Retroficción, Urbanismo paranoico

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Hoy el post lo hace Juan Freyre

[Esta es la segunda de las historias cortas que utilizando fotografías y textos breves describe espacios urbanos. En este caso he usado el hashtag #ventorrillo. Al mismo tiempo Iago Glez realizó otras fotografías del mismo espacio que pueden verse aquí]

#ventorrillo

Esta es la historia de una catástrofe anunciada. La combinación de un urbanismo paranoico que genera miedo y obstáculos en lugar de favorecer los flujos y las relaciones, y de la ausencia, durante mas de 30 años, de una visión política que lídere un modelo de ciudad económicamente sostenible y socialmente activo y dinámico.

#ventorrillo

El barrio del Ventorrillo se sitúa en la periferia de Coruña. Fue el crecimiento natural del Agra del Orzan en los 80. Esta zona tenía una de las densidades mayores de Europa y era un absoluto desastre urbanístico. Paradójicamente esa era la principal razón de su vitalidad. El Ventorrillo por el contrario cuenta con aceras y calles anchas, árboles y zonas verdes. Un oasis en medio del caos.

#ventorrillo

#ventorrillo

En los bajos de una de las manzanas se hizo quizás el único experimento extraño, heredero de los barrios encerrados en si mismos y fortificados al exterior que años antes se consideraban el modelo a seguir en esta ciudad.
El centro comercial de El Ventorrilo ocupa un semisótano y dos plantas y cuenta con unos cien locales pequeños ademas de un gran espacio que hasta hace poco ocupaba un centro comercial.

#ventorrillo

#ventorrillo

Este centro comercial es un pequeño laberinto de escaleras y rampas.

#ventorrillo

A pesar de estar abierto a zonas verdes amplias, su interior, sin iluminación ni personas, es tenebroso.

#ventorrillo

#ventorrillo

En la actualidad solos unos pocos locales tienen actividad (parece que unos 30 aunque la impresión en una visita es que son muchos menos). El lugar esta desolado y vacío.

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#ventorrillo

Los carteles de alquiler y venta son el decorado mas común en las ventanas y rejas.

#ventorrillo

Muchos de estos rótulos han empezado a borrarse hace ya mucho tiempo, señal de lo imposible del empeño por deshacerse de esas propiedades ya inútiles.

#ventorrillo

Los anuncios que recuerdan que la propiedad privada y prohiben todo tipo de actividades resultan sarcásticos y posiblemente innecesarios e inútiles.

#ventorrillo

La vida comercial languidece tras años de excesos en que el sector financiero (y especialmente las cajas), políticos y ciertos hombres de negocio crearon una ficción comercial que solo buscaba explotar al máximo la burbuja inmobiliaria que ellos mismos provocaron. En el camino se olvidó cualquier posibilidad de modernización del tejido económico y se adormeció y domesticó la participación ciudadana.
¿Y ahora? Los vecinos, tras años de sufrir que el principal mercado local de drogas se situase cerca, tienen miedo a la ocupación de ese espacio abandonado. los dirigentes y líderes o no existen o no son capaces de pensar en modelos diferentes a los que han alentado por varias décadas.
El reto está en dotar a ese y otros espacios de nuevas lógicas económicas y sociales. Quizás la principal barrera sea la propia mentalidad de los que no son capaces de poner en marga esos proyectos pero si son capaces de impedir que se produzca la transformación

