Debíamos este post, hace un tiempo que posteábamos La democracia es una obra de arte II pero nos faltaba la parte I
Alocuciones de Humberto Maturana en dos mesas redondas organizadas por el Instituto para el Desarrollo de la Democracia Luís Carlos Galán, de Colombia. El propio autor me dio un librito con el material, intitulado “La democracia es una obra de arte” (Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio, infelizmente sin fecha). Presumo, por las indicaciones bibliográficas, que debe haber sido publicado en los primeros tres años de la década de 1990. El librito contiene dos textos. El primero intitulado “Educación para la democracia” y el segundo “La infancia en la construcción de la democracia”. Sigue abajo el primero, en el original. (Palabras de Augusto de Franco en la introducción de su carta de rede social 167)
EDUCACIÓN PARA LA DEMOCRACIA
LENGUAJE Y EMOCIÓN
“Jamás he pensado ser un pensador latinoamericano, como me definió un integrante del Instituto para el Desarrollo de la Democracia. Solamente he procurado hacer seriamente lo que he estado haciendo que es entender a los seres vivos y, a través del entendimiento de ellos, lograr entender al ser humano.
Me he encontrado con que esa mirada biológica ha tenido repercusiones más allá de lo que yo nunca imaginé. ¿Por qué?. Seguramente porque todos somos seres vivos y lo que tiene que ver con ellos tiene que ver con cada uno de nosotros.
En ese proceso de entender a los seres vivos me encontré con la necesidad de hacerme ciertas preguntas, como por ejemplo el conocer la realidad, el lenguaje y, a través del lenguaje, lo social y lo cultural. Como ven no les voy a hablar como sociólogo, como antropólogo, como filósofo, sino como biólogo.
Primero quiero decir algo sobre la democracia y el origen de la democracia. En general todos estamos de acuerdo en que la democracia surge como creación humana. ¿Qué fue lo que pasó cuando la democracia surgió?
Muy simple, la democracia funciona o no funciona. Para saberlo hay que reflexionar sobre la cultura, sobre el ámbito cultural en el cual la democracia surgió, porque nosotros somos el presente de una cierta cultura denominada cultura patriarcal.
Nosotros pertenecemos a esa cultura patriarcal occidental, predominantemente una cultura Greco-Judeo-Cristiana. Por ello mismo la Biblia habla de patriarcas, uno de los cuales es el Sumo Pontífice.
Se habla de la familia patriarcal europea para referirse a ciertos rangos elaramente definidos que la constituyen como integrante de esta cultura que estoy llamando patriarcal.
No es un nombre arbitrario para elasificar una cultura antigua. Se caracteriza por estar centrada en la guerra, en la profesión, en la jerarquía, en la autoridad en el control de la sexualidad, donde la mujer depende de los hombres y del uso de las armas como decorado, es decir hay una constelación de elementos culturales que hacen de nuestra cultura una cultura patriarcal.
Un filósofo chileno en una ocasión me dijo:
— Es notable que la historia de la humanidad sea la historia de la guerra.
En cierta manera parecía que fuese así.
En alguna entrevista me preguntaron a mi y a algunas personas:
- ¿Cuál es el libro sobre la guerra que más le ha impresionado y cómo llegó a sus manos?
Yo dije:
— El libro de la guerra que más me impresionó fue el libro de la historia de la humanidad que yo leí en el colegio, el cual organiza los sucesos históricos de la humanidad corno una sucesión de guerras.
¿Es la historia de la humanidad una historia de guerras?
Yo como biólogo me he interesado por el origen de lo humano. A este respecto considero que los seres humanos somos la clase de animales que somos porque pertenecemos a la historia biológica de los seres vivos. Pero ¿Cómo surgirnos? ¿Qué es lo que nos define?
Si uno atiende a lo humano cotidiano caerá en la cuenta que lo humano se da en el lenguaje. No todos lo seres vivos viven en el lenguaje, de hecho solamente los seres humanos vivimos inmersos en el lenguaje de una manera tan profunda que llegamos a disfrutar del fluir de la palabra.
