Dios mío, concédeme serenidad ,
para aceptar lo que no puedo cambiar;
Valor para cambiar lo que puedo;
Y sabiduría para reconocer la diferencia.
San Francisco de Asís
Esta bellísima oración de San Francisco de Asís es la síntesis filosófica con la que Francisco Varela se enfrentaría a un cáncer hepático terminal en las postrimerías de su vida, como se puede apreciar en el documental Monte Grande.
Francisco es la mitad sensible de esa inefable dupla que formaran con el Dr. Humberto Maturana. Si Humberto aportaba el rigor y la disciplina científica a esa sociedad, Francisco le daría su dimensión humana. Muchos veces se los nombra de a par pese que sus destinos no siempre hayan estado atados. Es cuando esos dos nombres no aparecen formando dúo, cuando más se pone en evidencia la faceta sensible de Francisco Varela, lamentablemente hoy muerto a temprana edad.
Tal vez haya sido el trato cotidiano con esa terrible enfermedad lo que lograra conectarlo con la oración de San Francisco, tal vez por haber sido tocayo del Santo, lo cierto es que además de en su trabajo, en toda la vida del neurobiólogo se puede apreciar el intento por regirse por las reglas de esa oración. Pese a su sencillez ésta define de una forma profunda y acabada al constructivismo radical.
Para Francisco Varela, lo más importante de la oración es su última frase, ya que define de una forma sin par nuestra finitud como humanos, nuestras limitaciones sobre el conocimiento y sobre la realidad, y sobretodo, nuestra casi nula capacidad para poder discernir entre lo que se puede y lo que no.
A ciencia cierta no hay nada fuera, más allá de lo que se pueda conocer como un pacto en común que lo convenga como existente. Si los diagramas tridimensional de Watts nos podían mostrar los distintos niveles en donde podíamos coincidir unos con otros para simplificar la complejidad desde sus niveles mas encumbrados hasta los mas terrenales, a partir del constructivismo podremos emprender el camino inverso que parte de la construcción de lo común nacida desde el pié en su evolución hasta la cima. Esto sin tener que valernos de la fantasía o de la virtualidad de la que todos sabemos echar mano a fin de lograr concertarnos en una unidad común.
- Hay cosas que podemos cambiar, las que están a nuestro alcance, las que están al alcance de los que compartimos algo en común, o las cosas en que todos coincidimos en “tener que” o “poder” cambiarlas juntos.
- Hay otras cosas que por más que queramos, por más que nuestra voluntad se lo proponga, nunca podremos llegar a realizar, como un intento de tapar el sol con mis manos. Pese a ésto nos queda el intento.
- Si apelamos a la soberbia de intentar cambiarlo todo, quedará en evidencia nuestra absoluta ignorancia. Pero si en cambio no intentamos nada, incluso aquello que sí sabemos que podríamos cambiar, esta vez es la desidia y la abulia la que quedará de manifiesto. Al pretender recorrer cualquiera de estas dos opciones lo quedará al descubierto en definitiva, será nuestra incapacidad de poder discernir entre ambas.
La muerte es algo que no se puede cambiar, sabiendo que éste es el caso, que la vida se termina, es el conocimiento el que me permitirá que nos podamos desempeñar en el mundo de una forma u otra. Si por el contrario nos creemos inmortales, lo mas probable es que en un futuro no muy lejano ocupemos ese sector de los cementerios reservado para todos aquellos que se creían inmortales.
Maturana habla sobre la impecabilidad del científico. Como biólogo está obsesionado con que su trabajo sea impecable dado que será en la contundencia de sus métodos en donde sentará las bases para construir un conocimiento científico autosostenible que tenga una vida necesaria hasta tanto venga otro en su reemplazo. Maturana no está preocupado en los resultados de sus investigaciones, sino en que sus métodos de investigación y de elaboración sean absolutamente coherentes y justifiquen los resultados. Es muy distinto conducirse por un camino a tientas sin saber donde se está yendo que proponerse una meta y un día decir “-llegué”, más allá de que se tenga la sensación de que se avanza.