Dialéctica del desaparecido I -ANAMNESIS

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Una de las mentes mas novedosas, innovadores y abierta dentro de la Blogósfera argenta es la de Cristian Adalberto Sayes que ya hace un tiempo nos regalaba este impresionante post. Es imprescindible leerlo que aunque no llege a ser todo una teoría filosófica sí encierra el germen de esta “dialéctica” de lo más útil a la hora de pensar una Argentina moderna. En el post cita a Victoria Montenegro a quién considera un paradigma de esa dialéctica.
“yo aparecí hace 11 años”
“cuando aparecí ya tenia tres hijos”
“uno cree que tiene dos familias”
“yo era mi propio enemigo”
Luego dice esto que es la parte que hoy quiero tratar, el post es muy amplio está escribiéndose todavía:
5- De todos los casos, el caso de Victoria Montenegro sea, quizá, el más escalofriante de todos los casos de recuperación de la identidad. Es un caso único porque el apropiador es el mismo sujeto que asesinó a sus padres. Victoria tomó por años es historia como un relato heroico por parte del asesino de sus padres.
6- A los trece días de nacer Victoria fue secuestrada en el año 1976. En el operativo, sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro fueron “abatidos” por el grupo de tarea que estaba encabezado por el Coronel del Ejercito Argentino Hernán Antonio Tetzlaff. Este señor robó la vida de Victoria. Le robó su nombre, su familia, su historia. Desde los trece días hasta los 24 años, Victoria estuvo desaparecida. Desaparecida, es decir, robada, expropiada y falseada en su identidad.
Es así que Alicia (el nombre que se le asignó a Victoria) vivió con un nombre que no nombraba a la persona designada. Un nombre que no nombraba. Victoria dice que aprendió a reconocerse a media que le explicaba a su hijo mayor su historia. Mientras explicaba de “de memoria” (Victoria conoció su identidad, pero recuperó su propia identidad años después. Conocer es reconocer, que es reconocerse). En distintas entrevistas Victoria explica la experiencia de su reconocimiento como “aparecida”. 7- El proceso de autoconciencia, de reconocimiento se puede dividir en tres partes inmediatamente a la recuperación de su Nombre:
    a. En un primer momento hay conocimiento de un nombre: Alicia, pero hay un otro en Alicia, Victoria. Alicia es Victoria. Victoria es ella misma, como Alicia.
     b. Alicia recupera a Victoria. A recuperar Alicia a Victoria, Alicia se reconoce como Victoria.
     c. Alicia ya no es Alicia sino Victoria. Y Victoria como Victoria libera a Alicia. Alicia es otra.
Leemos en P12 a JORGE JINKIS
¿Qué es un desaparecido? Algo que concierne a la falta de identificación y que permitió el pase del adjetivo al nombre.
Es el momento en el que Jorge Rafael Videla, la más alta autoridad visible del régimen, de un modo público, frente a las cámaras, se ve llevado (¿obligado?) a decir la palabra: “... en tanto esté como tal, es una incógnita el desaparecido, si el hombre apareciera, bueno, tendrá un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento, tiene un tratamiento Z, pero mientras sea un desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido”. Este es el momento en que se produce el pasaje al enunciado. (Del adjetivo a al sujeto)
Pero Goliardo no se queda allí, él pretende sacar algún genérico argento de este proceso. ¿Y que pasaría si en vez de pensar sobre personas pensásemos en “la palabra”, en “pueblo”, “pobre” como diferentes formas de desaparición, en cuyo caso habría que aplicar la fórmula de Goliardo para producir su aparición. Todas estas palabras podrían tener una versión minúscula, pero también si practicamos la ANAMNESIS tal vez podamos volver a escribirlas con MAYÚSCULA.
El concepto de “desaparecido” descripto por Sayes lleva implícito la negación de la entidad del ser, al no tener entidad su existencia no se niega, pero tampoco se afirma; se pone en duda. Pero al ser: “haber sido desaparecido” también un verbo que señala la acción de hacer desaparecer a alguien o a algo (como en el caso de nuestras palabras), no lleva la inocencia implícita de la condición del adjetivo, que desaparecido así originariamente presumía algo que se perdió, algo que inexplicablemente no está aunque debería estar y que obviamente existía. Hacer Desaparecer, es un arte propio de los dioses y los ilusionistas, ningún ser humano normal podría hacer “desaparecer algo que existe”, dado que nada desaparece, en todo caso deja de ser, se transforma. Pero el caso nuestro es una desaparición forzada, violenta que se ejerce contra “lo desaparecido”.
No se puede desaparecer a medias: se aparece o se desaparece con la misma prepotencia del tercero excluso, no hay términos medios, los dos son totalidades. Por lo que hacer desaparecer es ejercer un acto político totalitalizador, impone una hegemonía.
Lo interesante de esta dialéctica es que, en el caso del lenguaje, hacer desaparecer palabras, contenidos, historias se constituye también en un acto de sustracción de entidad. Aunque nadie sea consciente de que haya sido hecho desaparecer, la recuperación es una acto de Anamnesis, una suerte de volverlo a la memoria, volverlo a hacer aparecer.
Alguno es ejemplo de desapariciones en el lenguaje
  • Lo que no está en la historia oficial: no existe.
  • Solo hay dos sexos hombre y mujer.
  • Los iletrados ( cualquiera sea su condición) también son desaparecidos.
  • Los que tengan voluntades separatistas o no se sintiesen identificados con las leyes de la nación, no son patriotas o nacionales y populares.
  • Vivir en los márgenes no es no tener dinero o trabajo. Es una desaparición ejercida sobre ciudadanos que no llegaron a ser actores políticos.
En todos estos casos hay una negación forzada del ser. En algún punto su entidad se pone en duda. A todos algo se les ha sustraído. Cuando este procedimiento está articulado por el lenguaje, el problema se hace mucho mas masivo que la represión ligada al hecho de violencia física que llevó a cabo la dictadura de Videla. La dialéctica es la misma, sus consecuencias obviamente no.
El caso es que la negación forzada de esa existencia provoca contradicciones que tarde o temprano salen a la luz, esto se llama diversidad. Hace veinte años nadie supondría que una pareja gay se podría casar, hoy esos derechos en función de la diversidad se hace efectivamente mucho mas universales.
En próximos posts iremos desarrollando el cómo esto afecta el funcionamiento de la república.