Por una parte, el lenguaje nos permite el conocer. Por la otra, el fluir del hablar nos permite nuestro vivir en el lenguajear. Pero ¿Cómo fue que surgió el lenguaje en los seres vivos? ¿Cuándo surgió?
Estas son preguntas biológicas legítimas que me han interesado y que yo he querido contestar. Pero para contestar estas preguntas uno tiene que preguntarse primero:
¿Que es lenguaje? ¿Qué ocurre con el lenguaje?
Si uno se fija en la vida cotidiana se puede dar cuenta que el lenguaje es un modo de convivir en coordinación de conductas, pero no meras coordinaciones de conductas sino en coordinación de coordinaciones de conductas.
Me explico. Supongamos que uno sale a una calle que tiene tránsito en ambas direcciones. Por la vía por la cual uno quiere ir van los taxis ocupados y por la del frente libres. ¿Qué hace uno? Lo primero que uno intenta es cruzar, pero si uno no puede cruzar y en ese momento viene un taxi desocupado por el otro carril, ¿Qué hace uno? Le hace una señal al conductor y si uno se encuentra con la mirada del taxista, él responde con otra señal.
El primer ejemplo es una coordinación con la persona que va manejando el taxi; el segundo gesto de respuesta es la coordinación de coordinaciones conductuales. Como ven un ademán que parece tan sencillo no lo es.
Si usted trata de hacer esto con un animal doméstico, se va a dar cuenta que necesita haber convivido mucho tiempo con el animal doméstico. Y depende del animal doméstico si esto se logra o no; con un perro es relativamente fácil.
El nombre por ejemplo del perro es una cosa interesante. Yo tengo tres perros que se llaman Lobo, Pepa y Benjamín. Yo digo:
- ¡Pepa!
Ella mira. Yo digo:
- ¡Ven!
Ella viene.
Es posible que los otros tres vengan cuando yo llamo a Pepa, pero noten que allí ocurre lo siguiente: primero Pepa y yo nos coordinamos, coordinamos nuestra coordinación, hay -como en el caso del taxi- una operación mínima del lenguaje. Una coordinación de coordinación conductual.
Con el ejemplo del taxi yo estoy diciendo que todos los seres humanos vivimos inmersos en el lenguaje, vivimos en coordinaciones de coordinaciones conductuales que surgen de la convivencia y por lo tanto son consensuales, es decir, vivimos en un continuo ejercicio de nuestras coordinaciones conductuales y en las coordinaciones de las coordinaciones conductuales.
Fue en el momento en que surgieron las coordinaciones de coordinaciones conductuales que apareció un espacio nuevo de convivencia; ese nuevo espacio de convivencia en la coordinación conductual va creando un ambiente del cual se aprende.
Uno descubre que el lenguaje tiene que ver con el hacer, el lenguaje no es un ámbito abstracto. Tiene que ver con el hacer, todo lo que los seres humanos hacemos ocurre en el lenguaje. Cuando aprendemos a vivir en el lenguaje vivimos el lenguaje entrelazado con el emocionar: vivimos las emociones que se nos entrelazan con el lenguajear.
Yo llamo entrelazamiento del lenguajear y del emocionar al conversar (palabra que viene del latín “con” que quiere decir “junto con” y “versare”, que quiere decir”dar vueltas alrededor de una cosa”, es decir ir juntos, rondar en compañía).
En las coordinaciones conductuales y emocionales, los seres humanos vivimos en coordinación de coordinaciones conductuales de emociones. Vivimos en conversaciones y todas las hacemos tejiendo una red de conversaciones.
Medítenlo. No lo rechacen inmediatamente recuerden el libro bíblico de la torre de Babel, este libro es particularmente interesante, porque tiene que ver precisamente con esto, los seres humanos en su vanidad quieren construir una torre tan alta que llegue al cielo. Jehová mira desde arriba y dice:
—Van a llegar, tengo que hacer algo para que no lleguen, y ¿Qué hace?