El cosntructivismo es un camino que se construye al caminar y tiene el sentido de quien lo transita, es por eso que cuando las vidas de los biólogos chilenos se separan en los tiempos del golpe militar a Salvador Allende, son los caminos los que se bifurcan, llevándolo a Francisco a entrar en contacto con todo una dimensión política en su intento por mantener la coherencia ideológica de lo que él había podido ser testigo. Esa perspectiva hace que vea la vida desde otros lugares, miradas distintas a la de su Chile natal, lugares que Maturana no transitará al quedar enclaustrado en su laboratorio en la búsqueda de la impecabilidad. Sin embargo esto no imposibilitrá que años mas tarde ambos se vuelvan a reunir para emprender nuevos trabajos juntos, incluso para que pudiesen rehacer el prólogo que hoy se puede encontrar en el ya mítico De máquinas y seres vivos.
En esta oportunidad, es la muerte la que pone a ambos a transitar diferentes sendas, esta vez definitivas, ya que poco tiempo después de estas entrevistas, Francisco Varela moriría en manos de una enfermedad que se empecinaba en enseñarle otro camino, el camino que lo conduciría a ningún lado, al no camino, al final del camino, pero que en la negación o extravío del camino, en definitiva lo encontraría. Los testimonios de Varela dan cuenta de lo difícil de esta empresa, y no se trata de un solipsismo sino, como solicita Onfray, de un intento por “formular las condiciones de posibilidad de un individualismo que no sea egoísmo”. Esto parecería una paradoja, sin embargo no lo es.
Carlos Castaneda también se ocupa de la vida impecable que debía ostentar un hombre de conocimiento, el chamán, que permanentemente debía buscar ese camino de conocimiento acosado por la muerte, a la cual debe tentar y retar a la vez que debía incorporarla como consejera. La brujería en Castaneda consiste en la búsqueda del camino del conocimiento y del método que justifique la senda hacia la muerte, muerte que ante el aprendizaje del brujo es vencida por el conocimiento, cuando éste se evanesce y desaparece de este mundo.
Por lo que Varela reconoce dos lugares bien definidos, aunque no se puedan “tocar con el dedo”, un lugar donde se pueden cambiar las cosas, que siempre es mi lado y otro donde no, que es el otro lado, o del otro lado, en donde no se puede conocer.
Es precisamente en este punto donde el constructivismo es interpelado con mayor vehemencia. Un reduccionismo de esta complejidad establecería una frontera entre un “ellos” y “yo” (“nosotros”). Como dos sujetos que se encuentran en oposición y se sintetizan. No se trata de sujetos ni de objetos, se trata de un universo que se configura y emerge a partir de lo que nosotros (yo) construimos, y no en base a lo que creemos o a ideales. Para concertarnos no es necesario creer en que tal o cual cosa sucederá o se producirá, como un proceso orientado a resultado o a un fin determinado, como una profesión de fe. No, ese camino está allí porque nosotros lo transitamos, si no lo hubiésemos recorrido, el camino no habría estado en ese lugar. No somos ni uno que transita, ni muchos constituidos en muchos unos que transitamos los caminos. Es en el movimiento donde adquirimos la identidad que no es ni individual ni social, sino que es una identidad en relación con el camino, con el entorno, en torno al cual emprendemos un camino.
Recordemos aquella definición del diccionario de la RAE que se refería a entre quienes se daba la Fraternidad, decía: “… entre hermanos o entre los que se tratan como tales”. La identidad de la Fraternidad se adquiere al transitar un camino común. En realidad no habría una sola definición de fraternidad válida entonces, sino tantas como caminos que se recorran fraternalmente. Ya que la Fraternidad no está definida por el “quienes” la componen, incluso ni siquiera por lo que hacen, sino por la forma en que transitan ese camino juntos. Fraternidad es algo que se tiene o que no se tiene, nadie puede proponerse crear una fraternidad ya que ésta emerge sola al transitar los caminos comunes. De la misma forma que nadie puede establecer quién es hermano y quién no, ya que es la forma de transitar el camino común la que le conferirá identidad a la fraternidad.