Aguante el republicanismo

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After Eight

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Fue una terea relativamente fácil para Julian Paul Assange hackear fuentes de información con data preciosa. Mucho mas difícil para él fue primero encontrar dónde almacenarla y luego encontrar un canal por donde difundirla.

Todo es cuestión de redes. La primer red de Julián se constituyó casi jugando, una más entre los hackers libres del mundo. un grupo de amigos sin mayor compromiso salvo el de tomar cierta posición sobre determinada data. Pero luego había que almacenarla. ya no servía esa primera red. Era demasiado vulnerable. si caía uno caían todos, era, en definitiva una red pequeña.

La nueva red ya constituía otro medio más anónimo. La información seguía en propiedad de la red original pero los repositorios podían ser cualquiera, incluso anónimos que se  decidiesen  en colaborar. (Lo que en la mazorca peronista se conoce como “guardar los fierros”). Entonces si bien no eran amigos en esta red el vínculo era la causa, la cadena equivalencial, el odio la bronca en contra:…

Lo verdaderamente  difícil vino después. Como dar a conocer la data para que sea creíble. ¿Qué nueva  red usar para que el destinatario- consumidor de esa data crea que los de esos cables era verídico ( no la veracidad del contenido sino de los cables en sí).

Ante esta alternativa Assange y su gente optaron por el canal tradicional de medios. Agencias de noticias y corpos de medios con significativa credibilidad y penetración dentro del país de que se trate. En nuestro territorio el elegido fue la tribuna de doctrina. ¿Fue acertada esta estrategia? ¿tenía alguna otra opción sin que la data se vuelva inútil por vieja?

Lo cierto que a partir de estos canales de difusión de la data JA tomo notoriedad, cayó en cana, se refugió en la embajada de Ecuador, etc, etc. Logró identidad. “La data era buena”

Hackear un gobierno como el de Cristina es relativamente fácil. Un grupo de amigos con las herramientas adecuadas pueden lograrlo. Ampliar esa red originaria a partir de hacer circular información sensible dentro de la red ampliada es relativamente sencillo. Lo difícil vuelve a ser hacerla creíble para el gran público y lograr masa crítica.

A diferencia de Assange, la opo es la Corpo, por lo que es una parte interesada, ergo no es creíble para el gran público. Los partidos políticos tampoco lo son dado que son funcionales al sistema de medios.  ¿Cómo podría la opo realmente existente lograr masa crítica a pesar de los medios actualmente jugando fuerte en la interna con el gobierno?

La cuestión es poder lograr masa crítica a pesar del gobierno, y a pesar de la Corpo de medios. Esta red que se formó ayer, y que viene gestándose desde hace un tiempo está cautiva de  los canales de información tradicionales, sean oficiales o privados. Son cautivos de no poder haber logrado una interconexión que no traspase mas allá del amiguismo. por eso la bolsa de gatos, los manijazos y la apropiación que van a surgir a partir de ahora.

¿Y si eso no ocurre y ese tejido sigue creciendo y atando nudos aquí y allá? ¿ Y si esa red o multiplicidad de redes se  hace efectiva, por lo menos en lo micro, dentro de la zona de los vínculos fuertes ( conocidos) y luego empieza a interactuar grupo a grupo? ¿Sería esto un nuevo populismo de oposición? ¿Lograría institucionalizarse antes que el gobierno lo coopte?

Es demasiado pronto para arriesgar una opinión. Yo creo que es posible. Puede surgir el grupo Octubre, que logre una identidad y acumule, pueden bajarse reuniones a los territorios como fueron las asambleas barriales. Las llamadas “redes sociales” Facebook Tweter, son libertarias por excelencia, tenderán hacia el anarquismo, pero también existe la posibilidad de que puedan crear institucionalidad y eso nos vuelve a los hackers.

