José Hernández padre de nuestras letras es uno de los primeros cronistas de la frontera, ese territorio oscuro de nuestro país en su etapa de unificación. La frontera es la línea difusa que marca inclusiones y exclusiones, adentros y afueras, padentranos y pejueranos, ciudadanos y marginales, civilización y barbarie. Aquellos excluidos de la civilización eran los que habitaban más allá de esos territorios. Indios, negros, viajeros, algunos inmigrantes, gauchos y partidas militares eran los transeúntes de una tierra de nadie dominada por lo que Domingo Sarmiento, siguiendo la tradición europea, llama “barbarie”. Allí también iban a parar las lacras de la ciudad: los excluidos, los prófugos y los marginales. Optaban por cruzar esa línea, a veces escapando, otras para hacer más soportable una vida miserable y así se internaban en el “desierto”.
Dice Marisa Moyano en su trabajo “Escritura, frontera y territorialización en la construcción de la nación”: “Configurar el cuerpo de la patria, su historia y sus trazos definitorios para hacer del espacio un territorio, y de éste una Nación, implicará incursionar en la frontera con la “barbarie”: la zona que une y separa a la vez el mundo conocido del desconocido, lo perfilado de lo amorfo, el “yo” del “otro”, la identidad de la diferencia; la zona donde se tocan y trafican las dimensiones del presente y del pasado, de un espacio sin marca, de una naturaleza sin saber, de un territorio sin propiedad, de monstruosas otredades sin asimilar que los habitan y transitan.
Afirma que el proceso discursivo era una “operación ideológica de invención social del espacio y las fronteras, como mecanismo previo al plan político de apropiación material del espacio en el proceso de conformación del territorio de un Estado Nacional”. Dice que la avanzada discursiva ”prepara el proceso de apropiación efectiva del espacio y de configuración del mapa político real del Estado.]…[Ese procedimiento territorializador, en el proceso de inventar un espacio nacional, define sus límites y explora sus fronteras para exorcizar la barbarie y apropiarse discursivamente de ese cuerpo. Una estrategia eficaz que configuró y legitimó ese procedimiento fue la utilización de lo que Navarro Floria denomina metáfora del desierto, como un doble movimiento discursivo que consistía primero en operar conceptualmente un “vaciamiento del desierto” – a partir de las textualizaciones que lo configuraron como imagen de la negatividad y de la nada absoluta, de espacio sin límite ni propiedad, pura “naturaleza bárbara”- para procesarlo después, en un segundo movimiento, como espacio potencialmente productivo para la mano de hombres civilizados. Con ello se produce la apropiación discursiva del espacio que precede a la apropiación política posterior.”
Refiere Moyano que la “metáfora del desierto” como estrategia territorializadora “se articuló sobre la idea de vacío: de nada, de pura negatividad, de espacio de tránsito y de tierra de nadie, espacio en blanco que el cuerpo de la patria no puede precisar como línea de continuidad civilizada.”[…]”La nada y el vacío, lo inmodificable, son las formas que ese espacio asume en el marco heredado del saber europeo configurado en las textualidades del recorrido, la descripción y el viaje en procura de marcar y nominar para acumular conocimiento que articule de algún modo una apropiación territorial sobre esos espacios.” (en definitiva como relato lineal).
El desierto no estaba vacío: lo habitaban gauchos, indios, cautivas, nómades, esclavos indios y españoles, comerciantes y viajeros. Cita a Sorondo Ovando quien dice que el desierto también puede entenderse como un lugar por donde no circulan los mensajes, como un lugar vacío de mensajes, interpretación ésta en concordancia con el concepto de “sociedad de la información”. Un espacio incomunicado. No es el caso de la pampa del siglo XIX ya que por el transcurrían y habitaban sociedades dispares sí, pero civilizaciones al fin, que en definitiva sí establecían vínculos con el “mundo civilizado”.
En estructuras de redes permanentemente nos chocamos con el concepto de frontera ligado al de identidad y al de fraternidad. Juan Urrutia define a la fraternidad como el espacio donde se da el conocimiento y la confianza. De alguna manera dentro de ese cluster fraternal originario la información que circula se plantea como membrana o piel digital con tres operaciones diferenciables: la perceptiva o sensible a lo de afuera, la mediática que intercambia con el medio y la de frontera que actúa como interfase. Asta aquí llega, hasta aquí es. Más allá no se.Hay una relación entre piel digital, piel social y opinión pública. Los discursos afirman o destruyen y el lenguaje con la capacidad de nombrar es el que demarca la frontera. El silencio como sostiene Noelle Neuman integra, incluye. Si no quiero ser excluido como el personaje de Martín Fierro de Hernandez por marginal o el del Quijote por alienado debo o permanecer en silencio, negando crítica y opinión personal (esto no siempre ocurre). El discurso dominante de la opinión pública es el que en definitiva se transmitirá y se convertirá en información.
