Espacio inventado y conciencia territorial

Espacio inventado y conciencia territorial

Este apartado se basa en el trabajo del historiador del Conicet Pedro Navarro Floria[i] sobre territorialización y constitución del Estado Nacional. http://www.ub.es/geocrit/sn-51.htm
Navarro Floria hace una distinción entre dos conceptos teóricos sobre territorio: el de “conciencia territorial, de raigambre más tradicional, y del otro concepto de construcción social del espacio, más cercano a la idea de espacio imaginado como producto o invención. Mientras que esta última idea coloca al territorio del Estado nacional al final de un proceso de construcción ideológica, la primera refiere al supuesto de un territorio nacional preexistente a su ocupación efectiva.”
Partimos de estas definiciones para abordar la problemática territorial de la Región Sur Sur. Parafraseando a Navarro Floria sobre la constitución del territorio nacional podemos decir que los departamentos del sur de Santa Fe fueron concebidos por la mano política.
Inicialmente en la provincia solamente existían cuatro departamentos: la Capital, Rosario, San Jerónimo y San José. La ley del 26 de octubre de 1883, dictada durante el gobierno del presbítero Dr. Manuel María Zaballa, la divide en 9 departamentos: San José, San Javier, La Capital, Las Colonicas, San Jerónimo, Iriondo, San Lorenzo, Rosario, General López. Por ley de fecha 31 de diciembre de 1890 se eleva a 18 el número de departamentos de la provincia en base a nuevas divisiones de los ya creados: de la Capital, San Justo y Vera; de Las Colonias: Las Colonias, Castellanos y San Cristóbal; de San Javier: San Javier y Reconquista; de San Jerónimo: San Jerónimo y San Martín; de Iriondo: Iriondo y Belgrano; de San Lorenzo: San Lorenzo y Caseros; de General López: General López y Constitución; Rosario; y el departamento San José cambió su nombre por Garay. El 30 de Octubre de 1907 se sancionaba la última división departamental hasta hoy vigente, creándose el departamento 9 de Julio, “con parte de los departamentos Vera y San Cristóbal”.[ii]
De esta división política de los departamentos se deduce que: originariamente Constitución y General López eran un solo departamento al igual que San Lorenzo y Caseros. Ambos departamentos originarios coronaban a Rosario separados por el arroyo Pavón al sur y límites políticos en la margen norte de dicho departamento. La división geográfica de los departamentos respondía a hitos geográficos con el río Carcaraña al norte, el arroyo Pavón y al arroyo Del Medio al sur, todos los demás eran límites políticos.
Por lo tanto desde hace exactamente un siglo la división política del territorio santafesino no ha sufrido ningún cambio. Podemos decir que los límites descriptos por arroyos y ríos son barreras naturales lo que los hace difíciles de reubicar por que naturalmente dividen o separan territorios. De los otros, los políticos, como tales pueden y deben estar en constante revisión para mejorar el desempeño de la provincia como conjunto. Nos limitaremos a revisar esos límites ya que consideramos el solo hecho de que la división haya sido hecha hace cien años invita a hacerlo.
Volviendo a Navarro Floria: ¿Debemos considerar esa estructura política como dada o podemos intentar una nueva mirada? ¿Debemos considerar nuestros territorios como una “invención no-real” de las “elites políticas” para proporcionarnos una “conciencia territorial” y política del sur de Santa Fe; inventando el territorio “con tal eficiencia y naturalizada su imagen de tal modo, que parecería que siempre hubiera estado allí”? Y ahora la pregunta fundamental de estas cuestiones propuestas por el historiador. ¿La construcción del espacio social que comprende nuestro territorio responde a esa división política clausurada hace ya un siglo o es pasible de revisión?
La segunda fase de la construcción del sur santafesino a partir de la “conciencia territorial” responde a adecuar el territorio político al territorio real del sur de Santa Fe. Cita el historiador a Silvina Quintero Palacios referente al ejercicio del poder político sobre los nuevos territorios nacionales, "si no se llegaba hasta los límites políticos en el ejercicio de la autoridad, no se era una nación", e implicaba el interés por conocer, dado que "sin el conocimiento geográfico no se podían elaborar planes de avance ni mucho menos completar la cartografía"[iii].
Consideramos que los dos mapas no coinciden, el mapa de la “conciencia territorial” no coincide con el mapa de la “construcción social del espacio”, esta última geografía cambia constantemente y el gobierno (provincial en este caso) para ejercer su autoridad y para no delegarla en feudos, comisionistas o punteros debe relevar un nuevo mapa donde pueda informarse sobre esa construcción de ese espacio contemporáneo.
