El amigo Augusto de Franco hace tiempo viene jugando con el término Fluzz, palabra que no estaba inventada y hubo que inventarla. ¿Pero qué es Fluzz, y por qué necesita de un nuevo término para definir? Según entiendo Fluzz es todo lo que una red posibilita que fluya por ella, la red como ente. Inmediatamente se preguntarán, para que inventar un término nuevo si existe el verbo fluir. Pues bien aquí empieza lo farragoso del término, porque el flujo es lo que realmente existe mas allá de las posibilidades que una red podría ofrecer para configurar cualquier flujo.
Entrado el siglo XXI vemos cada vez con mas frecuencia se hace necesario distinguir entre lo óntico y lo ontológico en muchos conceptos en que lo óntico y lo ontológico aparecen como mezclados. De hecho mientras escribo esto el Word me corrige la palabra óntico como no perteneciendo al diccionario. Entiendo esta diferencia de términos como la potencia de ser que tiene el ente como tal y lo que realmente es. Uno remite al significante, a sus posibilidades de ser, otro lo que el ente terminó siendo. ¿Pero por qué sucede esto, y por qué lo traigo específicamente para analizar el término Fluzz?
Veamos la revolución que está sucediendo en la política a partir de que un grupo de personas, entre las que se destaca Chantal Mouffe indagan esta diferencia en ese campo. Mouffe hace años viene tratando de diferenciar “la política” de “lo político”, en el mismo registro que yo quiero diferenciar “flujo” de “Fluzz”. Mientras que “La política” es todo lo que nosotros conocemos como tal, la de los partidos políticos, los políticos, los discursos, las ideologías, las prácticas políticas; “Lo político” es todo aquello posible de politizar, pasible de politización. Entonces a “Lo político” muchas veces se lo refiere como un espacio, un territorio en donde es posible la política, la geografía de tolo lo politizable. En este sentido hasta el matrimonio tendría que ver con lo político, dado que es un espacio muchas veces de disputa por intereses encontrados, pero a nadie se le ocurriría “hacer política” dentro de un matrimonio.
Heidegger toma muy serio esto e incluso hace una distinción entre lo que llama óntico y de lo ontológico, distinción difícil de entender. Porque óntico es lo que se refiere a los entes, a las diferentes formas de entes; lo que se refiere al ser, es lo que él va a llamar ontológico.
Entonces la potencia que ofrece el ente, o los significantes que se descubren como demandantes de un espacio propio a partir del ente y que les posibilite el ser. Lo inmediato es que cuando mas basto sea ese territorio de soporte para el significante, mayor serán las posibilidades del significado. Habría una relación entre forma, territorio y posibilidades de ese significante.
Creo que la historia del pensamiento obvió esta diferenciación y este hecho no es fortuito, restringiendo este territorio óntico, automáticamente se restringen las posibilidades del ser. En un pensamiento patriarcal y jerárquico, las únicas posibilidades del ser son las que transitan por los caminos “permitidos” y no por “los posibles”, por lo tanto no había necesidad de hacer esta distinción entre óntico y ontológico dado que muchas veces se confundían como una única cosa dado que no existían posibilidades laterales a las preestablecidas.
Y eso nos lleva a la red. No es que no existiesen las redes antes, siempre las hubo, y por qué aparecen ahora y se nos presentan como algo nuevo. Porque lo que corre su velo es que entrado en crisis el mundo jerarquizado, se descubren nuevas posibilidades alternativas, otros caminos, a partir de la visión de la red.
Tratando de hacerla corta y dejando abierto el debate para una próxima, es necesario volver al concepto de Fluzz. Si hay una relación entre Fluzz y flujo que está habilitada por el verbo fluir, nos deberemos remitir a lo que fluye y lo que fluyen son los líquidos (o los que se comportan como tales, ej la arena, el cereal, los geles, las personas, los pensamientos, la información) y los líquidos se definen como ese estado de la materia que tiene la forma del recipiente que los contiene. Si el líquido se mueve, o sea que fluye, esa forma estará conferida por “los canales” por donde el fluido se hace camino.
En un sistema centralizado los flujos convergerán hacia un punto, el centro, por lo que los únicos caminos posibles son los que conducen al centro o los que el centro permite. Esto nos lleva a un sistema jerarquizado y excluyente. La red distribuida abre un repertorio de múltiples caminos posibles, incluso aquellos no diseñados que el mismo flujo va tomando al andar. La forma constructal.
En una primera instancia los que estudiamos redes sociales hemos estado tentados a cartografiar esa geografía de los caminos posibles del Fluzz, lo que no advertíamos era que el mismo lenguaje de anotar, poner hitos, fotografiar esa topografía de red posible o “real”, restringía las posibilidades del Fluzz, solo nombrar el camino anulaba la potencia de hacerse camino al andar. Solo con “volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar” como reza el poema de Antonio Machado se puede descubrir el camino, el que ya ocurrió, como una consecuencia de haberlo recorrido.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
En las próximas entradas veremos que esto no es tan así, tan libre y tan Free, que el mismo Fluzz opta por algunos caminos y por otros no, que algunos caminos son o están forzados, solo algunos caminos están permitidos. Lo que la red, a través del Fluzz, ha puesto de manifiesto es la diferencia entre lo óntico y lo ontológico de la red. Tal vez es desde allí desde donde tengamos que empezar a pensar el fenómeno social.