocurrido pero que no está dispuesto a aceptar como verdad.

Links:

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/octubre2005/literatura.htm

http://perio.unlp.edu.ar/question/numeros_anteriores/numero_anterior9/Templates/adoue_otros_9.dwt

http://demacles326.livejournal.com/5788.html

Bibliografía (del ensayo)

BORGES, Jorge Luis. “La casa de Asterión”. El Aleph. Buenos Aires: Emecé, 1957.

BORGES, Jorge Luis. “Funes el memorioso” en: Artificios. 2ª.Ed. Madrid: Alianza, 1995.

GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. La Hojarasca. Buenos Aires: Sudamericana, 1969.

GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. Cien años de soledad. Buenos Aires: Debolsillo, 2003.

SALDÍVAR, Dasso. Gabriel García Márquez. Viagem à semente. Uma biografia. Río de Janeiro: Record, 2000. Trad. Eric Nepomuceno.

SELIGMANN-SILVA, Márcio. “A história como trauma” en: NETROVSKI, Arthur e SELIGMANN-SILVA, Márcio. (orgs.). Catástrofe e Representação. São Paulo: Escuta, 2000.

SELIGMANN-SILVA, Márcio. “Literatura e trauma: um novo paradigma” en: Rivista di Studi Portghesi e Brasiliani n III, 2001.

Magolla - Las manos del General

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Nuevo blog de humor gráfico sobre política, otra forma de militar

De lo agonista a lo antagónico

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El límite de la república

De la noche a la mañana el gobierno, tal vez a partir de que mandara a la justicia lo investigado sobre Papel Prensa, parecería que pierde terreno día a día en la arena de la política. Gerardo Fernandez hace un raconto de los últimos hechos, Artemio López en cambio quema las naves y se pinta la cara. ¿Pero cuál es verdadero límite del modelo kirchnerista?

¿Se puede huir para adelante indefinidamente, profundizando el modelo de confrontación política o la gente se cansa y abandona las banderas que los trajo hasta aquí?  ¿Los Kirchner son menemismo con derechos humanos? ¿Se puede vivir permanentemente en la confrontación, o este modelo termina más irritando  que satisfaciendo las expectativas?

La respuesta se encuentra en los límites de lo institucional, desde su mas amplio significado constructivista de “erigirse en”, hasta su significado de institución republicana, mucho mas abstracto, intangible  e imaginado.  Chantal Mouffé  en "En torno a lo político” define de una forma magistral el límite admisible que debería haber en la confrontación por las diferentes demandas en pugna, ergo confrontación por lo institucional en sí. Lo hace de esta manera:

“El pluralismo que planteo requiere discriminar entre demandas que deben ser aceptadas como parte del debate agonista, y aquellas que deben ser excluidas. Una sociedad no puede aceptar aquellas que cuestionan sus instituciones básicas como adversarios legítimos. El enfoque agonista no pretende abarcar todas las diferencias y superar todas las formas de exclusión. Pero las exclusiones son concebidas en términos políticos, no morales. Algunas demandas son excluidas, no porque se las declara ‘malignas’, sino porque desafían las instituciones constitutivas de la asociación política democrática. Sin duda la propia naturaleza de esas instituciones es también parte del debate agonista, pero, para que tal debate tenga lugar, es necesaria la existencia de un espacio simbólico compartido. Esto es lo que quise decir cuando en el capítulo 2 afirmé que la democracia requiere un ‘consenso conflictual’: consenso sobre los valores ético políticos de la libertad e igualdad para todos, disenso sobre su interpretación.”