El vaciamiento del espacio territorial

Los antecedentes inmediatos para poder realizar un análisis actual de nuestro sur santafesino nos llevan a los acontecimientos de fines de la década del ochenta que adquieren su apogeo promediando los años noventa donde el mapa socioeconómico comienza a modificarse tomando la fisonomía que hoy posee.
Si relevamos datos de principios de esa década veremos que la explotación agropecuaria era netamente agro ganadera, teniendo como cultivos de mayor explotación al norte de la Ruta Nac. Nº 8 al maíz, al trigo y al girasol, al sur de dicho límite los cultivos de maíz eran menos frecuentes siendo el girasol y el sorgo cultivos con mayor presencia en esas zonas La ganadería, especialmente la invernada, algunos tambos importantes y también grandes extensiones de campos dedicados a la cría de ganado al sur completaban el panorama agroganadero. Con la irrupción de la soja por ese entonces todo cambió.

Pero antes de hablar de la soja y de cómo repercutió en la zona debemos hacer mención a cómo afectó y modificó la política neoliberal nuestros territorios. Pasadas la hiperinflaciones de fines de la década del 80 y del principio del 90 y establecida la paridad Uno a Uno la economía de la región se fue apagando de a poco. La recesión que significaba al campo un dólar barato y los costos para la implantación y cosecha de los cereales cada vez mas elevados, tuvieron como consecuencia el cierre de establecimientos rurales y el endeudamiento de los chacareros hasta que promediando la década del noventa hace su pico cuando cierra el Banco de Intercambio Regional, el Banco de los Arroyos, el Asiso, asimilados por el primero, el Comercial Israelita, y tantos otros con sede en la provincia de Buenos Aires con influencia en la zona.
Con la crisis mejicana y sus repercusiones, los bancos secan las plazas locales (restringen los descubiertos a prácticamente nada) y hacen caer la actividad de la región. Muchos comerciantes se funden, las casas de remates ferias son cosa del pasado. Los frigoríficos de la zona cierran, se achican o pasan a manos de inescrupulosos que sistemáticamente se presentan en convocatorias de acreedores, perjudicando a muchísimos invernadotes de ganado.
Por entonces el vaciamiento de la economía se había apoderado de la región. La soja había desplazado a la ganadería, muchos tambos se habían cerrado o achicado y la industria metal mecánica y agroindustrial prácticamente había desaparecido. Locales de depósitos y galpones de fábricas eran ocupados por bailantas. Muchos chacareros chicos los que alguna vez habían sido motor de la región se ven forzados a vender a otros más poderosos. La escala de la chacra había sufrido variación en su valor comparativo. Un campito heredado de sesenta o cien hectáreas ya no era suficiente como para mantener a una familia solo del campo. Muchos deciden vender, se van a vivir a la ciudad. Aparecen nuevos actores
Los semilleros empiezan a incorporar tecnología. Las maquinarias agrícolas de origen nacional son reemplazadas por otras importadas, nacen las empresas de maquinarias. Las rutas son privatizadas, tanto las nacionales como las provinciales, la salida a puerto es controlada, los ferrocarriles corren igual suerte. Los viejos acopiadores de cereal, tanto privados como cooperativos se funden, dejando un tendal de colonos damnificados. La concentración de los granos la hacen solo unas pocas multinacionales. Aparecen firmas conocidas comprando campos o arrendando a valores que para los que tienen hoy son irrisorios. La esperanza de una alternativa de gobierno de manos de La Alianza se clausura hacia fines del 2001. Este escenario se clausura con el telón final del “corralito” y la imposibilidad de hacerse de fondos para implantar o recolectar las cosechas.
Tal recesión en nuestra pampa santafesina se presentaba ante nuestros como eterno. Los pueblos se deshabitaban mientras las ciudades recibían inmigraciones a las que no podían asistir con trabajo digno ni infraestructura. Las escuelas fueron el refugio de muchos niños que tenían como única comida la que allí les proporcionaba. Muchos comprovincianos tenían el remate de su vivienda sobre la cabeza. Las comunas pequeñas rotaban los empleos y los planes de asistencia por no poder llegar a cubrir con las demandas. Una situación deplorable para una región tan rica como la nuestra.