En la segunda mitad de los noventas muchos hackes- crackers quisieron desentenderse de las prácticas espurias de los segundos y elaboraron una Etica Hacker que los instituyó a su entorno. A partir de entonces los crackers se quedaron piratas, los hackers formaron colonias,  se institucionalizaron.

Veremos que pasa por acá.

Lo que mata no es la calor, es el Significante Flotante

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“Hasta ahora en todo lo que he descripto he supuesto que la frontera que separa al poder y a los de abajo y que es la base de la constitución de las equivalencias y de los significantes vacíos, es estable. Pero esto  es un supuesto claramente irrealista porque presupondría que los que están del lado del poder, son completamente estúpidos o sea que la frontera también puede desplazarse y eso obliga a modificar el esquema al que nos estamos refiriendo, por ejemplo puede haber del lado del poder el intento de crear cadenas equivalenciales distintas que absorban algunas de las demandas individuales que estaban originariamente en la cadena popular. Entonces este tipo de situación nos obliga a introducir en el análisis una segunda dimensión: ciertas demandas van a estar sometidas a la presión estructural de lógicas  articulatorias equivalenciales hegemónicas de tipos distintos, entonces ya tenemos que hablar no solo de significantes vacíos sino de significantes flotantes. Flotantes porque su significación es todo el tiempo el campo de una competencia, de todos modos en la práctica no es tan importante la distinción, pero en un análisis político es importante tener en cuenta estas dos dimensiones. Y el último punto al cual me quiero referir a que es lo que ocurre si ciertas demandas no pueden ser incorporadas a la cadena equivalencial no porque no estén en oposición  al mismo sistema del poder sino porque chocan con los intereses que ya son parte de la cadena, es decir que puede haber otro tipo de exclusión  por el cual la cadena equivalencial no logre consolidarse y deje un resabio…vean en la situación boliviana por ejemplo hoy, lo difícil que es a veces recomponer fuerzas de distinto tipo y este problema, que no es simplemente un problema de alianzas, sino que muchas veces hay sectores marginales que no tienen  objetivos perfectamente delimitados pero que pueden ser interpelados entonces por discursos completamente diferentes

Gracias a Rib por el Link

Pobreza y Soledad

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Escena de Pan y Chocolate dedicada a Manolo

¿Por qué cuando hablamos de pobreza, hablamos de inclusión social, marginalidad, indigencia pero no hablamos de soledad? ¿Acaso la soledad opera a posteriori de la inclusión….. o es un rasgo de clase?

Ya Denis Merklen nos describe lo que es vivir en los márgenes y da nota que la pobreza no es una cosa de guita o de falta de trabajo solamente,  que hay muchos más factores en el medio que imposibilitas que seamos Suiza o Suecia.

El otro día Toni Negri dio un reportaje a La Nación donde hablaba de soledad. Me gusta Negri, me gusta mucho.  Dice Negri:

La multitud proletaria es libre, pero al mismo tiempo se reúne porque la soledad es el verdadero problema. No es la pobreza el déficit del ser, el verdadero déficit es la soledad. Hay necesidad de superarlo, de recomponerlo. La pobreza tiene la enorme fuerza de ser trabajo vivo. Se trata de un ser-ahí vivo y efectivo que se presenta como índice de asociación, de cooperación, de construcción. De construcción de ser: porque el ser puede ser construido y no preexiste como fondo. El ser no está siempre detrás sino que en cada momento se encuentra "ahí", como existente en el momento oportuno en el que se rompe la repetición monótona del tiempo.

Entonces habría que pensar eso que hablábamos el otro día sobre el proceso de individuación desde la mirada de la soledad.  Nos dice mi amiga Silvia , que vive en Brasil al respecto :

 Los gobiernos del PT no han creado derechos colectivos. Se trata de programas o políticas dirigidas al individuo. Por eso (no conozco esa politóloga que aparece en tu blog, pero ella tiene razón) esa mujer que aparece en tu blog dice que el beneficiado por esas políticas no las ve como una conquista colectiva, resultado de una lucha o dirigida a su clase, sino como una cosa individual. En realidad, estas políticas son recomendaciones del BID y del Banco Mundial, de los años 90, que comenzaron a ser implementadas durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso y después continuaron y se expandieron con los gobiernos del PT.

