Esto es lo que pienso luego del cierre de listas.
- El subsistema camporista se blindó sobre sí mismo asegurándose un tercio del senado.
- Éstos priorizaron los fueros y la provincia de Buenos Aires, un lugar estratégico para la demostración de fuegos artificiales.
- Los cargos para dirimir son exclusivamente nacionales, salvo en el área metropolitano y algunas provincias menores en votos.
- Descolgadas las boletas nacionales de las provinciales obliga a los territoriales a repartirlas on demand.
- Donde no hay internas de las Paso este descuelgue se pretende hacer incluso desprendido de las boletas presidenciales.
- Los territoriales necesitan asegurarse los fondos provinciales más allá de los resultados. Ante la incertidumbre, no se van a jugar por nadie.
- En provincia de Buenos Aires, fuera del área metropolitano, las categorías nacionales se repartirán también de acuerdo con demanda, priorizando la que se percibe ganadora. No importa el color sino su poder de tracción.
- En provincia, área metropolitana, no va a haber mayor corte de boletas. Tampoco va a haber mucha campaña. El voto allí está bastante decidido y estratificado por zonas. Si bien tiene un gran poder de fuego el esfuerzo de las campañas se hará en el resto del país.
- El gobierno pondrá todo el esfuerzo político y económico en el interior y en el resto de la provincia de Buenos Aires.
- La fórmula Fernandez-Fernandez no tiene caja para solventar gastos. Abandonará a los territoriales a sus necesidades.
- La fórmula de Lavagna queda atrapada dentro de la polarización dependiendo de la percepción de las Paso. Jugará como voto útil. Similar al de Margarita Stolbizer en las elecciones del 2015. A quién más tenga, más se le dará. El efecto Mateo es lo que prevalecerá.
- CABA es una incógnita. Lo más probable es que el oficialismo retroceda muy fuertemente, todo depende de la performance que tenga Matías Lammens.
Resumiendo:
Todo
indicaría que hay un repliegue de Cristina y la Cámpora no sobre el peronismo,
como sería de esperar, sino sobre si mismos. Lo que verdaderamente importa es
el blindaje y la resistencia tanto en el senado como en diputados, no la
campaña presidencial de Alberto Fernandez.
El
oficialismo tiene a su vez dos realidades. Una es la que él mismo pretende plantear
en la política y en la campaña. La otra es el frente económico donde ya ha perdido
todas las batallas. Si los mercados deciden boicotear el proceso eleccionario,
por más que gane, el escenario sería muy similar al de 1999 para la Alianza. Sin
liderazgo visible dentro de la oposición tal vez,
como en el 2001, opte por la teoría del Shock, a seguir negociando con este gobierno que hace las cosas mal
(para el mercado) y sin nadie enfrente que pueda garantizar nada.
Así las cosas
veo una especie de desertificación dentro de la oposición. Pero la indolencia
de este gobierno no garantiza futuro de ninguna especie. Lo que nos deja
ante un futuro mediato que bien podría darse en el 2021 o en el 2023. Las
elecciones de 2019 son de hecho las del 2023, cuando tal vez sea Pichetto el
que entregue la banda presidencial a su sucesor.
Foto: de aquí
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1 nos acompañaron:
Un gusto volver a leer sus reflexiones siesteras a pesar de su decisión de perder nuestra amistad virtual. Saludos Cordiales.
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