¿Por qué nadie habla de Fraternidad?
¡Heee! ¡Ustedes, a ustedes le hablo! Sí… Sí, a vos emo desprejuiciado y autosuficiente también.
A todos….
Vuelvo a preguntar ¿Por qué carajo a nadie le importa la Fraternidad?
En mi soledad discursiva voy a tratar de salir en su defensa mas allá de que me tenga que repetir en lo que ya haya dicho acá o acá, o desde la posición práctica y preclara como la de la feminista Hubertine Auclert.
Sobre la fraternidad hay coincidencia casi total en que es la base de una comunidad, pero, siempre hay un pero, sobre cómo se forma hay un disloque casi infranqueable.
Autores como la filósofa Diana Maffia[i] consideran que la fraternidad es el estado al que se llega para salir de un estado natural, de un estado salvaje. Es el “pacto social que expresa la decisión de vivir juntos, de formar una sociedad”.
Augusto de Franco en Alfabetización democrática y mas precisamente en el capítulo Democratización cita el primer capítulo del “Politica” de Althusius (1577-1638), titulado “De las Acepciones Generales de la Política” (en su edición de 1614, traducida para el inglés por Carney), puede dar una idea del fundamento que toma para la construcción de su teoría política (la de Althusius, que de Franco creo suscribe ) :
“La política – escribe Althusius – es el arte de reunir los hombres para establecer una vida social común, cultivarla y conservarla. Por eso, es tildada de “simbiótica”. El tema de la política es, por lo tanto, la asociación (consociatio), en la cual los simbióticos [siymbiotici: aquellos que viven juntos], por intermedio de un pacto explícito o tácito, se obligan entre sí a la comunicación mutua de aquello que es necesario y útil para el ejercicio armónico de la vida social.(…) Para vivir esa vida, ningún hombre es autosuficiente o lo suficientemente provisto por la naturaleza... los esfuerzos y la diligencia de muchos hombres son indispensables... Los simbióticos son co-trabajadores que, unidos por la asociación y con vínculo de pacto, se comunican entre ellos aquello que es conveniente para una vida confortable de cuerpo y alma. En otras palabras, ellos son los participantes o compañeros de una vida en común. La comunicación mutua, o contrato común, involucra (1) bienes, (2) servicios y (3) derechos comunes (juramentos) por los cuáles las numerosas y varias necesidades de cada uno y de cada simbiosis se satisfacen, la auto-suficiencia y el mutualismo de la vida y de la sociedad humana se logran y la vida social se establece y de mantiene... Claramente, por su naturaleza gregaria, el hombre nació para cultivar la sociedad con los otros hombres, no para vivir solitario... Y así nació [con] la imposición de la comunicación de lo que es necesario y útil, lo que sólo puede ocurrir en la vida social y política... [pero] las causas eficientes de la asociación política son el consentimiento y el pacto entre los ciudadanos que se comunican.... La materia prima de la política son los preceptos de la comunicación para aquellos bienes, servicios y derechos que establecemos, cada uno justa y apropiadamente de acuerdo con sus posibilidades, para la simbiosis y el beneficio común de la vida social... Se dice que ningún hombre es capaz de, por sí sólo, vivir bien y con felicidad. La necesidad, por lo tanto, induce a la asociación; y la búsqueda de las cosas necesarias a la vida, que se adquieren y se comunican con la ayuda y la asistencia de asociados, la conserva. Por tal razón, es evidente que la comunidad, o asociación civil, existe por naturaleza, y que el hombre es, también por naturaleza, un animal civil que busca ávidamente de asociación”
La propuesta de Augusto es “que tal vez sea posible establecer – ex post, evidentemente – una línea coherente de pensamiento que conecte ese fundamento althusiano a las bases deweyanas y a las presuposiciónones maturanianas de la democracia cooperativa”…
Las presuposiciones maturanianas no son otras que las que define en sus sistemas sociales (sin entrar en teoría general de sistemas):
Maturana los define así: “Cada vez que los miembros de un conjunto de seres vivos constituyen con su conducta una red de interacciones que opera en ellos como un medio en el que ellos se realizan como seres vivos y en el que ellos, por lo tanto, conservan su organización y adaptación y existen en una coderiva contingente a su participación en dicha red de interacciones, tenemos un sistema social”.
Humberto Maturana habla de que: “todo sistema existe sólo en la conservación de su adaptación y organización, en circunstancias en que la conservación de una involucra la conservación de la otra” y “todo sistema se desintegra cuando en sus cambios estructurales no se conserva su organización.”
Ya que “los seres vivos son sistemas que en su dinámica estructural se constituyen y delimitan como redes cerradas de producción de sus componentes, a partir de sus componentes y de sustancias que toman del medio: los seres vivos son verdaderos remolinos de producción de componentes” en un ininterrumpido intercambio con el medio”[ii], en directa relación con su definición de autopoiesis.
