¿Por qué votar a Hermes Juan Binner?

El colectivo que dio en llamarse kirchnerismo vino para corregir o al menos enderezar la tragedia neoliberal que nos legaran los peronistas de Mendez y los peronista y radicales de De la Rúa. Emanado del pavor de los noventas, con un consenso que dio por llamarse transversalidad, con la necesidad de construir un poder inexistente que daba el escaso margen de votos que había obtenido; Nestor kirchner se abocó a la difícil tarea de reacomodar a “la política” sobre el tablero de “lo político”. Continuando con es sesgo desarrollista que le había dado Duhalde, jalonando como propio el territorio peronista abandonado una década antes, se metió de lleno a tratar de corregir desde el neoliberalismo económico, la colonización que había logrado esta ideología en su desborde hacia lo político.

Luego vino Cristina a realizar las políticas realmente existentes. Esta vez desde un desarrollismo más nacional y coordinado en un marco continental de políticas más afines. Si a Nestor, a Lula, a Chavez, a Evo, a Correa y a otros les tocó luchar por lo óntico, a los que le suceden o les sucederán le tocó o les tocará lidiar con lo ontológico que les abrió esa posibilidad.

Pero la Argentina en este momento está en una avanzada mundial en la intentona por superar al neoliberalismo globalmente existente y como avanzada no posee un espejo donde reflejarse. Tiene o tendría que confeccionar sus propios indicadores, sus propios parámetros, sus propios modelos y metáforas que avale los realizado en estos diez años que no es patrimonio de los kirchenri sino que lo encarna la sociedad toda.

Pero claro, para que termine de nacer algo nuevo debe, necesariamente, terminar de morir lo viejo, y me refiero al neoliberalismo, empresa difícil si las hay dado que el mismo se enanca en una sinergia que incluye a la empresa individualista y privada y la política. Esta última le concedó a la economía un lugar preponderante, y de esta forma se sometó a ella, por eso en los noventas y en gran parte de los dos mil, a los actores de la política le costó y les cuesta diferenciarse y desprenderse de quienes son sus verdaderos sostenes. Si en la democracia el soberano es el pueblo, en su versión neoliberal serán las empresas las que dicten las políticas que en la mayoría de los casos estas tienen más que ver con lo económico que con los destinatarios de las mismas.

En ese contexto de intentos por superar el statu quo, el peronismo se desintegra por dentro entre quienes quieren conservar sus privilegios burocráticos, lo que Tomás Abraham llama las columnas del peronismo, y los nómadas que hoy les toca alquilar el piso de arriba del peronismo realmente existente, el kirchnerismo.

El ciudadano común sabe del escándalo que hace el peronismo cuando se reproduce, por eso se espanta con la quema del cajón de Herminio, o la cara de amigo de Duhalde. Solo en esos instantes, donde actuando con las dotes de una mujer que no se siente segura al lado de quién entiende debe protegerla, solo en esos únicos casos, la Argentina le abre un crédito a la opción no peronista. Pero está claro que con una oposición tan fragmentada es difícil advertir quién podría encarnar esa hegemonía necesaria que lo lleve a ser elegido como futuro conductor del país.

Vemos que el kirchnerismo en los últimos meses ha dilapidado un tiempo precioso peleando con Macri, consabido cagón que prefirió conservar su municipalidad en vez de jugar en las grandes ligas. En vez de instalar a Cristina como candidata, solo quedan escasos 10 días de campaña para las primarias del 14 de agosto, agota su capital político en rencillas infructuosas que provocaron fenómenos como los del Sel en la provincia de Santa Fe. Actores totalmente fuera de la escena disputan de igual a igual el poder con quienes lo han venido sosteniendo, bien o mal.

Lo que abre a personajes extraños a la política la posibilidad de que se instalen en el proscenio de lo político, es lo que Sarlo denomina post política o mas precisamente lo que S i l v i a Ta b a c h n i k hace notar sobre el escándalo

El escándalo es la figura emblemática de la condición “post-política”: la lógica que lo rige es la de la repetición mecánica y anunciada. Si el acontecimiento es por definición del orden de lo imprevisible, del azar, del encuentro, de lo incalculabe, el escándalo es su negación, la perpetua consagración de lo mismo. Como si la máquina de producir acontecimientos (la Historia) se hubiera desquiciado y sólo pudiera reproducir variantes de un mismo modelo. Si el acontecimiento nombra la esperanza, la espera, y la promesa de un por-venir, el escándalo se asocia a la náusea, a la redundancia, a la fatalidad. Corresponde a lo que Alain Badiou (1995,23) define como “la ética de la resignación”, gobernada por la lógica “realista” y enunciada en el lenguaje de la “necesidad”, es decir de la economía como determinante de las conductas políticas individuales.

