De comunidades y trolles


Consideremos una comunidad digital como la de la blogsfera donde alguien propone un tema, en general el autor de un blog en particular, y una cantidad de participantes contribuyen a distribuir el tema entre la comunidad mediante la conversación. Algunos participando pasivamente como lectores y otros interactuando mediante comentarios. Todos, más allá del grado y el tipo de interacción, conforman una red distribuida en donde se establecen conversaciones entre el autor y los comentaristas, entre los comentaristas entre sí y entre los comentaristas como autores de su propio blog.
También todos expresan su voluntad de participar en la red conectándose a la misma y conformando una “voluntad general” en el sentido de Rousseau de participar de ese ámbito comunicacional. Por qué decimos en el sentido de Rousseau, porque esa participación voluntaria se presume inocente y descontextualizada de toda tercera intención. En realidad no mediatizada.
Esa adhesión voluntaria constituye una Lógica de la abundancia que como bien define David deUgarte la blógsfera es “un espacio donde el coste social de un post extra es cero, que cualquier blogger publique su información no merma las posibilidades de publicación de otro”
Consideremos ahora que a un blog entra un Troll que, a diferencia de un comentarista crítico, que “pone en crisis” la red conmocionándola para posibilitar la revisión o la actualización del discurso a fin de que éste evolucione y se adapte a nuevas realidades; el troll tiene intencionalidad desestabilizadora de la red. Tanto por que su crítica es violenta cuanto por que genera tráfico redundante de información que la ralentiza y la hace colapsar. Ante el ataque la comunidad reacciona.
Agrega deUgarte en su Contexto “Desaparece (la lógica de la abundancia) simplemente por tanto la necesidad de dirimir colectivamente qué se publica y qué no. Frente a la lógica de la escasez que genera la necesidad de la decisión democrática, la lógica de la abundancia abre la oportunidad de la pluriarquía.”
La inocencia russoniana desaparece cuando la intencionalidad del Troll la pone en jaque. La comunidad debe resolver qué hacer ante la detección del Troll. Prácticamente esto evoluciona de la siguiente manera:
Detección del troll. (el discurso disonante y destructivo dentro de la blogsfera es detectado)
Ataque al troll. ( la blogsfera reacciona tratando de poner de manifiesto al troll, y presionándolo para que deponga su actitud)
Aislamiento. (ante la negativa del troll de deponer su actitud “no cooperativa”, la comunidad lo trata de aislar)
Pasividad y colapso. (Si el troll triunfa en sus intenciones de jaqueo, la comunidad se pasiva y el blog en particular colapsa. Si depone su actitud, puede que el blog reaccione y se reavive, como propalador de mensajes.)
Cita Juan Urrutia en el “Capitalismo que viene” hablando de Fraternidad: “Cada hermano está dispuesto a no ser el más listo para permanecer unido a su hermano”. Los participantes tienden al equilibrio llevados por el temor a la destrucción mutua o de la red completa. Es ese impulso el que lleva a la blogsfera a replegarse sobre sí misma y pasivarse o silenciarse ante la evidencia del ataque.
En la red distribuida, todos los agentes son iguales o se comportan como tales más allá de sus rasgos particulares. En la red distribuida, lo que cuenta es la posición, la circulación de la información, la vinculación y la capacidad de mutar vínculos. Todos forman parte de la red y no hay jerarquías, todos se aceptan como hermanos. Sólo existe el temor a la destrucción mutua, al aislamiento y a la exclusión.
En un intento de definición de fraternidad decimos que: “fraternidad es el emergente que surge a partir de que dos o más elementos primitivos ganan reconocimiento y confianza mutua mediante una interacción comunicativa sustentable en el tiempo y que los constituye en sujetos sociales.” De esta forma de agremiación devendrían las características identitarias de la comunidad constituidas desde la base hacia arriba y que la legitimita como tal.
El troll pone de manifiesto la topología distribuida de la red y su capacidad de reacción ( fitness) ante un ataque. El troll pone de manifiesto la identidad de la red, entendida esta identidad como lo que emerge de las interacciones entre los agentes de la red. El ataque del troll entonces no está dirigido hacia ningún nodo en particular sino hacia la interacción comunicativa de la red, a la médula de su identidad. Su fin es silenciarla.
Entonces todo intento de reacción o estrategia para contrarrestar el ataque de un troll es crucial para el mantenimiento de la identidad de la red. Puede que la contraofensiva hacia el troll destruya o desnaturalice la identidad de la red, en cuyo caso el troll habrá de haber triunfado mas allá de que se retire y no moleste mas.
Todo intento de contrarrestar a un troll debe llevar implícito el principio de conservación de la fraternidad, caso contrario, luego del ataque, la red no existirá mas o será otra y el troll habrá triunfado.
imagen de acá

1 nos acompañaron:

Anónimo dijo...

Seguimos pues con el debate, me haces pensar, no creas, bastante diría yo.

Un saludo, la verdad es que estoy aprendiendo mucho.

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