Carlos Alberto Regazzoni extiende su brazo rechoncho con la mano abierta, mira inquisidoramente levantando los ojos y bajando la cabeza comienza a cerrar el puño un dedo a la vez empezando por el meñique. Cuando concluye lo retrae violentamente para sí diciendo:
-Salimos a chorear-
Lamentablemente el bloque donde dice esto no está disponible en los archivos de Tiene la palabra (link http://www.tn.com.ar/, de allí en la pestaña programas, seleccionar programas: Tiene la palabra y luego buscar los tres bloques disponibles de la entrevista, sin desperdicios, curiosamente el cuarto falta)
-¿Marginal o desobediente?- le pregunta una estrevistadora
-Tengo una actitud caótica ante la vida y ante los cuadros y ante las esculturas.-
Carlos Alberto Regazzoni se inscribe en un realismo mágico dentro de las artes plásticas, pero a diferencia de los escritores de la década del `60 su relato es de dentro de la magia, confundiéndose él mismo con su obra. Su arte es popular pero contado desde dentro, es un espectáculo del populismo, es un habitus de lo popular antes de que lo sea. Regazzoni se sumerge en lo popular para sacudirse como un perro mojado entre las elites, luego se repliega.
Sabe que es débil, que no tiene mas que su picardía y su sagacidad para hacerlo, en eso consiste su arte. Nadie lo entiende, es un marginal, también es un desobediente.
Regazzoni le juega al sistema parándose en la frontera, solo “sale a chorear” y luego se repliega, así se hace fuerte. Le duele no pertenecer pero acepta su individualidad que a su vez lo debe marginar entre los suyos, confiesa que sus parientes de “segunda línea” lo mandan a laburar al puerto.
Gracias a la fronteridad Regazzoni nos eteramos que existe el mundo de la chatarra, de la “pizza culera”, espiamos la obsenidad de un mundo que se nos oculta. Es un arte de denuncia y a su vez es un arte de condena, ya que se confiesa solo y solitario.
Nos gusta Regazzoni, nos gusta la actitud de Regazzoni, los que estamos en política querríamos ser Regazzoni, el costo es muy alto, el costo es la marginalidad. Regazzoni logra mantenerse en ese fino hilo de la frontera.
Pero no queríamos hablar de Regazzoni, queríamos hablar de lo popular, de Delía y de los progresistas blancos.
Nos encontramos con una serie de post como éste, este o este otro, cualquiera que trate sobre identidades populares, políticas populares o populistas o nac & pop. Hay una insistencia en esos relatos en pertenecer a esos sectores, una culpa por no hacerlo, por ser, por dividir ellos nosotros la puta oligarquía, los negros de mierda. Una fantasía como que alguna vez hubiesemos estado unidos y pretendamos reunificarnos ante una utópica "identidad nacional".
No somos Venezuela, tenemos al menos un 30% del país formado por europeos imigrados y luego argentinizados. Apelar a una cultura latina originaria resulta tan descabellado como pretender europeizar Argentina.
Lo cierto que "el desierto no estaba vacío: lo habitaban gauchos, indios, cautivas, nómades, esclavos indios y españoles, comerciantes y viajeros" como decíamos en este post. Volver a cometer los mismos errores, esto es ningunear al que existe del otro lado, es retroceder dos siglos.
Regazzoni dice salimos a chorear y nos replegamos como en la lógica del cazador de Denis Merklen. La grandeza es reconocer lo "no local" como extraño, ajeno ( de allí el robo) pero sobre todo como "existente".
No reconocer al otro o, inventarse un otro o el otro que me convenga es simplemente un rasgo autoritario.
Para que sirven los Regazzonis, los Delías, los Chacho Alvarez, los Binner. Sirven de enlace, de vínculo debil de puente entre culturas, políticas, clases sociales. Son en definitiva los articuladores, si son genuinos, entre los propios y los otros, que siempre los hay y siempre existen. De eso se trata la diversidad.
El progresismo blanco le ha aportado mucho a la política argentina, como el peronismo rubio, o el sindicalismo. El no haber sido protagonista no los descalifica, justamente por eso han ocupado el lugar de articuladores, entre marginales y desobedientes anque traidores también, pero han sido útiles.
