Raúl Alfonsín fue el único que le ganó al peronismo de igual a igual. ¿Por qué ocurrió eso?
La respuesta debería ser el punto de partida mediante el cual el republicanismo replantearse su vuelta al poder.
En el post anterior pretendimos dejar en claro por qué la Alianza fracasó en su intento de aglutinarse alrededor del honestismo. El republicanismo de Alfonsín respondió a otros momentos, a otro país pero sí pudo lograr construir un capital social que le sirvió al país para transitar desde la dictadura hacia la democracia, lo que no es poco. Dicho esto a la luz o a la sombra de los episodios de semana santa o de el golpe económico que se preparó para su entrega del poder antes de cumplir su mandato.
Hoy ya casi nadie le reprocha a Alfonsín el no haber podido, el no haber sabido, el no haber querido, lo tomamos como propio y lo asimilamos cono alguien positivo para la política y el desarrollo de este país, incluso sus adversario en él reconocen a alguien muy valioso que permitió ese tránsito.
El fin de los estados nacionales
El triste papel que tuvieron las FFAA de este país durante la dictadura no solo fue brutal, asesino sino que también fue torpe. Si Roca y los de su generación habían inventado una nación de la nada, estos brutos se encargaron de destruirla. La idea de ser nacional a partir de estos cipayos se desvirtuó a tal punto que hoy estamos sin FFAA y nadie se da cuenta. Pero qué es una Nación sin FFAA, una entelequia sujeta a la voluntad de las naciones que si las conservan.
Pero durante los tiempos de Alfonsín algo de aquella Nación Argentina todavía quedaba, el Estado nacional había quedado intacto. Si los milicos habían entregado la soberanía política y económica, el patrimonio del estado nacional argentino todavía permanecido intocado. Ni siquiera los canales de televisión se habían privatizado, es Menem el que los privatiza en el 90. Nada de eso se había perturbado, por eso fue preciso dar otro golpe, esta vez económico-financiero para que el país termine entregando las joyas de la abuela. Así sin Nación ideal ni material la Argentina se adentró en el nuevo milenio no tomando debida nota de todo esto. Demasiadas eran las deudas pendientes, las concesiones que se la habían hecho a ese proceso de desnacionalización para que las heridas que se provocaron pudieran sanar.
El gobierno de Menem ante cualquier adversidad que pudiera significar una disminución a su modelo respondió con la entrega. Primero con las empresas del estado, luego con soberanía lisa y llana como lo que sucedió luego de la muerte del soldado Carrasco. A la primera que entregó fue a la moneda, sin la posibilidad de hacer política monetaria el cepo al dólar terminó por convertir al país en un polvorín.
Pero Alfonsín había resistido a todos estos embates antes y tan mal no le fue a su propuesta republicana. El republicanismo tenía qué decir ante la dictadura, por ejemplo, y además tenía quién lo diga. Hoy ningunos de los que están es creíble. Esa diferencia sería nuestra segunda recomendación: Que el republicanismo no está en problemas a causa de su discurso sino de sus enunciadores. Y a los honestistas me remito.
Fin de siglo, un cambio de pantalla
Pero así como Alfonsín fue el último en ganarle a los peronistas, también fue el último de los políticos modernos, el último de los que representaban aquella Nación que hoy no existe. Eso hace la diferencia y cualquier intento de traspolar su gestión hasta este siglo al menos deberá tener en cuenta este contexto de fin de una época y de principio de otra
Entonces el ejercicio no consiste en analizar a Alfonsín como el último de los republicanos sino tratar de rescatar de Don Raúl aquello de su propuesta que todavía podría ser aplicado en el siglo XXI.
Alfonso no fue un honestista, nos mintió descaradamente con aquello de “La cas está en orden”, con su estilo paternalista de gallego versero supo prolongar la paz interior con artilugios de este tipo hasta que finalmente fue derrotado por los medios de comunicación en alianza con los capitanes de la industria.
¿Podría haber él torcido ese destino de golpe permanente? Tal vez si sus interlocutores y los medios de comunicación (muchos todavía en manos del Estado) hubiesen apostado por más institucionalidad en vez de por menos. Tal vez una sobreexposicioón de su persona y un ego demasiado grande le obstaculizaron la posibilidad de abrirse sinceramente. esto hubiese provocado que muchos de los que estábamos movilizados por esos días hubiésemos podido contribuir a buscar soluciones alternativas a las planteadas por el gobierno.
Lo que finalmente terminó por provocar un aislamiento cada vez mayor favorecido por el internismo de su partido y el lumpenaje de la Junta Coordinadora que terminó eternizándose en en el poder y transando todo con el menemismo (Pacto de Olivos).
De estos lugares no puede volver el republicanismo. Solo basta recordar que muerto Roig, el primer ministro de economía de Menen, fue reemplazado por Rapanelli que era el que pintaba como potencial ministro de esa cartera si ganaba el radical Angeloz. Ambos pertenecían a la misma empresa Bunge & Born, era de esperar que los dos siguieran idénticas políticas económicas como finalmente ocurrió.
Durante el gobierno de Alfonsín no hubo una pérdida de identidad nacional, mas bien existió un proceso de degradación de la misma. El concepto de Nación también o sobretodo es una idea, es demasiado sencillo ir vaciándolo de significado para que finalmente se desvirtúe.
Así las cosas, con un mundo nuevo en un siglo nuevo, el republicanismo debe ajustar su discurso a estas nuevas realidades. Históricamente fue la formula que eligió el liberalismo para enfrentar al peronismo. Habrá que buscarle entonces alternativas superadoras a aquella para posibilitar su victoria ante un peronismo que se presenta, al menos hasta ahora, como invencible.
3 nos acompañaron:
la verdadera victoria de raúl alfonsín
fue haber logrado que el peronismo en pleno votara una constitución
sino liberal por lo menos positivista
su gran derrota
fue haber apostado a la tecnocracia
esa planta que nunca dió fruto
p.d. : alguien le lee el blog amigo
http://www.lanacion.com.ar/1580500-el-silencio-que-duele-mas
faltaría que lo cite ... claro
Alfonsín no fue el ultimo en ganarle a los peronistas, fue Fernando de la Rua... cuando le de la segunda lectura, si puedo le hago algún otro comentario, pero creo la búsqueda de la República perdida es un callejón sin salida...
Abrazo.
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