¿Hasta donde está permitida entonces la confrontación agonista dentro de una institución? Hasta que pone en peligro la sostenibilidad de la misma institución. Hasta que pone en crisis lo institucional, como espacio de convivencia común. Esto lo deja claro, la duda persiste cuando tenemos que debatir la propia naturaleza de esas instituciones. Más difícil aún si esas instituciones han sido apropiadas sistemáticamente por grupos de poder, esto es la concentración del poder sobre ellas en unas pocas manos. Es por eso, como recordaba El Escriba, que el brasileño  Emir Sader reconoce que lo que le queda pendiente al gobierno de Lula es "Quebrar el monopolio del dinero, de la tierra y de la palabra". Quebrar estos monopolios en el sentido de distribuir el poder de todos apropiado en las manos de unos pocas. En este caso el espacio institucional ya no es el espacio común donde se pone en juego de lo político sino un espacio diseñado a la medida de unos pocos.

Hoy Artemio a propósito de la complejidad del artefacto agonista puesto en mercha por los Kirchner arenga así:

En el peronismo, pensado como un conjunto populista, contradictorio, a lo oscuro siempre se llega por lo más oscuro, compañeras y compañeros, esa es nuestra marca original, la contradicción nos constituye y las circunstancias mandan. El tablero está ahí, puede cambiar, pero jugando el juego, siempre a morir.”

Descontextualizar el agonismo kirchnerista en un acuerdo de gobernabilidad, en un contubernio electoral es agotar la esencia de la identidad K en el intento por la permanencia. El modelo K podría dibujarse en la figura de Guillermo Moreno sin temor al yerro, el abandono de la confrontación agonista simplemente será interpretada como una derrota.

De lo que se trata la pelea es de arrebatarle algunas de las manijas que están acostumbrados a manejar los monopolios señalados por Sader:

Primero, disminuir un poco el rol del capital financiero, que sigue siendo hegemónico, con una tasa de interés muy alta que atrae al peor capital, el de la especulación, que no genera bienes ni empleo. Segundo, el monopolio de la tierra, los falsos terratenientes, la demanda de la soja, es incontrolable. Es soja para exportación, transgénica, en desmedro de la soberanía alimenticia, la provisión de alimentos para el mercado interno, acceso a la tierra. El gobierno impulsó mucho a la pequeña y mediana empresa, el microcrédito, la producción familiar, pero no a un ritmo comparable al de la demanda china. Ese es un tema que no se puede borrar de la noche a la mañana. Y el tercero, el monopolio de la palabra, de los medios.

“Es hora de apagar la luz.” Recomienda Artemio, para que los gatos se reproduzcan y den a luz una profundización del modelo en el sentido de Sader.

La diferencia está en que antes, ante cualquier intento de distribución del poder hegemónico, las respuestas siempre fueron antagónicas por parte de ese poder. Desprestigiadas al extremo las fuerzas armadas, ya no le son útiles al poder central como herramienta de coerción y represión, es por eso que estos monopolios debes dar su lucha como una lucha también agonista y dentro de las instituciones, saben que corren el peligro de la Media Luna de Bolivia, la posibilidad de perderlo todo, por eso la lucha hoy es diferente.

Pero vuelvo a preguntar. ¿No está cansada la gente de este “estado de crispación”? En la respuesta puede estar echada la suerte del kirchnerismo para el año próximo, un incremento en la imagen negativa de Nestor solo reduce las posibilidades de triunfo en la segunda vuelta.

No tengo una respuesta acabada de lo que planteo en el post, solo se me ocurre lo que le escribí a Artemio en mi comment :

Si en cambio no reduce nada esa complejidad, bucea en la noche de la ciénaga tanteando una salida, un cabo suelto, un nuevo significante vacío, tal vez se logre recomponer este colectivo kirchnerista que pueda sacarlos del pozo

Los que iban cantando

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Un homenaje a mi mismo

El choncho Lazaroff (1950-1989).

Debo estar poniéndome decididamente viejo, nostalgiando recuerdo esa etapa de la dictadura donde escuchábamos esta música.