La biblia dice que confundían las lenguas y confundían las conversaciones. Al confundir las conversaciones Jehová evitó que construyeran la torre de Babel, evitando las coordinaciones. ¿Que es una red de conversaciones? No es otra cosa que una red de coordinación de coordinaciones conductuales y emocionales.
No le bastaba a Jehová que se confundieran los idiomas, porque si hablamos distintos idiomas, aún así podemos vivir en el lenguaje. En cambio con el conversar podemos crear nuevamente, podemos coordinarnos. Al confundir el conversar distorsiona las relaciones, no se puede construir la torre de Babel que es la red de conversaciones. ¿Qué es la ingeniería sino una red de conversaciones?
En la ingeniería uno construye puentes y ¿Que es un puente? Una red de conversaciones, estudien ustedes la construcción de un puente y verán que el puente surge solo y exclusivamente en un ámbito de coordinación de coordinaciones conductuales y de emociones.
Todo vivir humano se da en redes de conversaciones. ¿Cómo surge el conversar en la historia humana? Se calcula que surgió hace 10 o 20 mil años atrás. Hay quienes se preocupan por determinar la fisiología de las palabras, si la laringe y otras condiciones estructurales permitían al hombre de Neardenthal hablar o no.
Ciertamente es difícil establecer esas condiciones previas anatómicas y si se logra podremos decir desde cuándo vivió el hombre en el habla. Empero, noten ustedes que yo para referirme al lenguaje no he hablado del habla, es decir, no he asociado el lenguaje a ningún modo particular de interacción, que bien puede ser el habla o los gestos. Estoy aludiendo a un modo de convivir en coordinación de coordinación de coordinaciones conductuales consensuales, estoy aludiendo al vivir en el emocionar entrelazado con el lenguaje, con lo cual se configura el conversar.
Yo pienso que el conversar surge como un modo de vida hace unos tres millones de años. Hace unos tres millones de años nuestros antecesores eran unos seres de la cultura de un niño de aproximadamente ocho años, tenían un tercio del tamaño del cerebro promedio actual.
Tenían rasgos de la fisonomía facial distintos a los nuestros, eran bípedos, tenían miembros superiores muy diferentes a los nuestros. En tres millones de años se ha transformado el cerebro, se ha transformado la dinámica respiratoria, se ha transformado el rostro, se ha transformado la laringe. ¿En torno a qué?
En torno a lenguajear y, en particular, en torno al hablar; pero ese hablar fue posible por dos razones:
Una, porque no siempre el coordinar de coordinaciones conductuales consensuales requiere de un cerebro del tamaño del nuestro.
El cerebro de nuestros antecesores era más grande que el del Chimpancé y que el del perro, de modo que tenían un cerebro lo suficientemente grande como para actuar ocasionalmente en coordinación de coordinaciones conductuales consensuales.
Los sucesos por separado no hacen la historia. El operar esporádicamente en el lenguaje y en una coordinación de coordinaciones conductuales consensuales tampoco llevan al vivir en el lenguaje.
El vivir en el lenguaje surgió cuando en las pequeñas comunidades humanas antecesoras nuestras, de entre 5 y l0 individuos, las crías crecieron en el lenguaje y a su vez sus hijos crecieron en el lenguaje.
No podemos pasar por alto que nosotros somos seres humanos, seres que vivimos en el lenguaje, gracias a los niños que son los depositarios del lenguaje; gracias a que los niños aprenden a vivir en el lenguaje, el linaje humano conserva este rasgo.
Somos el presente en la historia de conservación, generación tras generación, del vivir en el lenguaje. En condiciones mínimas, pero suficientes, para que se conviertan en algo que va creciendo generación tras generación, haciendo la historia humana.
