Bajo el asfalto está la pampa, recargado


Decíamos acá: “en un primer momento eran los chacareros, luego camioneros, luego comerciantes, luego políticos los que iban adhiriendo a la protesta. Hoy que sea el campo que encabece la protesta es una anécdota. ¿qué pasaría si les conceden volver al 11 de marzo, las cosas no retrocederían hasta ese momento histórico? Es un proceso entrópico que ha generado emergentes propios de la revuelta que solo pueden disparar para adelante.“

A ese mismo post publicado el 18 de mayo le adosábamos un agregado donde denunciábamos que “Se corre la bolilla que los transportistas de cereal, los gorgojeros, están por salir a las rutas a bloquear. Del hackeo pasivo de los rurales pasaríamos a uno activo de los gorgojeros. De vuelta colapsarían todas las redes como lo hicieron anteriormente. Este último fallo provocaría fallos ulteriores impredecibles.” Además en la medida que se amplia el fallo de las redes, el colapso se propaga a otros lugares lejanos en una reacción en cadena, con resultados entrópicos catastróficos y muy costosos.
En un trabajo paralelo que publicábamos en Artepolítica, citábamos a De Ugarte en este artículo sobre “netocracia” para establecer un marco teórico de análisis comparativo entre una organización guerrillera de red como Al Qaida y nuestra telúrica guerrilla rural. En el mismo se señala que la base de acción guerrillera es que es una red distribuida sin conducción vertical, una red fraternal, entre iguales. “Alguien propone y se suma quien quiere. La dimensión de la acción dependerá de las simpatías y grado de acuerdo que suscite la propuestalguien ”.

El resultado es el colapso total de la red caminera, la cadena de alimentos, las exportaciones, la fabricación de maquinarias agrícolas, la reinversión sobre activos del campo, etc. y toda otra actividad colapsada o disminuida como consecuencia de la acción de la guerrilla. “AlQaida es un ejemplo destructivo del poder de las redes, de la operatividad de la plurarquía y de la potencia de una pequeña netocracia.“ El resultado por demás elocuente es Sira Muñoz bancándose por sí sola con sus 60 años todo un Corte Internacional de rutas en Gualeguaychú.

Tenemos una verdadera plurarquía donde “todo actor individual decide sobre sí mismo, pero carece de la capacidad y de la oportunidad para decidir sobre cualquiera de los demás actores “en donde impera la “lógica de la abundancia: la opción de cada uno no merma las posibilidades de los demás.” En contraposición a la democracia tradicional donde “la escaces impone la decisión colectiva a la individual, por eso, la plurarquía hace imposible mantener la noción fundamental de democracia, donde la mayoría decide sobre la minoría cuando se producen diferencias de opinión”.

Hasta acá lo publicado.
Se hace imprescindible una nueva ALFABETIZACIÓN DEMOCRÁTICA que considere todos estos nuevos elementos que señalamos mas arriba.
Hay muchos intentos, por ejemplo, en descubrir al “sujeto agrario”, o peor de descubrir al “nuevo sujeto agraria”, para buscar la bala de plata que lo mate. Pero lo que no se tiene en cuenta es que el “sujeto agrario” es originario a la nación, es el de la síntesis de indios con criollos y extranjeros que siempre han estado. Antes que Roca, antes que Hernandez. Y no es Un “sujeto agrario” tampoco, sino una constelación de sujetos que viven a lo largo de 5000 k en toda la república que no forman masa crítica pero si un multiverso de identidades que tienen su intersección en la acción colectiva.

Buenos Aires (área metropolitana) como conductor de la república, sistemáticamente se ha desentendió de la “larga cola” (the long tail) que pone de manifiesto esta guerrilla rural o lo que nosotros podemos constatar todos los días en el funcionamiento de esta blogsfera.

Lo que tenemos hoy es una plurarquía mediatizada por las nuevas tecnologías, generada en cada piquete, en cada pueblo, en cada gremio, en cada región en donde Buenos Aires no es mas que "uno más" y que no logra establecer la agenda, menos someter al resto de las diferentes minorías, rurales o no, desde su centralidad. ¿Es posible la reconstrucción de una Nación en base a la idea de un Estado Nacional del tipo de los citados mas arriba? ¿Lo que sigue de aquí en adelante es la persistencia de nuestra democracia centralista y autoritaria de siempre o prevalecerá una plurarquía, en donde ninguna mayoría serría capaz de imponerse a la voluntad de las múltiples minorías de la Larga Cola?

Rafa: nos comentaba en este post donde nos proponíamos desmitificar el concepto de “Campo Nacional & Popular” referente a “Lo nacional en Argentina (por lo menos siguiendo la línea de Jauretche y Scalabrini Ortiz, incorporada en gran parte por el primer peronismo) implica una posición enfrentada a las fuerzas contrarias a la realización de la Nación ( en el sentido de Mitre y Roca), y por lo tanto imbuida de un profundo significado político de índole democrática y popular. Como ejemplo aporto una cita de una carta de Jauretche dirigida al ideólogo ultraderechista Jordán Bruno Genta: “Para ustedes, la Patria se terminó en Caseros; para nosotros, todavía está por hacerse.” De paso, don Arturo prefería definirse como “nacional” y no como “nacionalista”, justamente por la mala prensa y las connotaciones fascistoides de este último término.”
No me gusta la nación “como sujeto” (no me gusta esa palabra) de una identidad colectiva. En la complejidad las identidades individuales nacen de la interacción entre todos de sus mienbros. No existe una unidad atómica de individuos que unidos construyen el edificio de la sociedad nacional. Al ser una diferencia, lo que se diferencia del entorno, lo que antes no existía pero que ahora es, lo que constituye la nación, nombra y da identidad al colectivo, son sus múltiples identidades similares que constituyen un corpus, desde ahí es que es un concepto dinámico. Entonces no existe "lo nacional" como algo estático, como los “supremos intereses de la nación” de los militares.
(texto modificado para aclarar conceptos)
Lo nacional en este sentido está en una dinámica interelacinal permanente que tiene por objeto mantener por un lado la identidad compleja, formada desde abajo hacia arriba, y por el otro deberá ser lo suficientemente flexible como para poder adaptarse a los tiempos, evolucionar y aún así mantener la identidad.
En este sentido la plurarquía emergida del conflicto iniciado en el campo, marca un quiebre con los paradigmas de “Lo Nacional y popular”, sobre “La democracia” y sobre la dinámica en la república moderna.
De allí como dice Augusto de Franco “que la democracia no es el régimen de la mayoría (mas exactamente lo opuesto: el régimen de las múltiples minorías)”, por una imposibilidad de la mayoría de imponer su voluntad a las múltiples minorías representadas en la larga cola.
Juan Freire, un especialista en estos asuntos, calificaría al actual estado argentino como un Estado Analógico, centralizado, que sistemáticamente pretende desprenderse de la larga cola de las múltiples minorías, de los múltiples sujetos agrarios, rurales, provincianos, menores, “populares”. Estas, a su vez, digitalizadas e interconectadas, constituyen masa crítica y ponen en jaque su poder analógico centralizado.
Tal vez sea hora de repactar una nueva Argentina.
La foto de acá

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