Hay algo maravillosos sobre los fractales y es, como se vio, que no poseen ningún eje de simetría; sin embargo presenta una autosimilitud que se mantiene a medida que los fractales se subdividen. Esto hace que una figura total, al partirse en infinitas pequeñas partes, muestre características de similitud a la totalidad de las infinitas partes. Este efecto multipicador de la semejanza que posee la amplificación del fractal es asimilable a una simetría entre las diferentes emergencias que se producen a medida que se transita la fragmentación del fractal. Recordemos que la idea de dimensión fractal también se la podía asociar con la pendiente de la recta del gráfico doble logarítmico constituida a partir de una sucesión de puntos que representaban la linealidad estadística entre las diferentes posiciones que se configuraban entre el logaritmo de las disponibilidades y el logaritmo de la distribución de repetición de las necesidades de las Power Laws correspondiente al fractal. Esta relación lineal (dimensión fractal) permanecía invariante cualquiera fuere la escala en donde se realizara la investigación de la amplificación (reducción) del fractal en cuestión.
De esta manera se puede concebir al fractal como una metáfora del método constructivista. Emergencia tras emergencia el árbol fractal va extendiendo sus ramas, se va autocosntruyendo sin importar qué. Lo que emerge se concreta a partir de las singularidades que se van conformando en construcción común. El árbol fractal se autogenera solo pese que para lograrlo, debe nutrirse de los nutrientes que fluyen desde el entorno. Cada rama que extiende, se extiende a partir del mismo tronco que lo soporta, no del entorno que lo contiene y lo alimenta. De éste tomará los nutrientes y los flujos que le posibilitarán la vida, pero es la sabiduría del árbol la que le posibilitará discernir qué es lo que puede hacer y que no, con las disponibilidades que le presenta el entorno.
Cada rama remata en una puntera, como cada rama de un árbol remata en una hoja o cada árbol traqueal remata en un alvéolo, como cada cuenca de río remata en una superficie colectora. El árbol fraternal humano remata en agentes a los que llegan o a los que deberían llegar los flujos necesarios para que la vida sea posible, y estos flujos provienen del entorno, el árbol social los toma del él para luego distribuirlos a partir de la forma fractal.
La construcción humana, es por lo tanto, asociable a un árbol fractal con un diseño fraternal que es el encargado de que los flujos se distribuya y lleguen a todos y cada uno de los agentes que conforman la fraternidad, por lo que fraternidad no es ninguna cosa en sí, sino una forma determinada que evoluciona en el tiempo para que los flujos lleguen cada vez con más y más facilidad a las punteras del sistema humano.
Pero la Fraternidad no actúa sola en el sistema social humano. Vamos a definir algunos términos asociados a este diseño social para que el sistema se pueda sostener en el tiempo como lo manda la Ley constructal.
Un sistema de representación fraternal necesariamente deberá estar unido a otras nociones como son, para comenzar, la de Libertad y el de Igualdad. En El Capitalismo que Viene Juan Urrutia Elejalde la asociaba a idea de Identidad y de Rebeldía. Para completar este marco asociativo recordemos a Vega Redondo cuando destaca a la Resiliencia como una de las características mas frecuentes que aparecen en diversos tipos de redes sociales. Pero hay otras nociones más, imprescindibles e indisociables de todos estos conceptos: son la de Propiedad Privada y la Hipótesis Ergódica
Pero vayamos en orden y empecemos por sus acompañantes más tradicionales, empecemos por las románticos: libertad e igualdad.
a) Libertad: cada agente debe ser libre de poder moverse dentro del fractal fraternal, esto permitirá que los flujos lleguen a todos los agentes en tiempo y forma a partir de la demanda que hacen para cubrir sus necesidades. Constreñirlo el espacio de movimiento o retenerlo en el tiempo son las dos violaciones del concepto de libertad, imprescindible para toda, innovación y desarrollo futuro.
b) Igualdad: la igualdad dentro del sistema social deberá estar garantizada para que no se produzcan palarizaciones innecesarias. Pero hay que aclarar que ningún agente es igual a otro sino que éstos mantienen un cierto grado de similitud que posibilita la cooperación. En realidad, la diversidad será la que posibilitará la reformulación de la red en un futuro, sin embargo para conseguir número, a la vez de cooperación, la red se deberá conformar con agentes símiles, pares o quienes “se comporten como tales”.