Leemos: en el muy recomendable blog La pata maldita

..en Argentina el movimiento contracultural más importante durante la dictadura fue el rock nacional. En Uruguay en cambio ese lugar lo ocupó el llamado Canto Popular, que durante el gobierno militar desarrolló nuevas formas hasta dar lugar a una nueva corriente. Los que iban cantando, Leo Maslíah, Dino fueron algunos de los nombres característicos de ese grupo renovador.

"Los que iban...." se llamó inicialmente un espectáculo de cafe-concert que reunió a un grupo de solistas: Jorge Lazzaroff, Jorge Bonaldi, Luis Trochón y Jorge Galemire -luego Jorge Di Pólito, más tarde también reemplazado por Carlos Da Silveira-. Transcurría el año 1977. El espectáculo sería seguido por un LP que se llamarí también "Los que iban cantando" y que fue una sensación de la otra orilla. En Argentina nos enterábamos a cuenta gotas a través de los comentarios de Expreso Imaginario.

 

1- Milonga de pelo largo
2- Dele su voz
3- Los que iban cantando
4- De la ciudad
5- Mediomundo
6- Darle de vuelta
7- Hermana
8- A la ciudad de Montevideo
9- Ta de lindo
10- Sombras
11- Albañil
12- Latido de vereda
13- Por detrás de mi voz
14- Zamba de la toldería


Bajar aquí:

http://sharebee.com/c5dd366b

La marca del boludo

3 nos acompañaron

Y si Adelita se fuera con otro
la seguiría por tierra y por mar
si por mar en un buque de guerra
si por tierra en un tren militar

“ Hank escribe, en la fiesta de los Negros de Mierda, que hay algo más bajo que ser Alfredo Leuco, y es trabajar para Alfredo Leuco. “  Escribe Lucas Acá

La frase tomó esferas nacionales y  se llevó puesta a una hermosa declaración de amor sobre la que versa el post. Este recurso de degradar un calificativo bajándolo a nivel de empleado dependiente o de hijo ya había sido utilizado por Charlie García.

Recuerda Charlie que estando sentado en la rambla de Barcelona presenció una pelea entre gitanas, una, la mas joven de las dos, le había robado el novio a la mas vieja y esta última le pegaba en la cabeza con una chancleta. Narra que el episodio termina cuando la gitana vieja, cansada de pegarle le dice: "No te olvides nunca que yo soy la hija de la Lágrima". Nada peor que una lagrima, solo la hija de la lágrima empeora la categoría de lágrima. Esta visión fue la inspiración de su disco La hija de la lágrima.

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Agustina, por dios, sos la mina más linda del mundo, no podés, ok, te entiendo que no me des bola, por eso, porque sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no.

Cualquiera sucumbe ante tanta belleza, incluso cualquiera tomaría las armas por el Amor de Agustina, aquel heroico general mejicano la seguirá por tierra y por mar en un barco de guerra o en un tren militar, Lucas advierte:

Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos.

Como dice Gerardo, el tipo está muerto de amor dispuesto a todo, incluso matarlos a todos por su amor, muerto de amor como hemos estado todos los que tomaríamos las armas por amor, todos claro menos el boludo. El boludo impone su marca, la estampa como un sello oficial en la oficina del correo, la revienta contra el oficio de una manera incontrolable, como una pulsión que sale de adentro  que no se puede frenar dado que  “La pelotudez es un recurso renovable", irrenunciable agregaría yo.

El boludo es mucho mas peligroso que el hijo de puta, a diferencia de este, no descansa, te caga y al no darse cuenta te vuelve a cagar sin respiro ni franco, sin trinchera, a cara descubierta, con Nombre y Apellido. Pero siempre la boludés tiene escaños inferiores, tiene sus hijos, sus empleados, sus lacayos sus dependientes. Estos últimos son mucho peor y a estos sí que hay que temer.

Un post para Ada e Ido

2 nos acompañaron

Esas cosas del destino me llevaron a unir dos letras de dos canciones que se separan en el tiempo unos cincuenta años. Las dos hablan del amor no del todo correspondido pero doméstico, la primera es un bolero que versa sobre un típico amor romántico. La segunda el mismo amor, pero postmoderno.