La toma de las ganancias
Vaciada la economía, fundidos los bancos nuestro territorio sufrió otros contratiempos no económicos esta vez. La cultura de los pueblos cambió, las ciudades, acostumbradas a dar una oferta cultural y de esparcimiento a los pueblos más chicos también cambió. Mucha gente emigra al exterior o hacia otras zonas de nuestro país. Habría de venir el cambio. La toma de ganancias.
Todo el cambio negativo y el desgaste operado sobre el sur santafesino desde 1995 con la caída del BID como hito hasta el 2002 muta de la noche a la mañana cuando se produce la devaluación. En dos meses, con parte de la cosecha aún sin vender, los frutos pecuarios de los colonos habían cuadruplicado su valor, pero eso no era lo único que había cambiado. Con una producción revalorizada, muchos de los chacareros por entonces recién se daban cuenta del retroceso que habían sufrido durante la recesión. El modelo industrialista exportador actual entraba en escena.
Ahora los actores eran otros, las familias habían dejado de ser las soberanas, las empresas las habían reemplazado. Las semillas tenían una tecnología privada y no se podían guardar de un año para otro, los agroquímicos con los que tenían que matar las malezas para obtener rindes acordes con las nuevas reglas de la economía eran también privados. Las cosechas se hacían con maquinarias demasiado costosas, un día de más en el campo para el cereal podía significar pérdidas en los rindes. El transporte, las rutas, los ferrocarriles y los acopiadores eran todo un holding que acotaba la posibilidad de especular con la venta del cereal. El chacarero se había quedado solo como la propietario de la tierra, del impuesto inmobiliario y de los alambrados. Como si se tratara de un galpón para la cría de pollos.
Y los jugadores fuertes que habían comprado durante la década del 90 las grandes estancias de la zona como las de Rúnciman, Christophersen, Rufino, María Teresa vieron incrementado su capital en 5 y 10 veces su valor en dólares. Los semilleros son los reyes de las exposiciones agroindustriales a campo. La propiedad privada había cambiado de manos definitivamente. Era la hora de tomar las ganancias.
Las cooperativas, las mutuales, las organizaciones sociales como las asociaciones españolas o italianas, motores culturales y económicos de la zona, pero por sobre todo unificadores del tejido social del sur de la provincia, ya no existían, y si lo hacían con muchísimas dificultades sobre todo económicas, no llegaban a cumplir con su objeto social por las que habían sido creadas.
Todos los pueblos de nuestro sur habían creado este tipo de instituciones para fortalecer el tejido social. Al entrar en crisis lo hace también el cuerpo social que las sustentaba. Esto provocó fragmentación y emigración de muchas de las localidades, especialmente los jóvenes partían a otros rumbos en busca de un futuro más promisorio.
En el orden laboral, mas allá de poseer una representación zonal de la secretaría de trabajo, se dejó a la deriva a miles de personas con capacidad de incorporarse a la fuerza laboral sin formación para ocupar trabajos dignos que cuando la demanda se incrementó no tenían la capacidad necesaria para poder atenderla, en especial en el trabajo técnico.
El Dr. Gustavo Aruguete [iv]en su trabajo “Redes sociales, una propuesta organizacional alternativa” sostiene que: “los escenarios que habitamos son los de una sociedad con un sistema democrático restringido. La base estructural de esta restricción es su fragmentación en grupos aislados del conjunto social, inevitablemente en pugna entre sí, y que se alternan en su condición de victimas y victimarios.”
“Advertimos la existencia de una sociedad fragmentada en “minorías aisladas”, discriminada en grupos humanos en los que se producen, al decir de Robert Castel[v], procesos de desafiliación, en que sufren pasivamente la pérdida de su pertenencia social.” Así quedamos y es vital hacer algo al respecto.
La reconstrucción social del espacio

Recurriendo una vez más a Navarro Floria y cuestionada la concepción del sur santafesino como espacio político consolidado, debemos analizar las posibilidades de la reconstrucción del otro espacio, el social y que alternativa tiene éste ante el avance de la empresa privada.
¿Qué lugar ocuparon los gobiernos provinciales durante esos años? ¿Dónde estaban mientras se inundaba La Picasa, o se transnacionalizaban las mayores extensiones de campos de la zona? ¿Qué auxilio aportó a las industrias en crisis en especial a las cárnicas y a las metal-mecánicas? ¿Qué presencia efectiva tuvo el ejecutivo provincial en la zona?