Ese es uno de los aspectos a que me refiero cuando hablo de la historia humana no belicista, a los cambios en el cerebro, en la laringe humana, es decir lo que anatomicamente nos distingue hoy en día, sin perder de vista que la historia humana es también la transformación del sistema nervioso, de transformación de la fisonomía del rostro, la transformación de la dinámica respiratoria, todo lo cual esta asociado al vivir en el lenguaje oral.
Pero si el lenguaje oral es un modo de vivir en coordinación de coordinaciones conductuales consensuales, para que eso se haya dado tuvo que haber existido una cierta intimidad y una cierta estabilidad de la intimidad y eso requiere de una emoción.
Las emociones son amplios dominios conductuales, no una clase particular y única de conducta.
Cuando alguien dice:
— Fulano está triste, está en la tristeza.
Uno puede decir:
— Tenemos que preocuparnos de él o de ella.
Hay ciertas cosas que uno prevee que pueden suceder, frente a las cuales se le ocurren acciones que realizar:
— Estemos atentos que se puede suicidar, cuidémoslo.
— Hay que cuidar que coma.
Nos preocupamos por el o por ella. Es decir, la emoción que nosotros valoramos es un dominio conductual.
— Fulano tiene miedo, no lo podemos llevar en esta aventura, si va con nosotros se comportará de esta o esta manera.
Tenemos ahí que anticipamos cual es la conducta que creemos deseable y cual la que hay que evitar, una y otra son conductas que nos suscitan una emoción.
Para que surja un lenguaje es indispensable el vivir la emoción que trae la intimidad, la mutua admiración. Estoy plenamente convencido que la emoción fundamental en esta historia es el amor.
BIOLOGÍA DEL AMOR
¿Qué es el amor en el dominio conductual? Es la emoción más simple de todas, es el dominio de las conductas en las cuales el otro surge como legítimo otro en condiciones seguras. No es una virtud, no necesita mayor entendimiento, son las condiciones en las cuales el otro surge como legítimo otro, en combinación con uno.
Fíjense ustedes en la vida ordinaria en el uso de las palabras amar, querer. Si van acompañados por el campo y ven una araña dicen:
- !Cuidado la pisan!, caminemos por este lado...
La persona que nos acompaña puede decir:
— Tu amas a los animales.
Años atrás uno de mis hijos que debía tener siete años me acompañaba de paseo por el campo, yo con un palo golpeaba a mi paso los cardos y mi hijo me pregunta:
— Papá, ¿Por que no quieres a las cardos?
Interesante que usase la expresión querer. El hecho que los cardos tengan aguijón no es una justificación para que yo los destruya, si el cardo puede vivir como legítimo otro de manera que no me pinche.
Si ustedes miran a la vida cotidiana descubrirán que usamos la palabra amor precisamente para hacer referencia a las conductas en las cuales el otro surge como legítimo otro en convivencia con uno.
La emoción fundamental que nos dio origen tuvo que haber sido el amor. Pienso que el amor es la noción que funda lo social. Debo aclarar que uso la noción de relaciones sociales de manera restringida, pues pienso que relaciones sociales son solamente aquellas que se fundan en el amor, es decir aquellas en las que el otro surge como legítimo otro en convivencia con el uno.
En la vida laboral y en las relaciones que ella trae, se darán cuenta que no usan la palabra amar, ni querer para referirse al mundo del trabajo.
Si estamos en una fabrica conversando con otra persona y va el capataz y le dice:
— ¡Basta de socialización, dedíquense a trabajar!
Es por esto mismo que se requieren de leyes laborales para regular las relaciones de trabajo, precisamente por que no son relaciones sociales, por que no están fundadas en el amor. Las leyes laborales lo que hacen es velar por la legitimidad de cada función en ese lugar.
Yo digo que el amor es la emoción fundamental, la que funda lo social y que esta historia a la cual pertenecemos, es la que nos ha dado origen.
No importa la edad, nos enfermamos cuando se interfiere con el amor. ¿Cuál es la medicina fundamental? !El amor!