Dice Marisa Moyano en su trabajo “Escritura, frontera y territorialización en la construcción de la nación”: “Configurar el cuerpo de la patria, su historia y sus trazos definitorios para hacer del espacio un territorio, y de éste una Nación, implicará incursionar en la frontera con la “barbarie”: la zona que une y separa a la vez el mundo conocido del desconocido, lo perfilado de lo amorfo, el “yo” del “otro”, la identidad de la diferencia; la zona donde se tocan y trafican las dimensiones del presente y del pasado, de un espacio sin marca, de una naturaleza sin saber, de un territorio sin propiedad, de monstruosas otredades sin asimilar que los habitan y transitan.
Afirma que el proceso discursivo era una “operación ideológica de invención social del espacio y las fronteras, como mecanismo previo al plan político de apropiación material del espacio en el proceso de conformación del territorio de un Estado Nacional”. Dice que la avanzada discursiva ”prepara el proceso de apropiación efectiva del espacio y de configuración del mapa político real del Estado.]…[Ese procedimiento territorializador, en el proceso de inventar un espacio nacional, define sus límites y explora sus fronteras para exorcizar la barbarie y apropiarse discursivamente de ese cuerpo. Una estrategia eficaz que configuró y legitimó ese procedimiento fue la utilización de lo que Navarro Floria denomina metáfora del desierto, como un doble movimiento discursivo que consistía primero en operar conceptualmente un “vaciamiento del desierto” – a partir de las textualizaciones que lo configuraron como imagen de la negatividad y de la nada absoluta, de espacio sin límite ni propiedad, pura “naturaleza bárbara”- para procesarlo después, en un segundo movimiento, como espacio potencialmente productivo para la mano de hombres civilizados. Con ello se produce la apropiación discursiva del espacio que precede a la apropiación política posterior.”
Refiere Moyano que la “metáfora del desierto” como estrategia territorializadora “se articuló sobre la idea de vacío: de nada, de pura negatividad, de espacio de tránsito y de tierra de nadie, espacio en blanco que el cuerpo de la patria no puede precisar como línea de continuidad civilizada.”[…]”La nada y el vacío, lo inmodificable, son las formas que ese espacio asume en el marco heredado del saber europeo configurado en las textualidades del recorrido, la descripción y el viaje en procura de marcar y nominar para acumular conocimiento que articule de algún modo una apropiación territorial sobre esos espacios.” (en definitiva como relato lineal).
El desierto no estaba vacío: lo habitaban gauchos, indios, cautivas, nómades, esclavos indios y españoles, comerciantes y viajeros. Cita a Sorondo Ovando quien dice que el desierto también puede entenderse como un lugar por donde no circulan los mensajes, como un lugar vacío de mensajes, interpretación ésta en concordancia con el concepto de “sociedad de la información”. Un espacio incomunicado. No es el caso de la pampa del siglo XIX ya que por el transcurrían y habitaban sociedades dispares sí, pero civilizaciones al fin, que en definitiva sí establecían vínculos con el “mundo civilizado”.
En estructuras de redes permanentemente nos chocamos con el concepto de frontera ligado al de identidad y al de fraternidad. Juan Urrutia define a la fraternidad como el espacio donde se da el conocimiento y la confianza. De alguna manera dentro de ese cluster fraternal originario la información que circula se plantea como membrana o piel digital con tres operaciones diferenciables: la perceptiva o sensible a lo de afuera, la mediática que intercambia con el medio y la de frontera que actúa como interfase. Asta aquí llega, hasta aquí es. Más allá no se.Hay una relación entre piel digital, piel social y opinión pública. Los discursos afirman o destruyen y el lenguaje con la capacidad de nombrar es el que demarca la frontera. El silencio como sostiene Noelle Neuman integra, incluye. Si no quiero ser excluido como el personaje de Martín Fierro de Hernandez por marginal o el del Quijote por alienado debo o permanecer en silencio, negando crítica y opinión personal (esto no siempre ocurre). El discurso dominante de la opinión pública es el que en definitiva se transmitirá y se convertirá en información.
3 nos acompañaron:
Estimado Charlie:
Sigo siempre tu blog, aunque casi siempre desde el trabajo donde "pispeo" las notas interesantes
En el verano, veré si me disciplino y me pongo a leer tu libro.
Vivo en un negocio de venta de compus, pero soy historiador y por la noche doy clases en un eempa en Ibarlucea a 12 km de Rosario.
Felicitaciones y espero aprender mucho de tu libro. Es un tema del que no sé nada y necesito saber, ya que estoy empezando a trabajar sobre "historia ambiental e historia del Agua" y la teoría del caos, sistemas, etc (algunos de los tópicos que vi mencionados) son muy importantes y sé poco y nada...
gracias!
Pablo Suárez
Ah!
estuve 6 clases leyendo con mis alumnos de eempa el Martin fierro. Una muy buena experiencia que se vio reflejada en unos buenos exámenes. (después pasamos la pelicula de dibujos)
Muchos no lo conocían o no conocían sus frases más celebres "cada lechon en su teta" "al que nace barrigón" etc...
el nivel cultural de los pobres argentinos ha decaido muuucho (bah, el de toda la sociedad)
ante el MF lo conocían todos...
Gracias por pasar Pablo
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