Al vaciamiento del sur santafecino fue rubricado con la deserción los sucesivos gobiernos provinciales y en muchos casos también con la de los locales de la cosa pública. La ausencia de políticas para el sur fueron notables, no solo la educación y la salud fueron en franco retroceso, esto ocurre en toda la provincia, sino que la seguridad se ha visto seriamente relajada, avalada por una justicia ineficaz cuando no complaciente. La abdicación de “la política” zonal a favor de la empresa privada no es casual, estuvo pergeñada en un plan de apropiación y de cooptamiento de nuestros territorios por parte del poder. Tal vez un proceso global al que tenemos que atender desde lo local.
Como dato ilustrativo vemos cómo los espacios públicos son ocupados sin escrúpulos por el avance de lo privado y sin restricciones ni controles por parte del estado. Se siembran las banquinas y los terrenos del ferrocarril, se invaden las veredas con mesas de los cafés, los espacios comunitarios se privatizan y los eventos sociales se llevan a cabo en lugares privados como Shoppings, salones cerrados, o predios restringidos al acceso popular. La política y la res-publica, la cosa publica, pierde lugar frente a lo privado.
Creemos que es necesaria una urgente revisión del centenario mapa político de nuestro sur y es por eso que proponemos la construcción de una Región Sur Sur, a fin de asistir a estas tierras con políticas activas desde dentro mismo del problema y no desde lugares remotos como la capital provincial o Rosario.
El afianzamiento de una avanzada informacional del gobierno provincial con ventanillas locales en los pueblos y municipios para atender y resolver problemas del público, no tiene solo la misión de facilitar los trámites sino que va mas allá al tratar de involucrar a ese público en las cuestiones de las políticas publicas, especialmente las que atañen a su propio territorio, como la salud, la educación y la seguridad.
El estado moderno no puede quedarse anclado en la ciudad de Santa Fe y dictar sus políticas desde allí, debe salir a sus territorios a relevar los problemas y vehiculizar las soluciones que los ciudadanos santafesinos les acerquen, o a caso no lo hacen empresas privadas como bancos, grandes comercios, o las industrias.
Para poder hacerlo el estado provincial debe recomponer la concepción social del territorio en el sentido de trazar el nuevo espacio social del que habla Navarro Florio y para ello se deben crear políticas públicas que propendan a integración de lo social con su territorial, en definitiva re descubrir el sur santafesino luego del abandono.
Para hacerlo debe primero reconstruir un mapa geográfico social donde estén incluidos todos los datos reales de nuestro espacio actual, donde estén representados las ciudades pero también los pueblos; las empresas y las personas; los espacios públicos y los espacios privatizados; la educación estatal y la privada; el culto oficial y las iglesias evangélicas, toda una nueva geografía político, económica, religioso, cultural, en definitiva social que refleje a los santafecinos del sur de una forma mas real.
Un sur santafesino integrado socialmente
Lo malo de todo esto son, como dice Robert Castel en la cita del Dr. Aguarte, los “procesos de desafiliación, en que sufren pasivamente una pérdida de su pertenencia social” los pueblos del interior de la provincia y en particular los de nuestros sur.
¿Cómo lograr una nueva pertenencia y afiliación al territorio y a la gente que ocupa esos pueblos? ¿Cómo lograr la retención del los habitantes dentro de los mismos? ¿Cómo, en definitiva recuperar la integración y la inclusión social que nuestros pueblos del interior de la provincia alguna vez tuvieron?
Todos los manuales del estado moderno ven en las redes sociales y en particular en las Tecnologías de Comunicación y de Información las TIC como dice Manuel Castells[vi] en su obra ya clásica “La era de la Información”, una forma posible de realización de esa integración social. También lo aconsejaba desde otra óptica política el pedagogo brasileño Paulo Freire[vii]. Dice el portal de comunicación Infoamérica[viii] que Freire se “identifica y anima los movimientos de la comunicación para el desarrollo el empleo de medios como la radio en zonas de difícil escolarización, etc. Para él, los medios son un instrumento cultural de primera magnitud para romper el retardo de amplias capas sociales, para devolver la palabra al que no la posee, que es la negación del derecho de expresión y el origen de la cultura del silencio. La existencia del ser humano sólo se da en el diálogo, en la comunicación”. En este sentido Freire es una adelantado a todos los teóricos de las redes sociales y como el citado Manuel Castells propugna que la integración en la comunicación y la información traerán aparejada la cohesión social.
