Sobre el Pinche Tirano y la muerte de Videla

-Trabajarás aquí hasta que te mueras -le dijo-. Y después otro indio tomará tu puesto, así como tú estás tomando el puesto de un indio muerto.

Carlos Castaneda - El fuego interior

Este impresionante texto forma parte de un relato extenso de Carlos Castaneda más aterrador aún. En él se establece la categoría de Pinche Tirano.

-Cuando le conté toda la historia a mi benefactor -prosiguió don Juan-, apenas logró contener su emoción. “Ese capataz es un verdadero tesoro” dijo mi benefactor. “Es algo demasiado raro para ser desperdiciado. Algún día tienes que volver a esa casa”.
“Se deshacía en elogiar a mi suerte de encontrar un pinche tirano, único en su género, con un poder casi ilimitado. Pensé que el señor estaba loco. Me tomó años entender cabalmente lo que me dijo en ese entonces.[…]

“- Un pinche tirano es un torturador –dijo-. Alguien que tiene el poder de acabar con los guerreros, o alguien que simplemente le hace la vida imposible.

Don Juan sonrió con un aire de malicia y dijo que los nuevos chamanes desarrollaron su propia clasificación de los pinches tiranos. Aunque el concepto es uno de sus hallazgos más serios e importantes, los nuevos chamanes lo tomaba muy a la ligera. Me aseguró que había un tinte de humor malicioso en cada una de las clasificaciones, porque el humor era la única manera de contrarrestar la compulsión humana de hacer engorrosos inventarios y clasificaciones.

- De conformidad con sus prácticas humorísticas los nuevos chamanes juzgaron correcto encabezar su clasificación con la fuente primaria de energía, el único y supremo monarca en el universo, y le llamaron simplemente el tirano. Naturalmente, encontraron que los demás déspotas y autoritarios quedaban infinitamente por debajo de la categoría de tirano. Comparados con la fuente de todo, los hombres más temibles son bufones, y por lo tanto, los nuevos chamanes los clasificaron como pinches tiranos.

La segunda categoría consiste en algo menor que un pinche tirano. Algo que llamaron los pinches tiranitos; personas que hostigan e infligen injurias, pero sin causar de hecho la muerte de nadie. A la tercera categoría le llamaron los repinches tiranitos o los pinches tiranitos chiquititos, y en ella pusieron a las personas que sólo son exasperantes y molestos a más no poder.

La colonización del norte de Méjico se había cargado con toda una generación a la que Don Juan les llamaba Viejos chamanes que se diferenciaban de los Nuevos Chamanes justamente porque estos últimos habían tenido que aprender  a sobrevivir al terrorismo impuesto por los colonizadores. Después de todo o, antes que nada esta desinencia tiránica habla de sujetos que siempre están sujetos a otros, siempre encontraremos tiranos mayores, es por eso que el Tirano se podría decir que no existe, en realidad la tiranidad es un perro que se muerde la cola. Todos son meros pinches tiranos dependiendo y sometiendo a otros pinches tiranos en una espiral de crueldad.

…-Ese señor no era nada en comparación con los verdaderos monstruos que los nuevos chamanes enfrentaron durante la Colonia. Todo parece indicar que aquellos chamanes se quedaron bizcos de tanta diversión. Probaron que hasta los peores pinches tiranos son un encanto, claro esta, siempre y cuando uno sea guerrero.
Don Juan explicó que el error de cualquier persona que se enfrenta a un pinche tirano es no tener una estrategia en la cual apoyarse; el defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Los guerreros por otra parte, no solo tienen una estrategia bien pensada, sino que están también libres de la importancia personal. Lo que acaba con su importancia personal es haber comprendido que la realidad es una interpretación que hacemos. Ese conocimiento fue la ventaja definitiva que los nuevos videntes tuvieron sobre los españoles.

Dijo que estaba convencido de que podía derrotar al capataz usando solamente la convicción de que los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que los guerreros no.

Es sabido que Buenos Aires es la capital del psicoanálisis y  esto no es casual, esa herramienta es justamente ideal para desmontar el narciso que provoca el creernos tan importantes. No les llevó mucho a los indios del norte mejicano darse cuenta de esto, rápido aprendieron a hacerse los boludos. De hecho cinco siglos de colonización no han podido con ellos, con todos me refiero.

Agregó que la estrategia de su benefactor incluía acosar sistemáticamente al hombre, escudándose siempre tras un orden superior, así como habían hecho los chamanes del nuevo ciclo, durante la Colonia, al escudarse con la iglesia católica. Un humilde sacerdote era a veces más poderoso que un noble.

“Mi benefactor explicó algo muy interesante. Refrenamiento significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado.

¿Pudo con  nosotros la dictadura? No. Por eso la capitalización de esta experiencia que promete cerrarse finalmente con los juicios los responsables, debería no solo proveer a la paz nacional sino que también debería ser capitalizada como un aprendizaje (muy caro) para la democracia argentina. 

-¿Cómo mide usted la derrota?

- Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento es estar derrotado.
-¿Qué pasa cuando los guerreros son derrotados?

- O bien se reagrupan y vuelven a la pelea con más tino, o dejan el camino del guerrero y se alinean de por vida a las filas de los pinches tiranos."

Esto nos habla de la otra parte de la dictadura los cómplices cívicos, que no solo eran empresarios que se beneficiaron. Aquí deben enrolarse también los: “algo habrán hecho”, “si vos no te metías en quilombos no te tocaban”

-¿Triunfan alguna vez los pinches tiranos, y destruyen al guerrero que se les enfrenta? -pregunté.

-Desde luego. Durante la Conquista y la Colonia los guerreros murieron como moscas. Sus filas se vieron diezmadas. Los pinches tiranos podían condenar a muerte a cualquiera, por un simple capricho. Bajo ese tipo de presión, los chamanes alcanzaron estados sublimes.

Aseguró don Juan que, en esa época, los chamanes que sobrevivieron tuvieron que forzarse hasta el límite para encontrar nuevos caminos.

(Carlos Castaneda : El fuego interior)

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