Mariano T. nos advertía en este post cuando exponíamos esta tesis que "Yo conozco muchos, muchos cazadores de clase media y alta"
En una organización social jerárquica no importa mucho la clase de pertenencia, lo que importa es que cuando se sale de lo local se "sale a chorear". Esta lógica implícita que propone Matiano T es digna de un análisis mas profundo y la dejaremos para otro post. Por lo pronto nos quedamos con que todos "salimos a chorear".
Esto está provocado por la imposibilidad de vasos comunicantes que vinculen un sector con otro, como si estuviésemos inmersos en múltiples dilemas del prisionero tratando de joder a nuestro compañero de la otra celda.
La estrategia para romper con la lógica del cazador, o los múltiples dilemas del prisionero es justamente la colaboración colectiva con el compañero de la otra celda y no el ninguneo, la anulación del otro, la desirtificación de las barbaries.
Tender puentes es nuestra tarea, romper con los verticalismos es construir democracia, lo otro, los que insisten con lo otro, atrasan
--------------Agregado, encontre este video de Regazzoni en youtube, una pinturita
9 nos acompañaron:
Mire qué visión de la política, no se me había ocurrido que podía verse de esa forma.
Muy lindas las imágenes.
Muy bueno Charlie, muchas veces te leo y quiero aportarte alguna idea, pero me quedo corto, lo tuyo es demasiado abarcativo para mi estrechez.
Me dejaste pensando guacho.
Saludos.
No sé si estoy de acuerdo, pero es un gran post. Y una brillante analogía funcionalista.Saludos.
Gran Blog, felicitaciones. Juan Pablo Peralta www.portaldelperiodista.blogspot.com
Caí acá de casualidad, el artículo me pareció sumamente confuso. No conozco la capacidad estética del autor para analizar una obra (cualquiera).Regazzoni en los años 80 cuando aparece, fue un pintor bastante bueno, adscripto a las lineas de la "pintura salvaje"de esos años. Pero aparecía recién,era maduro (de edad), y desesperado de exito.Tenía que empezar una carrera y luchar contra cientos de pintores tan buenos como el. Como vivio bastante tiempo como okupa en el Centro Cultural Recoleta también lo hizo en el Ferrocarril, pese a su aparente bohemía y border-art, supo "conquistar" a coleccionistas de esos años como la señora Amalita presidenta del Fondo Nacional de las Artes. Esto es muy largo pero el que vió su proceso y la actual calidad de sus trabajos se dá cuenta que solo sirve para rellenar puteando al sistema en los programas de Chiche Gelblund o similares. Muchas veces se divirtió viendo fotos de sus figuras el pelado Ramos de Ambito Financiero coleccionista de espantosas figuritas de alambre o de hierro que exponía como si fueran obras de arte.Crean que no da para análisis artísticos. Menos para compararlo con D´elia, no lo imagino con camisas de seda y rolex de oro.
Raúl
Raul no estamos juzgando la obra plástica de Regazzoni, creo que no nos da el cuero, lo traemos por el otro arte, lo que muestra de la cocina como en el videito, de la mortadela ferroviaria, de la vida ferroviaria.
No lo criticamos por bizzarro, al contrario ese es el punto de contacto con delía. Lo impresentable de el. A su vez esa es su riqueza y la muestra impúdicamente a manera de denuncia. A las Anchorena que se escandalizan no nonocen y no quieren conocer. Su arte consiste en hacer un juego de todo eso, a diferencia del planteo resentido de Delía.
Estos personajes son ventanas a un mundo oculto que no debe se mostrado. Solo eso.
Charlie,
posiblemente mi problema swea conocerlo y además pertenecer al mundo de la plástica.No lo veo como persona del arte, quizás si de la cultura ahora que dicen que todo lo. No creo que sea un personaje bizarro, mas bien esz una machiettta.Lo define totalmente la frase de ladrón, por que cuando se "mezcla" usa los mismos símbolos de las clases dominantes pero descolocando con el discurso.Pero ni es popular ni se mezcla con lo popular salvo con el mundo ferroviario cosa que usa.No hace ningún juego, por que para eso es limitado por eso no se paraece a Délia. Y las Anchorena como vos decís (en absatracto o las Amalita), les pagan 200 pesos por comer en su pocilga en platos distintos y dejarse tocar el culo. Como te dije antes solo para el programa de Chiche o programas del multimedio donde hablara su bronca al mercado de la pintura y su castillo en francia.
saludos
Raúl
(no me gusta D´elia pero tiene otra coherencia -sin hacer juicio de valores-)
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