Allí está la respuesta: aquello que Fleury contó cómo el PT está teniendo problemas con esas famosas “nuevas clases medias”.[…] Son más bien que gente que tiene un empleo que no tenía, que accede a un cierto nivel de consumo que no tenía, quizás accedió a una institución educativa a la que no accedía, mejora su dieta y algún consumo cultural. Compró una motito. Explicó esta politóloga que estas personas, en un contexto “individualista” consideran ahora que “llegaron” pura y exclusivamente por su “propio esfuerzo”. Que no son parte de ningún proceso colectivo, social, político. Que creen que todo esto ocurre tan sólo porque lo  ”merecían”. Que consideran que están mejor en virtud de su propio “emprendurismo” . Es Producto de una política dirigida y bien determinada. ¿Determinada a qué?

También es Silvia la que nos apunta este ensayo que publicábamos ayer de Francisco de Oliveira- sobre Hegemonía a la inversa. (hegemonia às avessas") Dice Chico de Oliveira especialmente como crítica al plan Bolsa Familia que vendría a ser una especie de AUH de acá:

…Llegando al poder, el PT y Lula crearon la Bolsa Familia, que es una especie de derrota del apartheid. Aun más: tras la elección de Lula, parecían haberse borrado para siempre los prejuicios de clase y destruido las barreras de la desigualdad. Al elevarse a la condición de condottiere y de mito, como las recientes elecciones parecen demostrar, Lula despolitiza la cuestión de la pobreza y de la desigualdad. Él las convierte en problemas de administración, derrota al supuesto representante de la de la burguesía –el PSDB, lo que es completamente falso– y funcionaliza la pobreza. Esta, por lo tanto, podría ser tratada en el capitalismo contemporáneo como una cuestión administrativa.

Ya en el primer mandato, Lula había secuestrado a los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil. El viejo argumento leninista-estalinista de que los sindicatos no tendrían función en un sistema controlado por la clase obrera, reapareció en Brasil de manera matizada. Lula nombró como ministros de Trabajo a ex sindicalistas influyentes en la Central Única de los Trabajadores (CUT). Otros dirigentes sindicales están a cargo de los poderosos fondos estatales de pensión. Los movimientos sociales prácticamente desaparecieron de la agenda. Incluso el MST se ve maniatado por la fuerte dependencia que tiene en relación al gobierno, que financia el asentamiento de las familias en el programa de reforma agraria.

[…]Nos enfrentamos a una nueva dominación: los dominados realizan la “revolución moral” –la derrota del apartheid en Sudáfrica; la elección de Lula y la Bolsa-Familia en Brasil– que se transforma y se deforma en capitulación ante la desenfrenada explotación. De acuerdo con Marx y Engels, de la ecuación “fuerza + consentimiento” que forma la hegemonía, desaparece el elemento “fuerza”. Y el consentimiento se convierte en su contrario: no son más los dominados quienes consienten su propia explotación. Son los dominantes –a saber, los capitalistas y el capital– quienes consienten en ser políticamente conducidos por los dominados, con la condición de que la “dirección moral” no cuestione la forma de explotación capitalista. Se trata de una revolución epistemológica para cuyo estudio todavía no tenemos la herramienta teórica adecuada. Nuestra herencia marxista-gramsciana puede ser el punto de partida, pero ya no es el punto de llegada.

Esto se entiende al fragor de la lucha agrogarca donde se decía que liberen las exportaciones del trigo que ellos garantizaban el abastecimiento del mercado interno a un precio subsidiado. Si pasamos las cuestiones sociales a problemas de la economía, los convertimos en administrativos, un XXX% del PBI. Cada uno va a reclamar a su ventanilla el cheque que le corresponda sin tener en cuenta lo que sucedió para que esto ocurra de esa manera. No fue su lucha, su conquista social, todo lo contrario, “nueva clase media”. Es la política del derrame consagrada por los derramados, esa es la hegemonía inversa. No hay transformación social, solo administración social hija del sistema clientelar.

Hegemonía al revés, o los muertos vivitos

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Ensayo:

Hegemonía a la inversa
Francisco de Oliveira- Brasil

El escepticismo es general respecto al segundo mandato. Nadie, ni en la derecha ni en la izquierda, espera grandes cambios en las políticas gubernamentales. Lula parece desorientado, pidiendo a gritos soluciones para, según él dice, “desbloquear” el desarrollo. Aparte de la continuidad de la Bolsa Familia, y el mantenimiento del conservadurismo en la política económica, el presidente parece haber perdido completamente el rumbo. Esta desorientación evidencia una de las consecuencias de su victoria, en las proporciones en las que ocurrió: Lula no tiene objetivos porque no tiene enemigos de categoría. Algunos pocos, que expresaron la esperanza de cambios en la política económica, fueron inmediatamente reprendidos por el presidente reelecto. Es el caso de Tarso Genro, Ministro de Relaciones Institucionales, considerado como el ideólogo del gobierno, y Dilma Roussef, la poderosa jefa de la Casa Civil, considerada el motor del Ejecutivo. Ellos estaban entre los que promovían cambios, y fueron callados de inmediato.