Porque es cierto lo que dice Tomás Abraham, pese al esfuerzo que ha hecho, el kirchnerismo nos mantiene a la intemperie y al desamparo, no lo podemos culpar por eso, señalo solamente el hecho porque la persistencia del “escándalo” denota trazas de neoliberalismo del que no se ha podido desprender.

Si enunciar querer “ser un país serio” es la flagrante repetición del escándalo menemista, evocar la historia con pretensiones de legitimación, también lo es. No podemos vivir de escándalo en escándalo, por eso en octubre se abre una puerta para que esto cese, pero de qué manera.

Si en el arco opositor tenemos a creadores de escándalo, denunciadoras compulsivas, nostálgicos de un país que no pudo ser, a los impresentables de siempre y algunos otros, quién podría sustraernos de la intemperie. Claro aquí viene aquel rollo de que al país o lo gobierna un peronista o no lo gobierna nadie, otro escándalo que nos imposibilita discernir a ciencia cierta si entre la oferta no haya alguien que rompa con esa lógica (incluidos los peronistas fuera del gobierno).

Creo encontrar esa posibilidad en Hermes Binner, alguien de perfil bajo que desinfle el globo del escándalo por un rato. El voto de Santa Fe así lo viene determinando desde hace cuatro años y esta vez lo volvió a ratificar. Son muchos mas, en una relación de 3 a 1, los que optaron por lo previsible, la moderación, e desapasionamiento, que los que prefieren confrontar obsenamente. Era tan ridículo pedir que se vayan todos entonces en el 2001 (todos los que estaban o representaban los noventas), como pedir que se vayan todos los que están hoy, diez años después. Es más, sabemos que eso no va a ocurrir, que el diario Clarín o La Nación, no van a cerrar, que buscarán fórmulas que les permitan readaptarse, tampoco se irán algunos kirchneristas rabiosos que antes eran mendemistas rabiosos y en el futuro serán "lo que sea" rabiosos (el senador Pichetto por ejemplo, o Gioja, El mismo Menem que va con la boleta de los kirchner).

Binner me garantiza participación y previsibilidad, son dos condiciones necesaria para salir de la intemperie. ¿Son las suficientes? Tal vez no si a partir de un enemigo común se rearma el peronismo como lo hizo en contra de De la Rúa o Alfonsín. Pero a Hermes Juan le tocó lidiar con este problema en Rosario, también en la provincia y el peronismo lejos de reaglutinarse se desintegró cada vez más, entonces avales tiene. ¿Cuál es su técnica? Confirmar la burocracia peronista estructuralmente existente y negociar con ella la conducción. Estabilidad y reconocimiento (participación y previsibilidad). ¿Hay algún peronista que garantice esto? Duhalde es uno de los provocadores del escándalo, al Alberto RS lo puso Cristina para dividirle los votos a tachuela, nos queda la misma Cristina. Ella sin Nestor no garantiza nada, a diferencia de éste, (como dice el Rabino bergman), “Nestor no compraba lo que vendía, ella sí”

¿Cómo podría suceder que gane Binner? Es mas fácil de lo que se supone: nadie es dueño de los votos, mucho menos el kirchnerismo, por lo que del 14 de agosto saldrán algunos mas favorecidos que otros. Algunos tendrán todos los votos para ganar, el caso de Hermes, otros tendrán todo para perder, como es el caso de la escuadra peronista, todos ellos ya han competido y tienen que mantener o mejorar su caudal, sino para octubre no podrán mostrar un frente interno ordenado y disciplinado. Y esta es la causa por la cual el tercero en discordia, el radicalismo no tienen ninguna chance. Mas allá de remontar dos alternativas en donde tuvo que interrumpir su mandato por ineficiente e incapaz de manejar la situación, tiene la espada de las internas sobre su cabeza. Sin poder disciplinar un frente interno cómo pretenderá doblegar el poder real. Finalmente Carrió mantendrá un caudal de votos leales que nunca superarán su cinco por ciento, ella ya perdió definitivamente su tren. Lo que nos limpiará la cancha para octubre. De la oferta de agosto se construirá una masa crítica alrededor de lo más votados, tal como ocurrióacá en Santa Fe. A partir de esa nueva interpelación al verdadero sobreano, saldrán los dos o tres mas favoritos, el resto es solo acumular para formar masa crítica.

Como ven no es tan dificil, para algunos solo es una cuestión de ariegarse, para otros la de mantenerse, no hay muchas mas opciones. El resultado solo lo dará el grado de resiliencia que le permita persistir al neoliberalismo económico residual