Podríamos citar otros autores como el filósofo Jürgen Habermas, con su “Teoría de la acción comunicativa”, o Niklas Luhmann con sus “Sistemas sociales”, otros más novedosos como el economista Juan Urrutia Elejalde, o David De Ugarte españoles los dos, o nuestro argentino Alejandro Piscitelli. Todos ellos se ocupan de la integración social a partir de la comunicación y de la información

Hacia una teoría de red para palear las dificultades de integración social
En una apretada síntesis tomamos el concepto de red desde tres vertientes:
La de los científicos con su afán de englobar toda la naturaleza en una única teoría, no lineal y no cartesiana. Relativista e incierta. La de los sociólogos, cyber punk y economistas que tomando la experiencia de Internet desplazaban sus conocimientos prácticos a lo social, a la política o a la economía, haciendo aportes de invalorable riqueza que describen, a partir postulados base, atentados terroristas, comportamientos en el juego, tendencias de los mercados y otras más. Por último, la vertiente que proviene de la cibernética, donde la tecnología es su principal aporte. O sea, la red vehiculizada por las tecnologías de información y comunicación TIC. Allí citamos autores que están preocupados en hacer más operativo el estado o por saber, por ejemplo, cómo el hipertexto puede llevarse a la escuela y formar parte de la educación.
Todas estas visiones conducen a un mismo foco, son aportes de diferentes puntos de vista con un tema en común: La red.
La red es una organización horizontal, evolutiva, no jerárquica en su conjunto, en donde cada participante juega como el todo y el todo como otro participante más y así hasta el infinito. Éstas pueden ser de la más diversa índole y a la vez pueden correr en capas, ocupando el mismo espacio. En ellas no opera un comportamiento lineal sino que están en permanente movimiento y fluctuación. Al conjunto se lo puede tomar como estable. La concepción de los problemas sociales de pequeña escala pueden ser seguidos en su evolución hasta que adquieren magnitud significativa, desde una lógica micro, se pueden explicar los comportamientos macro.[ix]
Las contribuciones a la red la hace el público y también la red en su conjunto, ya que toda ella influye en cada participante y cada participante influye sobre toda la red. Como corolario se desprende que la forma de la red influye en el comportamiento del conjunto. Por lo tanto, cada participante tiende nuevos vínculos y cierra otros de acuerdo con sus conveniencias, necesidades y estrategia dentro de la red. Los participantes forman grupos. Para que exista un grupo, llamado cluster, los vínculos entre los participantes deben ser fuertes; cada uno debe conocer y tenerle confianza a los otros participantes del cluster. Tal vez esta sea la condición más difícil de proponer en el esquema de redes.
Existen también los vínculos débiles por los que la información no se transmite, no son transitivos pero tienen gran influencia en los cambios de la red. Cambios aparentemente inofensivos pueden traer alteraciones inesperados a toda la red Las redes sociales son redes de escala libre[x] donde unos pocos nodos, personas, concentran la mayoría de los vínculos, pero donde también una población muy importante de nodos está muy poco conectada y así se completa el esquema de red con una despareja distribución de los vínculos.
Esta característica de las redes sociales, aparentemente poco democrática, tiene sus bemoles pero es la forma natural de cómo actuamos y de cómo actúa la naturaleza. Cuando describíamos en el apartado “La reconstrucción social del espacio” la deserción del estado del sur provincial y la necesidad de reconstruir un nuevo mapa geográfico donde se releven los datos sociales y a partir de éstos poder reconstruir el espacio nuevo social, hacíamos referencia justamente a que era preciso un minucioso análisis del comportamiento de los pueblos, léase estructura de funcionamiento de la red social. Es por eso que volvemos sobre este tema al analizar redes sociales, debemos descubrir su topología, especialmente las zonas de la red que permanecen ocultas.
El efecto de “pequeño mundo” se construye a partir de que al circular la información a través de los nodos más vinculados esta toma una gran dinámica que da una sensación de cercanía, de que el “mundo es un pañuelo”, son los atajos sociales que conforman los grupos[xi]. Por eso al analizar el flujo de personas, mercancías, comercio dentro de nuestra región vemos que almunias ciudades concentran la mayoría de los viajes de los comisionistas, o el mayor tránsito de personas, o camiones de cereales. Los análisis de planeamiento estratégico que se han venido haciendo en la zona como el paradigmático “Venado Tuerto SA”, hecho allá por los años 90tas, ponen las tintas sobre el planeamiento comercial y han dejado de lado lo social. Los ejemplos más cercanos son la instalación de edificios de gran altura sobre terrenos céntricos y los `problemas con los vecinos.