¿Cuál será el rostro del mandato que ahora comienza? Ciertamente,ha brá una nueva ampliación del programa Bolsa Familia, y es ahí donde reside el peligro. En otros sectores, los cambios serán superficiales.Tal vez se haga la transposición del río San Francisco a los estados más propensos a la sequía en el Nordeste, y algunas obras de infraestructura. De ahí no pasará.

La perspectiva para el futuro requiere una reflexión gramsciana. Tal vez estemos presenciando la construcción de una “hegemonía a la inversa” típica de la era de la globalización. Sudáfrica, probablemente, ha anunciado esa hegemonía a la inversa: conforme las clases dominadas toman la “dirección moral” de la sociedad, la dominación burguesa es más descarada. Las clases dominadas de Sudáfrica, que se confunden con la población negra, derrotaron al apartheid, uno de los regímenes más nefastos del siglo XX, incluso teniendo en cuenta que el siglo pasado conoció el nazifascismo y el Archipiélago Gulag. Y el gobierno de Sudáfrica, que procede de la caída del apartheid, se ha rendido sin embargo al neoliberalismo. Los barrios marginales de Johannesburgo no dejan lugar a dudas2. Por lo tanto, la liquidación del apartheid mantiene el mito de la capacidad popular para superar su temible adversario, al tiempo que legitima la explotación desenfrenada del capitalismo más despiadado.

Algo así puede estar sucediendo en Brasil. La larga “edad de la invención” (véanse mis artículos “La política en una era de incertidumbre” y “El Momento Lenin”) proporcionó la dirección moral de la sociedad brasileña durante la resistencia a la dictadura y elevó la cuestión de la pobreza y la desigualdad al primer plano de la política. Llegando al poder, el PT y Lula crearon la Bolsa Familia, que es una especie de derrota del apartheid. Aun más: tras la elección de Lula, parecían haberse borrado para siempre los prejuicios de clase y destruido las barreras de la desigualdad. Al elevarse a la condición de condottiere y de mito, como las recientes elecciones parecen demostrar, Lula despolitiza la cuestión de la pobreza y de la desigualdad. Él las convierte en problemas de administración, derrota al supuesto representante de la de la burguesía –el PSDB, lo que es completamente falso– y funcionaliza la pobreza. Esta, por lo tanto, podría ser tratada en el capitalismo contemporáneo como una cuestión administrativa.

Algo así puede estar sucediendo en Brasil. La larga “edad de la invención” (véanse mis artículos “La política en una era de incertidumbre” y “El Momento Lenin”) proporcionó la dirección moral de la sociedad  brasileña durante la resistencia a la dictadura y elevó la cuestión de la pobreza y la desigualdad al primer plano de la política. Llegando al poder, el PT y Lula crearon la Bolsa Familia, que es una especie de derrota del apartheid. Aun más: tras la elección de Lula, parecían haberse borrado para siempre los prejuicios de clase y destruido las barreras de la desigualdad. Al elevarse a la condición de condottiere y de mito, como las recientes elecciones parecen demostrar, Lula despolitiza la cuestión de la pobreza y de la desigualdad. Él las convierte en problemas de administración, derrota al supuesto representante de la de la burguesía –el PSDB, lo que es completamente falso– y funcionaliza la pobreza. Esta, por lo tanto, podría ser tratada en el capitalismo contemporáneo como una cuestión administrativa.

Ya en el primer mandato, Lula había secuestrado a los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil. El viejo argumento leninista-estalinista de que los sindicatos no tendrían función en un sistema controlado por la clase obrera, reapareció en Brasil de manera matizada. Lula nombró como ministros de Trabajo a ex sindicalistas influyentes en la Central Única de los Trabajadores (CUT). Otros dirigentes sindicales están a cargo de los poderosos fondos estatales de pensión. Los movimientos sociales prácticamente desaparecieron de la agenda. Incluso el MST se ve maniatado por la fuerte dependencia que tiene en relación al gobierno, que financia el asentamiento de las familias en el programa de reforma agraria.

