La dialéctica del desaparecido

Cristian Sayes (Goliardo) en una serie de posts  nos ayuda a pensar en una dialéctica basada en la Fenomenología del Espíritu de Hegel que nos permita explicar la ruptura que se produce cuando un ser un ser querido adquiere la trágica categoría de desaparecido, esto es, no poder procesar psicológicamente mediante el duelo la la perdida de ese afecto.

En un lenguaje llano echa mano de la mitología griega para su propósito. Es Antígona quién se resiste a ley civil que ha condenado a su hermano a permanecer insepulto luego de quebrantar la ley, ella entiende que hay razones civiles que lo han condenado pero a estas razones no son valederas a la hora de confrontarlas con la ley divina que los ha hecho hermanos, entonces decide oponerles una argumentación que tiene que ver con su sangre, la ley natural por la cual está impedida de dejar insepulto a su hermano muerto. Para ella este mandato es divino y a partir de allí se establece una dialéctica entre la interpretación que hace la sociedad civil de la ley del hombre (Creonte) y el reclamo de Antígona por sepultar a su hermano.

Todos estos elementos están presentes, o podrían estarlo, en la interpretación que hace Goliardo de las desapariciones forzadas instrumentadas por el terrorismo de estado a partir de la década del setenta. Dice Cristian aquí:

En el mundo griego, la primera gran escisión es aquella que Hegel llama “Ley humana” y “Ley divina”.Es la decisión de Antígona de enterrar a su hermano la que de inició la Tragedia y la fatalidad. Creonte (Ley humana) debe hacer cumplir la ley de la Ciudad. Para los enemigos, ni justicia. Los traidores no merecen ser honrados. Creonte actúa desde la razón humana, desde la totalidad de la polis, o como dice Hegel, desde la luz del día. Antígona tiene sus razones, la ley divina, el mundo del más allá, donde la justicia no es de este mundo. Es la confrontación entre Pueblo y Familia, Creonte Y Antígona.
La decisión de Antigona rompe con la totalidad de la polis. El cadáver debe ser enterrado para que las fuerzas extrañas no lo deshonren. La sepultura del familiar muerto vuelve a la comunidad a través de la tierra. El honor del muerto es una cuestión social producto de la ley divina, es decir la familia.
La Madres y Abuelas de Plaza de Mayo fueron nuestras Antigonas modernas, que a través de la decisión de recuperar a sus desaparecidos (“¡Queremos que nos digan donde están!”), de honrarlos, recuperan la historia, nuestra historia como sociedad. En este proceso individual (Victoria Montenegro) y colectivo (Madres y Abuelas de Plaza de Mayo) es que se realiza la dialéctica del desaparecido.
Nuestra historia reciente se realiza como Epopeya. El pasado, el presente, los vivos, los muertos, los hombres, los dioses actúan conjuntamente y realizan nuestra historia como nación. Hemos dado vuelta a Hegel. La historia se repite como tragedia, como comedia y como Epopeya:
“La acción es la herida abierta en la tierra quieta, la fosa que, animada por la sangre, evoca los espíritus desaparecidos, los cuales, sedientos de vida, la logran en el obrar de la autoconciencia." (Hegel, Fenomenología del espíritu, La Epopeya, 423 FCE)

Hemos dado sentido al sinsentido, hemos encantado un mundo desencantado.

En realidad en este post, va más allá de lo expuesto más arriba, esta lógica la utiliza para explicar fenómenos colectivos como la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo pero también extiende este procedimiento a la contradicción que sufren los Hijos, como el caso de Victoria Montenegro que cita, en su doble proceso de llevar una identidad que apunta a una persona que en realidad ellos no son. Allí el procedimiento de enterramiento se da en la misma persona, en el proceso de enterramiento Alicia (nombre con el que se identificaba a Victoria Montenegro durante su cautiverio) se entierra a si misma para reaparecer como Victoria, se le hace imprescindible enterrar Alicia, para que ella viva, lo que nos pone frente a los problemas típicos de la persona y las formas de sujeción que se establecen en la lógica sujeto- objeto. La decisión de Victoria rompe con la totalidad del mundo de Alicia, Alicia debe ser enterrada para que las fuerzas extrañas que la apropiaron no deshonren la historia de la familia real