La primera es Algo contigo del entrañable Chico Novarro

La segunda la recordaba Lucas el otro día es una balada de Zambayonny, se trata de Volviste muy muy puta de Gesell

¿hace falta que te diga
Que me muero por tener algo contigo?
¿es que no te has dado cuenta
De lo mucho que me cuesta ser tu amigo?
Ya no puedo acercarme a tu boca
Sin deseártela de una manera loca
Necesito controlar tu vida
Saber quien te besa y quien te abriga
Hace falta que te diga
Que me muero por tener algo contigo
Es que no te has dado cuenta
De lo mucho que me cuesta ser tu amigo
Ya me quedan muy pocos caminos
Aunque pueda parecerte un desatino
No quisiera yo morirme sin tener
Algo contigo
Ya no puedo continuar espiando
Día y noche tu llegar adivinando
Ya no se con que inocente excusa
Pasar por tu casa...
Ya me quedan muy pocos caminos
Aunque pueda parecerte un desatino
No quisiera yo morirme sin tener
Algo contigo,
Sin tener, algo contigo,
Sin tener, algo... contigo.

Volviste muy muy puta de Gesell
con un vestido que te compraste allá
no entiendo bien si es corto o es transparente
una radiografía no mostraría más.

Yo mientras tanto rasqueteaba paredes
para los dos en la piecita de atrás
son tantos años con posters de mujeres
que blanca blanca no se puede dejar
no se puede dejar...

Volviste muy muy puta de Gesell
con un ringtones que no se como bajas
ya no te suena el gran Osvaldo Pugliese
cuando te llamo desde mi celular.

Yo mientras tanto me palié con mi jefe,
y ahora laburo el doble por la mitad,
no soy tan bueno negociando idioteces,
cuando me vaya ya me van a extañar,
ya me van a extrañar.

A dónde se nos fue el amor?
A dónde perdió el avión?
Que tren extraño tomo?
la puta que lo parió...

A dónde quede por venir?=
cuando te querés morir
de qué me voy a reir?
buscando una explicación.

Volviste muy muy puta de Gesell
con la terraza platinada total,
dónde quedó mi castañita de siempre
te reconozco que da miedo buscar.

Yo mientras tanto fuí cagado a trompadas
y me robaron unos pesos nomás
más me dolió que cuando yo te contaba,
se oían risas y un quilombo de atrás,
un quilombo de atrás.

Volviste muy muy puta de Gesell
con un arito en el labio inferior,
no solamente me pregunto si duele...
también me intriga si ahora el sexo es amor.

Yo mientras tanto te escribía poemas
que no rimaban pero con corazón,
che por favor dejame que te los lea,
pero dejá de ver la televisión,
de ver la televisión...

A dónde se nos fue el amor?
A dónde perdió el avión?
Que tren extraño tomo?
la puta que lo parió...

A dónde quede por venir
cuando te querés morir?
de qué me voy a reir?
buscando una explicación.

Volviste muy muy puta de Gesell
con un montón de fotos en digital,
yo no conozco a todos los que aparecen,
a ver mi amor cuando me los presentas.

Yo mientras tanto atropellé a un pelotudo,
pasando en rojo por pensar y pensar,
creí que vos habías pagado el seguro,
estoy en manos del poder judicial,
del poder judicial...

A dónde se nos fue el amor?
A dónde perdió el avión?
Que tren extraño tomo?
la puta que lo parió...

A dónde quede por venir
cuando te querés morir?
de qué me voy a reir?
buscando una explicación.


Volviste muy muy puta de Gesell
Volviste muy muy puta de Gesell
Volviste muy muy puta de Gesell

 

Dos estéticas diferentes un mismo tema. Has recorrido un largo camino muchacha

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