Dominus Providebit

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El aire del bicentenario me retrotrae a los del primer milenio donde los romanos escribían consignas  como el motto que corona este post, el escudo de armas de la familia Boyle y ahora de mi blog.

Pero lejos de querer chapear con los rastros de sangre, o de querer justificar la espada y la cruz dentro del escudo, (sobre el corazón y del roble no hablaré, los lectores de este blog saben a lo que me refiero), por el contrario los rechazo y trabajaré sobre eso. En particular me quiero referir al motto: “Dominus providebit” (Dios proveerá) que como todo motto o refranero, o frase hecha se retrotrae hacia mucho antes que los romanos, los celtas irlandeses, los cristianos, etc.; pero como toda consigna (en este caso cristiana) tiene su fundamento en algún hecho real que da sustento al mito- motto – consigna.

Todos nos referimos a la Divina providencia como el “término teológico que indica la soberanía, la supervisión, la intervención o el conjunto de acciones activas de Dios en el socorro de los hombres.” Una especie de 0-800-DIOS, al que podemos llamar para pedir auxilio sin costo alguno. Sin embargo al pensar en la providencia divina en general especulamos que la provisión de Dios, en concordancia con lo que se demande, no se va a hacer efectiva ya que en términos humanos lo que le pedimos a Dios (como último recurso) es de difícil satisfacción, incluso eso influye para que sea lo que nos anime a peticionarle a Dios por nuestra necesidad terrena. La distancia entre el cumplimento de Dios en la satisfacción de la demanda y lo que ocurre realmente se pone en términos de la Fe, incluso, la interpretación de lo recibido también se lee desde esa Fe en dios.

Esta lógica económica individualista y smithsioniana  se basa en aquella cita bíblica del evangelista San Juan Capítulo 14 vs 11-14 :

11. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.

12. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.

13. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

14. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

Si se toma el último (14) versículo aisladamente veremos que se puede extraer una versión egoísta del mismo. Llamen al 0-800 y voilà. Peticiono cualquier cosa, incluso cualquier locura total “Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré” . Una especie de jaque individualista a Dios.

Sin embargo esta lógica moderna se puede transmutar en lógica postmoderna y estaríamos mas en sintonía con el evangelio. Supongamos que Dios atiende no solo nuestra súplicas sino las de todos mis hermanos por igual, por lo que ya no necesitaría discar más el 0-800 ya que estaría abastecido por TODO lo que Dios me quiere proveer, entonces mi concentración en esta caso no sería en – A ver… qué le pido a Dios- sino en cómo me concentro en mi propio trabajo y lo  optimizo de  tal forma que Dios me provea de lo que necesito. propongo cambiar la óptica desde una petición proactiva egoista-individualista a otra colectiva pasiva e individualizada. Que sea Dios el que me individualice y me asista. Desde ese punto se entiende un poco mas aquello de “entregarse a las manos de Dios”, y tal vez se comprenda mejor a la divina providencia, no como un surtidor sino como un distribuidor de recursos.

Wilfredo Pareto logró la fama con su óptimo de Pareto que: es aquella situación en la cual se cumple que no es posible beneficiar a más elementos de un sistema sin perjudicar a otros. Esto establece un límite que responde a una tipo de distribución típica, en donde el 20% de las causas totales hace que sean originados el 80% de los efectos.

La distribución de Pareto es una distribución del tipo PZM Pareto-Zipf-Mandelbrot por lo que se relaciona con las Power Laws, las leyes de escala también llamadas las leyes alométricas.

Entonces sería absurdo que YO, (mi ego), pretenda ser el causante del 100% de las causas que describen mi situación o que le obliguemos responder a Dios por lo que nos falta a nuestro Ego. Si veo a la Divina Providencia como un Pareto de lo único que me tengo que ocupar es del 20% que me ocupa, y optimizar mi 20% porque de ese sí soy yo el responsable, del resto, relájense y gocen, que Dios proveerá a partir de lo que yo proveo.

Este razonamiento sigue siendo demasiado abstracto para que se pueda entender fácilmente, incluso su abstracción induce a simplificarlo y a caer en posiciones egoístas. Para que esto no ocurra es preciso acotar el dominio paretiano a un dominio finito y dado. Pareto no habla de Dios sino de recinto acotados por disponibilidades finitas (a distribuir), esas disponibilidades se constituyen en el objeto que reclama Muchel Bauwens aquí. Y a partir de concebirlas como objeto pasan a ser concebidas como algo realizable para todos.

Entonces el asunto ahora es operar sobre el objeto para que el 20% causante no sea siempre el mismo 20%, rote alternativa y ergódicamente dentro de toda la comunidad.

2 nos acompañaron:

Ulschmidt dijo...

Hombre, esta cada vez más luterano!s

Florencio F. Boglione dijo...

Lo suyo es pura herejía!

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