Cuando comencé a estudiar medicina nuestro profesor nos dijo dos cosas que entendí a medias. Una, la primera medicina es la cama. Yo pensé: ¡Claro! Pongo al paciente en la cama para deducir en reposo su metabolismo. La otra advertencia fue:
— El médico comienza a actuar en el momento en que acepta la llamada o la consulta.
Cuando yo oí esto por supuesto que no le entendí. Pensé ¿De qué está hablando el profesor? Pero es mi profesor y lo respeto, lo considero un gran profesor y no me puede estar diciendo un cosa sin sentido.
Tardé bastante en darme cuenta que esas afirmaciones se refieren a la biología del amor. Ahora lo interpreto así:
En el momento en que alguien es acogido como enfermo surge como legítimo otro en esa relación. Cuando a alguien se le prescribe cama se le acoge como enfermo, su enfermedad es legítima, no tiene que luchar para ser reconocido, está siendo reconocido.
— Aquí estás bien, te cuidaremos.
Y en ese momento comienza la mejoría.
Seguramente a ustedes les a ocurrido que llamen al médico cuando están preocupados por su hijo y el médico dice:
— No puedo atenderlo ahora, tan pronto cumpla otros compromisos llamo.
Más adelante cuando el médico llama ustedes dicen:
— Doctor, me muero de la vergüenza, el niño está mejor, el niño se empezó a mejorar cuando le dije que usted lo vería lo más pronto posible y que llamaría a ver como sigue.
¿Qué fue lo que pasó ahí?. Cambió la dinámica relacional, apareció la biología del amor, el niño surgió como legítimo otro, su fisiología cambió al saber que todos estaban pendientes de él. Los seres humanos somos animales dependientes del amor. Los mamíferos en general lo son, pero nosotros lo somos en particular.
¿Cómo es que somos animales dependientes del amor? Y si somos dependientes del amor ¿Cómo es que vivimos en una cultura centrada en la guerra, en la negociación del otro, cómo es que vivimos así?
Yo no quiero hacer unas reflexiones universales, pero si quiero hacer una reflexión con respecto al origen de nuestra cultura y con respecto al origen de nuestra democracia.
Nosotros somos el presente de lo que se puede llamar cultura occidental que se remonta a la sociedad griega, que pertenece a una cultura particular: la patriarcal. ¿De dónde surge el patriarcado? ¿Cómo surge el patriarcado?
Hay estudios arqueológicos, uno de los cuales está reseñado en un libro que se llama “El cáliz y la espada” escrito por Eisler. Es un trabajo que revela que las excavaciones en Europa Central y Asia Menor en zonas del Danubio, los Balcanes y el mar Egeo, hace aproximadamente cinco y siete mil años antes de Cristo vivían comunidades en las cuales ya había signos de devastación e invasiones.
Los indicios de guerra son restos de destrucción y de quemazón de viviendas. Las cenizas de carbón permanecen visibles en los restos arqueológicos. Estos pueblos a todas luces eran gentes que vivían de la recolección y la agricultura, sin signos de apropiación de la tierra. Los lugares de culto teñían figuras femeninas. No había fortificaciones, ni expresiones arqueológicas de estructuras jerárquicas, porque no había diferencia en las tumbas, entre hombres y mujeres.
Ustedes saben que la llamada Virgen Viens es un objeto del arte paleolítico, datada en veinticuatro mil años antes de Cristo, que es la figura de una mujer con grandes pechos, grandes caderas. Si ustedes miran en detalle esta pequeña escultura, descubren que la persona que la hizo, era capaz de tallar cualquier cosa, la forma de las nalgas, los genitales, de los pechos, del abdomen...en suma: es perfecta. Puede que no guste al hombre actual por lo voluminosa, pero es perfecta, es bellísima... pero no tiene rostro y las manos son apenas unas líneas sobre los pechos. La persona que hizo esta pequeña figura era capaz de hacerle perfectamente manos y rostro, pero no se los hizo.
Esto tiene que revelar algo del modo de vida de esa cultura. En las zonas de los Balcanes hay figuras parecidas, que reflejan una cultura de lo masculino y lo femenino.