“yo aparecí hace 11 años”
“cuando aparecí ya tenia tres hijos”
“uno cree que tiene dos familias”
“yo era mi propio enemigo”

En la entrada de ayer Goliardo vuelve una vez más sobre el tema:

Hay una lectura feminista de Hegel por la cual se lo ubica como el mayor teórico de la mujer dominada por el hombre. En realidad, Hegel es heredero de toda la cultura universalista de la modernidad. Hegel es el máximo teórico de la modernidad, por ende, también será el máximo exponente en la cultura racionalista de occidente. Su sistema intento explicar toda la realidad y sintetizarla en un sistema sujeto-objeto.[…]

El modelo de mujer en Hegel es el representado por Antigona. Hegel ve en la “decisión” de Antigona de enterrar a su hermano -contrariando las leyes de la ciudad- al tipo ideal de mujer que decide por convicción y relaciones de eticidad natural de parentesco. Desde el plano emocional, Antigona decide en tanto sigue “atrapada” en el mundo familiar de relaciones naturales. Hegel los denomina en el plano de la Epopeya en la contraposición entre dioses Penates y Atenea, es decir, la Familia y la Ciudad, el Pueblo; o también Ley Humana y Ley Divina. La contraposición es clara ANTIGONA Y CREONTE.

La lectura de Hegel del mito de Antigona tiene que ver con el proceso de la conciencia en el despliegue de la individualidad. Ésta va acompañada de la realización de la autoconciencia. Todo el fin de ese proceso es el individuo (Hombre) racional de la modernidad. Pero para llegar a eso, falta la relación entre Hombres y Dioses (Epopeya); el antagonismo entre Hombres y Dioses (Tragedia); y la ruptura entre el mundo de los Dioses y el mundo de los Humanos (Comedia). […]

La ruptura entre el mundo humano y el mundo de los dioses queda resuelta en una relación de equilibrio entre desiguales. […] La ruptura entre mundo humano y mundo divino queda reflejada en el rol del Hombre y el rol de la Mujer. El hombre se realiza en la Polis, mientras que la mujer se realiza en la Familia.

En la Familia hay tres tipos de relaciones naturales: Marido/Mujer, Padres/Hijos, y Hermano/Hermana. Apliquemos la dialéctica a esta relación.
Universal Abstracto: hombre y mujer, la unidad en el amor. La media naranja del mito de Aristófanes. La realización de la parte en el todo. El todo es uno en otro y otro en uno.
Particular: El movimiento de la unidad indeterminada deviene en relación entre padres e hijos. Lo otro de sí, es decir, la negación de los padres en un nuevo ser, el hijo. La contradicción dialéctica de la misma unidad indeterminada. No es un externo que viene y choca (visión vulgar de la dialéctica de algunos interpretes de Marx), sino, que la contradicción, la negación, la mediación, es parte del mismo movimiento del ser, es decir, de la primera unidad representada por el Hombre y la Mujer.
Universal Concreto: La negación de la negación, es decir, la relación entre hermano y hermana como producto de la familia.
Es decir, la relación Hermano/Hermana contiene elementos de la unidad pero en otro plano. De esta relación, uno quedara en el mundo divino, es decir,, el decir, la irrealidad, la Ley Subterránea, mientras que otro se desprenderá de la Polis y lograra realizarse en la universalidad de la ciudad. La primera es la mujer, el segundo es el hombre. Cada uno decide sin mediación, determinada por la convicción. Antigona decidía según la convicción, según le dictaba la Ley Divina, y también Creonte pero según la Ley Humana. Esto es la Tragedia.