c) Propiedad Privada: Cada agente tiene un tiempo y un espacio propio que no puede ser violado, es el espacio de relacionamiento, es el espacio que ocupa el propio cuerpo y como dicen los arquitectos los exacuerpos, que son los espacios que atañen a la posibilidad de los cuerpos dentro de una configuración arquitectónica determinada. Llamemos así al espacio libre que de deberá tener una silla para que me pueda sentar en ella y estar cómodo, lo mismo que un en inodoro, en un bidet, la altura y el ancho de una puerta para que yo pueda pasar. Todos esos espacios que permiten mi movimiento son mi propiedad privada, al igual que los tiempos que insumo para poder desarrollarme en la vida, tiempos de descanso, feriados, horas de sueño, de digestión, de trabajo, etc. La propiedad privada, o privadísima es aquel espacio y tiempo que debo poseer y usufructuar para poder desarrollarme libremente. La sala de baño, o el toilete, si bien son públicos dentro de una casa, son de uso privadísimo alternativo para cada uno de los integrantes de la casa y esto casi siempre se respeta.
d) Hipótesis Ergódica: En el capítulo dos nos encargábamos de este tema, decíamos que para que un sistema social humano y fraternal cumpla con la Hipótesis Ergódica sería aquel: “que permite que la información circule por o a través todos los nodos de toda la red; aquel donde el rastro que va dejando la información, a medida que circula, mancha a todos y cada unos de los nodos con igual probabilidad”. La hipótesis ergódica le confiere universalidad a la fraternidad.
e) Identidad: sobre identidad Urrutia Elejalde decía: “conforma una noción necesaria para entender un tipo de racionalidad distinto al que corresponde a la racionalidad instrumental y, por otro lado, está sujeta, en su plasmación real, a la influencia de las TIC que podrían muy bien generar una especie de movimiento continuo de formación, destrucción y reconstrucción de identidades.”
f) Rebeldía: sobre rebeldía el mismo Urrutia Elejalde advertía, como rasgo característico del siglo XXI que: “constituirá la mejor estrategia para elaborar el conocimiento científico sin el que no se entiende la sociedad que va a albergar al sistema capitalista de los próximos años en los que el valor añadido relevante va a venir precisamente del conocimiento”.
g) Resiliencia: esta vez es Vega Redondo quien nos introduce a ese término de esta forma: “una vez que se ha establecido la transición, hay una importante cantidad de características que sobreviven aún en condiciones desfavorables. Una especie de memoria o de historia innata que prevalece. “ Nunca se vuelve al punto de partida, en la emergencia de la red siempre hay una parte de la experiencia acumulada.
Estas siete nociones asociadas a Fraternidad configuran un sistema de representación al que llamaremos sistema de interacción humano fraternal que está en la base de todo sistema social humano. Sobre cada uno se los términos expuestos ya se ha hablado o se ha hecho mención a lo largo de todo este trabajo, cabe simplemente actualizar nuestra definición de fraternidad una vez mas, esta, definitiva.
“fraternidad es la forma matricial natural emergente que surge a partir de que dos o mas agentes logran un diseño de red tal que les asegure el acceso universal a los flujos materiales e informacionales que la atraviesan y la sostienen de una manera cada vez mas y mas fácil, lo que terminará confiriéndole su identidad compleja”
Quién llegó a hasta acá con la lectura del libro en búsqueda de otro tipo de definición se sentirá frustrado, porque qué es la fraternidad en definitiva. Como bien nos había señalado José Castinneira (Aulo) no es una cosa sino la forma de una cosa, y no cualquier forma, una forma tal, un diseño tal de red de interacciones directas “que facilita cada vez mas la circulación de los flujos que por ella circulan”. Y esto no es poca cosa, ya que es una emergencia ganada en base a evolución y resiliencia de los sistemas sociales humanos. El sistema social humano reformula su red soporte para optimizar evolutivamente su funcionamiento. Esto le permitirá a ese sistema nada menos que sutentabilidad en el tiempo.
Recordemos lo que es habitud según Zubiri:
“Todo viviente tiene un modo primario de habérselas con las cosas y consigo mismo, anterior a sus posibles situaciones y respuestas. A este modo de habérselas con las cosas y consigo mismo es a lo que llamo habitud. Aparece aquí este concepto que como categoría ocupó muy poco lugar en la filosofía de Aristóteles, el hábitus. La habitud es el fundamento de la posibilidad de toda suscitación y de toda respuesta. Mientras la respuesta a una suscitación en una situación es siempre un problema vital, la habitud no es ni puede ser problema: se tiene o no se tiene.”