Hay figuras por ejemplo que son de la cintura para abajo una mujer con grandes pecho y caderas pero también en la parte de arriba son un falo. Es decir es una figura mixta, es masculina y femenina. Se habla de estas figuras como diosas de las fertilidad. Lo interesante es que esta gente vivía de una manera completamente diferente a la cultura patriarcal.
Aproximadamente entre cuatro y cinco mil años antes de Cristo, llegan de Asia pastores que traen consigo todos los factores de la cultura patriarcal. Son guerreros, jerárquicos, hay apropiaciones de la tierra; aparecen diferentes tumbas para hombres y para mujeres; aparecen las tumbas múltiples donde aparece un hombre enterrado y varias mujeres, aparecen las armas como decorados.
Con ellos llegó el patriarcado pastoríl. No voy a detenerme en el origen del patriarcado, porque he escrito un libro llamado “Amor y Juego”, escrito con una colega alemana.
Cuando el patriarcado pastor llegó se produjo un encuentro violento entre la cultura patriarcal y la cultura matrística, que eran diametralmente opuestas. Mientras que en la cultura patriarcal había apropiación en la otra no la había; mientras que en la cultura patriarcal había signos de jerarquías, en la cultura matrística no hay signo de jerarquías; mientras que la cultura patriarcal estaba centrada en la guerra, la matrística no.
Cuando se produjo este encuentro violento entre dos culturas, pudieron pasar tres clases de cosas, comparables a las que pasaron en Palestina, tal como lo relata la Biblia, cuando vinieron los pueblos hebreos pastores a Palestina. Algunas comunidades matrísticas fueron destruidas. Otras comunidades matrísticas fueron desplazadas, y sobrevivieron algunas influencias de la cultura patriarcal avasalladora. Otras culturas matrísticas fueron asimiladas, como ocurrió con la cultura de la cual derivamos. Cuando la cultura patriarcal englobó a la cultura matrística, mataron a los hombres y los guerreros patriarcales se apropiaron de sus mujeres, quedando lo matrístico retenido en la relación materno infantil y lo patriarcal como la imagen externa pública.
Yo creo que las culturas no son ni de los hombres ni de las mujeres, hombres y mujeres en la cultura patriarcal son patriarcales; hombres y mujeres en la cultura matrística son matrísticos. De modo que las mujeres al ser apropiadas por los hombres patriarcales guardaron un núcleo matrístico que aún está presente en nuestra cultura occidental.
Lo matrístico se conserva en la relación materno infantil. Fíjense ustedes que en la relación materno infantil y en el jardín infantil es un continua invitación a la colaboración, a la participación, a resolver los conflictos en la conversación, a la no apropiación; allí el cuerpo es legítimo y los niños y niñas pueden andar desnudos.
Cuando se reclama por una convivencia en el mutuo respeto, en la colaboración y no en la competencia, se dice que es utópico, que es un deseo idílico propio de infantes.
La vida adulta es de competencia, de lucha, de defensa de los intereses, las discrepancias son conflictos, los argumentos son armas. Hacemos polémicas, la palabra polémo tiene que ver con la guerra.
Nuestros niños viven los conflictos de desenvolverse en el ámbito matrístico que es la relación materno infantil, en medio de circunstancias en las que mujeres y los hombres confunden lo masculino y lo femenino con lo patriarcal. Una situación matrística en el seno de la familia y un situación patriarcal en la vida adulta. Todo esto viven los niños como un conflicto de lo masculino y lo femenino.
Pero no es un conflicto de lo masculino y lo femenino. Solo en la cultura patriarcal original había un conflicto entre lo masculino y lo femenino. Lo que vivimos en el presente como un conflicto entre lo masculino y lo femenino es un conflicto entre lo patriarcal y lo matrístico.