Pero lamentablemente Humberto se estaciona aquí y no avanza de los sistemas sociales de los seres vivos a los sistemas humanos, al menos hasta donde yo conozco y a decir de Augusto, hay que meterse con estos, involucrarse y creo que esto es lo que estamos haciendo.
Bien, de lo que nadie habla es de fraternidad.
¡Heee! ¡Ustedes, a ustedes le hablo! Sí… Sí, a vos emo desprejuiciado y autosuficiente también.
A todos….
Vuelvo a preguntar ¿Por qué carajo a nadie le importa la Fraternidad?
En mi soledad discursiva voy a tratar de salir en su defensa mas allá de que me tenga que repetir en lo que ya haya dicho acá o acá, o desde la posición práctica y preclara como la de la feminista Hubertine Auclert.
Sobre la fraternidad hay coincidencia casi total en que es la base de una comunidad, pero, siempre hay un pero, sobre cómo se forma hay un disloque casi infranqueable.
Autores como la filósofa Diana Maffia[i] consideran que la fraternidad es el estado al que se llega para salir de un estado natural, de un estado salvaje. Es el “pacto social que expresa la decisión de vivir juntos, de formar una sociedad”.
Augusto de Franco en Alfabetización democrática y mas precisamente en el capítulo Democratización cita el primer capítulo del “Politica” de Althusius (1577-1638), titulado “De las Acepciones Generales de la Política” (en su edición de 1614, traducida para el inglés por Carney), puede dar una idea del fundamento que toma para la construcción de su teoría política (la de Althusius, que de Franco creo suscribe ) :
“La política – escribe Althusius – es el arte de reunir los hombres para establecer una vida social común, cultivarla y conservarla. Por eso, es tildada de “simbiótica”. El tema de la política es, por lo tanto, la asociación (consociatio), en la cual los simbióticos [siymbiotici: aquellos que viven juntos], por intermedio de un pacto explícito o tácito, se obligan entre sí a la comunicación mutua de aquello que es necesario y útil para el ejercicio armónico de la vida social.(…) Para vivir esa vida, ningún hombre es autosuficiente o lo suficientemente provisto por la naturaleza... los esfuerzos y la diligencia de muchos hombres son indispensables... Los simbióticos son co-trabajadores que, unidos por la asociación y con vínculo de pacto, se comunican entre ellos aquello que es conveniente para una vida confortable de cuerpo y alma. En otras palabras, ellos son los participantes o compañeros de una vida en común. La comunicación mutua, o contrato común, involucra (1) bienes, (2) servicios y (3) derechos comunes (juramentos) por los cuáles las numerosas y varias necesidades de cada uno y de cada simbiosis se satisfacen, la auto-suficiencia y el mutualismo de la vida y de la sociedad humana se logran y la vida social se establece y de mantiene... Claramente, por su naturaleza gregaria, el hombre nació para cultivar la sociedad con los otros hombres, no para vivir solitario... Y así nació [con] la imposición de la comunicación de lo que es necesario y útil, lo que sólo puede ocurrir en la vida social y política... [pero] las causas eficientes de la asociación política son el consentimiento y el pacto entre los ciudadanos que se comunican.... La materia prima de la política son los preceptos de la comunicación para aquellos bienes, servicios y derechos que establecemos, cada uno justa y apropiadamente de acuerdo con sus posibilidades, para la simbiosis y el beneficio común de la vida social... Se dice que ningún hombre es capaz de, por sí sólo, vivir bien y con felicidad. La necesidad, por lo tanto, induce a la asociación; y la búsqueda de las cosas necesarias a la vida, que se adquieren y se comunican con la ayuda y la asistencia de asociados, la conserva. Por tal razón, es evidente que la comunidad, o asociación civil, existe por naturaleza, y que el hombre es, también por naturaleza, un animal civil que busca ávidamente de asociación”
La propuesta de Augusto es “que tal vez sea posible establecer – ex post, evidentemente – una línea coherente de pensamiento que conecte ese fundamento althusiano a las bases deweyanas y a las presuposiciónones maturanianas de la democracia cooperativa”…
Las presuposiciones maturanianas no son otras que las que define en sus sistemas sociales (sin entrar en teoría general de sistemas):
Maturana los define así: “Cada vez que los miembros de un conjunto de seres vivos constituyen con su conducta una red de interacciones que opera en ellos como un medio en el que ellos se realizan como seres vivos y en el que ellos, por lo tanto, conservan su organización y adaptación y existen en una coderiva contingente a su participación en dicha red de interacciones, tenemos un sistema social”.
Humberto Maturana habla de que: “todo sistema existe sólo en la conservación de su adaptación y organización, en circunstancias en que la conservación de una involucra la conservación de la otra” y “todo sistema se desintegra cuando en sus cambios estructurales no se conserva su organización.”