En las condiciones en que se dio, la victoria electoral anuló a las izquierdas en Brasil. Cualquier crítica es inmediatamente identificada como de “derecha”, un término que no es apropiado para la defensa de un gobierno que tiene en la derecha pilares fundamentales, desde el pequeño PP a sectores del PMDB, como el de Jader Barbalho o José Sarney. Un sordo rencor dificulta las relaciones entre la izquierda independiente y el PT y, en particular, el gobierno de Lula. Por otra parte, los medios de comunicación, especialmente los principales periódicos, sigue atacando al gobierno con ferocidad, lo que contribuye a confundir la crítica de la izquierda con la crítica de la propia prensa. El principal partido de la oposición a Lula, el PSDB, se ve afectado y también confunde
toda crítica con sus posiciones.

Si el programa Bolsa Familia experimenta una gran expansión, lo que es posible simplemente con una reducción del 0,1% del superávit primario, las bases de la “hegemonía a la inversa” se consolidarán. Se trata de un nuevo fenómeno, que nos exigirá nuevas reflexiones. No se parece a ninguna de las prácticas de dominación ejercidas a lo largo de la existencia de Brasil. Supongo también que no se parece a lo que Occidente conoce como política y dominación. No es patrimonialismo, puesto que lo que los administradores de los fondos estatales de pensión del capital administran es capital-dinero. No es patriarcalismo brasilero al estilo de Casa Grande e Senzala de Gilberto Freyre, porque no hay patriarca que ejerza el mando, ni la economía es “doméstica” (en el sentido de la domus romana), aunque en la cultura brasileña, el dirigente político se puede confundir a veces con el “padre” –Getúlio Vargas fue llamado el padre de los pobres y Lula piensa tomar su lugar, aunque lo que él administra, con su clase, es capital–. No es populismo, como sugieren las críticas de derecha, e incluso algunos sectores de la izquierda, porque el populismo fue una forma autoritaria de dominación en la transición de la economía agraria a la urbano-industrial. Y el populismo fue –de manera autoritaria, remarco esto– la inclusión sui generis de la nueva clase obrera, desbalanceando la vieja estructura de poder en Brasil, desplazando fuertemente a los latifundistas de la base de dominación. Nada de esto está presente en la nueva dominación.

Muchos críticos y analistas creen que la Bolsa Familia es el principal programa de la inclusión de las clases dominadas en la política. Este es un grave error, especialmente para aquellos que cultivan la tradición marxista gramsciana. Entre ellos se encuentran Walquíria Domingues Leão Rêgo, el propio ministro Tarso Genro, y Jorge Luiz Werneck Vianna, siendo que este último considera a la Bolsa Familia, y al propio gobierno de Lula, como una continuación “de forma pasiva” de la larga y permanentemente inacabada Revolución Burguesa Brasilera. La nueva
dominación (y arriesgo la hipótesis de que ella sea propia y funcional al capitalismo mundializado) invierte los términos gramscianos. Veamos. Parece que los dominados dominan, ya que proporcionan la “dirección
moral” y están, incluso físicamente, al frente de organismos de Estado, directa o indirectamente, y de las grandes empresas estatales. Parece que ellos fueran los propios capitalistas, pues los grandes fondos estatales de pensión son el corazón del nuevo sistema financiero brasileño, y en gran medida financian la deuda pública interna. Parece que los dominados controlan la política, pues disponen de numerosas bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado. Parece que la economía finalmente se estabilizó, que existe una moneda fuerte, y que esta hazaña se debió a la política gubernamental, especialmente en el primer mandato de Lula.

El conjunto de apariencias oculta algo para lo que aún no tenemos nombre, ni tal vez concepto. Pero será, sin duda, en el legado de Antonio Gramsci, el “pequeño gran sardo”, donde podamos encontrar el camino para descifrarlo. El consentimiento ha sido siempre el producto de un conflicto de clases en que los dominantes, al elaborar su ideología, que se convierte en la ideología dominante, elaboran la construcción de las clases dominadas a su imagen y semejanza. Este es el núcleo del desarrollo de Marx y Engels en La ideología alemana, que el pequeño sardo desarrolló admirablemente. Nos enfrentamos a una nueva dominación: los dominados realizan la “revolución moral” –la derrota del apartheid en Sudáfrica; la elección de Lula y la Bolsa-Familia en Brasil– que se transforma y se deforma en capitulación ante la desenfrenada explotación. De acuerdo con Marx y Engels, de la ecuación “fuerza + consentimiento” que forma la hegemonía, desaparece el elemento “fuerza”. Y el consentimiento se convierte en su contrario: no son más los dominados quienes consienten su propia explotación. Son los dominantes –a saber, los capitalistas y el capital– quienes consienten en ser políticamente conducidos por los dominados, con la condición de que la “dirección moral” no cuestione la forma de explotación capitalista. Se trata de una revolución epistemológica para cuyo estudio todavía no tenemos la herramienta teórica adecuada. Nuestra herencia marxista-gramsciana puede ser el punto de partida, pero ya no es el punto de llegada.