En este sentido la Fraternidad se tiene o no se tiene, no es algo que nos propongamos construir, el diseño constructal de la red que hace cada vez mas fácil la circulación de los flujos que la atraviesan se tiene o no se tiene. Si no se posee, la red estará condenada al fracaso, por el contrario si se tiene la red será mas sostenible en el tiempo a medida que reformule el diseño en el sentido de que facilite la circulación de los flujos.
Nada tiene que ver con solidaridad, amor al prójimo, la fraternidad es una construcción de diseño que emerge en base a las interacciones en el tiempo con el entorno. Tampoco es algo dado o cristalizado sino que se reformula en un sentido de la evolución si las condiciones del entorno permanecen invariantes y se reformula radicalmente cuando varían estas últimas. La primer reformulación es un paradigma al que tiende la fraternidad en el tiempo. Siempre habrá una mejor forma de funcionamiento dentro de la red, el sistema siempre es optimizable. La otra reformulación no depende de ella, deviene cuando el entorno cambia y por ende las formas sofisticadas de evolución a las que había llegado el sistema, deberán volverse a reformular.
Por último los agentes son los que se dan esa forma, mas precisamente sería decir que los agentes consienten o se dejan diseñar por la red fraternal a fin de que el conjunto cumpla cada vez mejor con la ley cosntructal. Para ello la libertad, la igualdad, la propiedad privada estarán en función del diseño para cumplir con la hipótesis ergódica, sin ella una parte de la red, la no alcanzada por los flujos, perecerá con el tiempo.
¿Cómo contrarrestar este efecto? La reformulación depende de la red, no del entorno, es un proceso constructal, está centrada en las necesidades y en las demandas por esas necesidades, no en el entorno y en sus disponibilidades. Por lo que fuera del salvajismo, una sociedad humana debe elaborar respuestas inteligentes que las logrará en base a conocimiento. La reformulación será fruto de un conocimiento aplicado a favor de la fraternidad.
Es por esto último que Juan Urrutia Elejalde en el El Capitalismo que Viene nos habla de rebeldía. Urrutia en ese trabajo plantea la tesis que el capitalismo del Siglo XXI, el capitalismo que viene debe basarse en la producción de valor a partir del conocimiento. Es por eso que rebelarse ante este capitalismo, el realmente existente, “constituirá la mejor estrategia para elaborar el conocimiento científico sin el que no se entiende la sociedad que va a albergar al sistema capitalista de los próximos años en los que el valor añadido relevante va a venir precisamente del conocimiento”.
Es por eso que a la rebeldía no la asocia con el mayo francés, sino precisamente con la fraternidad, una forma determinada de construir conocimiento en función de una identidad fraternal. La rebeldía saca al conocimiento de los claustros, del secreto, de las logias, de las iglesias y de la economía. La rebeldía hace circular el conocimiento de una forma fraternal y lo convierte en abundante, de forma tal que todos tengan la misma probabilidad de recibir los flujos de una manera más eficiente, de una manera fraternal que viene dada por la red y que la actual topología, en base al conocimiento podrá reformular y actualizar una y otra vez.
Solo nos cabrá, en el último capítulo, explorar las posibilidades políticas como instrumento catalizador y dinamizador de la fraternidad no solo del capitalismo del siglo XXI sino de toda una humanidad que emprendió la búsqueda del par para instrumentar ese cambio.
En el siglo XXI la “sabiduría para reconocer la diferencia” entre lo que se puede hacer y lo que no, de la que nos habla San Francisco de Asis, provendrá solo del camino de construcción de conocimiento del que nos hablan los cosntructivistas radicales, pero no un conocimiento aislado, egoísta, un conocimiento puesto en función de la fraternidad.
2 nos acompañaron:
Esta oración no es de Francisco de Asís, sino de Reinhold Niebuhr nacido en Wrigth City, 1892-Stockbridge, 1971. En ninguna publicación e Francisco de Asís existe esta oración.
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