Nuestros niños tienen otra dificultad fundamental, que es la adolescencia. La adolescencia es el tránsito cultural de pasar de una cultura matrística a otra patriarcal. La cultura matrística y patriarcal son completamente oponentes: se crece dentro de ciertas relaciones de colaboración, de respeto y de participación, luego de lo cual se pasa a vivir en la competencia, en la negación, en la lucha.
LA NOCIÓN DE LO PÚBLICO
Los griegos eran patriarcales, pero los griegos desarrollaron una organización novedosa que era la Ciudad-Estado, la pólis. Las póleis griegas primitivas eran pequeños Estados monárquicos. Había un rey.
La democracia surgió en el Agora, en el mercado, que era el sitio donde se sentaban los ciudadanos a conversar de todo. Por supuesto que los ciudadanos eran los terratenientes, artesanos, comerciantes, etc. Pero en el Agora se juntan todos y conversan. Y ¿De qué conversan? De los temas de la comunidad. Conversan como iguales porque son todos de una misma clase y los temas de la comunidad les interesan y en estas conversaciones surge la cosa pública. Cuando se reúnen a hablar de los asuntos que a todos interesan los temas de la comunidad se hacen públicos.
¿Qué es la cosa pública? Aquello que está allí y es accesible a cualquier ciudadano, para mirarlo, para condenarlo, para reflexionar sobre él y para actuar.
La monarquía niega la cosa pública. El monarca se apropia de aquello que en la actualidad denominamos la cosa pública. Cuando Luis XIV dice: ¡El Estado soy Yo! Está condensando magistralmente precisamente eso: ¡No hay cosa pública todo me pertenece a mí!
En algún momento en el Agora de las Ciudades-Estados griegas los ciudadanos configuraron la cosa Pública. Cuando aparece la cosa pública los temas de la comunidad aparecen como temas accesibles a la conversación, a la mirada, al escrutinio, a la opinión, a la acción de todo ciudadano.
Los monarcas se hacen superfluos, sus atribuciones son negadas, se vuelven una decoración. Acabada la monarquía e instaurado lo público se vive la democracia, surge como un espacio de conversaciones, decisiones y acciones sobre los negocios de todos los ciudadanos. De modo que lo que constituyó a la democracia, de hecho, fue el espacio público, fue la cosa pública, accesible a todos los ciudadanos, para mirar, reflexionar, opinar y para actuar.
Noten que al vivir la cosa pública, al romper la apropiación de los temas de la comunidad por parte del monarca, se abrió una brecha en el patriarcado. ¿Por qué centrar en el patriarcado la apropiación?
En la cultura patriarcal los temas de la familia son propiedad del patriarca, quién último término decide. El conflicto entre este reducto matrístico que es la mujer y la autoridad del padre ocurre por motivos de cultura no por razones de sexo.
La cosa pública produce una brecha en el patriarcado en tanto que permite recuperar algo que es posible concebir y vivir por que se ha concebido y vivido en la infancia.
La conversación entre iguales es posible en una cultura como la nuestra porque la infancia es matrística, por que en ella se ha tenido la experiencia de la colaboración, de la igualdad, de la participación. Entre más distante una sociedad de formas de convivencia matrística, más difícil evocar y elegir la democracia como modo de vida.
Solo habiendo vivido la emoción de la igualdad matrística, es posible revivir la emoción de la experiencia posible que es la democracia. La democracia en el presente y en los adultos surge como un modo de convivencia neomatrístico. Al ir surgiendo como experiencia neomatrística se va produciendo una fisura en el patriarcado.
Cuando surgió la democracia aparecieron casi simultáneamente dos clases de conflictos, que aún se viven.
Uno de los continuos conflictos que vive cualquier democracia es la continua presión patriarcal para su supervivencia y por la restitución de la apropiación de los temas de la comunidad por una o por un grupo pequeño de personas. Y esa es la primera fuente de conflicto en la historia occidental, en la historia del intento de vivir democrático.