Ya que “los seres vivos son sistemas que en su dinámica estructural se constituyen y delimitan como redes cerradas de producción de sus componentes, a partir de sus componentes y de sustancias que toman del medio: los seres vivos son verdaderos remolinos de producción de componentes” en un ininterrumpido intercambio con el medio”[ii], en directa relación con su definición de autopoiesis.
Pero lamentablemente Humberto se estaciona aquí y no avanza de los sistemas sociales de los seres vivos a los sistemas humanos, al menos hasta donde yo conozco y a decir de Augusto, hay que meterse con estos, involucrarse y creo que esto es lo que estamos haciendo.
Bien, de lo que nadie habla es de fraternidad.
¿Por qué?
Por un lado tenemos opiniones como las de Aulo, Diana Maffía, Rousseau, Hanna Arendt y todos los que encaran esa primer ligazón desde el pacto racional, en definitiva desde el sujeto, hasta el mismo Augusto si bien Maturanista declarado no arriesga una tesis sobre esa primer ligazón.
Y estamos los que pensamos que el sujeto sujeta, y nos enrolamos en lo que piensa Onfray al respecto. Los que nos desprendemos de la voluntad como pacto racional primario y que creemos que esta condición es inherente al ser humano por las razones que citan de Althusius mas arriba. Dentro de este pelotón, el que da el puntapié inicial, por lo menos en lo yo que he podido descubrir, para desentrañar esta madeja es Urrutia Elejalde, quien sí usa el concepto de Fraternidad desarrollado en su libro El capitalismo que viene cuando dice que esa ligazón primaria es naturalmente propia de la red y que la solidaridad, el bien común, etc. vienen después y es desde allí que influyen, como decíamos en este post de De Ugarte o en el que hace referencia a la identidad desde la fraternidad (hay que hacer la salvedad que Urrutia es economista y habla de este tipo de comunidades en particular, aunque la mayoría de sus conceptos se podrían extender fuera de las redes económicas).
Se desprende de esto tenemos un límite que se corta justo en la Fraternidad que produce el salto cuántico desde el animal al ser humano. Por eso los que se le aproximan desde la biología lo hacen desde lo sistémico y los que los hacen desde la racionalidad lo hacen desde lo humano.
Para mí es una conducta sistémica que evoluciona desde el animal al ser humano, sobre lo que éste último teje toda una estructura racional que no es otra cosa que una sofisticación del afecto societatis anterior. Éste persiste pese a todos los constructos racionales y a al sujeto. Es por eso que no sabemos si podemos llamar “ser humano” a alguien que tiene una taxonomía humana pero se maneja como un salvaje, como en la discriminación “civilización o barbarie”, o por el contrario si reconocemos conductas “humanas”, citándolo a Onfray, en los “campos de concentración”.
Y estamos los que pensamos que el sujeto sujeta, y nos enrolamos en lo que piensa Onfray al respecto. Los que nos desprendemos de la voluntad como pacto racional primario y que creemos que esta condición es inherente al ser humano por las razones que citan de Althusius mas arriba. Dentro de este pelotón, el que da el puntapié inicial, por lo menos en lo yo que he podido descubrir, para desentrañar esta madeja es Urrutia Elejalde, quien sí usa el concepto de Fraternidad desarrollado en su libro El capitalismo que viene cuando dice que esa ligazón primaria es naturalmente propia de la red y que la solidaridad, el bien común, etc. vienen después y es desde allí que influyen, como decíamos en este post de De Ugarte o en el que hace referencia a la identidad desde la fraternidad (hay que hacer la salvedad que Urrutia es economista y habla de este tipo de comunidades en particular, aunque la mayoría de sus conceptos se podrían extender fuera de las redes económicas).
Se desprende de esto tenemos un límite que se corta justo en la Fraternidad que produce el salto cuántico desde el animal al ser humano. Por eso los que se le aproximan desde la biología lo hacen desde lo sistémico y los que los hacen desde la racionalidad lo hacen desde lo humano.
Para mí es una conducta sistémica que evoluciona desde el animal al ser humano, sobre lo que éste último teje toda una estructura racional que no es otra cosa que una sofisticación del afecto societatis anterior. Éste persiste pese a todos los constructos racionales y a al sujeto. Es por eso que no sabemos si podemos llamar “ser humano” a alguien que tiene una taxonomía humana pero se maneja como un salvaje, como en la discriminación “civilización o barbarie”, o por el contrario si reconocemos conductas “humanas”, citándolo a Onfray, en los “campos de concentración”.
Y si no no se entienden conductas como ésta
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Agregado
El que habla en nada menos que Juan Urrutia acá
[i] Maffía, Diana, Búsquedas de sentido para una nueva política en Contrato Moral, Paidos, 2005.
[ii] Desde la biología a la psicología – Maturana 2003.
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