Las redes están en permanente evolución. Permanentemente se agregan nuevos nodos y son cercenando a otros. Al incorporar nuevos nodos estos optan por unirse a los nodos más vinculados estableciendo las siguientes prioridades: la cantidad de vínculos, la aptitud o dinámica del mismo y por último su antigüedad en la red.[xii] Cuando se analiza la topología de las redes de los pueblos más pequeños se ve que estas características adquieren una ascendencia meridiana. Conocer la topología y el funcionamiento informacional de la red social de cada localidad y de la región como conjunto es un dato invalorable para poder analizar la forma en que las políticas publicas, los planeamientos estratégicos y en definitiva, la integración social, sea posible
No hay una teoría de redes totalmente escrita y desarrollada en un corpus sino que todos son aportes de diverso origen, lo que trae no pocas discusiones. Algunas de las características marco que sacamos en conclusión sobre los elementos constitutivos y los requisitos con que deben cumplir las redes sociales son:
- Que para que haya red, una vez establecido el reconocimiento y la confianza entre sus miembros, se deberán establecer vínculos estables y por ellos deberá circular información de forma recíproca.
- Que cuanto más dinámica y tramada sea la red, el abrir y cerrar vínculos, la circulación de información, la colaboración y la especialización harán más estable al conjunto.
Estas son algunas de las características que aportamos sobre los elementos constitutivos y las características que deben cumplir las redes sociales. Dejamos abiertos los puntos antes expuestos para que se le agreguen o corrijan conceptos.
Las Políticas de Estado como efectoras de cohesión social

Hemos hablado de los proceso de fragmentación y desfiliación social que trajeron como consecuencia la desintegración de los tejidos constitutivos del aparato social de la región y el poco grado de pertenencia con que nuestros comprovincianos del Sur Sur santafesino nos integramos entre nosotros y con nuestro territorio.
Discutimos que la deserción del estado y de los gobiernos provinciales en la región han permitido operar un cambio radical en la forma de constituir sociedad y en el avance de la empresa privada sobre los espacios públicos y comunitarios.
Analizamos que era necesario trazar un nuevo mapa social del espacio geográfico de nuestra región que debía resultar del estudio de la topología de la red social y que de su dinámica se podían obtener datos para establecer políticas que propendan a la integración social y política de nuestro sur.
Por eso creemos que establecidas las condiciones de análisis y obtenidos los resultados, tendremos los elementos básicos para establecer políticas de comunicación y de información comunitaria de la mano de las nuevas tecnologías, y mediante ellas poder implementar las políticas diseñadas.
Es hora que lo social recupere el espacio perdido a manos de la empresa y que se yergue en pié de igualdad con ésta para que las miserias individuales sean puestas de lado en función de una organización social donde las individualidades estén presentes pero que también los colectivos convivan con ellas en un equilibrio dinámico que se mantenga en el tiempo, formando así un equilibrio de Nash[xiii]
[i][i] UN PAÍS SIN INDIOS. LA IMAGEN DE LA PAMPA Y LA PATAGONIA EN LA GEOGRAFÍA DEL NACIENTE ESTADO ARGENTINO. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] Nº 51, 1 de noviembre de 1999.
[ii] Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe, Tomo 1, Editar, 1967
[iii] QUINTERO PALACIOS, Silvina L. Geografía y educación pública en los orígenes del Territorio y la Nación (Argentina, 1863-1890). Buenos Aires: Tesis de Licenciatura en Geografía, Universidad de Buenos Aires, 1992, p. 313
[iv] Médico, Psicoanalista, Psicodramatista. Analista Organizacional. Especialista en Terapias y Abordajes Grupales e Institucionales. Con Orientación a Organizaciones Sociales) y Redes Sociales.
[v] Sociólogo francés formado en la escuela de Pierre Bourdieu y de Michel Foucault.
[vi] _Castells, Manuel - La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Volumen 1, La sociedad red. Siglo XXI, Argentina Mexico, 1996, 2005
[vii] _Freire, Paulo - Pedagogía del oprimido, Siglo XXI, 1970
[viii] www.infoamérica.org
[ix] _Granovetter, Mark "The Strength of Weak Ties." (“La fuerza de los vínculos débiles”), 1973.
[x] _Barabási, Albert-László - Linked: The New Science of Networks. Perseus, 2002
[xi] _Watts, Duncan J.- Six degrees, The sience of a connected age
[xii] Barabási, Albert-László - Linked: The New Science of Networks. Perseus, 2002
[xiii] Teoría del equilibrio desarrollada por John Forbes Nash a fines de la década del cincuenta.

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