La segunda fuente de conflicto es el intento de expandir la ciudadanía. Las guerras griegas fueron guerras internas por el intento de expandir la ciudadanía, para que fueran ciudadanos no solamente algunos sino también los extranjeros o denominados barbaroi (extranjeros) y eventualmente las mujeres. Y digo eventualmente por que apenas hasta el siglo XX en un número considerable de países las mujeres adquirieron la ciudadanía.
Estos son los dos tipos fundamentales de conflictos en la historia del intento de un vivir democrático. Lo que estoy diciendo es lo siguiente: La, democracia no está en la rotación, en la elección de representantes. Los sistemas electorales son artificios para la apropiación de las responsabilidades. La democracia está en una convivencia en la cual todos los ciudadanos tienen acceso a la cosa pública y la cosa pública son los temas que interesan a todos los ciudadanos como coparticipantes de una convivencia en una comunidad.
Nosotros hemos confundido la democracia con la elección de presidentes, parlamentarios y administradores, muchos de los cuales apenas tienen un respaldo mayoritario porcentual.
También confundimos las posibilidades reales que tiene quien es elegido presidente, ya que no es al poder a lo que tiene acceso sino a una responsabilidad presidencial.
Nosotros en tanto pertenecemos a una cultura patriarcal no nos damos cuenta que el poder es por concesión, nadie detenta el poder sino es endosado por otros. El poder surge en la obediencia del otro. Si yo digo algo y ustedes hacen lo que digo me conceden poder.
Por lo tanto, el ser nombrado para un cargo de responsabilidad no significa que se le de acceso a un poder constitutivo en la persona o en el cargo si no que ese es un poder que surgirá y se mantendrá mientras haya colaboración y obediencia de la comunidad que hace la designación.
Voy a volver sobre un interrogante hecho páginas atrás: ¿Como es posible concebir una convivencia en el mutuo respeto, en la igualdad, en la colaboración, bajo una cultura centrada en la guerra y en la negación? Continúo pensando lo mismo: por que hemos tenido una infancia matrística, porque aprendimos el respeto mutuo en la relación materno infantil y en la la relación de los niños pequeños en el ámbito de la infancia.
En la relación materno infantil aprendimos a respetar, aprendimos a colaborar, aprendimos a participar, aprendimos a conversar, a no resolver nuestras discrepancias en la mutua negación y aprendimos algo muy importante:
Aprendimos el emocionar que hace posible la democracia, el emocionar que es propio de la democracia. Aprendimos a disfrutar y a imaginar como posible y legítimo un vivir en el mutuo respeto.
Si no existe la emoción no existe la acción. Es la emoción la que hace grato todo quehacer. No es lo que uno hace lo que produce emoción, sino la emoción con la cual se hace. En este sentido, reafirmo que la convivencia democrática es posible solamente si uno aprende el emocionar que hace posible la convivencia democrática, el emocionar que hace posible la convivencia democrática se desencadena desde la infancia, se aprende en la infancia.
El decurso que la humanidad siga es el que tracen los niños, por que son los niños y el vivir que ellos tengan lo que pervivirá cuando sean adultos, y estos adultos de hoy seremos los artífices de la atmósfera en la cual se van a levantar los niños, que conservarán generación tras generación el gusto o desdén por la convivencia.
Yo sostengo una cosa más y con esto creo que el curso de la historia es el curso de las emociones. En particular el curso de los deseos. No son los recursos materiales, no son las oportunidades materiales lo que define la historia. El Agora es el recurso vital, en tanto uno lo desea. El Agora es una oportunidad en tanto uno la ve como tal, y actúa en consonancia. El Agora es una necesidad en tanto uno lo quiere y lo considera fundamental para su vivir.
El vivir democrático es una obra de arte, no tiene que ver con eficiencia, no tiene que ver con la perfección, tiene que ver con el deseo de una convivencia en la fraternidad. Hay toda clase de argumentos que se usan para negar la convivencia democrática pero si no comprendemos que tiene que ver con los deseos y que vamos a vivir en democracia en tanto queramos vivir en democracia, sino es así, nunca vamos a vivir en democracia.
Muchas gracias.”