“La alternancia del poder define las democracias”
Traducido por Reflexiones Siesteras
23 de Junio de 2007
"Para la teoría política, la ampliación del derecho a voto trajo nuevos desafíos. El sistema electoral debe combinar las aspiraciones de eficacia del gobierno electo en una proporción justa entre voto y representación", dice Jon Elster.
CLAUDIA ANTUNES
Desde que el sufragio universal existe en la mayoría de los países, la prueba para verificar si estamos frente a una democracia es la ocurrencia de la alternancia en el poder, argumentó el noruego Jon Elster, profesor de teoría política en la Universidad Columbia (Nueva York) y en el Collège de France (París), en entrevista concebida a la la FOLHA.
Elster, 67, estuvo la semana pasada en Porto Alegre, donde habló sobre “democracia, justicia y elecciones” en el ciclo Fronteras del Pensamiento, iniciativa de la Copesul Cultural y universidades gauchas que han traído a Brasil nombres importantes de las ciencias humanas.
En su charla, el autor de “Ulisses y las Sirenas” (1979), entre otros libros, enfatizó la importancia de la participación electoral en las democracias y defendió, con reservas, el voto obligatorio tal como existe en Brasil. Expuso la hipótesis de que las personas acuden a las urnas en esta circunstancia no sólo por el miedo de sanciones, sino también por una especie de “norma de justicia” desencadenada por el hecho de que los votantes van a votar sabiendo que la mayoría de los ciudadanos han ido a votar. A continuación se presentan extractos de la entrevista.
FOLHA - ¿Cómo va la democracia en el mundo, en su opinion?
JON ELSTER - Yo considero que hoy sólo hay una elección, entre democracia y dictadura; la posibilidad de un gobierno de élite o de la oligarquía está muerta para siempre. Nadie puede reivindicar superioridad en términos de riqueza, nacimiento o educación. Ahora, lo que vemos en algunos países como Rusia es una forma especial de democracia, que es autoritaria. Aunque basada en elecciones, es difícil decir cuánto eso importa. Para una democracia verdadera, es preciso tener partidos políticos que se alternen en el poder. Es la prueba para que sepamos si estamos ante de un simulacro de democracia o de una democracia verdadera. La Quinta República Francesa sólo probó ser una democracia en 1981, cuando los socialistas llegaron a la Presidencia.
FOLHA - Existe el argumento de que partidos diferentes gobiernan de la misma forma a causa de la influencia de oligarquías económicas no electas.
ELSTER - En primer lugar, yo no creo que eso se aplique a la política externa. Un gobierno demócrata en los EEUU posiblemente no estaría en una guerra en Irak. De manera general, hay alguna corrección en el raciocinio que, en una economía de mercado globalizada, hay restricción a las acciones de los gobiernos. ¿Pero es muy o poco importante? Depende del país, de las políticas. No hay que generalizar.
FOLHA - ¿Defendería el voto obligatorio en países donde la abstención es alta, como los EEUU?
ELSTER - Creo que dependería de cuáles serían las sanciones para quienes no votaran, o la recompensa para quienes votan. Es verdad que existe en los EEUU un problema de participación democrática - el último presidente fue elegido por un 29% de los electores, una base popular muy pequeña. Eso es peligroso.
FOLHA - ¿Usted dice que llegar a gobiernos estables debe ser una meta de los sistemas electorales. Como combinaría una representación justa y estabilidad?
ELSTER - Con compromisos. Para tener justicia, usted puede tener representación proporcional; para tener alguna estabilidad, necesita tener una cláusula de barrera del 3% o hasta un 5% de los votos, de modo que los pequeños partidos no puedan llegar al Parlamento. El voto proporcional puede generar menos estabilidad que el mayoritario, pero puede traer más justicia.
FOLHA - ¿El Congreso brasileño debate la introducción de listas partidarias cerradas. Es democrático?
ELSTER - Un sistema en que sólo los partidos pueden designar la orden de los cargos electivos es antidemocrático. El sistema ideal tiene que combinar algún papel de los partidos en la creación de las listas pero también la posibilidad de que los electores la modifiquen.
FOLHA - ¿Que importancia le da Ud. al equilibrio de poder entre las instituciones del Estado?
ELSTER - Tanto la separación de los Poderes cuanto la existencia de pesos y contrapesos son importantes. Pero en los EEUU, por ejemplo, hay demasiados contrapesos. El Senado americano es, creo, una institución ridícula a causa del modo a como es electa, dando a todos los Estados el mismo peso. Hoy, Alemania presenta un buen equilibrio. Aunque tenga un modelo federal, no da igual poder a todos los Estados en el Senado; hay cierta proporcionalidad.
FOLHA - ¿Usted es partidario de los que proponen la llamada “democracia deliberativa”, que enfatiza el consenso por medio del debate público más que la disputa político-electoral entre grupos de interés. Cual la influencia del alemán Jürgen Habermas en su obra?
ELSTER - Mi trabajo sobre la democracia fue de cierta manera inspirado por Habermas. Pero hay una diferencia fundamental: Habermas está más preocupado con principios normativos de la deliberación y yo con los mecanismos de causa y efecto en la deliberación y como el entorno institucional pueden mejorar la calidad de la deliberación. Creo que las ideas de Habermas hasta cierto punto impiden el debate de hecho; quiere decir, las personas tienen que hablar y actuar como si fueran “habermasianas”.
FOLHA - ¿Como se fueran neutras?
ELSTER - Imparciales. Eso es lo que llamo en mi trabajo la fuerza “civilizadora de la hipocresía”. Entonces intento usar las ideas de Habermas para explicar el comportamiento de personas de verdad que son contagiadas por el medio público. Aún si las personas están motivadas sólo por sus intereses individuales, las reglas y los mecanismos del debate público van a forzarlas a justificar sus posiciones en términos de interés público. Eso limita el interés particular, en alguna medida.
FOLHA - ¿Lo que Ud. dice es la idea de la democracia participativa, muy popular en América Latina?
ELSTER - Oscar Wilde dijo que el problema del socialismo es que la semana sólo tiene siete noches. De igual manera, la democracia participativa a veces parece exigir más compromiso y más recursos que lo que es razonable esperar de las personas.
Jornal Folha de S. Paulo