Dialéctica del desaparecido I -ANAMNESIS

Una de las mentes mas novedosas, innovadores y abierta dentro de la Blogósfera argenta es la de Cristian Adalberto Sayes que ya hace un tiempo nos regalaba este impresionante post. Es imprescindible leerlo que aunque no llege a ser todo una teoría filosófica sí encierra el germen de esta “dialéctica” de lo más útil a la hora de pensar una Argentina moderna. En el post cita a Victoria Montenegro a quién considera un paradigma de esa dialéctica.
“yo aparecí hace 11 años”
“cuando aparecí ya tenia tres hijos”
“uno cree que tiene dos familias”
“yo era mi propio enemigo”
Luego dice esto que es la parte que hoy quiero tratar, el post es muy amplio está escribiéndose todavía:
5- De todos los casos, el caso de Victoria Montenegro sea, quizá, el más escalofriante de todos los casos de recuperación de la identidad. Es un caso único porque el apropiador es el mismo sujeto que asesinó a sus padres. Victoria tomó por años es historia como un relato heroico por parte del asesino de sus padres.
6- A los trece días de nacer Victoria fue secuestrada en el año 1976. En el operativo, sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro fueron “abatidos” por el grupo de tarea que estaba encabezado por el Coronel del Ejercito Argentino Hernán Antonio Tetzlaff. Este señor robó la vida de Victoria. Le robó su nombre, su familia, su historia. Desde los trece días hasta los 24 años, Victoria estuvo desaparecida. Desaparecida, es decir, robada, expropiada y falseada en su identidad.
Es así que Alicia (el nombre que se le asignó a Victoria) vivió con un nombre que no nombraba a la persona designada. Un nombre que no nombraba. Victoria dice que aprendió a reconocerse a media que le explicaba a su hijo mayor su historia. Mientras explicaba de “de memoria” (Victoria conoció su identidad, pero recuperó su propia identidad años después. Conocer es reconocer, que es reconocerse). En distintas entrevistas Victoria explica la experiencia de su reconocimiento como “aparecida”. 7- El proceso de autoconciencia, de reconocimiento se puede dividir en tres partes inmediatamente a la recuperación de su Nombre:
    a. En un primer momento hay conocimiento de un nombre: Alicia, pero hay un otro en Alicia, Victoria. Alicia es Victoria. Victoria es ella misma, como Alicia.
     b. Alicia recupera a Victoria. A recuperar Alicia a Victoria, Alicia se reconoce como Victoria.
     c. Alicia ya no es Alicia sino Victoria. Y Victoria como Victoria libera a Alicia. Alicia es otra.
Leemos en P12 a JORGE JINKIS
¿Qué es un desaparecido? Algo que concierne a la falta de identificación y que permitió el pase del adjetivo al nombre.
Es el momento en el que Jorge Rafael Videla, la más alta autoridad visible del régimen, de un modo público, frente a las cámaras, se ve llevado (¿obligado?) a decir la palabra: “... en tanto esté como tal, es una incógnita el desaparecido, si el hombre apareciera, bueno, tendrá un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento, tiene un tratamiento Z, pero mientras sea un desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido”. Este es el momento en que se produce el pasaje al enunciado. (Del adjetivo a al sujeto)
Pero Goliardo no se queda allí, él pretende sacar algún genérico argento de este proceso. ¿Y que pasaría si en vez de pensar sobre personas pensásemos en “la palabra”, en “pueblo”, “pobre” como diferentes formas de desaparición, en cuyo caso habría que aplicar la fórmula de Goliardo para producir su aparición. Todas estas palabras podrían tener una versión minúscula, pero también si practicamos la ANAMNESIS tal vez podamos volver a escribirlas con MAYÚSCULA.
El concepto de “desaparecido” descripto por Sayes lleva implícito la negación de la entidad del ser, al no tener entidad su existencia no se niega, pero tampoco se afirma; se pone en duda. Pero al ser: “haber sido desaparecido” también un verbo que señala la acción de hacer desaparecer a alguien o a algo (como en el caso de nuestras palabras), no lleva la inocencia implícita de la condición del adjetivo, que desaparecido así originariamente presumía algo que se perdió, algo que inexplicablemente no está aunque debería estar y que obviamente existía. Hacer Desaparecer, es un arte propio de los dioses y los ilusionistas, ningún ser humano normal podría hacer “desaparecer algo que existe”, dado que nada desaparece, en todo caso deja de ser, se transforma. Pero el caso nuestro es una desaparición forzada, violenta que se ejerce contra “lo desaparecido”.
No se puede desaparecer a medias: se aparece o se desaparece con la misma prepotencia del tercero excluso, no hay términos medios, los dos son totalidades. Por lo que hacer desaparecer es ejercer un acto político totalitalizador, impone una hegemonía.
Lo interesante de esta dialéctica es que, en el caso del lenguaje, hacer desaparecer palabras, contenidos, historias se constituye también en un acto de sustracción de entidad. Aunque nadie sea consciente de que haya sido hecho desaparecer, la recuperación es una acto de Anamnesis, una suerte de volverlo a la memoria, volverlo a hacer aparecer.
Alguno es ejemplo de desapariciones en el lenguaje
  • Lo que no está en la historia oficial: no existe.
  • Solo hay dos sexos hombre y mujer.
  • Los iletrados ( cualquiera sea su condición) también son desaparecidos.
  • Los que tengan voluntades separatistas o no se sintiesen identificados con las leyes de la nación, no son patriotas o nacionales y populares.
  • Vivir en los márgenes no es no tener dinero o trabajo. Es una desaparición ejercida sobre ciudadanos que no llegaron a ser actores políticos.
En todos estos casos hay una negación forzada del ser. En algún punto su entidad se pone en duda. A todos algo se les ha sustraído. Cuando este procedimiento está articulado por el lenguaje, el problema se hace mucho mas masivo que la represión ligada al hecho de violencia física que llevó a cabo la dictadura de Videla. La dialéctica es la misma, sus consecuencias obviamente no.
El caso es que la negación forzada de esa existencia provoca contradicciones que tarde o temprano salen a la luz, esto se llama diversidad. Hace veinte años nadie supondría que una pareja gay se podría casar, hoy esos derechos en función de la diversidad se hace efectivamente mucho mas universales.
En próximos posts iremos desarrollando el cómo esto afecta el funcionamiento de la república.

2 nos acompañaron:

Anónimo dijo...

narcoabueladeplazademayo:

http://www.diariocruzdelsur.com.ar/noticia/noticia/id/10465

Charlie Boyle dijo...

Son increíbles estas viejas, incansables

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