Ahora bien aplicando o tratando de extender todos estos conceptos al plano de lo real voy a citar dos ejemplos:

En El intercambio, una película de Clint Eastwood para que no queden dudas de la óptica de la misma, Angelina Jolie representa a una madre a quién se le ha desaparecido un hijo y que la policía de Loa Ángeles (corrupta y mafiosa) se niega sistemáticamente a resolver, al punto de presionarla trayéndole un hijo sustituto y encerrándola en un manicomio para hacerla callar. Ella clama por su hijo y la única razón que entiende, en un texto muy correcto por parte del autor, es la razón divina que la vincula con su hijo Walter. Es una historia real  ocurrida en la década de 1920, basada en los asesinatos del gallinero de Wineville, ver el argumento acá. La no confirmación por parte de un supuesto culpable del secuestro del presunto crimen deja la duda clavada en el corazón de la madre. Ella nunca cesa de buscar a su hijo incluso luego de que se condene al sospechoso por crimen.

Mrs. Christine Collins, Angelina, transita el fino hilo que separa los dos mundos reglamentados de los EEUU de los años 20 que separan lo divino de lo humano. Lo humano lo representan policías, doctores, jueces y lo divino lo representa ella, mujer y un pastor pentecostal lookeado con un atuendo y peinado indeterminado pero por las dudas para nada masculino comparado con los varones que aparecen en la peli. Contrariamente a lo que se supondría como final en un mundo holliwoodense, la desaparición no termina por resolverse, siempre queda la trampa de una posible re aparición, sin embargo la historia se resulve para el lado de Christine que ella, a partir de indicios y sin abandonar nunca la búsqueda logra de alguna manera rehacer su vida y “recuperar la esperanza”.

La segunda historia de desaparición tiene como protagonista al cadáver de una mujer: Eva Perón, y a la búsqueda de ese cuerpo apropiado por parte de la resistencia peronista. En Esa mujer Rodolfo Walsh dice:

Algún día (pienso en momentos de ira) iré a buscarla. Ella no significa nada para mí, y sin embargo iré tras el misterio de su muerte, detrás de sus restos que se pudren lentamente en algún remoto cementerio. Si la encuentro, frescas altas olas de cólera, miedo y frustrado amor se alzarán, poderosas vengativas olas, y por un momento ya no me sentiré solo, ya no me sentiré como una arrastrada, amarga, olvidada sombra.

Encontrar el cuerpo muerto posibilitaría la recuperación del sentido para esa gente. El escritor afirma que ese acto de recuperación lo completará y que a partir de ese momento ya no sentirá su soledad porque a partir de allí se sentirá acompañado por toda “esa gente”. Descubrir el paradero del cadáver, más que hacerle encontrar una madre, una diosa, lo hace reivindicarse con sus hermanos, la familia. Encontrar un lugar junto a “esa gente” marca lo que en ese momento es lo más importante para él: la soledad del intelectual que lo aísla y lo angustia. La soledad de la razón.

El acto traumático de la mujer madre arrancada de sus hijos niega la propia existencia a los hijos. Recuperar la madre perdida (Walsh se separa traumáticamente de su madre cuando niño) y darle adecuada sepultura es recuperar a los hermanos y el sentido de la vida para entrevistador-escritor-Walsh.

Como en el mito de Antígona hasta ese momento el escritor está apegado a la Ley de la Razón del intelectual, pero luego su propia conciencia realiza ese proceso trágico de independencia y sujeción de la autoconciencia. Y necesita una historia que lo subsuma en lo natural, en lo divino y esa historia se da cuenta que no la podrá encontrar en la búsqueda individual del intelectual sino en lo colectivo junto a “esa gente”. El enterramiento de esa mujer condenada al destierro por los roñosos (ley humana, Creonte) se convierte de esta manera en ley divina, el mundo del más allá, donde la justicia ya no es de este mundo, y donde lo eterno permanece intocado.

1 nos acompañaron:

rib dijo...

"Qué puedo hacer, no lo sé. Mis deseos son dobles."
Safo de Lesbos, Fragmento 51 P.

Simone de Beauvoir escribió en El Segundo Sexo - la mejor refutación de la idea hegeliana de mujer - que por un motivo histórico Hegel desconoció la potencia partenogenética del óvulo femenino.

Como se ve Hegel no lo supo todo.

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