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/grupos/arceo/arceo.basualdo.pdf

Eze Meler – Impecable

5 nos acompañaron

En el post de ayer, la comentarista @vikys_ hizo una observación que me dejó pensando. Entre otras cosas, dijo:

“Tanto Macri, como Scioli y CFK son representantes de sí mismos, no representantes de un partido o movimiento. Son ellos y a partir de ellos se forma el moviemiento, más grande o más chico, de adeptos que se suman, propiciando así que vengan de distintos sectores y distintos pasados políticos, en muchos casos contradictorios.”

Intuitivamente, le respondí que tenía razón… en parte. Porque, al fin y al cabo, siempre estaba el PJ. Pero justamente, si algo no es el PJ, arguyó ella, es un partido modelo… Punto para los comentaristas del blog. Tiene razón: no lo es.

Aquí se condensa un tema de época, que oportunamente había analizado, con su maestría habitual, Juan Carlos Torre. Me refiero a la crisis del sistema de partidos que se adivinaba ya en 1999. Torre la caracterizaba de este modo no hace tanto:

“Al cabo de 20 años de existencia, la trayectoria de la democracia de partidos en Argentina ha culminado en dos fenómenos contrapuestos. Por un lado, generó una masa crítica de ciudadanos y de activismo cívico que mantiene una actitud alerta y exigente sobre la actuación de los hombres de partido. Por el otro, la dinámica política impulsada por estas mayores expectativas democráticas ha contribuido a una crisis de la representación partidaria. Estamos, así, ante una paradoja: aquello que la crisis tiene de positivo para la expansión de la calidad de la democracia de partidos es también la causa de un impacto institucional negativo. Para estimar la magnitud de este impacto hay que introducir un dato adicional en la caracterización de la coyuntura actual. A diferencia de Perú y Venezuela, en el país la crisis de la representación partidaria no se resolvió en el colapso del sistema de partidos en su conjunto (Malamud, 2002). Con vistas a las próximas elecciones del 2003 los sondeos previos indican que los varios candidatos del PJ en disputa por la presidencia reúnen el caudal histórico del electorado peronista. El desenlace de la crisis ha sido, pues, un sistema de partidos desequilibrado.”

Como hace poco cité en el blog los corolarios que el autor extrae de esa noción (véase este link), me considero exento de señalar mi afinidad con el planteo. Pero cabe agregar un matiz: la tensión entre liderazgos y partidos. Si bien el liderazgo es esencial en la política -las ideas no caminan por la calle, poca gente las vota-, cuando los asociados de un proyecto político dependen demasiado de las figuras de referencia, las chances de institucionalizar un partido son bajas o nulas, e incluso pueden afectar el correcto desempeño electoral de la fórmula política elegida. Pienso tanto en Cristina, como en Macri o, ejemplo de ejemplos, en Carrió. El carisma personal sirve a los partidos tanto como los deteriora y, a mediano plazo, los arruina. Es en los tiempos grises de la derrota cuando se toma conciencia de este dato: los años ochenta en el peronismo, por ejemplo, fueron años de institucionalización. Algo que se revirtió apenas elegida la fórmula que competiría en las presidenciales de 1989.

El peronismo puede gobernar en soledad: lo ha demostrado bien. Pero, ciertamente, a todos nos conviene que exista, al menos, una organización partidaria alternativa que canalice adecuadamente demandas propias de aquellos que no votaron, no votan y, por qué no reconocerlo, no votarían al peronismo. Es una necesidad que hace a la calidad de la democracia. Con un polo orgánico a la par del peronismo, no tenés cacerolas. Claro, que eso pase no depende de nosotros: depende de la oposición.

Pero el desafío de lograr una institucionalidad también le cabe al peronismo, y en los años que vienen, más allá del color, será una de las tareas de sus dirigentes la de intentar superar, al menos, nuestra inorganicidad congénita. Es muy linda la retórica del Movimiento, pero cuando se trata de distribuir poder, evidentemente no sirve para nada. Necesitamos un partido organizado, estable, moderno y democrático.

EM

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