Entre enero y febrero de 1960, Jean- Paul Sartre y Simone de Beauvoir recorrieron la isla de Cuba tratando de tomar
contacto directo con la revolución cubana. Hay varias fotos de ellos con el
Che, pero solo un par de una travesía acuática que realizaron con Fidel. Su
autor Alberto Korda, el mismo de la emblemática foto del Che con la
boina.
En una de las fotos el grupo se
desplaza en una embarcación por aguas abiertas, en la otra, lo hacen por una
especie de canal o brazo de río. Por la primera sabemos que los ocupantes de la lancha son siete: Fidel,
Jean- Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Una persona que maneja el vehículo,
alguien que aparentemente es seguridad porque en la otra foto se ve que lleva
un arma. De la partida forma parte una sexta persona que es una mujer. En la
segunda foto aparece oculta. Por supuesto está Korda, al que no vemos porque
está en la proa del barco, pero es quien saca ambas fotografías.
Me referiré a la fotografía de la lancha atravesando el canal. En primer
plano aparece un zapato de Alberto Korda aparentemente recostado sobre la
carroza de la proa, desde donde gatilla la cámara.
El siguiente plano lo ocupan los visitantes. También aparece alguien
recortado, que por la otra foto sabemos se trata simplemente de quién conduce,
quién los lleva. En sus manos está la responsabilidad de transportar al
comandante y sus invitados.
En el plano que sigue lo vemos a Fidel de pie con su característico
birrete en la mano fumando un tabaco. A su lado una persona de anteojos
sostiene un fusil.
El cuadro se cierra con un último plano donde aparece solo la cabellera
de la mujer que, por la otra foto sabemos que ocupa la popa del barco.
Sartre y Simone de Beauvoir miran
hacia el costado. Relajados observan lo poco que tiene para mostrar el paisaje:
unos pastos secos como si se tratase del rastrojo de un cultivo anterior. Que
sea precisamente un canal en medio de un cultivo que ya ha cumplido su ciclo,
nos indica que no se trata de un paseo sino de un recorrido particularmente
elegido por los locales para que los visitantes vean lo que se les quiere
mostrar.
Fidel dirige sus ojos directamente
hacia el objetivo de Korda.
El plano de la cámara se alinea perfectamente con su mirada. Fidel ocupa el
plano central de la fotografía. Dado que está de pie y la línea de sus ojos se mezcla
perfectamente con la del horizonte y, como se dijo mira directamente el lente; deducimos
que es la figura principal de la composición.
Mas abajo sus invitados lo flanquean sentados uno a cada lado, miran sin
interés hacia el costado derecho del cuadro donde sabemos, por lo que está
atrás, no presenta nada para ver, o mejor, nada nuevo de lo que ya se haya
visto a lo largo del trayecto recorrido. Su mirada denota cierto tedio o
desinterés o aburrimiento.
Pero la función de Fidel allí parado es otra, no es solo el guía de este
periplo, tampoco está preocupado por lo que sus huéspedes puedan apreciar del
paisaje. Seguramente Korda, no tomó solo esta fotografía, ésta debe haber sido
la elegida de entre otras varias. La diferencia es que ésta cumple su objetivo.
Por lo que sabemos, Alberto Korda era una especie de fotógrafo oficial
de la revolución. Es parte de la partida precisamente para eso: retratar a
Fidel junto a sus ilustres visitantes en un ámbito especialmente elegido,
totalmente distanciado de la foto turística.
Mientras el novel revolucionario Fidel Castro se muestra junto a los
principales intelectuales del momento, estos últimos miran el escaso paisaje
con los ojos críticos de investigadores científicos y cierto tedio.
La fotografía está revelada en sepia. En su trayecto la lancha va
dejando una estela de agua clara. Pero no es la convulsión típica que se forma
tras el paso de cualquier barco. Aquí parece que sobre el canal se deposita un
manto de una especie de alga o residuo flotante, que al cruzarlo queda abierto
en dos. Separa las orillas por un surco de agua limpia.
Es de suponer que este residuo es producto del agua estancada o tal vez debido
a que por ese canal el fluido no corre con la suficiente fuerza como para
remover las algas de la superficie. El agua estancada en general trae olor feo.
Surcan la nada fétida para ser retratados. La mirada de Fidel perturbada
por el sol, casi de frente parece dar la orden de: ahora. Alberto Korda, la
ejecuta una y varias veces.
La revolución está en marcha.
Fotos Alberto Korda